El cambio climático y nuestra salud: una emergencia desatendida
Abstract
The last report from the Intergovernmental Panel on Climate Change
(IPCC) shows the limited margin we have to adapt to rising global temperature.
The last four decades have been the warmest. Peru has been identified as a very
vulnerable territory to the effects of climate change. The South American nation
has experienced higher temperatures and retrenching glaciers, extreme climatic
events, sliding crop yields, pests, floods in the Amazon basin and losses in its marine
ecosystem. In addition, persistent inequity in Peru translates into uneven impacts,
especially on populations that depend on natural resources for their livelihoods
and are most susceptible to such adverse events. The negative effects on health
can be direct due to extreme heat, or indirect due to increased exposure to forest
fires, the migration of populations resulting from these events, or the transmission of
certain diseases. This translates into identifying climate change as an ecosyndemic,
which makes it possible to focus on common social and environmental drivers to
simultaneously address several problems. Interventions in the urban environment
that mitigate the impact of climate change on health and improve well-being are
diverse. Decarbonizing the urban energy network has effects on air pollution and the
emission of particulate matter, positively influencing health and reducing premature
deaths. Considering the vulnerable situation of the territory, it is essential to
incorporate these strategies with the most susceptible populations in mind, such as
children and adolescents, who will continue to face climate change. After 18 months
of COVID-19 health emergency, the country faces many challenges. The health crisis
has taught Peru many lessons, but the health of future generations depends on how
much we have learned. El último reporte del Panel Intergubernamental sobre
el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)) muestra el
escaso margen que tenemos para adaptarnos al incremento de la
temperatura global. Las últimas cuatro décadas han sido las más
cálidas. El Perú ha sido identificado como un territorio muy vulnerable
a los efectos del cambio climático; se ha ido registrando el incremento
de las temperaturas y el retroceso de los glaciares, la manifestación
de eventos climáticos extremos, la disminución de rendimiento de
cultivos, la presencia de plagas, inundaciones en la cuenca amazónica
y pérdidas en el ecosistema marino. Además, en el Perú la inequidad
persistente se traduce en impactos de manera desigual, especialmente
sobre poblaciones que dependen de los recursos naturales para su
subsistencia y que son los más susceptibles. Los efectos negativos
sobre la salud pueden ser directos, por el calor extremo, o indirectos
por la mayor exposición a incendios forestales, la migración de
poblaciones producto de estos eventos, la transmisión de algunas
enfermedades. Esto se traduce en identificar el cambio climático
como una ecosindemia, lo cual permite enfocarse sobre los impulsores
comunes, sociales y ambientales, para atender varios problemas a la
vez. Las intervenciones en el entorno urbano que permiten disminuir
el impacto del cambio climático en la salud y mejorar el bienestar
son diversas. El propósito de descarbonizar la red energética de las
ciudades tiene efectos sobre la contaminación del aire y la emisión de
material particulado, e influye positivamente sobre la salud y disminuye
muertes prematuras. Teniendo en cuenta la situación de vulnerabilidad
del territorio, es fundamental incorporar estas estrategias y tener
en cuenta a las poblaciones más susceptibles, como niños, niñas y
adolescentes, quienes tendrán que seguir enfrentándose al cambio
climático. Luego de dieciocho meses de la emergencia sanitaria por
la COVID-19, el país tiene muchos desafíos. Hemos recibido lecciones
muy duras en esta crisis sanitaria. La salud de las futuras generaciones
dependerá de cuánto hemos aprendido.
Collections
The following license files are associated with this item: