«Quisiera un Perú que dé un salto al nivel de civilización democrática, donde haya espacio para discrepancia y que esto lo cuidemos porque es para los que conviven con nosotros, pero también para los que vienen después»
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La ilusión de un país distinto: cambiar el Perú: de una generación a otraAbstract
La sensación que tengo ahora es que el país no ha dejado de cambiar. Nací en 1970 y recuerdo la imagen del general Velasco Alvarado hablando por la televisión en blanco y negro, y el encendido de la televisión y la despedida en quechua. En 1980 vi una foto del presidente mexicano de entonces y pregunté a mi mamá: «¿Por qué el presidente mexicano no tiene uniforme?». En mi cabeza eso era lo normal, así como era normal en esa época pensar que el Perú iba a los mundiales. El país cambió y, al crecer yo un poco más, supe que el país había cambiado radicalmente a partir del año 68. Con Fernando Belaunde en su segundo gobierno, vi cómo el Perú volvió a cambiar de manera radical, apenas iniciado ese regreso democrático, con la violencia y posteriormente con la hiperinflación del primer gobierno de García. Luego vino esa especie de promesa, la ilusión de un cambio propuesto por la candidatura de Mario Vargas Llosa. Y fue otro el cambio que nos llegó, bastante abrupto también, que otra vez acabó quitándole opciones a la democracia, discontinua hasta ese momento. Esa discontinuidad me habla de un cambio que no deja de suceder, lo cual no quiere decir que no haya un cambio que podamos desear.
Descripción
Páginas 279-287