¿Riesgo de confusión o riesgo de complicación?
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Revista de Actualidad Mercantil; Núm. 7 (2023)Abstract
The article will be a critique of our trademark legislation, which, in pursuit of consumer protection that is practically nonexistent, disregards the wishes of trademark holders, thereby generating unnecessary litigation and costs for all parties, including the Authority itself. The current legislation obligates the Authority to reject ex officio the registration of trademarks that are considered, at the discretion of the Authority, to be confusingly similar to previously registered marks, even when the holder of the “protected” mark does not believe that the requested mark infringes on their rights. This is problematic because, first of all, it generates unnecessary negative consequences. For example, it forces parties to initiate lawsuits that they do not want, it affects investments because trademarks are registered to be used, so an unnecessarily rejected mark implies a delay in the entry of a business into the market, or it generates disinterest in the entrepreneur who was going to enter the Peruvian market, and it prevents alternative forms of conflict resolution, such as arbitration, from being considered. Secondly, the purpose that would justify such negative consequences, consumer protection, is not achieved in reality because, for example, the rejected mark can still exist in the market, authorized by the holder of the registered mark (the mark on the basis of which the Authority ex officio rejected the registration of the mark). El artículo será una crítica a nuestra legislación marcaria, la cual, en búsqueda de una protección al consumidor, en la práctica inexistente, ignora los deseos de los titulares marcarios, generando así litigios y costos innecesarios para todas las partes incluyendo la propia Autoridad. La legislación actual obliga a la Autoridad a denegar de oficio el registro de marcas que son consideradas, a criterio de la Autoridad, confundibles con marcas anteriormente registradas, lo que ocurre aun cuando el propio titular de la marca siendo “protegida” no considera que la marca solicitada afecta sus derechos. Esto es problemático porque, en primer lugar, genera consecuencias negativas innecesarias, por ejemplo, se obliga a las partes a iniciar litigios que no se desean, se afectan las inversiones, pues las marcas se registran para ser usadas, por lo que una marca innecesariamente denegada implica la demora en el ingreso al mercado de un negocio, o genera desinterés en el empresario que iba a entrar al mercado peruano y se evita que se pueda optar por formas alternativas de solución de conflictos, como un arbitraje. En segundo lugar, la finalidad que justificaría dichas consecuencias negativas, la protección al consumidor, no se logra en la realidad pues, por ejemplo, la marca denegada igual podrá existir en el mercado, autorizada por el titular de la marca registrada (la marca en base a la cual la Autoridad, de oficio, denegó el registro de la marca).