Presentación
Abstract
Era mediados de febrero de 2021, año del bicentenario del Perú, y el gobierno interino acababa de extender la cuarentena de emergencia debido a los altos niveles de propagación del COVID-19 en 32 provincias de 17 regiones del país. Una vez más nos encontrábamos en Alerta Extrema, sin visos de la llegada del prometido primer lote de vacunas. Como si esto fuera poco, el Perú se hundía cada vez más en una crisis política y económica que parecía no tener fin. En este escenario, la pregunta “¿Qué sentido tiene hacer filosofía en el Perú?”