Los ausentes perdidos de Chayanta (Charcas), 1684
Fuente
El hombre y los Andes : homenaje a Franklin Pease G.Y.Abstract
Los hombres andinos siempre se han movido de un lado a otro. La imagen de un mundo rural inmóvil no corresponde a la realidad prehispánica, colonial o moderna que vamos conociendo. La vieja palabra mitima se refiere tanto a quien participa en la rotación comunitaria entre pisos ecológicos situados a varias jornadas de camino, como también a las etnias reasentadas a gran distancia por orden estatal. Grupos enteros siguen luego a las huestes conquistadoras y las reducciones virreinales dislocan en fin el paisaje humano, al concentrar en pocos sitios los habitantes de un territorio. En los casos mencionados, suficientemente conocidos (Cook 1990), los sujetos fueron zarandeados por disposición ajena. Sorprendería, sin embargo, que al mismo tiempo no hubiese habido gente en circulación por voluntad propia. Ceder a la aventura o a la necesidad debió exigir una resolución personal más difícil que la habitual, debido a las ataduras comunitarias. Debió serlo más aún que en la sociedad indígena posterior, descompuesta por la conquista y contagiada por el individualismo europeo. Poco podemos saber de las dimensiones que tales movimientos tuvieron, a falta de un registro por cabeza equivalente a los padrones de fines del siglo XVI en adelante. De la movilidad posterior a esa fecha cabe, en cambio, precisar su envergadura fuentes en mano.
Descripción
Tomo 2. Páginas 795-803