La cauta actuación de los jesuitas con la bula de cruzada en América
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Los rostros de la tierra encantada : religión, evangelización y sincretismo en el Nuevo MundoAbstract
La «tierra encantada» del Nuevo Mundo ofreció a sus constructores múltiples posibilidades que hoy se nos antojan como pintorescas pero que en el pasado lograban paralizar la vida cotidiana por la fuerza institucional que representaba. Tal era el caso de la bula de cruzada de la que —como con cierta ironía llegó a escribir un autor— no se libraban ni los difuntos. La bula de cruzada era primordialmente un documento pontificio por el que se concedían favores (privilegios, gracias) espirituales destinados a quienes —previas disposiciones espirituales— se comprometían a participar en la lucha contra los infieles, tanto de forma directa (en la guerra) como indirecta (a través de la limosna). Con el transcurrir del tiempo, su doble finalidad espiritual y hacendística se convertirá en una mera renta estatal, aunque conservara su secular motivación religiosa o su envoltorio espiritual. Para comprender en profundidad la bula, hay que arrancar desde su origen, desde las primeras concesiones pontificias para España, su papel en la Reconquista, y seguir de cerca su evolución histórica, desde la depuración conciliar de Trento, hasta llegar con su evolución posterior hasta el siglo XIX, enriquecida ya con siete tesoros: 1) indulgencias; 2) oficios litúrgicos y sepultura eclesiástica; 3) confesión y conmutación de votos; 4) dispensas de irregularidad e impedimentos matrimoniales; 5) composición de bienes mal adquiridos; 6) abstinencia y ayuno; y 7) oratorios privados.
Descripción
Páginas 355-374