Lecciones aprendidas de la primera etapa del proceso de socialización en el marco del plan post erradicación de cultivos ilegales, en el valle del Monzón, provincia de Huánuco, durante los años 2013-2014
Acceso a Texto completo
Abstract
El Perú es uno de los principales productores de hojas de coca en el mundo.
Desde el 2011 gracias a los programas de desarrollo alternativo y la erradicación
de cultivos ilícitos, se ha logrado reducir considerablemente el número de
hectáreas cultivadas. La experiencia en la región San Martín es considerada
como el principal logro de los programas de Desarrollo Alternativo en el Perú,
con una reducción considerable de los cultivos de coca en el Alto Huallaga.
Frente a los buenos resultados, se buscó replicar la experiencia en una de las
zonas más afectadas por el narcotráfico en el Perú: el Valle del Monzón. Allí se
desplegó durante los años 2013 y 2014 la primera etapa del Plan de Post
Erradicación de la mano de la Comisión Nacional para una Vida sin Drogas
(DEVIDA). Dicho plan permitió una reducción de casi el 72% de las hectáreas
cultivadas en dicho distrito entre los años 2012 y 2014.
Este plan contemplaba distintas etapas de intervención, las cuales tenían como
objetivo final consolidar un desarrollo integral y sostenible de la zona en torno a
actividades lícitas. El despliegue de la intervención comenzaba con un proceso
inicial de socialización de las poblaciones afectadas por la erradicación con el fin
de generar un cambio de actitud en ellas. Al ser una etapa crítica del proceso, ya
que tiene por objetivo cambiar la mentalidad de los agricultores, esta
investigación se interroga sobre las características del proceso de socialización
del Plan de Post Erradicación en el Monzón.
La investigación desarrolla un estudio de caso a partir del uso de herramientas
cualitativas (revisión documental, entrevistas semi-estructuradas, observación no
participante).
La investigación muestra que durante la ejecución del proceso de socialización,
se aplicaron diversas metodologías de socialización, tanto formales como
informales, que permitieron debutar con el despliegue de Post-Erradicación.
Estas metodologías contemplaron tanto la formulación de discursos, como el
desarrollo de procesos de negociación y otras actividades, que debían animar al agricultor a orientarse hacia cultivos alternativos a la hoja de coca. Esta no era
una acción novedosa, pues ya había sido desplegada en intervenciones como el
modelo de San Martín. Sin embargo, el problema residía en que las lecciones
aprendidas en la aplicación de dichas metodologías, especialmente aquellas
aprendidas en el campo a través de aprendizajes informales, no se incorporaron
a los lineamientos de intervención ni se socializaron con los nuevos
responsables de la socialización. Ello conllevó a que las nuevas intervenciones
continuasen con la misma estrategia formal aplicada en otras zonas cocaleras,
evitando que se generen nuevos conocimientos o procedimientos que mejoren
su eficacia. Asimismo, generó efectos adversos en la recepción de estas
estrategias, al depender principalmente de la confianza interpersonal y no la
confianza en la institución responsable. Ello generó desconfianza en cierto
sector de la población afectando al impacto esperado del proceso de
socialización, que debía ser el comienzo del cambio del modo de vida de los
agricultores cocaleros.