Santa Rosa de Lima: miradas desde el cuarto centenario
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Date
2017-12Author
Guerra Martinière, Margarita
Guerra Caminiti, Estrella
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Rosa de Santa María murió en 1617, dieciocho años antes de que se cumpliera el centenario de la fundación
española de Lima. Un censo de 1614 arrojó que la ciudad tenía una población de 25 000 personas.
Sin embargo, en esa pequeña urbe, cronistas como Buenaventura de Salinas y Córdova anotaron la
existencia de cuarenta iglesias y capillas, y la presencia de dominicos, franciscanos, agustinos, mercedarios,
jesuitas, clérigos regulares y monjas de clausura, al punto que por lo menos el 10 % de la población
vestía un hábito religioso. Es más, el cronista franciscano refiere que el calendario ritual, cívico y
religioso de la ciudad constaba de 153 celebraciones de carácter público y calculó que, cada año, se
ofrecían al Cielo nada menos que 300 000 misas (Mujica, 2001, p. 34). El mismo cronista, citado por
Brading (1993) y Mujica (2001), captó la densa atmósfera religiosa limeña. Por ello, entre los siglos XVI y
XVII, Lima fue considerada una suerte de Roma indiana. En ese lapso, vivieron y labraron su santidad
o beatificación Toribio de Mogrovejo, Francisco Solano, Juan Masías, Antonio Ruiz de Montoya, Francisco
del Castillo, Nicolás Ayllón, Pedro Urraca, Martín de Porres y, por supuesto, santa Rosa de Lima.
Se trata, sin duda, de una época prodigiosa que ha merecido todo tipo de estudios, sean estos teológicos,
históricos o etnohistóricos, y también antropológicos y sociológicos, cuando se ha tratado de
analizar su influencia y repercusión en la sociedad contemporánea. Al respecto, podemos decir con
satisfacción, pero con humildad, que el Instituto Riva-Agüero, como casa de altos estudios de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, ha aportado significativamente en la comprensión de esa época y
de las personalidades de la Iglesia mencionadas. Particular atención ha merecido la vida, obra y
proyección universal de santa Rosa de Lima.
Con el debido pedido de indulgencia si incurro en alguna omisión, es menester enumerar la relación
de miembros del instituto que le han dedicado sus mejores esfuerzos académicos. En primer lugar, el
propio don José preparó un trabajo sobre el poema heroico que el Conde de la Granja publicó en honor
a santa Rosa en 1711 (De la Riva-Agüero 1919). Posteriormente, investigadores pertenecientes a diferentes
generaciones han estudiado monográficamente o han planteado reflexiones sintéticas sobre la
santa. Así, tenemos a Víctor Andrés Belaunde (1957), Rubén Vargas Ugarte (1963), Guillermo Lohmann
Villena (2005), Alberto Wagner de Reyna (1947), Pedro Rodríguez Crespo (1964), Jorge Bernales Ballesteros
(1988), Armando Nieto Vélez (1992), José Antonio del Busto (2016), Rafael Sánchez-Concha (2003), José Antonio Benito (2009), Luis Eduardo Wuffarden y Pedro Guibovich (1995). Ellos han publicado
trabajos fundamentales que nos han permitido ampliar nuestros horizontes de comprensión sobre la
santa, su sociedad y su época, la mística y la estética barroca, y la religiosidad criolla y subalterna.
En materia de estudios de corte etnohistórico y antropológico, podemos mencionar a Luis Millones
(1993) y Luis Repetto (2017),1 este último mediante la curaduría de dos magníficas exposiciones sobre
las representaciones de santa Rosa de Lima en la imaginería popular contemporánea.
Como se aprecia en este listado, la Pontificia Universidad Católica del Perú, a través del Instituto
Riva-Agüero y, por cierto, de sus otras unidades académicas, rinde homenaje a su santa patrona no solo
tratando de emular su ejemplo de entrega al prójimo, sino también desarrollando una profunda investigación
y reflexión sobre su papel en nuestra historia y sociedad. La introducción y los artículos que
integran este libro así lo testimonian.
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