Libertades republicanas para el nuevo nomos peruano: ¿necesitamos realmente más derechos?
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IUS ET VERITAS; Núm. 24 (2002)Abstract
La radicalización de la crisis política peruana en estos últimos meses no hace sino reflejar la naturaleza de la anomia social que ha marcado el destino del Perú desde su nacimiento como Estado independiente. En este sentido, hoy como nunca tenemos la obligación moral de iniciar una prolongada reflexión en tomo a las razones por las cuales pensamos que hemos llegado a esta situación tan incierta. De otro modo, será muy difícil poder transitar por caminos más razonables y estables y darle a nuestro Estado un significado y un propósito a futuro. La hipótesis que manejaremos se centrará entonces en una variable muy concreta, a saber: la causa de esta situación se debe a la permanente presencia de un estado de naturaleza mecanicista con libertades individuales absolutas que han hecho imposible la identificación de una cultura y de valores políticos y que han prolongado nuestra existencia como una colectividad permanentemente polarizada. Así pues, toda apuesta política a futuro deberá de procurar por todos los medios salir de este Estado conflictivo centrado en la lucha de todos contra todos, a un nuevo espacio político, llamémosle republicano, que antepondrá la obligación ciudadana a la demanda individual y en la que la libertad de los individuos no tendrá mejor protección que la propia existencia de una República estable y ordenada. En otras palabras, deberemos buscar por todas las formas imaginables la expansión del espacio público sin que esto signifique abolir la privacidad, produciendo así una convergencia entre los dos ámbitos. de alguna manera reñidos y contrapuestos dentro de las formas políticas tradicionales. Pensamos también que a fin de llegar al espacio republicano requeriremos de una educación política fundada en valores de ciudadanía que implican no solamente preocuparse por servir a la ciudad en el ámbito público sino también a la familia en el plano doméstico. La educación cívica en último término no solamente apuntará a la formación del ciudadano sino también a la del hombre y en ese sentido se trataría en realidad de un proyecto de educación para la libertad. Para tal fin, partiremos por evaluar nuestra situación política que como ya adelantamos será resumida bajo el concepto de anomia (ausencia de leyes o de orden), dirigiéndonos inmediatamente al análisis de las posibles respuestas a dicho problema. La primera de ellas, abordará el tema del institucionalismo constitucional, pero consideraremos que tal opción será insuficiente en función a que dicho modelo, al privilegiar los derechos por encima de las obligaciones naturales, más bien podría estar contribuyendo con la expansión de la anomia. Empero descubriremos, en cambio, un modelo aún desconocido en nuestro medio que desde nuestra óptica estaría en mejores condiciones para superar el problema de la anomia, esto es, el modelo republicano. Concluiremos señalando los pasos a seguir en procura de la realización material de tal modelo en función al cultivo de determinados valores ciudadanos.