Abstract
En el presente artículo, se identifican las raíces de los problemas lingüísticos que acompañan a la redacción jurídica y se ofrecen algunas claves para mejorar los textos legales. Asimismo, el autor señala que para obtener mejores resultados es indispensable la formación lingüística del abogado y la formación jurídica del ciudadano.