Documentos del Episcopado Peruano

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    XVIII Sínodo de la Arquidiocesis de Lima. Celebrado por el Excmo. Y Rvdmo. Mons. Juan Landázuri Ricketts, XXX Arxobispo de Lima, en el año del Señor de 1959.
    (Pontificia Universidad Católica del Perú. Departamento de Teología, 1959) Arquidiocesis de Lima
    El gran apóstol de América, Santo Toribio de Mogrovejo, segundo Arzobispo de Lima, dio comienzo a los Sínodos Limenses, marcando la fisonomía y personificación de la Arquidiócesis con los trece Sínodos que celebró durante los veinticinco años de su Pontificado en este centro y eje del Continente Americano. Siguiendo las prescripciones de los Concilios de Letrán y de Trento, el Arzobispo Santo Toribio los realizaba anualmente hasta 1586, en que el Papa Gregorio XIII le facultó para poder celebrarlos cada dos años. De los trece Sínodos convocados, solamente conocemos las Actas de diez de ellos, que fueron enviadas a Roma para el proceso de su canonización. De la realización de los otros tres nos da noticia el mismo Santo Toribio en su Relación Diocesana de 1598 y 160.'3 a Su Santidad Clemente VIII, disipando así toda duda que hubiera podido sobrevenir por la pérdida de las Actas.
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    Primera Semanal Social: Exigencias sociales del catolicismo en el Perú
    (Episcopado del Perú, 1959) Secretaria General de Episcopado del Perú
    La memorable Carta Pastoral Colectiva del Episcopado Peruano "sobre algunos aspectos de la cuestión social en el Perú" publicada el 25 de enero de 1958, ordenó la realización en Lima de la Primera SEMANA SOCIAL DEL PERU. A semejanza de otros países europeos y americanos qué hace años realizan sus Semanas Sociales, el Episcopado del Perú invitó a eclesiásticos y seglares a estudiar los problemas que suscita la situación social de nuestra Patria. El Comité Organizador, después de detenido estudio, escogió como Tema central "Exigencias sociales del catolicismo en el Perú". La elección del Tema se debió a la necesidad de presentar un panorama general de la realidad peruana dejando para futuras Semanas el estudio profundo de los problemas. Urgía reforzar el vibrante llamado de los Obispos con el planteamiento sereno y meditado acerca de las clases sociales en el Perú, las relaciones de trabajo y la promoción cultural, e indicar las orientaciones para la acción social que deben guiar al individuo y asociaciones privadas, a los organismos de derecho público y a la Iglesia.
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    Carta pastoral colectiva del Episcopado peruano sobre algunos aspectos de la cuestión social en la república
    (Pontificia Universidad Católica del Perú, 1958) Asamblea episcopal
    Los Arzobispos, Obispos, Vicarios, Prefecto y Administrador Apostólicos, y Prelados "Nullius", reunidos en Lima en Conferencia Episcopal hemos considerado los varios problemas que afectan hoy la vida religiosa nacional para procurar una mejor asistencia espiritual de la grey que Dios nos ha encomendado. Pensamos que ninguno es más urgente, que el problema económico-social, que a primera vista parecería ajeno al campo religioso, pero que en verdad condiciona el desarrollo y la efectividad de nuestras iniciativas apostólicas y afecta la buena disposición para recibir el mensaje evangélico.
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    Documentos Arquidiocesanos: carta pastoral que el excmo. Sr. arzobispo primado dirige al clero y fieles con motivo de su regreso a la sede arzobispal de Lima
    (Pontificia Universidad Católica del Perú, 1958) Landázuri Ricketts, Juan
    Durante mi ausencia han acaecido, entre otros sucesos notables, dos acontecimientos que han sacudido al mundo católico y que nos ha tocado también muy de cerca. Me refiero al inesperado deceso de Su Santidad Pío XII, el gran Pontífice que por cerca cie veinte años rigiera con singular competencia y sagacidad la Iglesia Católica, iluminando al mundo contemporáneo con su vigorosa sabiduría, derramando en él el suave perfume de sus exquisitas virtudes, atrayendo a ingentes multitudes con su paternal bondad. Su palabra encendida, clarividente y oportuna resonó siempre serena y amorosa, para orientar a los hombres en la compleja diversidad de los problemas actuales, llamando poderosamente la atención de creyentes e incrédulos. Su labor tenaz e incansable por la auténtica paz de las Naciones, basada en la justicia y la caridad, comprometió la gratitud de todos los pueblos, por lo cual su memoria será realmente imperecedera. No es este el momento adecuado para intentar siquiera un breve resumen de su vasta obra en bien ele la humanidad. Bástenos recordar aquí su amor a nuestra Patria, por la cual sentía verdadera predilección y cuyos sagrados intereses le preocuparon constantemente. Por ello estamos muy obligados a guardar celosamente sus enseñanzas y aplicarlas en nuestra vida cotidiana, como el mejor tributo y homenaje que podamos rendir a su santa memoria.