(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2006) Scattolin, María Cristina
En el Noroeste argentino prehispánico, las primeras evidencias formativas (1000 a.C. a 1000 d.C.) permiten diferenciar entre algunas zonas de uso cotidiano y sectores funerarios o rituales, es decir, entre conjuntos de viviendas-patio y complejos de montículos-plazuela. En el transcurso del primer milenio d.C. ya existían varios modos alternativos de diferenciación del espacio y de inversión en el paisaje arquitectónico que otorgaban primacía a medios materiales y simbólicos distintos. Al final de esta etapa se pueden distinguir, de manera más clara, dos modos de diferenciación: uno fundado en el control y manipulación de recursos sagrados, y otro basado en el control y concentración de recursos de orden sociopolítico o secular. Ambos principios de distinción operaron como medios y recursos de transformaciones sociales. Estos modos produjeron formas diversas de jerarquización del espacio social y de la arquitectura comunitaria. Estas variaciones se ilustran con la descripción de sitios y materiales arqueológicos del valle de Santa María y sus alrededores. El presente análisis está dirigido a la comprensión de la transición desde las primeras sociedades aldeanas a las formaciones posteriores.