Docentes comprometidas con la aplicación de estrategias innovadoras en el enfoque ambiental dentro y fuera de las aulas”: La buena práctica
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Abstract
“La presente buena práctica denominada “Cuidemos el mundo que nos rodea sembrando, protegiendo y usando de manera sostenible las plantas para preservar nuestra salud y la naturaleza”, nace de la necesidad de cambiar la actitud y el escaso compromiso de las docentes para aplicar el enfoque ambiental de manera directa y activa, ya que esto estaba afectando la relación de los alumnos con el medio ambiente; el sistematizar y exponer este proyecto represento para la gestión pedagógica un logro significativo por los alcances que tuvo tanto fuera como dentro de la Institución, para esto nos plantearnos los siguientes objetivos: describir el proceso seguido desde la formulación del problema hasta la sistematización del mismo, sistematizar la información obtenida a lo largo de la aplicación de la buena práctica, para poder replicarla, interpretar los hechos que se han ido suscitando de una manera crítica, proponer proyectos de alta demanda cognitiva para generar la investigación y el trabajo colaborativo y modificar la curricula de la institución haciendo hincapié en la resolución de problemas y el desarrollo institucional, asimismo el marco teórico que lo sustento fueron los paradigmas humanistas y socio-crítico los cuales desde la visión Aguilar, Ortega, Alvarado y García, la educación debe centrarse en el alumno, siendo el profesor el generador de estímulos y retos que los lleven a la reflexión, la autonomía y la necesidad de una trasformación social para el bienestar común. La metodología activa y vivencial hizo que los estudiantes fueran los protagonistas, desarrollando sus habilidades investigativas a través del descubrimiento y conocimiento de lo que le rodea, la gestión de sus emociones, todo esto generado por la participación, el compromiso y el trabajo colaborativo de los docentes, además del apoyo de las familia, la comunidad y los aliados estratégicos, permitiendo llegar a la conclusión de que los alumnos menores de 6 años son capaces de elaborar sus propios aprendizajes y que los docentes deben comprometerse a que estos los logren.