dc.description.abstract | En nuestro país se sostienen diversos debates acerca de la calidad de la educación básica,
discusiones que se han desarrollado sobre todo en los niveles macro de este conjunto de temas
(políticas públicas, modelos pedagógicos, evaluaciones de rendimiento, etc.). Pues bien, aunque son
intercambios de ideas ciertamente necesarios, abordan este tema desde el deber ser. Hay, por otro
lado, un menor énfasis en lo que es y con ello se hace alusión a lo que sucede en el nivel micro del
problema educativo: el aula. Por supuesto no se hace referencia solamente al espacio físico sino,
sobre todo, a las relaciones interpersonales (entre maestros, estudiantes y demás actores sociales
involucrados en el proceso educativo) que se desarrollan en ese espacio y que, para el interés de esta
tesis, se realizan a través de lo letrado.
En ese sentido, esta tesis se pregunta por aquello que va más allá (o es sustento) de las opiniones y
concepciones sobre el tema. En concreto, se encarga de las prácticas que se llevan a cabo en el aula
y se centra en una de las áreas que las pruebas internacionales recogen en sus mediciones, a saber,
la lectura. Se presenta para ello un conjunto de casos y consideraciones cuyo objetivo es responder
a la pregunta: ¿Cuáles son las prácticas letradas asociadas a la lectura escolar, es decir, cómo y para
qué se usan los textos en el caso del programa de Educación Básica Alternativa? Ésta será abordada
desde una perspectiva que no pretende hacer juicios de valor sobre las prácticas escolares sino
analizarlas como un fenómeno social (Street & Street 2004) y que desde ahí busca entenderlas.
Estas ideas se nutren del análisis que realizaré con las herramientas, principalmente, de los Nuevos
Estudios de Literacidad (Zavala, Niño Murcia & Ames 2004; Gee 2004; Pahl & Rowsell 2005) y se
apoyan necesariamente en los recursos etnográficos de un estudio de caso (Haas Dyson & Genishi
2005). Una tesis de este tipo resulta relevante en tanto se ocupa de ver el fenómeno letrado desde
dentro y con ello aporta a la investigación de un campo tan manido como el de la educación que, sin
embargo, para el caso de la población con la que se trabaja, aún se ha hecho poco.
Para ello, el trabajo de campo en el que se sustentan las respuestas se realizó en una institución
educativa pública ubicada en un distrito de Lima Metropolitana y que es parte del programa de
Educación Básica Alternativa (conocida como “el turno noche” o “la nocturna”). A él acuden en su
mayoría jóvenes y adultos que trabajan durante el día y son parte de la población de migrantes de
primera y segunda generación, quienes son protagonistas de la reconfiguración de la sociedad
limeña producto de las migraciones desde hace ya sesenta años y que se actualiza incluso hasta hoy.
Estas características sociales de los estudiantes, como se demuestra en esta tesis, no son ajenas a las
prácticas letradas revisadas.
Así, se ha identificado a la lectura y exposición en público como eventos en los que se despliegan
tres prácticas: (a) Una práctica disciplinaria, (b) una práctica clasificadora y (c) una práctica en la
cual la meta es la reproducción literal del texto. Estas constituyen los principales hilos de un
argumento que se teje en pos de responder a la pregunta -indesligable- de cómo y para qué son
usados los textos en las actividades escolares.
En la primera sección del análisis se hacen explícitas las evidencias por las cuales la lectura puede
ser entendida como una práctica disciplinaria. Esto es posible a través de la revisión de extractos de
interacción en los que se verá que el texto sirve (es decir, se hace algo con él) para establecer y
vigilar un cierto orden durante el evento de la lectura en clase. Se argumenta que esta práctica
construye una forma de relacionarse con lo letrado y se muestra que dicha relación se encuentra
cruzada por las variables de poder e identidad. Por último, esta práctica -en una interpretación
holística- promueve y asegura la construcción de un alumno-ciudadano disciplinado.
En la segunda sección, se demostrará la existencia de una forma particular de leer (a la que se llama
performance letrada) que se constituye de una serie de condiciones, cuyo cumplimiento le sirve a la
maestra para clasificar a los estudiantes en dos grupos, quienes sí saben leer y quienes no saben leer.
Se propone que el verbo saber se canjea por el de performar pues aquello que las condiciones piden
del estudiante es más bien una determinada puesta en escena de la lectura. Luego, esta práctica, es
entendida en términos más amplios al explicarse que la actuación de ambos grupos es asociada a
características que tienen que ver con lo social y, específicamente, con el lugar de origen en lo que
se denomina la racialización de la geografía (Orlove 1993). Es decir, veremos que la lectura cumple
un rol más allá del adiestramiento en la correspondencia de un sonido con una representación
gráfica.
Finalmente, en la tercera parte del análisis, se propone que el evento letrado contiene dos
momentos, la evaluación y el resumen, y se sostiene la idea de que mediante ellos la meta de esta
actividad de lectura es la reproducción de las formas del texto (lo literal) y no su contenido. Esta
práctica, se propone, está ideológicamente ligada a las bajas expectativas con las que los maestros
(como parte del sistema educativo) se relacionan con los estudiantes del turno noche (a quienes se
asocia una serie de índices sociales) y que, ulteriormente, aseguran las condiciones del actual
sistema de educación pública. | es_ES |