Abstract
Los diarios nos informan sobre la crisis de nuestro sistema educativo. A partir de esa comprobada realidad,a fin de que, conscientes de esa aparente derrota, el texto se pregunta qué debemos hacer, para lograr que la universidad pueda cumplir con su tarea esencial: educar para el porvenir. ¿Puede educar la universidad? Noventa y un años tiene la Católica empeñada en este trajín. Educar es conducir hacia afuera las fuerzas dispersas que el estudiante tiene latentes, a fin de que, organizadas y depuradas, puedan ayudarlo a realizarse. Es decir, ayudarlo a ´ser´. Partimos de una certeza: en el estudiante hay posibilidades. Esas posibilidades son las que, de alguna u otra manera, se detectan en las diversas pruebas de admisión.