Tesis y Trabajos de Investigación PUCP

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    Lo que demandan los becarios en torno a las neurociencias y lo que ofertan las universidades participantes de la Beca Vocación de Maestro
    (Pontificia Universidad Católica del Perú, 2018-11-08) Contreras Pulache, Hans Lenin; Tovar Samanez, María Teresa
    Esta investigación se llevó a cabo en un contexto de gestión pública que dinamizó la existencia del Centro de Investigación e Innovación de Pregrado (CIIPRE) en el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (PRONABEC). El PRONABEC, desde su creación, el 2012, se posicionó como la innovación de gestión pública en educación más importante para la ejecución de la política de “inclusión social” que fue en síntesis la voluntad del gobierno 2011-2016. Esta vigorosa “voluntad política”, se vio sostenida en un equipo de trabajo que llevó, ininterrumpidamente, durante todo este tiempo, la conducción del PRONABEC, y que impuso un modelo particular de gestión, que resumiremos en el logro de 3 procesos estratégicos: 1. Proceso estratégico 1: informatizar procesos (con lo cual el PRONABEC se consolidó como el primer organismo público en ejecutar una política global de gobierno electrónico); 2. Proceso estratégico 2: certificar procesos (motivo del cual el PRONABEC se posicionó como el primer y único programa social de todos los gobiernos del Perú en lograr una certificación de calidad ISO 9001); y 3. Proceso estratégico 3: ejecutar una gestión basada en evidencias (motivo del cual se organizó un equipo funcional de generación de evidencia que se constituyó en la base del CIIPRE). El CIIPRE tuvo por pretensión ser en el primer “think tank” público. Lamentablemente, su existencia se vio marcada por los avatares propios del ejercicio de la política pública en nuestro país. Con el cambio de gobierno (hecho que se hizo oficial en julio del 2016), y la institucionalización posterior al ascenso de una nueva fuerza política (representada ya no por Ollanta Humala sino por Pedro Kuczynski), se procedió a reorganizar todo el PRONABEC, con lo cual se desarticularon 2 de los tres ejes estratégicos antes mencionados: se descontinuó la política de certificación de procesos (motivo por el cual el PRONABEC a partir del 2018 ya no cuenta con la certificación ISO más importante: diseño y entrega de becas); y se desarticuló también la política de gestión basada en evidencia (motivo del cual el PRONABEC no cuenta ya con un CIIPRE). Estos son, a fin de cuentas, los tropiezos que vive la gestión pública y que nos debe llevar a pensar las raices de la pobreza de las instituciones estatales. 5 Se supone que un resumen es el lugar donde se sintetiza una tesis, sin embargo, dada la naturaleza del presente trabajo este resumen debe ser además el ejercicio de una justificación, sentido que pretendemos no en estas líneas, solamente, sino en todo el documento en su integridad. Quien estas líneas escribe tuvo la oportunidad de conducir el CIIPRE desde sus inicios hasta su momento final. Formé parte del equipo conductor del PRONABEC, puedo decir (aún pecando de autobiografía) que el peso de la gestión recaía sobre seis hombros: 1. en la figura del Director Ejecutivo, 2. en la figura del Jefe de la Oficina de Becas, y 3. en la figura del “responsable de evidencias”. Me hice responsable de la conducción de la “Unidad de Monitoreo, Evaluación y Generación de Evidencia” (2012-2013), y luego de la “Coordinación de Evaluación y Generación de Evidencia” (2014-2016). Desde el año 2015, a todo este equipo de trabajo le llamamos “Centro de Investigación e Innovación de Pregrado” (CIIPRE). En todo este espacio de tiempo, el CIIPRE supo definir tres lineas claras de trabajo para la generación de la evidencia en respuesta a la problemática de gestión pública que vivíamos: 1. La primera linea de trabajo estaba asociada a la investigación en las estructuras sociales de compañerismo y afinidad que forman los estudiantes de educación superior, y su impacto en la movilidad social (esto fue clave para el diseño de estrategias de integración de becarios, y para la reducción de las inequidades del acceso a la educación superior, y para la reducción de fenómenos como la exclusión de la inclusión social: es decir: el ingreso masivo de jovenes a la educación superior procedentes de entornos de pobreza o pobreza extrema que resultaban siendo excluidos de los beneficios de la vida universitaria o técnica por mecanismos de segregación y discriminación institucionalizados en la misma “cultura” de las instituciones de educación superior). 2. La segunda línea de trabajo estaba asociada a la investigación en políticas públicas (esto permitió contar, para los intereses de la gestión, con informacion original producto del análisis permanente de las bases de datos oficiales, incluso nos permitió identificar, por ejemplo, inconsistencias en la Encuesta Nacional de Hogares; los reportes de discusión generados en esta linea de investigación permitieron la organización de mesas de dialogo y foros de discusión que contaron con 6 la presencia de investigadores importantes en el campo educativo tanto nacionales como internacionales). 3. La tercera, y última, línea de trabajo estuvo asociada a investigar el campo de las neurociencias y la educación. ¿Por qué, podría cuestionarse, se fijó a las neurociencias como eje para la teorización de la educación en el marco de la gestión del CIIPRE? Esto puede explicarse definiendo brevemente que existen dos tipos de neurociencias: la neurociencia natural (la que comunmente se le conoce como “neurociencia” a secas) y la neurociencia social (que epistémicamente puede ser una psicobiología social, o más precisamente una sociobiología informacional). La neurociencia natural se nutre esencialmente de los saberes procedentes de la psicobiología, mientras que la neurociencia social se nutre esencialmente de los saberes de la psicobiología tanto como de la antropología y de la sociología. Digamos entonces que las neurociencias que profesamos no son lo que se profesa usualmente bajo el rótulo de “neurociencia”, nuestra nuerociencia social no se limita a los vericuetos del cerebro, comprende que el cerebro es una parte del sistema nervioso, y al contar con leyes para explicar la estructuración ordenada y organizada de la materia y los sistemas vivos, puede explicar (nuestra neurociencia social) al sistema nervioso como lo que es: un sistema que integra toda la experiencia de una persona, y que en tanto sistema se puede integrar en otro sistema más envolvente: la realidad ya no biológica humana sino social. El peso de esta diferencia (entre neurociencia natural y neurociencia social) no es menor. Consideramos que las neurociencias, solo cuando se sostienen en una perspectiva social, tienen la capacidad de englobar todos los saberes sobre la explicación de la naturaleza humana: siendo por tanto el espacio idoneo, el caldo de cultivo primordial, para la discusión del “sujeto de la política”. Este es el mérito de una neurociencia social a diferencia de una neurociencia natural. Nuestra tercera linea de trabajo no era, entonces, el simple y llano estudio del cerebro (aspiración que limita a la neurociencia natural), sino un espacio para la teorización de la naturaleza del sujeto de la política (el becario) en el marco de la existencia del sistema educativo, que como nos tocaba estaba representado por su último estadio: la institucionalidad de la educación superior1. Por tanto, no es que una linea de trabajo del 1 Resultas de estas tres lineas de trabajo, es que el PRONABEC (en el marco de negociación con las instituciones de educación superior) logró tener rectoría administrativa, financiera, y académica. Todo esto se tradujo finalmente en una serie de reconocimientos a la excelencia en la gestión pública: entre 7 CIIPRE haya incluido a las neurociencias, es todo lo contrario, quienes llevaron la conducción del CIIPRE (en todos sus momentos de existencia entre el 2012-2016) supieron sustentar e imprimir como base de su ejercicio profesional: una explicación del Estado, del gobierno, de lo público, del sujeto (y en particular: de la estructuración del sistema nervioso humano: desde sus celulas neurales hasta su actividad social consciente), que se tradujo en un modo de generar evidencia, y que acompañó sosteniendo el logro en la consolidación de los tres procesos estratégicos arriba citados: uno para resolver los problemas de la operativización de los procesos de gestión; uno para resolver las necesidades técnicas que obliga toda gestión pública comprometida con la calidad en la inversión social; y uno para impulsar una política basada en la evidencia (y aquí dentro: la producción de conocimiento que fue la base de actuación del CIIPRE: en su objeto principal de teorizar al sujeto de la política). Resultas de esto es que el PRONABEC, pudo crear, de modo original, distintas modalidades de Becas entre los años 2012-2016. Fue responsabilidad del equipo conductor del CIIPRE, la creación, el diseño, la implementación, el monitoreo, y la evaluación de las becas más importantes: Beca Presidente de la República, Beca 18 (en todas sus modalidades, tanto nacionales como internacionales), Beca para Comunidades Nativas Amazónicas, Beca de Permanencia, Beca Excelencia Académica, y Beca Vocación de Maestro. Como se puede ver, diferenciamos bien entre una neurociencia social (que se inscribe en una explicación de la sociedad) y una neurociencia natural (o cognitiva, que se pierde dentro de la cabeza de las personas). Para nuestro ejercicio como policy makers, resaltamos que la neurociencia natural no nos resulta suficiente, siendo más necesario contar con una neurociencia social dado que trabajamos a nivel de la política, a nivel de la gestión pública que son realidades supraindividuales que no se sostienen sobre un saber que se encuentra en el cerebro sino en la integración sistémica cerebro-sociedad. Del mismo modo, existen autores importantes que sostienen que para el caso de la educación (en todos sus niveles: tanto en el diseño de políticas como en la gestión pedagógica y en las labores de enseñanza), resultaría más eficaz una neurociencia social que una neurociencia natural (Bennett & Hacker, 2003; Ortiz, 2006). Siendo conscientes de la magnitud de esta diferencia, es que nos propusimos aplicar desde el CIIPRE una serie de encuestas a los becarios de nuestra beca “más educativa”: la Beca el 2012 y 2016 el PRONABEC logró significativos premios, año tras año, por sus buenas prácticas. El último de estos reconocimientos fue el Premio Creatividad Empresarial del año 2016. 8 Vocación de Maestro (BVdM). Esta data permitió, en su momento, sostener el ejercicio técnico de la gestión pública. Para el sentido de esta Tesis hemos elegido algunas variables, hemos considerado muchas variables no mostradas en un inicio, y hemos realizado análisis más profundos, hecho que a veces no es posible en “plena acción” sino que necesitan, para alumbrarse, del reposo que solo puede otorgar el distanciamiento de los hechos. En la BVdM hemos identificado dos actores: las universidades (a las cuales llamamos: oferta) y los estudiantes (los becarios: la demanda). Para el caso de la oferta hemos investigado si se enseña neurociencias como parte de la formación universitaria en las facultades de educación, y si se enseña: qué se enseña cuando se enseña neurociencias. Demostramos que en todas las universidades participantes existe un espacio al que hemos llamado: “Cátedra para la enseñanza de las Neurociencias”. Luego, hemos esbozado un análisis del desarrollo histórico de las ideas (en neurociencias) en el Perú, y con esto hemos caracterizado el cuerpo de lo que se enseña dentro de dicha “Cátedra”. A partir de esto hemos identificado que en todas las universidades participantes de la BVdM solo se enseña “neurociencia natural”. Por otra parte, para el caso de la demanda, hemos descrito las caracteristicas y perspectivas de los becarios, tanto como sus conocimientos e intereses en torno a las neurociencias. Puntualmente, los futuros maestros, en el inicio de su carrera, reconocen a las neurociencias como un espacio de mucha importancia dentro del campo educativo. Sin embargo, identificamos que los becarios conocen tanto como están confundidos (y más gravemente: los que más conocen más confundidos están). Teorizamos que esta confusión es propia del conocimiento vulgar de las neurociencias (conocimiento justamente que no diferencia entre una neurociencia social y una neurociencia natural, y que cree que la neurociencia natural (entiéndase: neurociencia cognitiva) es la única neurociencia que existe). Es en este marco de contar con una demanda “demandante” y una oferta que no “oferta” lo que la demanda necesita es que posicionamos nuestra discusión y aquí elaboramos nuestras recomendaciones de política.