(Pontificia Universidad Católica del Perú, 2017-09-26) Rivera Barrantes, Emanuel
El culto a los incas muertos tuvo como finalidad la legitimación del poder político, económico, social y religioso, de sus sucesores y las élites del Tahuantinsuyo. Las crónicas reflejan una importancia en las actitudes frente a la muerte a partir de manifestaciones culturales propias pertenecientes a un complejo ritual con influencia andina2. La ejecución Atahualpa ilustra la importancia del cuidado del cuerpo mediante su directa relación con los lazos de parentesco y la memoria colectiva, debido a la influencia de las panacas sobre los Andes. El cuerpo convertido al cristianismo se vio inmerso en un proceso de martirización en beneficio de la Iglesia. Los conquistadores y clérigos de la época fueron los que desarrollaron una persecución intelectual y en los que practicaban el ritual mortuorio, como integrantes de la nobleza cusqueña. Emplearon como medio la búsqueda y reubicación de los restos corpóreos a fines de la década de los 50 del siglo XVI.