El trabajo analiza la paradoja representacional que escinde el cadáver femenino parlante de la obra teatral La Cautiva. Se sostiene, por un lado, que su abyección se encuentra posibilitada al marcarse en un cuerpo que es objeto de una violencia sexual sin límites, aun después de la muerte. Por otro lado, la representación del cuerpo abyecto en la pieza ostenta restricciones debido a la selección de la víctima: una adolescente bella, inocente y virgen. El trabajo busca abrir un debate en torno a las dificultades que enfrenta el arte de la memoria en el Perú contemporáneo; pues, como toda producción cultural, La Cautiva no se encuentra ajena de predominios a nivel político y económico.