Areté. Vol. 07 Núm. 2 (1995)

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Tabla de Contenido
Artículos
  • La reforma baconiana del saber y la teología Bautista Ferro, Juan; 191-208
  • Juan Bautista Ferro o la cotidianidad del filosofar. Fragmentos de un testimonio Carrión, Roque; 209-225
  • Ferro y los procedimientos decisorios de la lógica Rosales Papa, Diógenes; 227-243
  • Metamorfosis del genio maligno Albizu, Edgardo; 245-263
  • Goethe recogido por Eckermann (Lecciones universales de grandes alemanes) Chiappo, Leopoldo; 265-280
  • Sobre la dirección del tiempo Guzmán Jorquera, Arsenio; 281-299
  • Descartes y la escolástica Secada, Jorge E; 301-330
  • El idealismo de Berkeley Sobrevilla, David; 331-352

    • Documentos
  • Discurso de orden, en homenaje a Juan Bautista Ferro Rivara de Tuesta, María Luisa; 355-361
  • Discurso de agradecimiento Bautista Ferro, Juan; 363-369
  • Juan Bautista Ferro Camino Macedo, Federico; 371-374
  • Conversaciones con Juan Bautista Ferro Miró Quesada, Francisco; 375-381
  • Recordando a Juan Bautista Ramírez de Ferro, Antonieta; 383-384
  • Juan Bautista Ferro. Nota biobibliográfica Castro Gargurevich, Atilio; Dávila, Dante; 385-387

    • Reseñas
  • Vigencia de Mariátegui Giusti, Miguel; 391-396
  • La aventura de Mariátegui: nuevas perspectivas Monteagudo Valdez, Cecilia; 397-402
  • Búsquedas de la filosofía en el Perú de hoy. Racionalidad, historia y convivencia social. Rivera, Victor Samuel; 403-410

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      La reforma baconiana del saber y la teología
      (Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 1995) Bautista Ferro, Juan
      El autor muestra en el artículo que la reforma baconiana del saber no puede ser enteramente comprendida y justamente valorada si es que no se repara en el fuerte cariz religioso, de raigambre calvinista, de esta empresa. Desde este punto de vista, el saber no es un puro empeño teórico, sino la herramienta mediante la cual el hombre podrá recuperar su condición original de señor de la naturaleza. Este saber, sin embargo, no puede estar desprovisto de caridad: debe poder mejorar la triste condición humana. Esto último situaría, paradójicamente, a Bacon, el llamado padre de la Revolución Industrial, entre aquellos que repudiarían nuestro actual mundo tecnificado, puesto que el saber debe desterrar la soberbia humana y fundarse en la obediencia a la voluntad de Dios.