(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2014) Uhde, Bernhard
En la época moderna, las grandes religiones monoteístas –judaísmo, cristianismo e islam– pueden dar la impresión de ser anacrónicas, pues por sus principios y sus rituales parecen pertenecer al medioevo. Una breve consideración de la historia de la ciencia occidental, ciertamente marcada por la filosofía primera y efectuada la división en sus tres épocas –antigua, medieval y moderna–, parece confirmarlo. Como principio del pensamiento medieval puede considerarse al Uno, reconocido por Plotino como condición necesaria de toda multiplicidad y que en las religiones es identificado con Dios. Con Descartes, la época moderna sustituye este principio, y al final de esta época Nietzsche afirma que ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! ¡Nosotros lo hemos matado!” Pero, ¿ha muerto Dios? Si la época moderna, si la Modernidad iniciada con Nietzsche ha matado a Dios, ¿quiere decir esto que también se le ha quitado la vida, la vitalidad, a las religiones monoteístas? ¿O siguen viviendo gracias precisamente a un asentimiento libre y autodeterminado a un Dios vivo que puede pensarse en relación con el mundo y los hombres?