3-cerro y 4-mundo: los números del banquete en las ofrendas quechuas
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Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial
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Resumen
The Quechua offerings in the South of Peru are banquets dedicated to the Pachamama and the Apus, and at the same time, are elaborated mathematical systems controlled by sophisticated operations. Using two principal numbers, 3 and 4, the religious specialist is capable of transmitting polysemic messages. Through the number 3, the religious specialist refers to the people, landscapes and mountains, in sum, to «persons» able to interact among themselves. The number 3 appears in the k’intus, composed of coca leaves, also in the prayers said during the process of the offering ritual. On the contrary, the number 4 does not indicate relationships but spatial forms: it is a geometrical operator that is constructed of the ceremonial square napkin (unk’uña) and paper in which the offering is completely wrapped to make the offering a miniature world, containing the «four directions of the world.» Using these numbers, the religious specialist can recreate the cosmos, establish covenants with the gods and define new situations favorable to the life of Quechuas.
Las ofrendas quechuas del sur del Perú son platos alimenticios, banquetes destinados principalmente a la pachamama y los apus, pero también elaborados sistemas matemáticos regidos por operaciones sofisticadas. Sirviéndose de dos números fundamentales, el 3 y el 4, los especialistas rituales son capaces de transmitir mensajes polisémicos. Mediante el número 3 aglutinan clientes, parajes y cerros, en suma, «personas» capaces de interactuar entre sí. El 3 aparece en los k’intus de hojas de coca y en las oraciones que se recitan durante el proceso de realizar la ofrenda. Por el contrario, el número 4 no indica relaciones sino formas espaciales: es un operador geométrico que unifica la servilleta ceremonial (unk’uña), el papel envoltorio y el paquete acabado para representar las cuatro direcciones del mundo y hacer de la ofrenda un mundo en miniatura. Gracias a los dos números el ritualista puede recrear el cosmos, establecer convenios con los dioses y definir nuevas situaciones favorables para la vida de sus clientes.
Las ofrendas quechuas del sur del Perú son platos alimenticios, banquetes destinados principalmente a la pachamama y los apus, pero también elaborados sistemas matemáticos regidos por operaciones sofisticadas. Sirviéndose de dos números fundamentales, el 3 y el 4, los especialistas rituales son capaces de transmitir mensajes polisémicos. Mediante el número 3 aglutinan clientes, parajes y cerros, en suma, «personas» capaces de interactuar entre sí. El 3 aparece en los k’intus de hojas de coca y en las oraciones que se recitan durante el proceso de realizar la ofrenda. Por el contrario, el número 4 no indica relaciones sino formas espaciales: es un operador geométrico que unifica la servilleta ceremonial (unk’uña), el papel envoltorio y el paquete acabado para representar las cuatro direcciones del mundo y hacer de la ofrenda un mundo en miniatura. Gracias a los dos números el ritualista puede recrear el cosmos, establecer convenios con los dioses y definir nuevas situaciones favorables para la vida de sus clientes.
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