Drogas, pobreza y derechos humanos: El impacto social del narcotráfico
Abstract
Es una creencia extendida en el país atribuir a la pobreza la incursión de muchos
peruanos en la cadena de la droga. Se afirma que quienes ingresan a trabajar para
el narcotráfico lo hacen porque son pobres y no tienen otra alternativa productiva
posible. Así, los campesinos sembrarían coca para subsistir, los mochileros y
burriers la transportarían por la misma razón, y los microcomercializadores
habrían encontrado el camino para salir de la pobreza encargándose de poner la
droga en manos del consumidor final.1
La retórica de la coca ha sido tan eficaz en el Perú que no son pocas las autoridades
y líderes de opinión que asumen sus premisas como ciertas. De acuerdo con este
discurso, la pobreza sería la razón fundamental por la cual los pobres deciden
participar en actividades delictivas vinculadas al narcotráfico. Se infiere de esta
premisa que el narcotráfico estaría ayudando a los pobres a paliar sus necesidades
y eventualmente a salir de su condición de carencia material.2
El propósito de este documento es mostrar cómo, si bien la industria de la droga
aprovecha la pobreza campesina y la precariedad del Estado para instalarse y
avanzar en sus objetivos criminales, el narcotráfico no resuelve el problema de la
pobreza. Por el contrario, crea condiciones que impiden el acceso de los pobres a
mercados lícitos, la única vía de lograr el desarrollo sostenible. Es más, al emplear
a niños y jóvenes dentro de la cadena de la droga, el narcotráfico vulnera derechos
humanos fundamentales y construye una base social de respaldo político a la
industria delictiva, que trastoca los valores democráticos, degrada la vida social y
distorsiona los fundamentos republicanos.
La primera parte de este documento examina la expansión territorial del narcotráfico
en el país y la situación de pobreza de los principales distritos productores de coca,
y pone en evidencia que la producción ilícita no los ha ayudado a salir de la pobreza.
Lo contrario ocurre en la región San Martín, la cual muestra avances significativos
en la reducción de la pobreza gracias a la combinación de herramientas como la
reducción de cultivos ilícitos, la restauración de la legalidad y el desarrollo de
programas de desarrollo sostenible. La segunda parte se concentra en la ocupación de niños y jóvenes en actividades
vinculadas a la cadena de la droga, en tanto la tercera examina cómo el narcotráfico
constituye una actividad abiertamente violatoria de los derechos humanos.