dc.description.abstract | Fruto de la reconquista y del descubrimiento de América, el imperio fundado por Isabel y por Fernando y constituido como universitas christiani por Carlos I (V, de Alemania) y por Felipe 11, en cuyos "dominios no se oculta el sol", había llegado a su apogeo, cuando fue sacudido por los nuevos tiempos de la historia impulsados por la Ilustración, la Revolución Industrial y el desarrollo mercantil. Y se confirmó que no pertenecía ya al presente, cuando Napoleón transmutó en la Grande Armée las fuerzas populares desencadenadas por la Revolución francesa. Consecuentemente, otros factores disruptivos fueron el decadente espectáculo de la Corte madrileña y la estratificación de una sociedad que mantenía una estructura anacrónica de la propiedad de la tierra y de los medios de producción. Es preciso recordar que España había avanzado muy poco en la transición de sus formas particulares de feudalismo económico, hacia un capitalismo mercantil, pues, además de lo dicho, carecía de medios para proponer y participar en un mercado más amplio, dominado por otras potencias. El desenlace sobrevino, recién, con la derrota en la guerra con Estados Unidos y la pérdida de los últimos dominios, Filipinas en Asia y Cuba en América. La declinación había demorado dos siglos, en fechas extremas que van de 1700 a 1898. Es dentro de este nuevo capítulo de la organización del mundo, que se desarrolla el movimiento de liberación continental. | es_ES |