La hilaridad de lo tragirridículo
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Fecha
2004
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Editor
Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial
Resumen
Dos son las constantes en la narrativa de Alfredo Bryce Echenique: el afán por la hilaridad y el embeleso de lo tragirridículo. Ya en sus primeras obras, Huerto cerrado (1968), Un mundo para Julius (1970), La felicidad, ja, ja (197 4) así como en la posterior Magdalena peruana (1986), el lector se encuentra ante un universo cuya norma es una constante travesura oral que se caracteriza por tambalear a los protagonistas entre lo tragirridículo y la pura hilaridad del diario acontecer. A partir de Tantas veces Pedro (1977), Bryce Echenique incursiona en el terreno de la experimentación intrépida tejiendo múltiples voces discursivas dentro de una armazón arquitectónica de corte meramente caótico. El caos y la hipérbole bryceana alcanzan su máxima expresión orgánica-hablativa en La vida exagerada de Martín Romaña (1981) y El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz (1985). En La última mudanza de Felipe Carrillo (1988), Bryce nos presenta un hombre trágico que sufre de soledad, de melancolía, y que se reconoce como un ser suspendido en el tiempo. Su tragedia radica en que él constantemente trata de, pero jamás puede, realizar sus propios objetivos, ambiciones e ideales. Es una persona que ocupa cada segundo de su vida . añorando la restauración de su propio ser para descubrir, en un ambiente autoempático y de autoprotección, las puntadas que remiendan los desgarrones de su alma.
Descripción
Páginas [365]-371
Palabras clave
Bryce Echenique, Alfredo--La última mudanza de Felipe Carrillo
Citación
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