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Ítem Texto completo enlazado Crónica de un adiós anunciado: un análisis desde las ideas de la difícil relación entre la ONU y Ruanda de 1990 a 1996(Pontificia Universidad Católica del Perú, 2019-09-09) Lima Baquerizo, Renzo Jair; Vidarte Arévalo, ÓscarLa investigación describe y analiza la relación entre la ONU y Ruanda entre 1990 y 1996, desde los aportes teóricos del constructivismo y la psicología política. Ruanda había alcanzado notoriedad en la esfera internacional por ser escenario de una de las peores masacres en la humanidad. El genocidio de 1994 duró 100 días y acabó con la vida de 800 mil personas. La Comunidad Internacional fracasó y UNAMIR, la misión de paz de las Naciones Unidas para Ruanda, se vio totalmente atada de manos. El genocidio siguió su rumbo, mientras la ONU abandonaba al país. El Frente Patriótico Ruandés (FPR), un movimiento guerrillero tutsi, le puso fin a la masacre y logró instaurar un nuevo gobierno en el país. Bajo este panorama, esta investigación examina las ideas que la ONU y Ruanda se generaron luego del genocidio, tanto de sí mismos como del otro. Se define la identidad, imagen e intereses de cada actor; y se analiza el efecto que tienen en el desarrollo de las relaciones postgenocidio. Se estudia la involución de las mismas, las cuales fueron al principio cooperativas, pero que culminarían con la salida del país de UNAMIR. De julio de 1994 hasta fines de año, la relación era positiva. Pronto, cuando las acciones ya no iban de la mano con las expectativas de comportamiento, las relaciones fueron cambiando. Ruanda se daría cuenta que la ONU no estaba en el país para ayudar en su reconstrucción. Primero, con UNAMIR, cuya prioridad fue atender a los refugiados y desplazados, los cuales habían participado directa o indirectamente en el genocidio. Segundo, con el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), acusado de mala gestión y lentitud. Desde fines de 1994, Ruanda empezó a mostrarse crítico con ambas iniciativas. Para la ONU, sin el interés de las grandes potencias para iniciar una misión de reconstrucción y ahora sin el consenso de Ruanda, la mejor opción era retirarse. En marzo de 1996, esta misión abandonaría el país. Las ideas, de este modo, tuvieron un efecto importante en la forma cómo actuaron y se relacionaron los actores involucrados, hasta su ruptura definitiva.