Diario de una loca (1875) del escritor chileno José Lastarria (1817-1888) pone en evidencia las consignas disciplinarias del lenguaje médico que defiende la élite intelectual sudamericana y que utiliza, desde la ficción, el cuerpo de la mujer para refundar un organismo social constantemente amenazado por el caudillismo. La toma de la palabra de un sujeto marginado en tanto mujer, loca y extranjera, permite pensar en algún mecanismo de subversión, a pesar de que el proyecto liberal que lidera Lastarria busca imponer nuevos límites al cuerpo femenino, metonimia del cuerpo social. El trabajo se ocupa de verificar los cambios que ha sufrido el texto, para luego contextualizarlo dentro del romanticismo chileno. Asimismo, analiza la construcción de la voz solitaria de su protagonista.