Explorando por Autor "Espinoza Soriano, Waldemar"
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Ítem Acceso Abierto Los Chachapoyas y Cañares de Chiara (Huamanga), aliados de España(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 1978) Espinoza Soriano, WaldemarEn otras publicaciones nuestras (1971, 1973), documentalmente hemos aclarado ya cómo el imperialismo cuzqueño, que logró dórninar un territorio demasiado amplio, con su férrea disciplina de mitas y diversas cargas tributarias anexas, se había granjeado una oposición irreconciliable con las naciones que había intervenido militar y políticamente, al extremo de que éstas ante sola palabra "inca", o "Cuzco", se estremecían de odio. Es que a cuzqueños y a incas - los juzgaban como a un grupo minoritario que mediante la fuerza, la represión y - la invasión armada subyugaban pueblos -enteros, para explotar la energía de hombres y de mujeres por medio de diferentes tácticas y mecanismos, fuerza de trabajo que necesitaban para crear rentas con las que debían y -tenían que- sustentar y recompensar a militares, a sacerdotes, o -burócratas salidos de la aristocracia y a una infinidad de paniaguados, que constituían los pilares sobre los cuales se apoyaba y desarrollaba el Estado imperial y despótico del Cuzco.Ítem Acceso Abierto Españoles en la villa de Cajamarca a mediados del siglo XVII(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2002) Espinoza Soriano, WaldemarDesde 1565 ya se percibe la presencia de españoles residentes en el pueblo de San Antonio del valle de Cajamarca la Grande. Por aquel tiempo, aparte de los doctrineros franciscanos, vivían allí por lo menos siete españoles, la mayoría con sus esposas e hijos. En 1572 los documentos permiten contabilizar hasta 14 familias hispanas. Pero en la última década del siglo XVI, concretamente en 1597 el arzobispo Toribio de Mogrovejo enumeró 14 españoles, cuatro de ellos dueños de estancias ganaderas (lanares); y de los cuales sólo uno radicaba en su predio rural, los restantes paraban en la ya entonces villa de Cajamarca. Desde luego que su encomendera doña Jordana Mejía, no tenía su solar en Cajamarca sino en la ciudad de Trujillo, aunque en su posesión estanciera de San Antonio Abad de Porcón la representaba un Mayordomo para su control y administración (Espinoza Soriano 1997: 128-143; Mogrovejo 1597: 247-8; Dammert Bellido 1997: 225-227).Ítem Texto completo enlazado La etnia guayacundo en la sierra piurana(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2004) Espinoza Soriano, WaldemarLos guayacundo formaron un atuncuracazgo o macroetnia durante el Periodo Intermedio Tardío y el Horizonte Tardío. Su ubicación corresponde al espacio actualmente ocupado por las provincias de Ayabaca y Huancabamba, en el departamento de Piura. Su cultura tuvo una gran influencia selvática, al igual que los paltas, caluas y malacatos, localizados al norte y al noreste. Guayacundo fue un señorío de pueblos sedentarios, dedicados a la agricultura y a diversas artesanías, organizados en un espacio políticamente estructurado y con permanente contacto con costa y selva. Fueron conquistados por Túpac Yupanqui, quien, entre otras cosas, fundó el asentamiento urbano de Caxas, en las tierras de Coyayca. Los guayacundos pasaron a formar parte del Tahuantinsuyo en calidad de leales servidores de los incas, los que les confiaron cargos de responsabilidad a favor del Estado.Ítem Acceso Abierto Fundación y evolución del pueblo de Santa Bárbara de Iquitos(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2012) Espinoza Soriano, WaldemarEl territorio de la antigua Gobernación y Comandancia General de Maynas, a partir del fracaso de su conquista mediante las fuerzas militares, fue entregado a la Compañía de Jesús. Así lo planteó su gobernador Pedro Vaca al virrey del Perú, conde de Chinchón, quien lo puso en conocimiento del rey de España, el cual a su vez resolvió conceder a los discípulos de San Ignacio de Loyola las misiones de Maynas. El monarca y el virrey confiaban en el celo y táctica de estos sacerdotes para la efectiva victoria cristiana frente a las etnias de la Montaña. Enseguida de instalados los jesuitas en el espacio maynense, navegaron por uno y otro lado utilizando las vías fluviales para ubicar y reconocer a las etnias, con el deseo de no excluir a ninguna. Por lo tanto, los iquitos también comprendieron uno de los grupos humanos de su atracción. Ahora, precisamente, hablaré algo acerca de esta agrupación tribal de conformidad con los relatos de cronistas y viajeros que los conocieron y trataron. La fecha más antigua en que son mencionados con este nombre es el año de 1738. La crónica del padre Pablo Maroni la ubica a un día de viaje arriba de una aldea habitada por yameos en una de las márgenes del Nanay. La etnia Iquito ocupaba entonces un bosque húmedo muy extenso, en el que —en la época citada— los mencionados misioneros se ingeniaban por fundar varias reducciones. Los abundantes iquitos estaban rodeados por la numerosa «nación» yameo.Ítem Acceso Abierto Los mitmas cañar en el reino de Yaro (Pasco), siglos XV y XVI(Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva Agüero, 1975) Espinoza Soriano, WaldemarNo contiene resumen