Rediseño institucional basado en el desarrollo de un nuevo modelo de gobernanza con redes comunitarias para el cierre de la brecha residual de telecomunicaciones rurales en el Perú
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Abstract
Conectar a los desconectados viene siendo, con mayor o menor intensidad, la situación
deseada de atención a un problema en la agenda pública peruana desde hace casi treinta
años. A inicios de la década de los 2020, sobre todo a raíz de la pandemia de la COVID-
19, se ha visto que la amplia brecha en los servicios de telecomunicaciones en áreas rurales
limita, en sus habitantes, condiciones elementales para el desarrollo de sus proyectos de
vida, su inclusión social y el ejercicio de sus derechos en igualdad. Dicho esto, el problema
público identificado es la insuficiente conectividad de servicios de telecomunicaciones para
los habitantes de áreas rurales de «brecha residual» de telecomunicaciones. Con este
nuevo término, se pretende caracterizar a aquellas localidades que, para el sector privado
y el sector público, no son priorizadas ni son priorizables dentro de las intervenciones de
inversión de los modelos de negocio ni de las que conforman el diseño institucional actual
con las que se promueve la entrega de servicios en áreas rurales. Las causas de las que
deviene este problema público se encuentran en la concurrencia de que las intervenciones
públicas en el cierre de brechas de conectividad resultan limitadas, a que existen mayores
preferencias de inversión privada en áreas urbanas y a la presencia de condiciones
desfavorables para la generación de demanda en áreas rurales. Por ello, se considera
válido revisitar este problema público bajo una heurística que profundice sobre estas causas
e identifique cuáles son las limitaciones en el actual diseño institucional. Es así como se
establece que la conectividad digital en áreas de «brecha residual» califica como un wicked
problem y que el diseño institucional actual, regido con intervenciones top-down, es
insuficiente para afrontarlo con eficacia. En tal sentido, este trabajo propone, partiendo de
la oportunidad que brinda la emergencia de las redes comunitarias sostenibles como
espacios de autogestión de servicios de telecomunicaciones en áreas rurales, la
incorporación de una tercera vía que promueva en el Perú, como política pública, a las
redes comunitarias de comunicaciones para la atención de la brecha residual en el corto
plazo. Esta nueva vía, complementaria al diseño institucional actual peruano, se constituye
a partir de un nuevo modelo bottom-up de gobernanza multiestamental centrado en el
potencial usuario rural y con base en una organización conformada para este propósito o
en el actual tejido rural de organizaciones comunitarias de otros sectores, como son, por
ejemplo, las comunidades campesinas, las administradoras de servicios de agua o las
cooperativas cafetaleras. Su materialización se da en la generación de un marco normativo
específico que promueva, como política pública, una estructura de decisión para las
comunidades en las que se reconfiguren los roles de los actores y sus dinámicas
tradicionales. En este espacio, fuera de las lógicas de mercado tradicionales, las
comunidades organizadas pueden, en línea con sus inherentes aspiraciones, reconocer sus necesidades, limitaciones, amenazas y fortalezas y, a partir de ello, elegir y desarrollar un
esquema de conectividad contextualmente más eficiente bajo un enfoque de
interculturalidad y que aprovechen, por ejemplo, soluciones de bajo costo o de tecnologías
abiertas. Por su parte, las funciones del Estado devienen en un rol de promoción, de
articulación y, eventualmente, de financiamiento; no siendo menor el rol que,
potencialmente, pueden cumplir la sociedad civil, el sector privado, la academia o la
cooperación internacional en estas mismas funciones. Connecting the disconnected has been, with greater or lesser intensity, the desired situation
of attention to a problem in the Peruvian public agenda for almost thirty years. At the
beginning of the 2020s, especially because of the COVID-19 pandemic, it has been seen
that a wide gap in telecommunications services in rural areas limit their inhabitants the
elementary conditions for the development of their life projects, for their social inclusion and
the exercise of their rights with equality. That said, the public problem identified is insufficient
telecommunications service connectivity for inhabitants of rural areas of telecommunications
called "residual gap".
With this new term, it is intended to characterize those localities that, for the private sector
and the public sector, are not prioritized or prioritizable within the investment interventions
of the business models or those that make up the current institutional design with which the
delivery of services in rural areas is promoted. The causes of this public problem lie in the
concurrence that public interventions in closing connectivity gaps are limited, that there are
greater preferences for private investment in urban areas, and the presence of unfavorable
conditions for the generation of demand in rural areas. Therefore, it is considered valid to
revisit this public problem under a heuristic view that focus on these causes and identifies
what the limitations are in the current institutional design. This is how it is established that
digital connectivity in areas of "residual gap" qualifies as a wicked problem and that the
current institutional design, governed by top-down interventions, is insufficient to face it
effectively. In this sense, this work proposes, based on the opportunity offered by the
emergence of sustainable community networks as spaces for self-management of
telecommunications services in rural areas, the incorporation of a third way that promotes
in Peru, as a public policy, community communications networks for the attention of the
residual gap in the short term. This new path, complementary to the current Peruvian
institutional design, is constituted from a new bottom-up model of multi-state governance
focused on the potential rural user and based on an organization formed for this purpose or
on the current rural fabric of community organizations from other sectors, such as, peasant
communities, water service managers or coffee cooperatives. Its materialization occurs in
the generation of a specific normative framework that promotes, as a public policy, a
decision-making structure for communities in which the roles of the actors and their
traditional dynamics are reconfigured. In this space, outside of traditional market logics,
organized communities can, in line with their inherent aspirations, recognize their needs,
limitations, and strengths and, from this, choose and develop a contextually more efficient
connectivity scheme under an intercultural approach and it takes advantage of, for example,
low-cost solutions or open technologies. For its part, the functions of the Government become a role of promotion, articulation, and, eventually, financing; the role that civil society,
the private sector, academia, or international cooperation can potentially play in the same
functions is not minor.