dc.description.abstract | Este trabajo parte de tres premisas: 1) que China ha llegado a ser la segunda
potencia del mundo y a convertirse en un segundo polo de influencia global; 2)
que su evolución histórica moderna, en particular su inserción internacional,
ha sido estudiada con mucho menor profundidad que las de las grandes potencias
occidentales; y, 3) que puede haber importantes lecciones a extraer de su
evolución histórica. En este contexto, la obra examina el apogeo del Imperio,
bajo la dinastía Qing, su inmediata caída en el Siglo de la Humillación a partir
de 1839 y, en particular, la fase de la Revolución Nacionalista hasta la segunda
guerra con Japón (1937-1945).
Asimismo, el autor analiza las causas de las crisis que trajeron el Siglo de la
Humillación y las razones por las que en China no se dio una gran reforma
interna como en Japón. Se destaca también la capacidad de insurgencia de las
masas rurales, la influencia subversiva del factor religioso y las amenazas de
secesión de algunas rebeliones.
En lo externo, la obra subraya las influencias de la Rusia, tanto zarista como
soviética, y de Japón. Encuentra que la primera guerra con Japón (1894-1895)
produjo un gran cambio en la posición internacional de China así como en la
actitud de sus élites urbanas en la tarea de construir una nación moderna.
En medio de la anarquía inicial de la Revolución Nacionalista, el trabajo singulariza
una movilización social (Movimiento 4 de Mayo) que dio un vuelco
decisivo a la situación modelando la idea de una nación china. También refiere
que en la ciudad de Shanghái se desarrolló un pujante capitalismo chino así
como un poderoso intento revolucionario del proletariado, que fue cruentamente
debelado. Finalmente, se señala que la segunda guerra con Japón hizo aflorar en los campesinos
movilizados por el Partido Comunista, un vigoroso sentimiento que
completó las condiciones para lanzar, en 1949, un proyecto integral de nación
china. | es_ES |