"La estética de la crueldad" : una lectura sobre De sobremesa de J. A. Silva a la luz del Fausto de W. J. Goethe
Acceso a Texto completo
Abstract
Si bien la crítica latinoamericana contemporánea ha estudiado buena parte de las
referencias literarias, plásticas y filosóficas de De Sobremesa (1895) de José
Asunción Silva, aún queda por investigar con mayor profundidad cuál es la
relación que se establece entre esta novela típicamente modernista y la mitología
faustiana. La mayoría de estudiosos de la obra de Silva han señalado las fuertes
influencias europeas de fines del siglo XIX enfatizando en las de Joris-Karl
Huysmans, Charles Baudelaire, el novelista y psicólogo Paul Bourget, el pintorpoeta
Dante Gabriel Rossetti, Friedrich Nietzsche e incluso Arthur Schopenhauer.
Sin embargo, no se ha considerado con seriedad el influjo que sin lugar a dudas
tuvo Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) en la obra de José Asunción Silva
(1865-1896).
El Modernismo fue un movimiento literario que surgió en Latinoamérica a fines del
siglo XIX y cuya estética estuvo determinada en gran parte por la necesidad de
instituir un nuevo modelo de hombre intelectual moderno que estuviera al margen
de los discursos del poder político y educativo. Durante casi todo el siglo XIX el
letrado era un intelectual ligado al dominio de lo público y a las más altas esferas
del poder político. La literatura constituía un dispositivo puesto al servicio del
Estado que, en ese entonces, buscaba educar a una gran parte de la población
americana considerada como “bárbara” y “salvaje”. Son los casos del Facundo
(1845) de Domingo Faustino Sarmiento, Amalia (1851) de José Mármol y María
(1867) de Jorge Isaacs, textos narrativos realistas con fines didácticos. Con la
emancipación de la metrópoli, la literatura latinoamericana empieza a tomar
distancia de sus obligaciones pedagógicas–morales y, como consecuencia de ello,
los escritores se repliegan en la soledad de sus despachos para crear desde su yo
interior. De aquí se entiende por qué en la poesía como en la narrativa modernista
hay una repetición de imágenes alusivas a los espacios interiores como las
habitaciones de las amadas, los despachos, las tertulias entre amigos cercanos y
los consultorios médicos. En este “interior”, perfumado del olor de los cigarrillos de
Oriente, colmado de exóticos objetos decorativos traídos desde China y tapizado
con finos terciopelos y pieles de origen ruso, las referencias librescas no pasan
desapercibidas. Bajo este mismo espíritu sofisticado y preciosista para describir
las atmósferas intimas, la novela de Silva podría ser considerada como un valioso
catálogo bibliográfico que recoge muchas de las inspiraciones artísticas y
científicas de su autor. De sobremesa es, entonces, no sólo una “autobiografía
novelada” donde el personaje principal es “un alter ego exacto” (Remedios Mataix,
111) de J. A. Silva, sino un homenaje a los autores y sus obras que más huella
dejaron en la corta vida del autor. .