dc.description.abstract | Esta investigación se llevó a cabo en un contexto de gestión pública que dinamizó la
existencia del Centro de Investigación e Innovación de Pregrado (CIIPRE) en el
Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (PRONABEC). El PRONABEC,
desde su creación, el 2012, se posicionó como la innovación de gestión pública en
educación más importante para la ejecución de la política de “inclusión social” que fue
en síntesis la voluntad del gobierno 2011-2016. Esta vigorosa “voluntad política”, se vio
sostenida en un equipo de trabajo que llevó, ininterrumpidamente, durante todo este
tiempo, la conducción del PRONABEC, y que impuso un modelo particular de gestión,
que resumiremos en el logro de 3 procesos estratégicos:
1. Proceso estratégico 1: informatizar procesos (con lo cual el
PRONABEC se consolidó como el primer organismo público en ejecutar
una política global de gobierno electrónico);
2. Proceso estratégico 2: certificar procesos (motivo del cual el
PRONABEC se posicionó como el primer y único programa social de
todos los gobiernos del Perú en lograr una certificación de calidad ISO
9001); y
3. Proceso estratégico 3: ejecutar una gestión basada en evidencias
(motivo del cual se organizó un equipo funcional de generación de
evidencia que se constituyó en la base del CIIPRE).
El CIIPRE tuvo por pretensión ser en el primer “think tank” público. Lamentablemente,
su existencia se vio marcada por los avatares propios del ejercicio de la política pública
en nuestro país. Con el cambio de gobierno (hecho que se hizo oficial en julio del
2016), y la institucionalización posterior al ascenso de una nueva fuerza política
(representada ya no por Ollanta Humala sino por Pedro Kuczynski), se procedió a
reorganizar todo el PRONABEC, con lo cual se desarticularon 2 de los tres ejes
estratégicos antes mencionados: se descontinuó la política de certificación de procesos
(motivo por el cual el PRONABEC a partir del 2018 ya no cuenta con la certificación
ISO más importante: diseño y entrega de becas); y se desarticuló también la política de
gestión basada en evidencia (motivo del cual el PRONABEC no cuenta ya con un
CIIPRE). Estos son, a fin de cuentas, los tropiezos que vive la gestión pública y que nos
debe llevar a pensar las raices de la pobreza de las instituciones estatales.
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Se supone que un resumen es el lugar donde se sintetiza una tesis, sin embargo, dada la
naturaleza del presente trabajo este resumen debe ser además el ejercicio de una
justificación, sentido que pretendemos no en estas líneas, solamente, sino en todo el
documento en su integridad. Quien estas líneas escribe tuvo la oportunidad de conducir
el CIIPRE desde sus inicios hasta su momento final. Formé parte del equipo conductor
del PRONABEC, puedo decir (aún pecando de autobiografía) que el peso de la gestión
recaía sobre seis hombros: 1. en la figura del Director Ejecutivo, 2. en la figura del Jefe
de la Oficina de Becas, y 3. en la figura del “responsable de evidencias”. Me hice
responsable de la conducción de la “Unidad de Monitoreo, Evaluación y Generación de
Evidencia” (2012-2013), y luego de la “Coordinación de Evaluación y Generación de
Evidencia” (2014-2016). Desde el año 2015, a todo este equipo de trabajo le llamamos
“Centro de Investigación e Innovación de Pregrado” (CIIPRE). En todo este espacio de
tiempo, el CIIPRE supo definir tres lineas claras de trabajo para la generación de la
evidencia en respuesta a la problemática de gestión pública que vivíamos:
1. La primera linea de trabajo estaba asociada a la investigación en las
estructuras sociales de compañerismo y afinidad que forman los
estudiantes de educación superior, y su impacto en la movilidad social
(esto fue clave para el diseño de estrategias de integración de becarios, y
para la reducción de las inequidades del acceso a la educación superior, y
para la reducción de fenómenos como la exclusión de la inclusión social:
es decir: el ingreso masivo de jovenes a la educación superior
procedentes de entornos de pobreza o pobreza extrema que resultaban
siendo excluidos de los beneficios de la vida universitaria o técnica por
mecanismos de segregación y discriminación institucionalizados en la
misma “cultura” de las instituciones de educación superior).
2. La segunda línea de trabajo estaba asociada a la investigación en
políticas públicas (esto permitió contar, para los intereses de la gestión,
con informacion original producto del análisis permanente de las bases
de datos oficiales, incluso nos permitió identificar, por ejemplo,
inconsistencias en la Encuesta Nacional de Hogares; los reportes de
discusión generados en esta linea de investigación permitieron la
organización de mesas de dialogo y foros de discusión que contaron con
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la presencia de investigadores importantes en el campo educativo tanto
nacionales como internacionales).
3. La tercera, y última, línea de trabajo estuvo asociada a investigar el
campo de las neurociencias y la educación.
¿Por qué, podría cuestionarse, se fijó a las neurociencias como eje para la teorización de
la educación en el marco de la gestión del CIIPRE? Esto puede explicarse definiendo
brevemente que existen dos tipos de neurociencias: la neurociencia natural (la que
comunmente se le conoce como “neurociencia” a secas) y la neurociencia social (que
epistémicamente puede ser una psicobiología social, o más precisamente una
sociobiología informacional). La neurociencia natural se nutre esencialmente de los
saberes procedentes de la psicobiología, mientras que la neurociencia social se nutre
esencialmente de los saberes de la psicobiología tanto como de la antropología y de la
sociología. Digamos entonces que las neurociencias que profesamos no son lo que se
profesa usualmente bajo el rótulo de “neurociencia”, nuestra nuerociencia social no se
limita a los vericuetos del cerebro, comprende que el cerebro es una parte del sistema
nervioso, y al contar con leyes para explicar la estructuración ordenada y organizada de
la materia y los sistemas vivos, puede explicar (nuestra neurociencia social) al sistema
nervioso como lo que es: un sistema que integra toda la experiencia de una persona, y
que en tanto sistema se puede integrar en otro sistema más envolvente: la realidad ya no
biológica humana sino social. El peso de esta diferencia (entre neurociencia natural y
neurociencia social) no es menor. Consideramos que las neurociencias, solo cuando se
sostienen en una perspectiva social, tienen la capacidad de englobar todos los saberes
sobre la explicación de la naturaleza humana: siendo por tanto el espacio idoneo, el
caldo de cultivo primordial, para la discusión del “sujeto de la política”. Este es el
mérito de una neurociencia social a diferencia de una neurociencia natural. Nuestra
tercera linea de trabajo no era, entonces, el simple y llano estudio del cerebro
(aspiración que limita a la neurociencia natural), sino un espacio para la teorización de
la naturaleza del sujeto de la política (el becario) en el marco de la existencia del
sistema educativo, que como nos tocaba estaba representado por su último estadio: la
institucionalidad de la educación superior1. Por tanto, no es que una linea de trabajo del
1 Resultas de estas tres lineas de trabajo, es que el PRONABEC (en el marco de negociación con las
instituciones de educación superior) logró tener rectoría administrativa, financiera, y académica. Todo
esto se tradujo finalmente en una serie de reconocimientos a la excelencia en la gestión pública: entre
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CIIPRE haya incluido a las neurociencias, es todo lo contrario, quienes llevaron la
conducción del CIIPRE (en todos sus momentos de existencia entre el 2012-2016)
supieron sustentar e imprimir como base de su ejercicio profesional: una explicación del
Estado, del gobierno, de lo público, del sujeto (y en particular: de la estructuración del
sistema nervioso humano: desde sus celulas neurales hasta su actividad social
consciente), que se tradujo en un modo de generar evidencia, y que acompañó
sosteniendo el logro en la consolidación de los tres procesos estratégicos arriba citados:
uno para resolver los problemas de la operativización de los procesos de gestión; uno
para resolver las necesidades técnicas que obliga toda gestión pública comprometida
con la calidad en la inversión social; y uno para impulsar una política basada en la
evidencia (y aquí dentro: la producción de conocimiento que fue la base de actuación
del CIIPRE: en su objeto principal de teorizar al sujeto de la política). Resultas de esto
es que el PRONABEC, pudo crear, de modo original, distintas modalidades de Becas
entre los años 2012-2016. Fue responsabilidad del equipo conductor del CIIPRE, la
creación, el diseño, la implementación, el monitoreo, y la evaluación de las becas más
importantes: Beca Presidente de la República, Beca 18 (en todas sus modalidades, tanto
nacionales como internacionales), Beca para Comunidades Nativas Amazónicas, Beca
de Permanencia, Beca Excelencia Académica, y Beca Vocación de Maestro.
Como se puede ver, diferenciamos bien entre una neurociencia social (que se inscribe
en una explicación de la sociedad) y una neurociencia natural (o cognitiva, que se pierde
dentro de la cabeza de las personas). Para nuestro ejercicio como policy makers,
resaltamos que la neurociencia natural no nos resulta suficiente, siendo más necesario
contar con una neurociencia social dado que trabajamos a nivel de la política, a nivel de
la gestión pública que son realidades supraindividuales que no se sostienen sobre un
saber que se encuentra en el cerebro sino en la integración sistémica cerebro-sociedad.
Del mismo modo, existen autores importantes que sostienen que para el caso de la
educación (en todos sus niveles: tanto en el diseño de políticas como en la gestión
pedagógica y en las labores de enseñanza), resultaría más eficaz una neurociencia social
que una neurociencia natural (Bennett & Hacker, 2003; Ortiz, 2006). Siendo
conscientes de la magnitud de esta diferencia, es que nos propusimos aplicar desde el
CIIPRE una serie de encuestas a los becarios de nuestra beca “más educativa”: la Beca
el 2012 y 2016 el PRONABEC logró significativos premios, año tras año, por sus buenas prácticas. El
último de estos reconocimientos fue el Premio Creatividad Empresarial del año 2016.
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Vocación de Maestro (BVdM). Esta data permitió, en su momento, sostener el ejercicio
técnico de la gestión pública. Para el sentido de esta Tesis hemos elegido algunas
variables, hemos considerado muchas variables no mostradas en un inicio, y hemos
realizado análisis más profundos, hecho que a veces no es posible en “plena acción”
sino que necesitan, para alumbrarse, del reposo que solo puede otorgar el
distanciamiento de los hechos. En la BVdM hemos identificado dos actores: las
universidades (a las cuales llamamos: oferta) y los estudiantes (los becarios: la
demanda). Para el caso de la oferta hemos investigado si se enseña neurociencias como
parte de la formación universitaria en las facultades de educación, y si se enseña: qué se
enseña cuando se enseña neurociencias. Demostramos que en todas las universidades
participantes existe un espacio al que hemos llamado: “Cátedra para la enseñanza de las
Neurociencias”. Luego, hemos esbozado un análisis del desarrollo histórico de las ideas
(en neurociencias) en el Perú, y con esto hemos caracterizado el cuerpo de lo que se
enseña dentro de dicha “Cátedra”. A partir de esto hemos identificado que en todas las
universidades participantes de la BVdM solo se enseña “neurociencia natural”. Por otra
parte, para el caso de la demanda, hemos descrito las caracteristicas y perspectivas de
los becarios, tanto como sus conocimientos e intereses en torno a las neurociencias.
Puntualmente, los futuros maestros, en el inicio de su carrera, reconocen a las
neurociencias como un espacio de mucha importancia dentro del campo educativo. Sin
embargo, identificamos que los becarios conocen tanto como están confundidos (y más
gravemente: los que más conocen más confundidos están). Teorizamos que esta
confusión es propia del conocimiento vulgar de las neurociencias (conocimiento
justamente que no diferencia entre una neurociencia social y una neurociencia natural, y
que cree que la neurociencia natural (entiéndase: neurociencia cognitiva) es la única
neurociencia que existe). Es en este marco de contar con una demanda “demandante” y
una oferta que no “oferta” lo que la demanda necesita es que posicionamos nuestra
discusión y aquí elaboramos nuestras recomendaciones de política. | es_ES |