Justicia distributiva y pobreza global: alcances y límites de la teoría de John Rawls
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Abstract
Una de las tareas políticas más importantes de inicios del siglo XXI es la implantación
de un orden de justicia mundial que dé respuesta a “los grandes males de la historia
humana –guerra injusta y opresión, persecución religiosa y denegación de la libertad de
conciencia, hambre y pobreza, genocidio y asesinato en masa–”.1
La filosofía,
frecuentemente tildada de estéril, puede ayudar en su solución. Por ello, quiero
centrarme filosóficamente en uno de esos males: la pobreza. La globalización de la
economía no ha generado mejores condiciones de vida para los países que intercambian
sus productos “imparcialmente” según el mercado, sino que ha incrementado las
desigualdades entre ellos y su relación de dependencia.