En disposición para amar : deseo, sexualidad y virtud en los modelos eróticos del Banquete de Platón
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Abstract
La presente tesis busca sostener que el Banquete permite entender al amor como disposición erótica,
cívico y política, pues enlaza la virtud, el deseo y la sexualidad con la meta final, a saber, la gestación de
un hombre bueno. En vistas a ello, hemos realizado una revisión bibliográfica que nos permite justificar
que el cuerpo tiene efectos palpables en la educación del deseo del alma, efectos que la tradición griega,
arcaica y clásica, asumieron como parte de la misión paidética de la pederastia y que Platón se esforzó
en controlar y direccionar principalmente hacia la convivencia cívica y el buen gobierno ejercido, este
último, por el hombre bueno. Una de las conclusiones que sostenemos es que el cuerpo y la sexualidad
tienen, un papel importante no solo en el acceso a los Formas sino en la consecución de este tipo de
hombre. No sostenemos que Platón haya superado esa incomodidad con la que los hombres de su
tiempo invitados a departir en el Banquete expresan sobre los aphrodisia, pero sí que dejó evidencias
de que el cuerpo debía estar presente en el camino hacia la vida buena. Otro asunto expuesto es que,
por lo general, no se hace suficiente énfasis en la equivocidad semántica del eros, pero la tesis aborda
no solo ésta ambigüedad sino también la que le corresponde al concepto de “bueno” para poder
justificar que el eros ni es puramente intelectual ni es puramente sexual o físico. Más bien, la virtud del
eros radica en hallarse en un lugar de privilegio desde donde se dispone hacia lo intelectivo incorporando
contenidos sexuales y corpóreos con virtud. Para explicar ese lugar de privilegio, la ruta que la tesis
propone recorre tres modelos eróticos: interpersonal, trascendental y sintético-relacional. Los modelos
recogen los discursos expuestos en el simposio y se organizan de esta manera para justificar la hipótesis,
es decir, que la disposición para amar es una condición de la vida buena, esto se convierte en una lectura
posible valorando todos los discursos y el aprendizaje, accidentado y torpe, que en boca de Alcibíades
profundiza que el acceso a las Formas requiere de los placeres del cuerpo y de impericia que pueda
conllevar. La paideía del deseo se concibe justamente en razón de este aturdimiento y la enkrateia con
la que se le asume.