La inejecución de las sentencias del Tribunal Constitucional : problema y soluciones
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Abstract
El propósito del proceso fue en sus orígenes y es en la actualidad, en
esencia, generar orden y justicia en la sociedad. Para contrarrestar la
naturaleza competitiva del hombre, su ingenio conservativo de sí mismo
y su condicionante indispensable para su existencia que es la sociedad,
lo llevó a despojar del uso de la fuerza personal al individuo y
concentrarlo en una entidad organizadora, administradora y
distribuidora. Con el nacimiento del Estado nace la necesidad de
parametrar la interacción entre los sujetos para viabilizar, hacer
oportuna y no contraproducente la cooperación humana.
Esta idea resume con gran injusticia el gran acontecimiento que fue el
nacimiento de la jurisdicción. En la necesidad de resolver los conflictos
entre los individuos y de resolver las incertidumbres jurídicamente
relevantes, debe aparecer entre las partes un tercero legitimado y
desinteresado en la causa a resolver. Es así que la jurisdicción surge
como actividad de impartir justicia concentrada de forma unitaria, por
evolución histórica, en el Poder Judicial del Estado. Función que
deviene en un deber del funcionario estatal y del Poder, pues será su
decisión, su concepto de lo justo jurídicamente sustentado, el que
prevalezca sobre la sociedad y tenga observación forzosa.
El ejercicio de la jurisdicción aparece ante el requerimiento de partes
que discuten por un interés social con relevancia jurídica en el que el
Estado interviene como tercero imparcial que emplea la ley dictada por
la voluntad de la nación representada para determinar la resolución del
caso. Dentro de este concepto se encierran diversos conceptos ligados
íntimamente: la decisión, ejecución, coerción y documentación.