Explorando por Autor "Uhde, Bernhard"
Mostrando 1 - 4 de 4
- Resultados por página
- Opciones de ordenación
Ítem Texto completo enlazado ¿Dios ha muerto? La frase nietzscheana sobre la muerte de Dios” y la vitalidad de los monoteísmos en la Modernidad(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2014) Uhde, BernhardEn la época moderna, las grandes religiones monoteístas –judaísmo, cristianismo e islam– pueden dar la impresión de ser anacrónicas, pues por sus principios y sus rituales parecen pertenecer al medioevo. Una breve consideración de la historia de la ciencia occidental, ciertamente marcada por la filosofía primera y efectuada la división en sus tres épocas –antigua, medieval y moderna–, parece confirmarlo. Como principio del pensamiento medieval puede considerarse al Uno, reconocido por Plotino como condición necesaria de toda multiplicidad y que en las religiones es identificado con Dios. Con Descartes, la época moderna sustituye este principio, y al final de esta época Nietzsche afirma que ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! ¡Nosotros lo hemos matado!” Pero, ¿ha muerto Dios? Si la época moderna, si la Modernidad iniciada con Nietzsche ha matado a Dios, ¿quiere decir esto que también se le ha quitado la vida, la vitalidad, a las religiones monoteístas? ¿O siguen viviendo gracias precisamente a un asentimiento libre y autodeterminado a un Dios vivo que puede pensarse en relación con el mundo y los hombres?Ítem Texto completo enlazado En el principio era el logos” –¿o más bien el mythos? En torno al principio de la re-presentación en el judaísmo y el cristianismo(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2009) Uhde, BernhardMito y logos se unen en la descripción del mito que admite una representación (Vergegenwärtigung) y es comprensible para el entendimiento: muqologei=n”. De este modo, aquel logos que era en el principio” es él mismo un mito, si no se hiciera presente (vergegenwärtigt) a sí mismo como logos. El principio de la religión, el Eterno mismo, deja narrar en el judaísmo un mito que culmina en un logos y puede ser interpretado como tal. En el cristianismo, la auto-re-presentación del principio de la religión como autorreflexión, esto es, la encarnación, pone al logos antes que al mito: El que me ve a mí, ve al Padre” (Jn. 14, 9). Esto es lo que distingue al cristianismo de aquello que ha de permanecer ajeno al judaísmo, pues: No puedes ver mi rostro y seguir viviendo” (Ex. 33, 11ss). --- ‘In the beginning was the logos’ –or was it rather the mythos? On the Re-presentation Principle in Judaism and Christianity”. Myth and logos are united in the description of myth which allows for a re-presentation (Vergegenwärtigung) and is comprehensible for the understanding: muqologei=n”. Thus, that logos which was in the beginning” would be itself a myth, if it does not present (vergegenwärtigt) itself as logos. The principle of religion, the Eternal itself, allows in Judaism the narration of a myth that ends in a logos and can be interpreted as such. In Christianity, the self-representation of the principle of religion as self-reflection, that is, incarnation, puts the logos before the myth: He who has seen me has seen the Father” (Jn., 14,9). This is what distinguishes Christianity from that which will remain foreign to Judaism, since: you cannot see my face; for no one shall see me and continue to live” (Ex. 33, 11ff).Ítem Acceso Abierto El genio en la botella o cautiverio y libertad de las humanidades(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2019) Uhde, Bernhard«¡Oh Salomón, profeta de Dios! ¡Perdóname, perdóname! No quiero desobedecerte nunca más y nunca me rebelaré contra tus mandatos» (de la novena noche de Las mil y una noches: Weil, 1838, p. 37). Estas son las primeras palabras del genio (o espíritu) que se encontraba atrapado en una botella sellada, la cual fue recogida bajo la luz de la luna por un pobre pescador al lanzar su red por cuarta y última vez al mar. El pescador, ansioso por averiguar el contenido de la botella, perfora el sello de plomo de Salomón que la mantenía cerrada, la pone de cabeza y la sacude: no sale nada. Finalmente, sin embargo, surge una humareda de la botella que se condensa hasta transformarse en un genio, cuyos pies se apoyan sobre la tierra, pero cuya cabeza llega hasta el cielo. «Al verlo, se estremeció el cuerpo entero del pescador, sus dientes rechinaron y su garganta se secó» (p. 37). En ese momento, el genio se dirigió al pescador. Esto es lo que cuenta Scheherazade en la novena noche de Las mil y una noches, aquella famosa serie de relatos con los que salva su vida. En efecto, Scheherazade le narra estas historias al sultán Shahriar, quien ejecuta no solo a su mujer en venganza por la infidelidad de esta, sino a cada una de las jóvenes doncellas que lleva a sus aposentos noche tras noche. Sin embargo, Scheherazade interrumpe sus relatos cada noche justamente en el punto más alto de suspenso para continuar al día siguiente, con el fin de que el sultán no la mate, sino que desee seguir escuchándola.Ítem Texto completo enlazado ¿Religiones del amor? Reflexiones sobre religión y violencia en las grandes religiones monoteístas(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2005) Uhde, BernhardThe great monotheistic religions –Judaism, Christianity, and Islam– agree in announcing God’s love for men, while demanding men’s love for God and for their neighbors. However, a brief look at these religions’ praxis leads to doubt whether this love is not a mere statement, while in history and at present were and are still imposed exclusive truth claims exercising violence against the adepts of the own religion (internally”) and, in especial, against the followers of other religions (externally”) in order to attain political power. Now, a distinction between the just sovereign power of God and detrimental violence should be made, asides from the fact that God’s sovereign power and God’s concept is not the same in the three great monotheistic religions. In Judaism God governs with love and as king, in Christianity with love and as servant, in Islam with love and majesty. Nevertheless, sovereign power is exclusive of God and detrimental violence is never desired among men. Only thus is power constitutive of religion’s inner nature, but not of the relation between religions or of religions with the world: There is no coercion in religion”.