Explorando por Autor "Gutiérrez, Carlos B."
Mostrando 1 - 3 de 3
- Resultados por página
- Opciones de ordenación
Ítem Acceso Abierto La alteridad de Hegel a Gadamer(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2009) Gutiérrez, Carlos B.El título de este trabajo, «La alteridad de Hegel a Gadamer», parecería sugerir que fuese yo a pasar revista al tratamiento que en los dos últimos siglos distintos filósofos le han dado al tema de lo otro y del otro. No es así. Lo que me interesa es la continuidad y las diferencias de fondo entre el sistema hegeliano y la filosofía hermenéutica en torno a alteridad. En puntos esenciales, como se sabe, la hermenéutica de Gadamer acoge atisbos hegelianos, enfrentando al mismo tiempo las pretensiones metafísicas exageradas que ellos plantean. Este es un ejemplo destacado de la presencia fecunda de atisbos y momentos del pensamiento de Hegel en diferentes vertientes de la filosofía contemporánea, a pesar de que aún se oigan las exhortaciones a no tomar préstamos de Hegel so pena de contagio irreparable de reflexividad totalizante.Ítem Acceso Abierto La escucha paradójica del otro(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2015) Gutiérrez, Carlos B.A la luz de los planteamientos de Levinas, la escucha del Otro resulta ser la tarea paradójica de atender a un absoluto inalcanzable que encarna, no obstante, a todos los interlocutores y a todas las pertenencias vitales y afectivas del ser humano. Es así que la filosofía de la segunda mitad del siglo XX lleva la impronta del fuerte contraste que va de la otredad absoluta, del otro completamente otro, a la otredad pertenencial, a la que estamos vinculados en nuestro ser. Este contraste determina los varios matices de la escucha del Otro de los que me voy a ocupar en este trabajo.Ítem Acceso Abierto Hermenéutica e interculturalidad. Alteridad y conflictos(Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial, 2009) Gutiérrez, Carlos B.Gadamer creía que filosofía es algo que de manera eminente se puede hacer entre amigos, porque entre ellos no es necesario simular que se sabe lo que no se sabe, lo cual permite entrar al diálogo asumiendo de manera cabal los propios límites y, con ello, en la mejor disposición a acoger al otro y a lo otro: solo así se puede dar el portento de la comprensión, el portento de volvernos un poquito más al incorporar algo diferente a nuestro horizonte.