O'Phelan, Scarlett2023-01-312023-01-312013https://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/188830Páginas 73-77El virrey Fernando de Abascal, al abandonar el Perú en 1816, hizo hincapié en lo poco que le importaban las ácidas críticas que se habían desatado contra su gestión política - particularmente en la coyuntura de las Cortes de Cádizya que tenía en su haber, «la gloria de haber sido el único punto de apoyo que ha sostenido y sostiene a esta América del Sur, (eso) nadie me lo puede oscurecer» (Díaz Venteo, 1948: 17). Se ha señalado que, probablemente, de no ser por la mano férrea del virrey, Lima no se hubiera convertido en el bastión realista por excelencia, de donde salieron las tropas encargadas de sofocar los brotes insurgentes que estallaron en los virreinatos vecinos del Río de la Plata y Nueva Granada; además de la capitanía general de Chile.spainfo:eu-repo/semantics/openAccesshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/pe/Conspiraciones--PerúVirreyes--PerúAbascal y el fantasma de las conspiracionesinfo:eu-repo/semantics/bookParthttps://purl.org/pe-repo/ocde/ford#5.06.01https://doi.org/10.18800/9789972623820.005