Isola de Lavalle, Alberto2012-04-252012-04-2520122012-04-25http://hdl.handle.net/20.500.12404/1314Al inicio de la República, el teatro que heredamos del período virreinal no auguraba gran cosa. El monopolio aplicado por España a todos los productos que consumíamos como colonia también había tocado al arte dramático. Las piezas representadas en el Coliseo de Lima, la sala teatral más importante de la Lima de los siglos XVII y XVIII, pertenecían al repertorio peninsular, en su mayoría. Y, para los dramaturgos peruleros (así como para sus colegas en el resto del continente), la consigna era mimetizarse con sus colegas españoles, a nivel de temas, de lenguaje, de ambientación. Esto como condición fundamental para ser representados aquí y, con suerte, en los escenarios íberos. Baste pensar en obras maestras como “AMAR SU PROPIA MUERTE” de Juan Espinosa y Medrano, en el Perú, o “LOS EMPEÑOS DE UNA CASA” de Sor Juana Inés de la Cruz, en México. O incluso la única obra maestra que tiene nuestro teatro del siglo XVIII, “LA RODOGUNA” de Pedro Peralta y Barrionuevo. La única excepción a esta regla estaba en el teatro menor, en el de entremeses y bailes, que permitía un retrato de nuestro entorno bastante cercano a la realidad contemporánea, en contraposición a las ambientaciones madrileñas o exóticas (a la manera de Calderón de la Barca) del teatro mayor. Nos acostumbramos desde la Colonia a mirarnos en presente sólo a través del humor, de la sátira, de aquello que más tarde constituiría el credo del Costumbrismo, la primera literatura nacional de los países que emergieron del yugo virreinal.spainfo:eu-repo/semantics/openAccesshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.5/pe/Teatro--Peru--República--1821.Teatro peruano--Siglo XIXTeatro peruano--HistoriaTeatro peruano--Crítica e interpretacíonEl teatro costumbrista republicano del Perú como afirmación del proyecto de Nacióninfo:eu-repo/semantics/bachelorThesishttps://purl.org/pe-repo/ocde/ford#5.08.00