García-Baró, Miguel2023-02-242023-02-242019https://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/189731Páginas 80-92Nos ocupan dos problemas intrincados y muy urgentes, que sentimos y sabemos todos, desde hace tiempo, que no podemos obviar; aunque también sabemos y sentimos, seguramente, que lo que podamos hacer a su propósito se parecerá a la lucha famosa de don Quijote con los molinos de viento. Hay encantadores malignos, desde luego que los hay; pero no se concretan casi nunca en la maciza forma de un molino, así que las realidades contra las que acometemos no solo nos pueden, sino que no suelen ser aquellas que antes deberíamos alancear. Estos problemas de gigantesco tamaño son, ya sabéis, la universidad y la filosofía. Y para poder tratarlos en un espacio de tiempo razonable quedarán en adelante casi siempre reunidos en la cuestión de la filosofía dentro de la universidad. Solo una palabra introductoria sobre esta última. Universidad significa ideales de máximo rango. En el ámbito de la universidad —ampliamente entendido— es donde se celebra el conocimiento en la doble fiesta de su invención y su tradición. Es evidente que no hay universidad sin tradición, sin enseñanza y aprendizaje; pero también debe volver a ser evidente que no hay universidad sin avances en el conocimiento o, al menos, sin seria pugna por lograrlos. Y la tercera evidencia, aún menos conspicua al parecer, es que solo realiza excelentemente su papel de maestro quien está involucrado personalmente en el progreso del conocimiento; pero que tampoco realiza su papel de alumno más que aquel que desde el primer momento ama más aún las preguntas que las propias respuestas.spainfo:eu-repo/semantics/openAccesshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/pe/Humanidades--FilosofíaUniversidadesEducación--FilosofíaSobre la esencial fragilidad de la filosofíainfo:eu-repo/semantics/bookParthttps://purl.org/pe-repo/ocde/ford#6.03.01https://doi.org/10.18800/9788417556150.008