I F E ANSTITUTO RANCÉS DE STUDIOS NDINOS UMIFRE 17, CNRS-MAEE Actas del Primer Congreso Internacional de Jóvenes Investigadores de la Cultura Mochica Arqueología mochica nuevos enfoques Editores Luis Jaime Castillo Butters Hélène Bernier Gregory Lockard Julio Rucabado Yong Arqueología Mochica: nuevos enfoques Primera edición: mayo de 2008 © Luis Jaime Castillo Butters Hélène Bernier Gregory Lockard Julio Rucabado Yong De esta edición: © Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2008 Av. Universitaria 1801, Lima 32 - Perú Teléfono: (51 1) 626-2000 feditor@pucp.edu.pe www.pucp.edu.pe/publicaciones © Instituto Francés de Estudios Andinos, 2008 Av. Arequipa 4595, Lima 18 - Perú Teléfono: (51 1) 447-6070 Fax: (51 1) 445-7650 postmaster@ifea.org.pe www.ifeanet.org Este volumen corresponde al tomo 21 de la Colección «Actes & Mémoires de l’Institut Français d’Études Andines» (ISSN 1816-1278) Crédito de fotografía: Pieza escultórica mochica, Museo Rafael Larco Herrera Fotógrafo: Carlos Ausejo Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores. ISBN 978-9972-42-836-4 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.° 2008-04854 Impreso en el Perú - Printed in Peru Bélisle EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DEL SANTA 17 EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DE SANTA: CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD CON LOS MOCHICAS DEL INTERMEDIO TEMPRANO Véronique Bélisle* Después de un reconocimiento de los sitios arqueológicos del valle de Santa, David Wilson (1988) propuso que tras la ocupación mochica, el Estado Negro-Blanco-Rojo —cuyo centro habría sido el valle de Casma— conquistó el valle de Santa. Esta hipótesis nunca se verificó con datos arqueológicos. Por ello, en este artículo presento la información obtenida recientemente por el Proyecto Santa de la Universidad de Montreal sobre los patrones de asentamiento, la cerámica y la cronología del valle de Santa, y analizo la relación entre las fases Guadalupito (400 d.C.-650 d.C.) y Tanguche Temprano (650 d.C.-900 d.C.). Mientras la cerámica indica una continuidad cultural entre ambos periodos, los patrones de asentamiento sugieren una discontinuidad política. Exploro algunos procesos culturales que podrían explicar los datos arqueológicos. Al final del siglo VIII d.C., los mochicas (fase Moche IV) se retiraron de los valles al sur del valle de Moche. En esas regiones la cerámica Moche V es muy escasa (Pimentel y Paredes 2003) y una nueva tradi- ción alfarera aparece durante el Horizonte Medio (600 d.C.-1000 d.C.). A la luz de un importante reconocimiento de superficie realizado entre 1979 y 1980 en el valle de Santa (figura 1), D. J. Wilson sugirió que esta nueva tradición de cerámica se rela- cionaba con la formación de una esfera de interacción en la costa norte durante la primera parte del Hori- zonte Medio. Wilson la llamó la esfera «Negra-Blan- ca-Roja», en alusión a los colores que decoran la ce- rámica asociada a ella (Wilson 1988: 334, 342-345). Durante este periodo (Tanguche Temprano, 650 d.C.-900 d.C.), Wilson también notó en el Santa cambios en los patrones de asentamiento, una jerarquía sociopolítica de sitios compuesta de tres niveles —centro regional, centros locales y si- tios residenciales—, un nuevo sistema de rutas intervalles, un aumento de la población y la pre- sencia de construcciones públicas y monumenta- les, como varias huacas y una gran muralla de cer- ca de 75 kilómetros al norte del valle. Estas obser- vaciones convencieron a Wilson de que la esfera de interacción no era solamente económica sino que correspondía a un Estado expansionista. Se- gún este arqueólogo, es posible que el Estado Ne- gro-Blanco-Rojo, cuyo centro probablemente fue el valle de Casma, haya tomado el control del valle de Santa y de los valles adyacentes mediante una conquista militar, imponiendo su cultura material desde el valle de Huarmey hasta el valle de Chicama (Wilson 1988: 224-259, 342-345). Hasta hoy la hipótesis de Wilson no se ha podido comprobar con datos de excavaciones. Además, la transición o coexistencia del Estado mochica y de la esfera Negra-Blanca-Roja tampoco es conocida. ¿Qué proceso cultural representa el nuevo estilo de cerá- mica y los cambios en los patrones de asentamiento observados en el valle de Santa durante el Horizonte Medio? Si bien esta pregunta no puede ser comple- tamente solucionada en esta etapa de nuestro traba- jo, el presente artículo reexamina el tema con nuevos datos sobre los patrones de asentamiento, la cerámi- ca y la cronología del valle. Investigaciones en el valle de Santa Los datos que presentamos en este artículo fueron obtenidos por el Proyecto Santa de la Uni- versidad de Montreal (PSUM), dirigido por Claude Chapdelaine, en el cual participamos durante los años 2001 y 2002. El objetivo principal del PSUM es estudiar la presencia mochica en la parte baja del valle de Santa, su naturaleza y duración y los procesos culturales que la explican: conquista te- rritorial y guerra, o participación voluntaria de las * Universidad de Michigan. Correo electrónico: vbelisle@umich.edu 18 ARQUEOLOGÍA MOCHICA Figura 1. El valle de Santa, cerca de la ciudad actual de Chimbote, y los sitios arqueológicos y regiones mencionados en el texto. Redibujado de Chapdelaine y Pimentel 2001:41. elites locales del valle en la esfera mochica (Chapdelaine et al. 2003: 1-2). El PSUM utiliza una variedad de métodos en el campo: excavaciones en sitios con ocupaciones de las culturas Gallinazo (Suchimancillo), Mochica (Guadalupito) y Tanguche Temprano; visitas a si- tios conocidos para verificar los datos obtenidos por Wilson (1988) y anteriormente por Donnan (1973), así como la afiliación cultural y cronológica de esos sitios y su tamaño; colecciones de superficie en sitios seleccionados y limpieza de pozos de huaqueros en algunos sitios para esclarecer la se- cuencia de ocupación y la cronología relativa en el valle (Chapdelaine y Pimentel 2001-2002; Chapdelaine et al. 2003). El PSUM obtuvo varias fechas radiocarbónicas a partir de muestras de car- bón, maíz y otros materiales orgánicos procedentes de las excavaciones (Chapdelaine et al. 2003: 38). Un total de 82 sitios identificados por Wilson como Mochica / Guadalupito (400 d.C.-650 d.C.) o Tanguche Temprano (650 d.C.-900 d.C.) fueron visitados por el PSUM en el valle bajo de Santa.1 Aunque algunos han sido destruidos por las chacras modernas, se pudo encontrar a la mayoría utilizan- do los mapas de asentamientos de Wilson (1988: 201, 204, 229, 230). En cada sitio se identificó la cerámica presente en la superficie y se estimó el ta- maño de la dispersión de artefactos y arquitectura. Bélisle EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DEL SANTA 19 Figura 2. El Castillo: las Terrazas Norte (Guadalupito) y Este (Suchimancillo, Guadalupito y Tanguche Temprano) y el Sector Alto en la cumbre del cerro (Suchimancillo). Redibujado de Chapdelaine y Pimentel 2002:70. Más tarde, estos datos se compararon con los del reconocimiento de Wilson, bien detallados al final de su monografía (1988: 535-577). En la próxima sección se presentan esos datos con nuestras correc- ciones incluidas. Las excavaciones y colecciones de superficie del PSUM nos han permitido recoger una gran cantidad de cerámica. La mayoría de la que aquí presenta- mos proviene de nuestras excavaciones en el sitio El Castillo (figura 1; Guad-93), ubicado al sureste del río Santa. El Castillo se ubica en una pequeña coli- na cuya cumbre estuvo ocupada por la cultura Gallinazo, mientras que las terrazas de las faldas y la base de la colina fueron ocupadas durante las fa- ses Guadalupito (asociada a los mochicas) y Tanguche Temprano (figura 2). Los artefactos diag- nósticos del tanguche temprano se encontraron en la terraza este del sitio, donde excavamos dos com- plejos arquitectónicos (figura 3). También excavamos en Guadalupito, la Hacienda San José y limpiamos pozos de huaqueros en Huaca China y Guad-88 (figura 1). El análisis de la cerámica aquí presentado también comprende fragmentos y vasi- jas de estos sitios. Las fases cronológicas utilizadas en este artículo son las de Wilson (1988: 9) (tabla 1). Cada fase corresponde a estilos cerámicos específicos y a un particular patrón de asentamiento. Esta cronología 20 ARQUEOLOGÍA MOCHICA Figura 3. La Terraza Este de El Castillo: el Conjunto 1 (Tanguche Temprano) y el Conjunto 2 (Suchimancillo, Guadalupito y Tanguche Temprano). Redibujado de Chapdelaine et al. 2003:77. Bélisle EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DEL SANTA 21 a b c Figura 4. Formas de vasijas Tanguche Temprano: a) la olla de cuello corto; b) el cántaro de cuello ondulado; c) el cuenco con un borde inclinado por el interior. Diámetros en centímetros. es relativa y sus fases corresponden a las de las cro- nologías del valle de Virú y de los Andes centrales, utilizadas por la mayoría de los arqueólogos (Nachtigall 1968: 331). Wilson también propuso fechas para cada fase. Estas fechas no fueron obte- nidas por el fechado radiocarbónico de muestras de material orgánico encontradas en el valle de Santa, sino comparando la cerámica del Santa con la de otros valles de la costa norte. Esta cronología es reexaminada aquí. Patrones de asentamiento en el valle de Santa Wilson (1988: 31-4) dividió el valle de Santa —excluyendo el Callejón de Huaylas— en cinco regiones: la costa; el valle bajo; el valle medio; el valle alto; y el desierto entre los valles de Santa y Chao. Durante su reconocimiento, encontró un total de 1.020 sitios arqueológicos de todas las fases cronológicas (Wilson 1988: 8). De los 194 sitios del valle bajo con ocupaciones mochica y/o tanguche temprano identificados por Wilson, el PSUM visi- tó 82, es decir, el 42.27%. Las observaciones que siguen se basan en los resultados del PSUM en el valle bajo y en los de Wilson en todos los sectores del valle. Había tres tipos de sitios mochica durante la fase Guadalupito en el valle de Santa: los sitios residen- ciales; los sitios administrativos-ceremoniales; y los cementerios. Todos fueron construidos con adobes y quincha. No hay sitios defensivos y, generalmen- te, las ocupaciones están cerca del piso del valle, en áreas abiertas que no se pueden defender (Wilson 1988: 198-222, 335). Este patrón sugiere una Pax Mochica, es decir, un periodo caracterizado por re- laciones intravalle e intervalle pacíficas. Aparente- mente, los mochicas del Santa no temían conflic- tos, invasiones, conquistas o guerras de parte de sus vecinos. Los sitios mochica están concentrados en la parte baja del valle, mientras que los sectores medio y alto están poco ocupados. La quebrada Lacramarca (figura 1) se explota y ocupa por pri- mera vez, probablemente con fines agrícolas (Wilson 1988: 222, 335). Los grupos del Tanguche Temprano tuvieron las mismas categorías de sitios que los mochicas: sitios residenciales; sitios administrativos-ceremoniales; y cementerios. Sin embargo, la mayoría de estos sitios no es de adobe y quincha sino de piedra, lo que re- cuerda la tradición arquitectónica pre-mochica. Como los mochicas, los grupos del Tanguche Tem- prano tampoco establecieron sitios defensivos o fortificaciones. Sin embargo, algunos de sus sitios están ubicados arriba del piso del valle, sobre terra- zas de piedra, mientras que muy pocos sitios están en el sector bajo, abierto y plano del valle (Wilson 1988: 224-255, 342). Eso podría indicar una pre- ocupación por la defensa y seguridad. Los sitios tanguche temprano se concentran en el sector medio del valle (Wilson 1988: 224-255, 342). La parte alta del Santa se encuentra más po- blada que durante la fase Guadalupito y dos nuevas áreas se ocupan: la costa y el desierto entre los valles de Santa y de Chao. Se establece una nueva red de 22 ARQUEOLOGÍA MOCHICA Tabla 1. Fases relativas del valle de Santa y sus estilos cerámicos asociados y fases correspondientes del valle de Virú y de los Andes centrales. Las fechas, propuestas por Wilson (1988:9), fueron obtenidas por comparaciones de cerámicas de otros valles. Tabla 2. Repartición de los sitios tanguche temprano reocupando sitios suchimancillo y guadalupito. rutas, trazada al interior del valle en lugar de seguir los caminos a la costa de los mochicas. La quebrada Lacramarca, fuertemente ocupada por los mochicas, se abandona. Los grupos del Tanguche Temprano, entonces, no reocuparon los lugares estratégicos de la fase Gua- dalupito sino que crean los suyos propios. La mayoría de los asentamientos mochicas fueron aban- donados al final del siglo VIII d.C. o incluso antes. Generalmente los sitios tanguche temprano son nue- vos, y solo el 20% están en lugares que fueron ante- riormente ocupados (tabla 2). Es interesante adver- tir que los tanguche temprano no reocuparon prin- cipalmente sitios mochica, sino sitios gallinazo tem- prano, gallinazo tardío y guadalupito en propor- ciones similares (tabla 2). Si consideramos los sitios gallinazo en un solo grupo, los asentamientos tanguche temprano reocupan más sitios gallinazo (Suchimancillo) que mochica (Guadalupito). Guadalupito Un ejemplo de estos patrones de asentamiento es el sector urbano del sitio Guadalupito (figura 1; Guad-112), el probable centro regional de los mochicas asociado con cerámica de la fase Moche IV. Este sector fue evitado por los grupos tanguche temprano. Se descubrieron algunas tumbas chimú en el sitio, pero no se encontró evidencia tanguche. Sin embargo, algunos de estos sitios están presen- tes en la Pampa de los Incas, la región donde se ubica el sitio Guadalupito (figura 1) y el área cen- tral de los mochicas durante la fase Moche IV. Sin embargo, en esa pampa la presencia de los sitios tanguche temprano es muy débil: hay pocos sitios y ninguno es importante. Por lo tanto, los grupos tanguche no solamente evitaron establecerse en la capital de sus predecesores sino que también evita- ron su área central, reocupándola solo tímidamente. Valle de Santa Valle de Virú Andes Centrales Fechas Fases Estilos Cerámicos 900-1150 d.C. Tanguche Tardío Estampado y Casma Tomaval Horizonte Medio Tardío 650-900 d.C. Tanguche Temprano Negro-Blanco-Rojo y Estampado Tomaval Horizonte Medio Temprano 400-650 d.C. Guadalupito Moche III y Moche IV, de línea fina Huancaco Período Intermedio Temprano Tardío 200-400 d.C. Suchimancillo Tardío Gallinazo Gallinazo Tardío Período Intermedio Temprano Medio 1-200 d.C. Suchimancillo Temprano Gallinazo Gallinazo Temprano – Medio Período Intermedio Temprano Temprano Gallinazo / Suchimancillo Mochica Otro TOTAL Temprano Tardío (Guadalupito) Sitios reocupados por los tanguche temprano 28 25 26 10 89 % de los sitios tanguche temprano reocupando sitios con otra ocupación (N=89) 31,46 28,09 29,21 11,24 100 % de todos los sitios tanguche temprano (N=440) 6,36 5,68 5,91 2,27 20,22 Bélisle EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DEL SANTA 23 Este patrón es más acentuado todavía en la quebra- da Lacramarca, donde solo se encontraron algunos fragmentos de cerámica tanguche temprano. La Ha- cienda San José, un importante centro habitacional Moche IV, no fue reocupado. No obstante, los tanguche temprano sí reocu- paron algunos sitios mochica, principalmente en la parte baja del valle (figura 1). Por ejemplo, la cerámica tricolor y estampada asociada a la fase Tanguche Temprano fue encontrada en los sitios Huaca Ursias (Guad-128/Etan-190) y Huaca Chi- na (Guad-132/Etan-193). Estos sitios no tienen una fuerte presencia mochica, al menos en la su- perficie. La situación es diferente en otros sitios. En el caso de Guad-121, la ocupación principal es Moche IV y la estructura más importante es una cercadura mochica. También se encontraron vasi- jas cuyas formas y decoraciones son típicas del periodoTanguche Temprano. El Castillo El Castillo (figura 1; Guad-93) es un buen ejem- plo de un sitio mochica que fue reocupado duran- te el Tanguche Temprano. Además, el sitio tiene una ocupación gallinazo. El Castillo era un centro mochica importante —probablemente la capital— durante la fase Moche III, mientras que no se en- contró cerámica típica Moche IV en cantidades sig- nificativas. Las excavaciones en el sitio se concen- traron en las Terrazas Norte y Este, y también en el Sector Alto ubicado en la cumbre del cerro (figura 2). El Sector Alto fue solamente ocupado por los gallinazo. La Terraza Norte fue ocupada principal- mente por los mochicas y solo se encontraron al- gunos fragmentos de cerámica tanguche tempra- no. Un grupo que producía y/o utilizaba la cerá- mica típica del Tanguche Temprano vivía en la Te- rraza Este, donde se excavaron dos conjuntos ar- quitectónicos (figura 3). El Conjunto 1 es totalmente tanguche tempra- no, como lo indican la cerámica diagnóstica y la arquitectura. El conjunto contiene tres ambientes. El Ambiente 1 tiene banquetas, un patio central, dos fogones y entradas múltiples. El Ambiente 2 está dividido en pequeñas piezas por muros delga- dos. El Ambiente 3 parece representar una plaza y no tiene divisiones internas. La rampa del lado sur de este ambiente conecta el Ambiente 3 con otro ambiente o conjunto. La cultura material del Conjunto 2 es mayor- mente mochica (fase Moche III). Sin embargo, se encontraron fragmentos de cerámica tanguche tem- prano en el relleno sobre el primer piso y entre el primer y segundo piso. La mayor parte de este con- junto está ocupada por una gran plaza central ro- deada de banquetas, rampas y escaleras. Muchos fragmentos de cerámica tanguche temprano esta- ban asociados a la rampa del norte del Conjunto 2. Este conjunto fue probablemente construido por los mochicas y después modificado y reocupado por un grupo que utilizó los estilos cerámicos de la fase Tanguche Temprano. Algunas evidencias sugieren que la ocupación tanguche temprano en El Castillo fue relativamen- te corta y que el Conjunto 1 fue construido rápi- damente: la arquitectura no es elaborada; solo dos pisos se asocian a la cerámica tanguche temprano; no hay mucha acumulación de arena, tierra o cul- tura material entre las capas; y la cerámica es ho- mogénea. Sin embargo, la presencia tanguche tem- prano era significativa en lo que producía y dejó una cantidad importante de fragmentos de cerá- mica.2 El 24.3% de la cerámica del Conjunto 2 es tanguche. Además, en la parte baja de la Terraza Este, el tanguche temprano representa el 41.6% de toda la cerámica recolectada. En todo el sitio, no hay evidencia de violencia o de destrucción de las estructuras mochicas. Tam- poco hay rastros de una apropiación de los símbo- los de la elite mochica (como la huaca de la Terraza Norte) por otros grupos. De hecho, cuando el gru- po que producía y/o utilizaba la cerámica tanguche temprano se estableció en el sitio, es muy probable que los mochicas ya no estuvieran: el fechado radiocarbónico más tardío para la ocupación mochica es de 1.420 ± 50 a.P. (TO-9744; maíz) o 540-685 cal d.C. (calibrado a dos sigmas con el pro- grama de Stuiver et al. 1998) (Chapdelaine et al. 2003: 37-8). Como veremos después, el compo- nente tanguche temprano en El Castillo fue fecha- do entre los siglos X y XII. 24 ARQUEOLOGÍA MOCHICA Figura 5 (a y b). Cerámica decorada Tanguche Temprano: a) cántaro Negro-Blanco-Rojo con diseños geométricos y zoomorfos, de la Huaca China; b) fragmento estampado con olas/espirales y piel de ganso, de El Castillo (Fotos: Claude Chapdelaine). La cultura material: la cerámica La cerámica mochica y tanguche temprano re- presenta dos tradiciones distintas (ver Bélisle 2003 para el análisis completo de la cerámica tanguche temprano del sitio El Castillo). La comparación que sigue considera las formas, la decoración y las téc- nicas de cocción y fabricación de las vasijas. La cerámica tanguche presentada en este artículo es la obtenida por el PSUM; en cambio, la cerámica mochica que se muestra es la excavada o recolecta- da por varios proyectos de investigación (PSUM, ZUM/Zona Urbana Moche [Claude Chapdelaine, director], reconocimiento en el Santa [Wilson 1988]), la que se exhibe en museos (como el Museo Arqueológico Larco Herrera en Lima), y la publi- cada en otros estudios (Donnan y McClelland 1999; Pillsbury [editora] 2001; Uceda y Mujica [edito- res] 1994, 2003). La cerámica mochica es conocida por sus botellas de asa estribo, sus cántaros de cuello largo, sus flore- ros y sus cancheros, entre otras piezas. Estas formas de vasijas desaparecieron en la cerámica tanguche temprano. Las botellas no son comunes y no tienen un pico recto sino cónico. En cambio, existieron otras formas en la tradición Tanguche Temprano: la olla de cuello corto, el cántaro de cuello ondulado y el cuenco con un borde inclinado por el interior (figu- ra 4). Estas formas nunca se han encontrado en aso- ciación con cerámica o sitios mochica en el valle de Santa (Bélisle 2003; Wilson 1988). La decoración de las vasijas mochica y tanguche temprano muestra diferencias y también similitudes. Algunas vasijas mochica son moldeadas en forma Bélisle EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DEL SANTA 25 tridimensional figurativa, aunque la mayoría está de- corada con engobe crema y rojo que presenta moti- vos pintados geométricos y figurativos, así como es- cenas rituales complejas. En las vasijas pintadas tanguche temprano se usan hasta tres colores de engobe: negro, blanco y rojo (figura 5a). Cuando los tres colores aparecen, los motivos en blanco y en rojo a veces tienen un contorno negro. La mayoría de los diseños son geométricos. El Estado Negro-Blanco- Rojo, que posiblemente controló el valle de Santa durante el Tanguche Temprano, adopta su nombre de ese estilo de cerámica tricolor.3 Una segunda técnica de decoración de la cerámica tanguche temprano es el estampado (fi- gura 5b). Hay una gran variedad de motivos, por ejemplo la «piel de ganso», los diseños geométricos, los animales (principalmente aves y llamas), las plan- tas, y elementos de la naturaleza, como las olas. Este estilo, sin embargo, no es completamente nuevo en la cerámica tanguche: la decoración estampada existe en algunas vasijas Moche IV y V que provienen del valle de Moche (Bawden 1977: 336, 353-354, 1994: 218; Mackey 1983: 86; Proulx 1973: 59- 60). Además, no todos los motivos son nuevos. Por ejemplo, las espirales o las olas acompañadas de unas escaleras son frecuentes en la cerámica mochica a partir de la fase Moche III (Bawden 1977: 351- 353, 1994: 217-218, 2001: 298). Una tercera técnica de decoración en la cerámica tanguche temprano es la aplicación. Esta consiste en aplicaciones en forma de serpientes puestas en el cuer- po de la vasija. En la espalda de las serpientes hay incisiones circulares. La aplicación como técnica de decoración es conocida en la cerámica mochica, pero el uso de serpientes aplicadas con incisiones es nuevo en la cerámica tanguche temprano. Las técnicas de cocción y de fabricación de las vasijas mochica y tanguche temprano también mues- tran diferencias y similitudes. Aunque como las va- sijas mochicas, la mayoría de las tanguche ha sido cocida por oxidación, la cocción por reducción, tí- pica de la tradición Chimú, se volvió más impor- tante en la cerámica tanguche temprano. Esta téc- nica de cocción no era una novedad de la tradición Tanguche Temprano, ya que algunos recipientes y objetos mochicas ya mostraban esa tecnología, es- pecialmente los de la fase Moche V (Bawden 1977: 353-354, 1994: 219; Collier 1955: 109-110). Por lo tanto, la diferencia tecnológica entre la cerámica mochica y tanguche temprano no es cualitativa sino cuantitativa: la cocción por reducción es rara du- rante el periodo Intermedio Temprano, más frecuen- te en el Horizonte Medio4 y representa la principal tecnología durante el periodo Intermedio Tardío. La tecnología mochica y tanguche también es simi- lar en el hecho de que ambas utilizaron moldes para producir sus recipientes y otros objetos como las figurinas. Una diferencia entre ambos estilos es el color de las pastas, especialmente en el caso de las vasijas domésticas: la pasta de la cerámica mochica es generalmente roja o rosada, mientras que la de la cerámica tanguche es marrón claro/naranja. Los estilos de cerámica de las fases Guadalupito y Tanguche Temprano, entonces, son lo suficiente- mente diferentes como para considerarlos estilos dis- tintos, pero también lo suficientemente similares para verlos como parte de una misma tradición pro- pia de la costa norte. Cronología En su cronología relativa del valle de Santa, Wilson (1988: 9) fechó la fase Guadalupito (aso- ciada a la presencia mochica) de 400 d.C. a 650 d.C., y la fase Tanguche Temprano (asociada a la cerámica tricolor o negra-blanca-roja) de 650 d.C. a 900 d.C. (tabla 1 y figura 6). Sin embargo, como se mencionó anteriormente, estas fechas no se ob- tuvieron mediante un fechado radiocarbónico de muestras de material orgánico procedentes del San- ta, de modo que los fechados radiocarbónicos ob- tenidos recientemente por el PSUM brindan una nueva perspectiva cronológica. Las fechas del PSUM indican que los mochicas abandonaron el valle de Santa o que la cerámica mochica dejó de producirse luego del 650 d.C. (Chapdelaine et al. 2003: 37-39). Las fechas más tar- días asociadas a la cultura material mochica en el Santa provienen de dos sitios con cerámica Moche IV: (1) Hacienda San José/Guad-192, con una fecha de 1360 ± 60 a.P. (TO-9738; carbón) o 595-775 cal d.C. (calibrada a dos sigmas con el programa de 26 ARQUEOLOGÍA MOCHICA Figura 6. Cronología del período Intermedio Temprano y del Horizonte Medio en el valle de Santa: la cronología relativa de Wilson (1988) y la cronología revisada por el PSUM. Stuiver et al. 1998); y (2) Guad-121, con una fecha de 1210 ± 50 a.P. (TO-9736; maíz) o 685-900 cal d.C. (calibrada a dos sigmas con el programa de Stuiver et al. 1998). Los fechados radiocarbónicos de la capital mochica en el valle de Moche indican que el sitio estaba ocupado entre 600 d.C. y 700 d.C., y quizá también entre 700 d.C. y 800 d.C. (Chapdelaine 2002: 78-79; Chapdelaine et al. 1999: 33). A la luz de estas fechas, es claro que la presencia mochica (Moche I a IV) no se limitó al periodo In- termedio Temprano, tradicionalmente fechado en- tre 300-200 a.C. y 550-600 d.C. La ocupación mochica en el Santa se ubica en- tonces en el Horizonte Medio Temprano, lo que sugiere que los grupos humanos productores de ce- rámica mochica y tanguche temprano pudieron ser contemporáneos durante algún tiempo. Las excavaciones que hemos realizado en el sitio El Cas- tillo también nos demuestran que el final de la fase Tanguche Temprano fue más tardío de lo que pro- puso Wilson (1988: 9). El fechado radiocarbónico que obtuvimos en contexto Tanguche Temprano es de 980 ± 60 a.P. (TO-8971; carbón) o 975-1190 cal d.C. (calibrado a dos sigmas con el programa de Stuiver et al. 1998). La muestra viene de un fogón en el Ambiente 1 del Conjunto 1 (figura 3), y esta- ba asociada al último piso habitacional. Siguiendo la cronología relativa de Wilson, nuestro fechado radiocarbónico ubica a El Castillo en la fase siguien- te, el Tanguche Tardío (900 d.C.-1150 d.C.). Se- gún Wilson (1988: 346-347), es probable que esta fase se caracterizara por la decadencia del Estado Negro-Blanco-Rojo, el regreso a una organización sociopolítica menos compleja y la interrupción de la cerámica tricolor y de algunos motivos estampa- dos. Así, los datos de El Castillo sugieren que los estilos cerámicos diagnósticos del Horizonte Me- dio Temprano duraron más que lo propuesto por Wilson, al menos en esta región del valle de Santa. Esta cronología revisada concuerda con otros estu- dios del Horizonte Medio en la costa norte, que iden- tificaron la presencia de cerámica igual o muy similar al estilo Negro-Blanco-Rojo desde el valle de Casma hasta el valle de Virú. También se encontraron algu- nos fragmentos en los valles de Moche y Chicama, al norte, y de Huarmey al sur (Bernier 2000: 16-17; Chapdelaine et al. 1999; Collier 1955: 109-115, 180- 186; Daggett 1983: 220; Donnan y Mackey 1978: 214-289; Ford 1949: 68; Kosok 1965: 213; Kroeber 1930: 100-101; Lumbreras 1974: 172-173; Mackey 1982: 325-326, 1983: 81-85; Proulx 1968: 39-41, 1973: 57-63; Stumer 1956: 64; Wilson 1988: 259- 260, 1995: 203). En esos trabajos, la cerámica igual al tanguche temprano del Santa se fechó en la segun- da parte del Horizonte Medio. Por ejemplo, la cerá- mica tricolor se asoció al Chimú Temprano u Hori- zonte Medio Tardío en los valles de Moche (Donnan y Mackey 1978: 215; Mackey 1982: 330, 1983: 87) y Nepeña (Daggett 1983: 220; Proulx 1968: 39-41, 1973: 50, 57). La decoración estampada se volvió muy común en la misma época (Chapdelaine et al. 1999: 33-34; Daggett 1983: 220; Donnan y Mackey 1978: 219; Mackey 1983: 87; Proulx 1968: 39-41, 1973: 59), y la aplicación de serpientes con incisio- nes apareció por primera vez al sur de Virú durante la segunda parte del Horizonte Medio (Daggett 1983: 220; Proulx 1968: 41, 1973: 61). Sin embargo, se cuenta con pocos fechados radiocarbónicos para el periodo entre los valles de Huarmey y Chicama, y muchos de esos trabajos no ofrecen fechas absolutas sino solo una cronología relativa. A pesar de nuestra tardía fecha tanguche temprano en El Castillo y de la (hipotética) breve ocupación tanguche temprano Bélisle EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DEL SANTA 27 en el sitio, es imposible en este momento eliminar la posibilidad de que la cerámica tricolor apareciera du- rante la primera mitad del Horizonte Medio. Mochica y Tanguche Temprano: continuidad y discontinuidad La cultura material tanguche temprano introdu- ce cambios importantes respecto a lo mochica. Al- gunos arqueólogos ponen el énfasis en esta disconti- nuidad y sugieren que las novedades del Horizonte Medio fueron importadas por grupos ajenos a las tra- diciones y a la cultura de la costa norte. Por ejemplo, la cerámica Negra-Blanca-Roja fue considerada como evidencia de una influencia y/o invasión wari en la costa norte (Collier 1955:135-137; Donnan 1972; Ford 1949: 69; Kroeber 1930: 111; Lumbreras 1974: 165-177; McEwan 1990; Proulx 1968: 31, 39, 1973: 1, 56, 63-64; Schaedel 1951: 150-151, 1966, 1993: 241-242; Strong y Evans 1952: 218; Willey 1953: 412-20; ver también Bawden 1983: 212-214 y Shimada 1994: 131-134). El uso de tres colores, de motivos geométricos y de contornos negros recorda- ría una versión «degenerada» de la cerámica wari (Collier 1955: 113). Sin embargo, las formas y los motivos de las vasijas tricolor tienen poca similitud con la tradición wari, y el número de colores de engobe —hasta seis en el caso wari— y los colores mismos son diferentes (Bawden 1994: 220; Mackey 1983: 85). Si hay algunas vasijas wari en la costa norte (ver por ejemplo, Castillo 2001a: 321-327, 2001b; Mackey 1982: 325; Proulx 1973: 57-58; Shimada 1994: 133), no fueron encontradas en sitios wari sino en sitios asociados a la cultura local (Donnan y Mackey 1978). Además, estas vasijas son tan poco numerosas que es más lógico considerarlas como el resultado de intercambios interregionales que como la evidencia de una invasión wari en la costa norte. Otros arqueólogos, en lugar de ver los cambios en la cultura material del Horizonte Medio como la consecuencia de una invasión extranjera, consideran que no fueron repentinos sino parte de una larga evolución en la costa norte misma (Bawden 1977: 394-400, 1982: 320, 1983: 234, 1994: 220-221, 1996: 264-275; Chapdelaine et al. 1999: 34; Donnan y Mackey 1978: 215-219; Mackey 1982: 329-331, 1983: 86-87; Topic 1991: 240; Wilson 1988: 334- 335). El engobe y los moldes ya existían en la tradi- ción mochica y simplemente continúan en la tradi- ción tanguche. La decoración estampada y la coc- ción por reducción también estaban presentes en la cerámica mochica, pero son más comunes en el Ho- rizonte Medio y representan la norma en la cerámica chimú del periodo Intermedio Tardío. Así, las nove- dades en la cultura material del Horizonte Medio corresponden más a la frecuencia de algunas caracte- rísticas que a su aparición repentina. El Horizonte Medio representa una fase de transición entre los mochicas y los chimú y, durante ese periodo, existie- ron varias formas de vasijas y varias técnicas de deco- ración, cocción y fabricación de la cerámica. Los patrones de asentamiento, no obstante, indi- can que la continuidad en la cultura material mochica y tanguche temprano vino acompañada de una dis- continuidad política. La mayoría de los sitios mochica fueron abandonados y solo unos pocos volvieron a ser ocupados por grupos que utilizaban la cerámica tanguche temprano. Generalmente esos grupos se establecieron en nuevos sitios y en nuevas áreas del valle. Este patrón de asentamiento muestra que la distribución de los sitios mochica y tanguche tem- prano es parcialmente complementaria. Como ya lo indican las fechas radiocarbónicas, esto sugiere que ambas tradiciones cerámicas no fueron totalmente contemporáneas. La pregunta es entonces: ¿cuál es la relación entre los grupos humanos implicados en la producción de los estilos Mochica y Tanguche Temprano? Discusión Todavía es demasiado pronto para dar respuestas completas y solucionar esta pregunta. Sin embargo, los datos que tenemos del valle de Santa nos enseñan algunas cosas. En primer lugar, no hay cerámica mochica en contextos tanguche temprano y vicever- sa, lo que sugiere que (1) los grupos productores y/o que utilizaban un estilo de cerámica no producían o utilizaban el otro estilo; y (2) no había intercambio entre los productores de ambas tradiciones de alfare- ría. Eso puede significar que: (1) los grupos que usa- ron la cerámica tanguche temprano y los grupos que 28 ARQUEOLOGÍA MOCHICA usaron la cerámica mochica no eran contemporáneos; o (2) que no intercambiaban porque había conflic- tos entre ellos; o (3) que no tenían interés en inter- cambiar. Hace falta excavar más sitios con cultura material tanguche temprano en el valle de Santa para esclarecer este tema. En segundo lugar, no hay evidencia de guerra o de conflictos importantes en el valle de Santa duran- te la primera parte del Horizonte Medio. Las estruc- turas mochicas importantes (como las huacas) no fue- ron modificadas o destruidas, y no hay ningún sitio mochica defensivo en todo el valle. Eso sugiere que (1) los grupos que utilizaban la cerámica tanguche temprano y los que utilizaban la cerámica mochica coexistían pacíficamente en el valle de Santa (al me- nos por algún tiempo); o (2) que estos grupos no coexistían. Si como lo propuso Wilson (1988: 334, 342-345), el Estado Negro-Blanco-Rojo conquistó el valle de Santa, la invasión fue muy rápida e impre- decible o el conflicto solo involucró a las elites y no a la población local y a la fuerza de trabajo destinada a la construcción de fortificaciones. Falta obtener más fechados radiocarbónicos en contextos tanguche tem- prano para evaluar su contemporaneidad con los con- textos mochica. En tercer lugar, hay similitudes entre la cerámica sin decoración de las fases Suchimancillo (tabla 1) y Tanguche Temprano en el Santa, especialmente en- tre la olla de cuello corto con un borde muy diver- gente y la tinaja con un borde espeso por el exte- rior.5 Estas formas no son típicas de la cerámica mochica en el valle de Santa. Eso podría sugerir (1) que los grupos que usaron estos estilos domésticos fueron locales; (2) que la población local del valle de Santa volvió a producir las formas locales pre- mochica cuando acabó la influencia mochica; o (3) que la población local continuó produciéndolas en el caso de una contemporaneidad con los mochicas. Burmeister (2000) propuso que la «cultura material privada» —es decir, los objetos que no todos ven sino solo un grupo pequeño, como una familia— cambia poco con el tiempo aunque un grupo emi- gre. La cerámica sin decoración cuyo uso fue proba- blemente doméstico es un ejemplo de «cultura ma- terial privada». Este modelo podría sugerir que la población del valle de Santa que utilizó la cerámica doméstica tanguche temprano era local. Para verifi- car esta posibilidad, sería interesante excavar sitios con cerámica decorada parecida a la del tanguche temprano en otros valles y comparar la cerámica sin decoración con la del Santa. Conclusiones Los datos sobre los patrones de asentamiento, la cerámica y la cronología del valle de Santa presenta- dos en este artículo indican una continuidad cultural entre el periodo Intermedio Temprano y el Horizon- te Medio, y entre el estilo mochica y el tanguche tem- prano. Sin embargo, estos datos son preliminares y suscitarán otras preguntas. En el presente trabajo in- tentamos considerar varias líneas de evidencia para explorar los procesos culturales que produjeron los patrones de distribución de sitios arqueológicos y la cultura material observados en el Santa. Algunas de nuestras líneas de evidencia, sin embargo, son negati- vas, y la muestra es pequeña; es necesario continuar las excavaciones en el valle de Santa para obtener más datos sobre el Horizonte Medio. Son necesarios más fechados radiocarbónicos, así como datos sobre la ce- rámica, las tumbas, la arquitectura y la dieta en ese periodo. También es importante comparar los con- textos y datos del Santa con los de otros valles de la costa norte durante el Horizonte Medio. Eso nos per- mitiría hacer una síntesis regional para comprender no solo los eventos del Horizonte Medio, sino los pro- cesos culturales antropológicos que produjeron nues- tros patrones arqueológicos. Agradecimientos. Quisiera agradecer al doctor Claude Chapdelaine por darme la oportunidad de trabajar en dos proyectos suyos en la costa norte del Perú: Zona Urbana Moche (ZUM) y Proyecto Santa de la Uni- versidad de Montreal (PSUM). Gracias también a Claude por su apoyo y ayuda durante mi trabajo de maestría y por leer y comentar este texto. Joyce Marcus, Howard Tsai, Hélène Bernier, Gregory D. Lockard y Julio Rucabado también comentaron este texto. Gra- cias a Vicentina Galiano Blanco y a Yolanda Laurel Paucar por su ayuda con la versión en español, y a los organizadores de la Primera Conferencia Internacio- nal de Jóvenes Investigadores sobre la Cultura Mochica Bélisle EL HORIZONTE MEDIO EN EL VALLE DEL SANTA 29 (Lima, agosto 2004) por invitarme a participar. Este trabajo fue posible gracias a una beca del Fonds de Recherche sur la Société et la Culture del gobierno de Québec, Canadá. Por supuesto, los errores que pueda haber son míos. Notas 1 Los 82 sitios visitados y/o excavados por el PSUM son (en paréntesis se indica las afiliaciones culturales-cronológicas: S= Suchimancillo, G = Guadalupito y T = Tanguche): Guad-12 (S, G); Guad-54 (G, T); Guad-55 (G, T); Guad-56 (G); Guad-57 (T); Guad-61 (G, T); Guad-62 (destruido); Guad- 64 (S, G, T); Guad-79 (G); Guad-80 (G); Guad-85 (G, T); Guad-86 (G); Guad-87 (destruido); Guad-88 (G, T); Guad- 89 (G); Guad-90 (G); Guad-91 (G); Guad-92 (G); Donnan- 133 (G); Guad-93 (S, G, T); Guad-97 (G, T); Guad-98 (destruido); Guad-99 (¿?); Guad-100 (G); Guad-101 (G); Guad-102 (destruido); Guad-103 (destruido); Guad-104 (casi destruido); Guad-105 (casi destruido); Guad-106 (G); Guad- 107 (G); Guad-108 (G); Guad-109 (G, T); Guad-110 (¿S?, ¿G?); Guad-111 (G); Guad-112 (G); Guad-113 (G); Guad- 115 (G, T); Guad-120 (G); Guad-121/PSUM-01 (G, T); Guad-124 (¿?); Guad-125 (G, T); Guad-128 (¿G?, T); Donnan-89 (otro); Donnan-185 (¿G?); Donnan-186 (G, T); Guad-130 (S, G, T); Guad-132 (G, T); Guad-133 (G); Guad- 134 (S, G); Guad-135 (G, T); Guad-136 (G); Guad-137 (G); Guad-139 (G); Guad-141 (G); Guad-143 (G); Guad- 155 (¿G?); Guad-156 (otro); Guad-176 (G); Guad-177 (G); Guad-178 (G); Guad-179 (G, T); Guad-180 (G); Guad-181 (G); Guad-184 (¿G?); Guad-186 (G); Guad-187/PSUM-02 (G); Guad-188 (G); Guad-189 (G); Guad-190 (G); Guad- 191 (G); Guad-192 (G); Guad-193 (G); Guad-194 (destruido); Guad-195 (G); Guad-196 (G); Guad-202 (G); Guad-203 (¿?); PSUM-03 (G); PSUM-04 (¿?); PSUM-05 (G, T); y PSUM-06 (G). 2 Un total de 927 fragmentos de cerámica diagnósticos del Tanguche Temprano se recolectaron en la terraza este de El Castillo. 3 El estilo Negro-Blanco-Rojo o estilo Tricolor ha recibido otros nombres en otros valles de la costa norte: Chimú Temprano (Donnan y Mackey 1978); Huari Norteño (Proulx 1968, 1973); Tiahuanaco Costeño o Epigonal (Collier 1955; Kosok 1965; Proulx 1968, 1973; Stumer 1956); y Rojo- Blanco-Negro Geométrico (Kroeber 1930), entre otros. 4 La cerámica decorada y no decorada cocida por reducción representa el 14.69% de la cerámica tanguche temprano del sitio El Castillo. 5 Comparar, por ejemplo, Wilson 1988, figuras 204 (vasija 4a, p. 401), 205 (vasijas 4b y 8, p. 403), 206 (vasija 8b, p. 406), 213 (vasija 2c, p. 421) y 214 (vasija 4a, p. 425); y Bélisle 2003, figuras 11 (tipos 3, 5 y 6, p. 117) y 19 (tipo 4, p. 121). 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