AUTORES, TEXTOS Y TEMAS FILOSOFÍA | 108 ATT F www.anthropos-editorial.com 788417 5561509 ISBN: 978-84-17556-15-0 108 Esta colección se inscribe dentro de las líneas gene- rales que orientan el plan editorial Autores, Textos y Temas, es decir, «documentar la producción del pen- samiento, la investigación y el nivel de información y de uso real», de un área de saber, en este caso, la Filosofía. En este sentido la colección de Filosofía quiere apor- tar la recuperación de textos clásicos, adecuadamen- te anotados, así como la edición de estudios críticos, útiles para el trabajo y la investigación en el ámbito académico y universitario, sin exclusión de ninguna de las grandes líneas que orientan el pensamiento filosófico contemporáneo. Sin embargo, dado el peculiar carácter globaliza- dor que caracteriza la producción filosófica, los ma- teriales ofrecidos por esta colección pretenden ir más allá de las necesidades y exigencias del mun- do académico, ofreciendo textos que contribuyan a un conocimiento de la realidad a través de reflexio- nes críticas y creativas relacionadas con problemas de la actualidad. Esta colección de Autores, Textos y Temas de Filoso- fía se configura así como herramienta intelectual de trabajo académico y como instrumento de apoyo al conocimiento por parte de cualquier persona intere- sada y abierta a la realidad del mundo de hoy. M ig ue l G iu st i ( Ed .) El c on fli ct o de la s fa cu lta de s So br e la u ni ve rs id ad y e l s en tid o de la s hu m an id ad es Últimos títulos aparecidos Víctor Manuel HERNÁNDEZ MÁRQUEZ (Coord.) Pierre Duhem: entre física y metafísica Graham HARMAN El objeto cuádruple. Una metafísica de las cosas después de Heidegger Jacob BUGANZA El dinamismo del ser trinitario en la antropología moral de Rosmini Sergio PÉREZ CORTÉS Soñar en la antigüedad. Los soñadores y su experiencia Gianfranco CASUSO y Justo SERRANO (Eds.) Las armas de la crítica Gustavo LEYVA, Álvaro PELÁEZ y Pedro STEPANENKO (Eds.) Los rostros de la razón: Immanuel Kant desde Hispanoamérica I. Filosofía Teórica Gustavo LEYVA, Álvaro PELÁEZ y Pedro STEPANENKO (Eds.) Los rostros de la razón: Immanuel Kant desde Hispanoamérica II. Filosofía Moral, Política y del Derecho Gustavo LEYVA, Álvaro PELÁEZ y Pedro STEPANENKO (Eds.) Los rostros de la razón: Immanuel Kant desde Hispanoamérica III. Filosofía de la Religión, de la Historia y Crítica de la Facultad de Juzgar: Estética y Teleología Héctor SEVILLA GODÍNEZ Filosofía transpersonal. Puentes, abismos y senderos Carmen TRUEBA ATIENZA Sergio PÉREZ CORTÉS (Eds.) Dignidad. Perspectivas y aportaciones de la filosofía moral y la filosofía política Juan Pablo E. ESPERÓN El acontecimiento, la diferencia y el «entre». Contraste crítico entre las posiciones de Heidegger, Nietzsche y Deleuze Miguel GIUSTI (Ed.) El conflicto de las facultades. Sobre la universidad y el sentido de las humanidades Miguel Giusti (Ed.) Sobre la universidad y el sentido de las humanidades El conflicto de las facultades COMO EN MUCHAS OTRAS PRÁCTICAS de la vida social, también en la planificación de la educación superior se vienen sintiendo en todo el mundo los efectos de una cultura tecnocrática que considera su- perflua la formación en filosofía y en humanidades. Ello va acompaña- do del sometimiento de la entera actividad académica a parámetros cuantitativos de medición propios del mundo empresarial y a una cam- paña febril de vigilancia de su cumplimiento. Estos peligros son muy serios, pero no del todo nuevos. Ya en el año 1798, Immanuel Kant pu- blicó un libro titulado El conflicto de las facultades, en el que advertía tempranamente sobre las amenazas que se cernían sobre la filosofía y las humanidades por aquellos mismos motivos: la tendencia tecno- crática y profesionalizante de la educación superior y la injerencia de una clase burocrática en la gestión de la vida universitaria. Aquel texto fue premonitorio en su momento y hoy es un insumo indispensable para pensar en el futuro de la universidad y en el sentido de las huma- nidades. Lo ha sido también para el Centro de Estudios Filosóficos y el Departamento de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú, al tomar la decisión de organizar un congreso internacional dedicado precisamente al tema, en el que participaron filósofos y pen- sadores de catorce países. El título del libro de Kant nos sirve, pues, de marco conceptual y de estímulo para reflexionar sobre las razones que están conduciendo a una crisis de las humanidades en la forma- ción universitaria contemporánea y para debatir sobre los modelos de verdad y de sociedad que subyacen a este proceso. MIGUEL GIUSTI. Filósofo, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Doctor en Filosofía por la Universidad de Tubinga (Alemania) y becario de la Fundación Humboldt. Ha sido presidente de la Socie- dad Interamericana de Filosofía. Es autor y editor de diversas publica- ciones sobre filosofía del idealismo alemán y ética contemporánea. 108_Conflicto_facultades_pucp.indd 1 29/03/2019 10:26:34 EL CONFLICTO de las facultades : Sobre la universidad y el sentido de las humanidades / Miguel Giusti, editor. — Barcelona : Anthropos Editorial ; Lima (Perú) : Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 2019 430 p. ; 24 cm. (Autores, Textos y Temas. Filosofía ; 108) Bibliografías ISBN PUCP: 978-612-317-461-3 ISBN Anthropos: 978-84-17556-15-0 1. Filosofía y teoría de la educación : Finalidad moral y social de la educación 2. Filosofía social y política 3. Humanidades 4. Enseñanza superior: Universidad I. Giusti, Miguel, ed. II. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial (Lima) III. Colección Primera edición: marzo de 2019 © Miguel Giusti y otros, 2019 © Anthropos Editorial. Nariño, S.L., 2019 Edita: Anthropos Editorial. Barcelona www.anthropos-editorial.com En coedición con la Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial Avenida Universitaria 1801, San Miguel, Lima ISBN (Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial): 978-612-317-461-3 ISBN (Anthropos Editorial): 978-84-17556-15-0 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2019-03734 Registro del Proyecto Editorial: 31501361900285 Diseño de cubierta: Javier Delgado Serrano Imagen de portada: Jorge Eduardo Eielson, Rotor VI, 1977 Diseño, realización y coordinación: Anthropos Editorial (Nariño, S.L.), Barcelona. Tel.: (+34) 936 972 296 Tiraje: 500 ejemplares Primera edición: marzo de 2019 Impreso en Aleph Impresiones S.R.L. Jr. Risso 580, Lince. Lima - Perú Impreso en Perú - Printed in Peru Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de los editores. Conflicto_facultades_pucp.pmd 29/03/2019, 10:034 102 No hay que esperar a la aparición de las universidades europeas en el siglo XIII, o al giro radical que parece introducirse en el rumbo de la historia europea desde la llamada Ilustración en la Edad Moderna, para constatar la difícil relación que el filósofo siempre ha mantenido —como señala Merleau-Ponty— «con los dioses de la Ciudad, es decir, con los otros hombres y con lo absoluto fijado, cuya imagen ellos le tienden» (2006, p. 25). En El elogio de la filosofía, de 1953, Merleau-Ponty señala —refiriéndose a la vida y la muerte de Sócrates— que no sería tanto un problema «si el filósofo fuese un rebelde»; pues, «la rebelión», en tanto tal, «no desagrada». Por el contrario, Sócrates ofrece sacrificios a los dioses, señala que su religión es verdadera y conmina a los ciudadanos a «obedecer a la Ciudad». Es, además, el primero en dar el ejemplo: «Atenienses —dice en la Apología— yo creo como ninguno de los que me acusan». Lo condenan a muerte, entonces, no tanto por lo que hace, sino por cómo lo hace, y por qué lo hace (Merleau-Ponty, 2006, p. 25). A diferencia de los humanismos ideológico-políticos, inspirados en el Mito de Prometeo, en abierta rebelión contra los dioses y las teologías, a los cuales recusan con violencia, el filóso- fo no propone certezas alternativas ni es capaz de asegurar sociedades futuras plus- cuamperfectas habitadas por algún homo absconditus inédito, totalmente realiza- do. Propone otro discurso —y otro humanismo, que incomoda y decepciona—. No ofrece certezas ni verdades establecidas; se rehúsa a habitar en ellas, rehaciendo continuamente sus pasos: «Los filósofos más resueltos quieren siempre los contra- rios: realizar, pero destruyendo, suprimir, pero conservando. Siempre tienen una segunda intención. El filósofo dedica al hombre serio —a la acción, a la religión, a las pasiones— una atención quizá más aguda que nadie. Pero allí justamente se advierte que nada de eso le atañe» (Merleau-Ponty, 2006, p. 38). En suma, el filóso- fo, advierte Merleau-Ponty, no es un hombre serio. «El hombre serio, si existe, es el hombre que dice sí a una sola cosa»; por ello —añade— «los maniqueos que chocan en la acción se entienden mejor entre ellos que con el filósofo: hay entre ellos com- plicidad, cada uno es la razón de ser del otro. El filósofo es un extraño en este enredo fraternal. Aunque jamás haya traicionado, se siente, en su manera de ser fiel, que podría traicionar; no toma parte como los otros, falta a su asentimiento, algo de macizo y de carnal... no es completamente un ser real» (Merleau-Ponty, 2006, p. 39). Diferentes formas asumen los poderes establecidos a lo largo de la historia. Contra todas ellas, ha chocado una y otra vez el pensamiento racional, voluntario y libre. Cuando Kant publica La religión dentro de los límites de la mera razón en 1794, EL IDEAL DE HUMANIDAD Y LAS HUMANIDADES: DIALOGANDO CON KANT, FICHTE Y HUSSERL Rosemary Rizo-Patrón de Lerner Pontificia Universidad Católica del Perú Conflicto_facultades_pucp.pmd 29/03/2019, 10:03102 103 un edicto real de Federico Guillermo II de Prusia, elaborado en 1788 por un ecle- siástico del Departamento de Culto, censura la obra. El soberano le hace llegar al autor una misiva señalando que ha «abusado de su filosofía» «para desfigurar y envilecer diversos dogmas capitales y fundamentales de la Sagrada Escritura y del Cristianismo», conminándolo a no volver a «cometer errores semejantes» (Kant, 1963, pp. 9-11). En su defensa, Kant responde al soberano que, en su calidad de «maestro de la juventud» y «maestro del pueblo» (pp. 12-13), su libro no contiene pronunciamiento alguno referido a las Sagradas Escrituras, la Biblia, ni al Cristia- nismo en particular, y que «solo contiene un juicio sobre la religión natural» (p. 13), declarándose «el más fiel de los súbditos» (p. 16). En 1798 publica El conflicto de las facultades, texto en el que, lamentándose acerca del «impulso permanente hacia una fe que se aleja cada vez más de la razón» (p. 16), intenta explicar no solo el papel directo que cumple la facultad de filosofía —considerada «inferior»— dizque «sirviendo» a las facultades llamadas «superiores» en el contexto de la universidad, sino también su papel indirecto como «guía» del poder soberano en el gobierno de su pueblo con la «antorcha» de la razón. Si a las facultades de teología, derecho y medicina se las considera «superiores» en el sistema universitario alemán, aclara Kant, es porque —mediante la enseñanza pública de las síntesis teóricas que ellas ofrecen y sus estatutos legales— el Estado y el soberano pueden ejercer la autori- dad del poder sobre su pueblo y exigir obediencia, ofreciendo a cambio a sus ciudadanos garantías de acceso al bien eterno, al bien civil y al bien corporal en cuanto a la vida y la salud (pp. 25-28). Ninguna de ellas extrae sus conocimientos de la demostración racional de sus interpretaciones y reglamentos, ni requiere hacerlo. La facultad de filosofía es «inferior», pues no sirve directamente al sobe- rano para coadyuvar el orden social y el poder político. Su fin es ejercer su poder de juzgar conforme a la razón, demostrar de modo autónomo y libre las verdades que alcanza, protegerlas contra la injerencia y el dominio de fuerzas exteriores, y no lesionar al poder civil comunicando directamente al pueblo sus reservas críti- cas respecto de la falta de sustento racional en las legislaciones civiles y eclesiás- ticas. Esta facultad, dicho sea de paso, tampoco es una mera facultad humanística en el sentido actual, sino que «abarca todas las ramas del saber humano» (p. 36), inclusive las de las «facultades superiores», es decir, las ciencias históricas propia- mente humanísticas en su conexión con las ciencias naturales empíricas, y las ciencias racionales puras como la matemática pura y las metafísicas de la natura- leza y las costumbres (p. 36). Su propio trabajo filosófico conduce a Kant a descu- brir que este tiene como tema principal ser una «ciencia del hombre», «tal como es y como debe ser, tanto según sus disposiciones naturales, como también según la condición de su moralidad y libertad» (p. 99). Fundamentalmente, Kant asigna al ser humano en el mundo una existencia eminentemente activa, en tanto «origina- riamente creador de sus representaciones y conceptos» y «autor de todas sus ac- ciones» (p. 100). Gracias a su sensibilidad y entendimiento determina lo que es, y gracias a su razón y voluntad —que tienden a lo suprasensible— lo que debe ser. Habita, pues, entre dos mundos: el sensible y el inteligible. Pero es su razón prác- tica, autónoma y libre, lo que lo diferencia del animal. La actividad creadora del entendimiento en relación con sus objetos de conocimiento está atada a la afec- ción de la sensibilidad, y, por ello, en cierto sentido —nos dice Kant— depende del cuerpo y la acción cerebral, como enseña la fisiología. No así la facultad práctica Conflicto_facultades_pucp.pmd 29/03/2019, 10:03103 104 de la voluntad libre y la razón, fuentes de la ley moral, que nos eleva por encima de la naturaleza. Johann-Gottlieb Fichte (1762-1814), después de su contacto con el Tratado teológico-político y la Ética de Spinoza, descubre maravillado la filosofía práctica de Kant como la primera que, a sus ojos, logra conciliar un sistema racional con la libertad humana (véase Didier, 1964). Cuando el edicto real censura La religión den- tro de los límites de la mera razón de Kant, Fichte se vuelve revolucionario, se rebela contra el Estado y decide luchar en adelante por la libertad de pensamiento. Su itinerario intelectual desde entonces parece desarrollarse en etapas discontinuas, explotando el principio activo de la filosofía kantiana desde su filosofía idealista del yo (entre 1794 y 1799), pasando por una filosofía del ser o realismo absoluto (entre 1800 y 1802), hasta llegar a una filosofía del absoluto que concilia las dos primeras etapas (entre 1804 y su muerte en 1814). Desde un inicio, en sus Principios fundamentales de la teoría de la ciencia (Grundla- ge der gesamten Wissenschaftslehre) de 1794 —que exponen los derechos de una nueva metafísica—, Fichte pretende dar un fundamento unitario a la filosofía desde una «teoría exhaustiva del hombre». Su objeto es conocer el espíritu humano como fuen- te de «toda ciencia y de toda acción». Kant no habría logrado determinar con su Crítica del juicio el fundamento común entre el espíritu y la naturaleza, cosa que se propone Fichte con su concepto de acción originaria (Tathandlung) que emana del «yo trascendental», como principio ideal del conocimiento y principio real de la ac- ción. El autodesdoblamiento del yo en una actividad tética creadora (la espontanei- dad del pensamiento), por un lado, y en lo dado (la pasividad de la intuición), por el otro, describe la profunda interpenetración de ambos elementos en el conocimiento del universo. Sus textos iniciales suscitaron rechazo, y se le acusó de ateísmo y de complotar contra el Estado. Su filosofía del ser —expuesta de modo popular en su Die Bestimmung des Menschen ([1800] 1974) y, de modo sistemático, en una reformula- ción de su Wissenschaftslehre de 1801— reintenta conciliar las exigencias de la razón y del corazón: pensamos objetivamente el determinismo (lo que podemos) y senti- mos subjetivamente la libertad (lo que queremos). Descubre así que en un ámbito más profundo que el «yo» y su «idealismo absoluto» se halla el «ser absoluto del saber», en el marco de un «realismo absoluto». Una fenomenología de la conciencia perceptiva y la conciencia moral en su obra de 1801 relata la historia de las determi- naciones del ser absoluto. Y su Teoría de la ciencia, reformulada en 1804, se aboca a conciliar su filosofía de la conciencia (del yo absoluto y libre) y su filosofía del ser absoluto. Considera en ese momento que su teoría de la acción (ciencia filosófica real) —siendo inacabada— no logra todavía resolver aquel problema. A pesar de ello, la considera un avance respecto de la de Kant: en efecto, en ella el fin de la moral no es el individuo, sino la humanidad; su noción fundamental no es la ley formal, sino el progreso asegurado por las leyes educativas concretas, apuntando a una mejora de la constitución civil de los Estados y a una confederación de Estados, fundada en derechos internacionales capaces de preservar la paz y la realización de una huma- nidad como comunidad real. En relación con esto último, cabe añadir que más tarde Fichte también precisa, en su Teoría del Estado de 1813, las condiciones económicas de los Estados en contra de dos extremos nocivos: el liberalismo económico (pues suscita la guerra de individuos y naciones) y el mercantilismo (pues suscita monopo- lios en detrimento de los consumidores). Aboga, en su lugar, por un socialismo eco- Conflicto_facultades_pucp.pmd 29/03/2019, 10:03104 105 nómico estatal, por encima de todo interés particular, que él piensa será capaz de orientar la producción económica en el sentido de las necesidades e intereses de productores, comerciantes y consumidores. En suma, a lo largo de las tres etapas que recorren toda su obra, hay una profundización y articulación progresiva de los elementos que la integran: el yo absoluto y el ser absoluto conducen —en una unidad dialéctica— a la metafísica del verbo absoluto de la tercera y última etapa, influido por el esquema de Gotthold Ephraim Lessing presentado en La educación del género humano (Die Erziehung des Menschengeschlechts) de 1780. Según Fichte, el hombre es, en efecto, un sujeto, pero comprometido en el mun- do. La armonía última entre el sujeto y el ser real la preestablece la divina providen- cia. Así, su concepto de «absoluto», en profundización creciente, va paulatinamente apareciendo como ser, sujeto, acción, providencia y ciencia, temas que —poco más de un siglo después, en 1917— retomará Husserl en sus tres lecciones o conferen- cias sobre el «Ideal de la humanidad de Fichte» (véase Husserl, 1987). Si el principio que subyace a todos los escritos de Fichte es fenomenológico —entendido este prin- cipio como dialéctica o génesis vivida que determina todas nuestras cosmovisiones y nuestra libertad, incluyendo nuestra vivencia del saber absoluto—, es porque para él (a diferencia de Hegel) el elemento ético, en tanto fenomenológico o vivido, es irreductible a todo saber conceptual. El fundamento y fin de su metafísica es, pues, en última instancia moral, expresado en el anhelo y la adquisición de una «beati- tud» que, allende la vida de los hombres, consiste en participar de la vida divina. La finalidad del hombre —del humanismo— que está en el corazón de la antropolo- gía de Fichte es pues realizar la Aufhebung de toda ontología dualista (en el sentido de suprimir, superando y conservando): del yo y no-yo, de la razón y la materia, de la libertad y la naturaleza. Husserl empieza a leer a Fichte intensamente, dedicando seminarios y cursos, sobre todo a La finalidad del hombre en 1903, 1915 y 1918. Sus lecciones de ética de 1919, 1920-1921 y 1924 también revelan su fuerte influencia. Precisamente al final de sus lecciones de ética de 1924, en una nota a pie de página,1 se lamenta de no haber podido mencionar en el curso el parentesco entre su fundamentación feno- menológica científica de la ética y la ética de Fichte. Su deferencia por este autor del Idealismo Alemán va en aumento, basada sobre todo en su lectura de la obra popu- lar de 1800 (La finalidad del hombre), y no tanto en la Teoría de la ciencia (especial- mente en la versión de 1804), obra que en su opinión contiene demasiadas «acroba- cias» argumentativas y violencias a la lógica que le parecen casi insoportables (Hus- serl, 1987, p. 269). Admira, sin embargo, la ética y pasión humanista de Fichte, la cual reconoce estar continuamente referida a su fundamentación teorética. Con- cuerda con Fichte cuando este sostiene que «uno puede hacer otras cosas por razo- nes secundarias o egoístas; pero el filósofo solo puede serlo como una personalidad ética, si no, no es nada» (Husserl, 1987, p 309; véase también Hart, 1995). Las tres lecciones sobre «El ideal de la humanidad en Fichte [Fichtes Menschheit- sideal]» las dictó Husserl primero en noviembre de 1917 a soldados que regresaban del frente de la guerra. Las repitió dos veces en 1918 para los estudiantes y la facultad 1. Indicación que agradezco a mi colega Mariana Chu, una de las traductoras al castellano de Einleitung in die Ethik: Vorlesungen Sommersemester 1920-1924 (Husserl, 2004), edición que aparece- rá en Trotta. Conflicto_facultades_pucp.pmd 29/03/2019, 10:03105 106 de la Universidad de Friburgo (véase Husserl, 1987, pp. xxviii-xxxiii). El contexto son los estragos de la guerra y el desánimo de la derrota. Husserl se pregunta si se han agotado en el pueblo alemán los valores que dieron impulso al Idealismo Alemán y a la vida espiritual del hombre moderno, aplastados por el avance de las ciencias exac- tas y su cultura determinada por la técnica; se pregunta, asimismo, si la filosofía ya no tiene nada que decir. En épocas de Fichte, Alemania luchaba por su existencia luego de la derrota prusiana en Jena por los ejércitos napoleónicos. En 1917, un siglo des- pués, cunde el imperio de la muerte que le ha arrebatado a su hijo menor el año anterior en el frente de Verdún, y considera que con ello el Idealismo Alemán ha reconquistado su derecho originario y sagrado a ser revalorado. La orientación fun- damentalmente «práctica» de Fichte —como reformador ético-religioso, educador de la humanidad, profeta y visionario— invita a reconsiderar las premoniciones de su obra (p. 270). Entretanto, la situación ha cambiado algo, siendo sin embargo una consecuencia de problemas anteriores que se arrastran. Luego de la «caída» del Idea- lismo Alemán con la muerte de Hegel, triunfa el «naturalismo» positivista desde Comte —profundizando (como señalará Husserl más tarde) las consecuencias que el fisica- lismo moderno y el dualismo cartesiano tienen sobre la naciente psicología y estudio de la subjetividad—. Desde el naturalismo y el cientificismo dominante, observa Hus- serl, se renuevan no solo críticas a la metafísica, sino al discurso filosófico mismo. Estas críticas olvidan que el desarrollo y la creación de las herramientas epistemoló- gicas y técnicas que posibilitaron la constitución y el triunfo de ciencias rigurosas en el dominio de la naturaleza en la Modernidad son fruto de siglos de ingentes esfuer- zos que provienen de espíritus tanto filosóficos como científicos —dirigidos por intui- ciones geniales—. Pero, sobre todo, destaca Husserl que las premoniciones filosóficas del pasado han ofrecido «tomas de posición decisivas para la dignidad de la humani- dad auténtica» con el rigor de ideales teoréticos (p. 270). Son varios textos de Fichte que lo inspiran,2 y sus conferencias se inician con una exposición de las iniciales tesis fichteanas que lo caracterizan como un kantia- no (Husserl, 1987, p. 274). Pero admira en Fichte su audacia de interpretar el mun- do de modo totalmente distinto al de las ciencias naturales, borrando asimismo la cosa en sí kantiana y toda afección. La orientación práctica de su pensamiento lo conduce a un concepto de subjetividad hacedora. «El sujeto es de parte a parte hacedor. El sustrato de su acción, el objeto de su actividad, lo que tiene siempre frente a sí, es algo ya trabajado por él. Sujeto y hacedor coinciden [...] no hay nada antes de la acción» (p. 275). En el comienzo no hay un hecho (Tatsache) sino una acción (Tathandlung), desplegada en una historia, en un proceso productivo de con- tinuas tareas, en sucesión infinita. La meta de cada tarea se conecta con la meta más elevada: la meta ética (p. 275). En eso consiste el «yo» o «inteligencia» fichtea- na que él admira, que no es un mero objeto de la experiencia, sino una potencia metafísica, capaz de desdoblarse y reconstruir el proceso teleológico de sus expe- riencias, gracias a las cuales se construye el sentido que atribuimos al mundo y a nosotros mismos (p. 276). Husserl se pregunta con Fichte: ¿adónde apunta esta 2. Los textos que menciona como lecturas indispensables son Die Bestimmung des Menschen de 1800, Die Grundzüge des gegenwärtigen Zeitalters y Die Anweisung zum seligen Leben de 1806, Die Reden an die Deutsche Nation de 1808, las lecciones de Erlanger Über das Wesen des Gelehrten de 1805, las cinco lecciones de Berlín sobre Die Bestimmung des Gelehrten de 1811 (Husserl, 1897, p. 271). Conflicto_facultades_pucp.pmd 29/03/2019, 10:03106 107 teleología, y cuál es su último sentido? La respuesta es que solo apunta hacia aque- llo que puede darle —como valor absoluto— una última satisfacción: la producción teleológica de un mundo humano, en el que, mediante la acción ética de espíritus libres, pueda realizarse un orden mundial moral, único fin, fundamento y valor ab- soluto del mundo (p. 277). La mera causalidad natural es incapaz de descubrir —en nuestra experiencia— esta necesidad teleológico-práctica. Esto intenta lograr el idea- lismo de Fichte, a quien Husserl cita: «Nada tiene valor incondicional y significado excepto la vida; el resto del pensar, poetizar, y conocer solo tiene valor en la medida en que de algún modo se relaciona a la vida, procede de ella e intenta regresar a ella» (Fichte, [1801] 2013, pp. 557-558; Husserl, 1987, p. 278). La filosofía de Fichte propone un «nuevo ideal de humanidad», que requiere —en palabras de Husserl que evocan a Nietzsche— una «transvaloración de todos los valores (Umwertung aller Werte)» (Husserl, 1987, p. 279). Esta filosofía y nuevo ideal yacen en y emanan de la pura interioridad y del valor de la personalidad, como agente moral y ciudada- no libre. La filosofía verdadera enseña así el camino de la salvación y el ideal genui- no de la humanidad que vive moralmente, y en la cual coinciden el hombre ético y su finalidad religiosa. Husserl termina estas conferencias sobre el ideal de la humanidad en Fichte refiriéndose a la última reformulación que este elabora de la relación entre el ser humano y Dios en su obra de 1806, Anweisung zum seligen Leben (Hacia una vida bienaventurada) (Husserl, 1987, p. 284). En esta obra, Fichte indica que Dios eter- no e inmutable se autorrevela en grados infinitos y en distintas formas en la con- ciencia de sí de los individuos, primero de modo oscuro y en ascenso hasta la conciencia pura de sí mismo. Describe cinco estadios de autorrevelación divina en la interioridad humana, que corresponden a distintas antropologías y cosmovisio- nes. Se excluye al primero de los mismos, por ser puramente negativo, el de la mera sensualidad que busca la felicidad en el placer, propio de un dogmatismo hedonista. Los siguientes, en ascensión creciente, caracterizan cuatro tipos huma- nos ideales: 1. El de la eticidad (Sittlichkeit), correspondiente a la moralidad kantia- na y estoica de la legalidad rigurosa y sometimiento al deber, ya libre de la «afec- ción sensible del ser», pero meramente negativa por carecer de contenido. 2. El segundo, constituye una moralidad más elevada y auténtica, aquella correspon- diente al amor positivo por el valor de las cosas mismas. Este tipo humano se expresa en el artista creador (p. 288); en el auténtico investigador científico; en la nobleza del tecnólogo, cuyo amor apunta a la creación de medios humanos para someter a la naturaleza; y en el político noble que se beatifica luchando por formar un Estado como ordenamiento de la comunidad ideal (p. 289). 3. El tercer estadio corresponde a aquel que ama a su prójimo en la medida que este amor emana del infinito amor de Dios y que, como miembro de un mundo ideal de los espíritus, busca realizar el reino de Dios en la tierra. Corresponde a la moralidad de la persona religiosa. Cita a Fichte: «¿Quieres ver a Dios como Él es en sí mismo, cara a cara? No lo busques al otro lado de las nubes. [...] Dedícate tú mismo a Él, y lo hallarás en tu pecho» (Fichte, [1806] 2013, p. 184; Husserl, 1987, p. 292). 4. El nivel más eleva- do, el cuarto, es para Fichte, como señala Husserl, el ideal de la humanidad cientí- fica, que eleva la fe al conocimiento filosófico de un «ver» —aunque Husserl ad- vierte que se trata de un mero vistazo indirecto, no realizable teoréticamente, sino que se satisface prácticamente en tareas infinitas (p. 292)—. Conflicto_facultades_pucp.pmd 29/03/2019, 10:03107 108 En la actualidad, son nuevos becerros de oro los que amenazan la posibilidad filosófica de forjar o revivir desde las aulas universitarias un ideal de la humani- dad en el sentido más elevado del término —guiado este por la auténtica vocación científica de la búsqueda de la verdad, de la acción práctica, y del hacer productivo noble—. Dicho ideal no se forja únicamente desde las humanidades y la filosofía, sino también —en el sentido del concepto kantiano más amplio de facultad de filosofía— en diálogo con las ciencias puras y aplicadas. El mayor de los peligros es un nuevo becerro de oro instalado en el mundo actual globalizado —bajo el imperio de la normalización burocrática y estandarizada—: el creciente manejo antidemocrático y corporativo de toda institución (pública y privada) al servicio de la producción ilimitada del dinero. La amenaza del mundo actual, ante la cual las universidades y su investigación más genuina deben levantar su voz crítica, es la transvaloración más peligrosa: la reducción del valor de la educación en general —cuya finalidad es el ideal de una humanidad realizada— a una mercancía más, y de la educación humanística (en particular) a la más miserable y menos «renta- ble», por ende más «dispensable», de las mercancías. Bibliografía FICHTE, Johann Gottlieb ([1800] 1974). Die Bestimmung des Menschen. Reproducción de la primera edición (Berlín: Vosschichen Buchhandlung). Stuttgart: Reclam. — ([1801] 2013). Sonnenklarer Bericht an das große Publikum, über das eigentliche Wesen der neuesten Philosophie: Ein Versuch, die Leser zum Verstehen zu zwingen. En Ausgewählte Werke in sechs Bänden. Dritter Band (pp. 545-644). Edición de Fritz Medicus. Darmstadt: Lambert Schneider. — ([1806] 2013). Die Anweisung zum seligen Leben oder auch die Religionslehre. En Aus- gewählte Werke in sechs Bänden. 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