Facultad de Arte y Diseño
URI permanente para esta comunidadhttp://54.81.141.168/handle/123456789/9118
Explorar
1 resultados
Resultados de búsqueda
Ítem Texto completo enlazado Procesos de conflicto como detonantes del proceso creativo(Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012-09-19) Larrea Hernández, Manuel Eduardo; Cisneros Velarde, Marta Susana; Hamann, JohannaDurante un largo periodo de tiempo, la necesidad de plantear un tema de investigación que otorgara un marco teórico a mi práctica artística se convirtió en una necesidad apremiante. Esta necesidad, sin embargo, como pude entender después de un tiempo, nunca fue tal. Poco a poco fui deduciendo que la solución a este problema radicaba en identificar los móviles que dieron origen en un inicio a mi vocación por el arte, para luego descifrar cómo ellos me habían conducido de una manera intuitiva -tácita- hacia temas que iba desarrollando al interior de mi proceso creativo en el campo de la escultura y que venían generando gradualmente, año tras año, un cuerpo de obra artística propio. Todo ser humano, artista o no, nace en un contexto, un contexto geográfico, familiar, cultural y temporal. Este contexto lo determina -lo moldea-. Las construcciones emocionales, psicológicas y culturales que va creando para sí son fruto de la interacción con este contexto. Esta interacción puede o no ser conflictiva. La aparición del conflicto puede establecer, para cada individuo, respuestas diferenciadas. Para mí la necesidad fundamental, originada en el conflicto, ha sido el entendimiento. La vocación hacia la labor artística implica, en mi experiencia, una necesidad. Esta necesidad en mi caso se origina en el conflicto, uno de índole personal. Este conflicto se daba entre la percepción y experimentación de la vida misma en contraposición con la información cultural adquirida mediante la educación, venida de la interacción con el entorno familiar y social, ambos inscritos en un contexto cultural. Entenderse uno mismo en función a lo vivido y experimentado es una labor que no pudo, en mi caso, remitirse a mi individualidad. Si bien en un principio mis trabajos reflexionaban sobre mí mismo, sobre situaciones y sentimientos personales, el traslado de esta necesidad de entendimiento al plano social fue natural. Fue necesario para mí intentar entender el mundo en el que transcurría mi vida, el contexto en el cual acontecían mis experiencias e ir analizando cada una de ellas dentro del marco temporal y cultural en el cual se originaban. Nuestra educación y por tanto nuestro crecimiento emocional, psíquico y cultural se inicia en el ámbito familiar, luego se traslada a los centros educativos de orden primario en la niñez, secundario en la adolescencia y universitario en la juventud, para luego entrar de lleno en el campo social, de orden laboral, que corresponde a la vida adulta. Esta estructura rige nuestro crecimiento y las experiencias a las que estos niveles nos remiten van configurando nuestra personalidad y así nuestras respuestas, necesidades y deseos.