(Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva Agüero, 2006) Silva Santisteban, Rocío
Una de las últimas búsquedas intelectuales latinoamericanas es la de, por llamarla de alguna manera, una “razón andina” que proponga un eje epistemológico más allá del occidental para revisar nuestras historias comunes, nuestras posibilidadesde futuro y nuestras maneras de acceder y construir conocimiento. Más que referirnos en nuestros proyectos a conceptos como desarrollo, sustentabilidad, subalternidad o crecimiento, el objetivo de esta “razón andina” sería el de configurar una manera otra de organizar nuestros saberes incorporando una lectura crítica de la modernidad que, por supuesto, sopese la fuerza de la colonialidad del poder.Consideramos que esta búsqueda es un afán permanente de muchos investigadores de países andinos; quienes han obtenido resultados bastante importantes en Ecuador, Colombia y Venezuela. Por supuesto, esta búsqueda tiene un proceso concreto muy complejo; no es nuestra intención en estas páginas sino plantear un esbozo, algo así como un mapa, para poder ubicarnos nosotros, los peruanos, enestas coordenadas y entender que es imprescindible consolidar los nudos peruanos en las redes latinoamericanas de producción de saber.
(Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva Agüero, 2006) Guerra Martiniére ED., Margarita
En el transcurso del presente año el Instituto tuvo una fecunda labor, fundamentalmente, entre los meses que corren entre marzo y octubre. Se desarrolló un programa de actividades muy variadas, en las que estuvieron presentes tanto los Seminarios como las Unidades de Servicios. Se contó, asimismo, con apoyosexternos como la embajada de México, el Centro Cultural de España y diversas instituciones nacionales.
(Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva Agüero, 2006) Lorandi, Ana María
El seminario que hoy nos reúne, titulado “La Magia de lo Andino” nos convoca para reflexionar sobre la pertinencia y la vigencia del concepto de “lo” Andino, en tanto concepto globalizador de una realidad que, así como por momentos seconfunde con la peruanidad, por momentos solo se refiere a las poblaciones indígenas y en particular a las de origen serrano. Es más, a veces se limita a los serranos, como dije, a veces puede incluir también a los indígenas de la selva y dela costa, se extiende a otros países con los que se comparte la alta espina dorsal de los Andes, otras se dejan afuera a los extremos norte y sur de ese espacio geográfico.En mi opinión, este es un concepto esencialista, que por un lado impide comprender que los Andes, así como el resto del Continente, estuvieron sujetos a un proceso de integración planetaria a partir de la colonización. También le otorga un barniz homogeneizante que oculta las diferencias y particularidades internas dentro de ese espacio, así como la variedad de vínculos que se establecen entre la sierra y laselva y la costa. Finalmente es necesario destacar que, antes de la colonización, estas diferencias estaban presentes, que no había una solo forma de ser “andino”, que dentro de ese vasto territorio convivieron distintos modelos de integración devínculos inter e intrasocietarios que conviene tener presente, además de los cambios que dentro de cada sector y en su conjunto se produjeron a lo largo del tiempo. Nila variable espacial, ni la temporal, ni la cultural permiten sostener este concepto de forma tan radical o esencialista. Pero tal vez, la mejor forma de discutir sobre esteconcepto sea historizar su génesis y evaluar su pertinencia en la política académica del momento en el que John Murra lo difunde en la región.
(Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva Agüero, 2006) Castelli González, Amalia
El análisis que presento hoy no está circunscrito a definiciones y teorías; evidentemente no puedo obviar aquello que debe ser de conocimiento público, pero trataré en la medida de lo posible intentar señalar porqué considero que el tema del Patrimonio Inmaterial hoy debe ser tomado en cuenta desde el ámbito del museo.El más claro ejemplo de apertura entre nuestras instituciones culturales se da en la incorporación de un artículo sobre el Patrimonio Inmaterial en la nueva ley de defensa del Patrimonio cultural que acaba de ser aprobada por el congreso de la República y que espera las observaciones pertinentes para su reglamentación. Considero entonces, que en el caso del Perú, así como otros muchos países de América, la riqueza del patrimonio inmaterial justifica ampliamente su incorporación al tema de lo museable. De allí que solo utilizaré en este caso algunos ejemplos muy concretos de nuestra realidad que nos abren una perspectiva más para el trabajodel museólogo y del educador.
(Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva Agüero, 2006) Regalado de Hurtado, Liliana
Las urgencias de la colonización, la creciente información sobre el Nuevo Mundo y, especialmente, acerca de sus habitantes desembocaron en una polarización de opiniones que, aparentemente, no dio lugar a posiciones intermedias, no solocuando se debatieron los derechos de la Corona española para conquistar y colonizar América sino también al definirse y ponerse en prácticas las políticas oficiales relacionadas a los derechos de los indígenas y al tratamiento que deberíadepararse a los nativos americanos y a sus autoridades tradicionales. El indio fue idealizado como un inocente salvaje, ennoblecido por su vida en contacto con la naturaleza o visto como un ser degradado física y moralmente. En el primer caso,resultaba débil y profundamente vulnerable —incluso por el demonio — mientras que, en el segundo, era la expresión del mal “[...]de donde se sigue que el pecado grave por el cual desde su principio les ha seguido y seguirá, con la maldición dela Divina Mano que les ha aborrecido, haciéndolos por su Divino Saber perversos de iniquidad y oprobio -como de su dura obstinidad se presume-, es parte para que en ellos no se pueda injerir algún pimpollo que dé verdadero fruto. Son tan sucios y malos y viles, de bajo entendimiento medrosos corazones que me atrevo a decir que en ninguna manera son buenos para servir a Dios, si Dios no les muda loscorazones como le mudó a San Pablo[...]” (Álvarez [1588] 1988: 73).