Raúl Gutiérrez (editor) Con la colaboración de Alexandra Alván ECOS DE FILOSOFÍA ANTIGUA El término μáθημα que, en plural, da título al presente volumen signifi ca «lo que se aprende o enseña»: una lección, conocimiento o estudio. Los trabajos recogidos en este volumen son intentos por comprender desde diversas perspectivas las enseñanzas de los fi lósofos griegos. Ecos de fi losofía antigua es una selección de los trabajos presentados en el III Congreso de la Asociación Latinoamericana de Filosofía Antigua (ALFA), realizado en la Pontifi cia Universidad Católica del Perú (PUCP), entre el 9 y el 11 de noviembre de 2011 y organizado por ALFA y el Centro de Estudios Filosófi cos de la PUCP. Raúl Gutiérrez estudió Filosofía en la Pontifi cia Universidad Católica del Perú (PUCP) y es magíster y doctor por las Universidades de Friburgo y de Tubinga en Alemania. Es profesor principal de la PUCP. Desde 2009 es el editor responsable de Areté. Revista de Filosofía. Es el actual presidente de la Asociación Latinoamericana de Filosofía Antigua (ALFA) y miembro de la International Plato Society. Ha publicado Schelling. Apuntes biográfi cos (1990), Wille und Subjekt bei Juan de la Cruz (1999) y ha editado Los símiles de la República VI-VII de Platón (2003). Es autor de varios artículos sobre Platón, Plotino y el platonismo medieval en diversas revistas especializadas y ha colaborado en una traducción de la correspondencia entre Kant, Fichte, Schelling y Hegel (2011). Alexandra Alván es licenciada en Filosofía por la PUCP. Actualmente está trabajando en su tesis de maestría sobre el intelecto en el De anima de Aristóteles. Ha trabajado como docente del Departamento de Humanidades de la PUCP dictando el curso Temas de Filosofía Antigua y Medieval en Estudios Generales Letras. Estuvo a cargo de la Secretaría de Redacción de la revista Areté entre los años 2010 y 2012. Colaboró con la organización del III Congreso de la ALFA. Otras publicaciones del Fondo Editorial PUCP Universidad y nación Miguel Giusti y Rafael Sánchez-Concha (editores) Lecturas prohibidas. La censura inquisitorial en el Perú tardío colonial Pedro Guibovich Pérez El perfecto en el español de Lima Variación y cambio en situación de contacto lingüístico Margarita Jara Yupanqui Memorias y otros textos Adolfo C. Winternitz Los rostros de la tierra encantada: religión, evangelización y sincretismo en el Nuevo Mundo. Homenaje a Manuel Marzal, S.J. José Sánchez Paredes y Marco Curatola Petrocchi (editores) Μ α θή μ α τα . E C O S D E FI LO SO FÍ A AN TI G U A R A Ú L G U TI ÉR R EZ (e di to r) Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua Raúl Gutiérrez (editor) © Raúl Gutiérrez, 2013 © Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2013 Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú Teléfono: (51 1) 626-2650 Fax: (51 1) 626-2913 feditor@pucp.edu.pe www.pucp.edu.pe/publicaciones Diseño, diagramación, corrección de estilo y cuidado de la edición: Fondo Editorial PUCP Primera edición: octubre de 2013 Tiraje: 500 ejemplares Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2013-14555 ISBN: 978-612-4146-50-3 Registro del Proyecto Editorial: 31501361300780 Impreso en Tarea Asociación Gráfica Educativa Pasaje María Auxiliadora 156, Lima 5, Perú La armonía de la lira: concepciones del alma de Plotino a Jámblico1 José María Zamora Calvo Universidad Autónoma de Madrid Entre la Sentencia 18 de Porfirio y el pasaje plotiniano de Enéadas III, 6 (26), 4, 41-52 puede trazarse un claro paralelismo. En ambos textos: a) La armonía en tanto forma representa el alma —para Plotino «como una armonía que pulsara las cuerdas por sí misma» y para Porfirio «se parece a una armonía separada»—. b) El músico, habitado por la armonía, representa el viviente, habitado por el alma —uno y otro son causa del movimiento de las cuerdas; y la armonía, en tanto forma, es causa de ese movimiento—. c) Por último, las cuerdas, puestas en movimiento, representan los cuerpos cuyas partes afectivas son pulsadas por la afección. Ahora bien, Jámblico marca distancia respecto a sus antecesores y en uno de los extractos que conservamos de su tratado Sobre el alma, introduce la doctrina de los números del alma, que son los que confieren armonía al mundo físico «de acuerdo con los principios racionales preexistentes en su esencia». Plotino: la armonía que pulsa las cuerdas por sí misma El alma sigue siendo incorpórea aunque esté unida a un cuerpo, ya que este último no representa un obstáculo para que conserve las característi- cas de los incorporales (Porfirio, Sententiae ad intelligibilia ducentes 27, 1-5). 1 Este trabajo se ha llevado a cabo en el marco del proyecto de investigación «Éticas griegas y filosofía contemporánea» subvencionado por el Ministerio español de Ciencia e Innovación (Ref. FFI2009-09498). Quisiera agradecer especialmente a mi colega y amigo, Raúl Gutiérrez, su invitación a este III Congreso de ALFA. Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua 586 De ahí que el alma unida a un cuerpo sigue siendo una forma, y, en tanto forma, permanece impasible. Cuando se producen las sensaciones, solo el cuerpo padece. La forma puede provocar el movimiento de la pasión por- que está presente en la materia y actúa por esa presencia. Plotino acude al ejemplo de la armonía para explicar de qué modo esa presencia puede manifestarse: Pero no; esa parte afectiva del alma no es un cuerpo, sino una forma. En la materia, sin embargo, tienen su sede tanto la facultad apetitiva como, en particular, la nutritivo-incrementativo-generativa, la cual es raíz y principio de la forma apetitivo-afectiva. Ahora bien, ninguna forma debe admitir en sí la presencia de una turbación o de una afec- ción en general, sino que la forma misma debe permanecer inmutable, y es la materia de esa forma la que debe verse envuelta en la afección cuando se vea envuelta en ella al suscitarla la forma con su presencia. Pues no es precisamente la facultad vegetativa la que vegeta cuando hace vegetar ni la que crece cuando hace crecer, y, en general, no es ella la que, cuando mueve, se mueve con aquel movimiento con que mueve, sino que o no se mueve en absoluto o se trata de un tipo distinto de movimiento, o sea, de actividad. Así pues, la naturaleza misma de la forma debe ser actividad y debe ser operativa por su presencia como una armonía que pulsara las cuerdas por sí misma (οἷον εἰ ἡ ἁρμονία ἐξ αὐτῆς τὰς χορδὰς ἐκίνει). Por lo tanto, la parte afectiva será, sí, causa de afección, sea porque la afección proviene de ella bajo el impulso de la imaginación sensitiva, sea sin el impulso de la imaginación: esto habrá que estudiarlo, a ver si es porque la opinión toma la iniciativa desde arriba; mas la parte afectiva misma permanece inmutable al modo de una armonía (αὐτὸ δὲ μένον ἐν ἁρμονίας εἴδει). Las causas del movimiento son análogas al músico, mientras que las partes golpeadas por la afección guardan analogía con las cuerdas. Pues aun allá, en la lira, la afectada no es la armonía, sino la cuerda (Καὶ γὰρ κἀκεῖ οὐχ ἡ ἁρμονία πέπονθεν, ἀλλ᾽ ἡ χορδή·). No obstante, la cuerda no se movería, aunque el músico lo quisiera, si la armonía no lo ordenara (οὐ μὴν ἐκινήθη ἂν ἡ χορδή, εἰ καὶ ὁ μουσικὸς ἐβούλετο, μὴ τῆς ἁρμονίας τοῦτο λεγούσης) (Enéadas III, 6 (26), 4, 30-52)2. El músico, quien representa la causa eficiente del movimiento de las cuerdas, no es suficiente para producir un movimiento y otro; su acción es posible por la armonización que trata de introducir en las cuerdas. 2 Para los pasajes de Plotino nos basamos en la edición de Henry y Schwyzer (en Plotino, 1964-1982) y en la traducción de Jesús Igal, aunque esta última ligeramente modificada (en Plotino, 1985). 587 José M. Zamora. La armonía de la lira: concepciones del alma de Plotino a Jámblico De este modo, el músico es como el alma, las cuerdas como el cuerpo que experimenta la afección y la armonía inmanente que opera en las cuerdas como la opinión que mueve el cuerpo, pero sin que se mueva a sí misma. En este pasaje el argumento plotiniano introduce la noción de forma: «esa parte afectiva del alma no es un cuerpo, sino una forma (εἶδος)». Hasta este momento la oposición del alma a la afección se basaba en el análisis de la οὐσία, la realidad incorporal del alma (III, 6 (26), 1, 28; 2, 30; y 3, 32). A partir de ahora Plotino distingue la causa material, que identi- fica con la forma, de los efectos corpóreos en lo sensible y, gracias a esta distinción, la forma inmaterial posibilitará salvaguardar la potencia afec- tiva de aquello que provoca. Plotino sigue el De anima (II, 4) de Aristóteles para explicar las tres facultades fundamentales de todo ser vivo: alimentación, crecimiento y reproducción. El deseo radica en la asociación del alma y del cuerpo, de ahí que insista en la relevancia no tanto de la naturaleza, sino de determinadas operaciones fisiológicas. Así, compara el proceso natural de crecimiento con la producción de un sonido musical. Fleet (1995, pp. 131-132) consi- dera que MacKenna (en Plotino, 1917-1930) y Armstrong3 (en Plotino, 1967, p. 229) se equivocan al interpretar la armonía en el sentido de «melodía» o «principio melódico». En el fondo, el texto de las Enéadas remite a la explicación aristotélica del De anima, que define la armonía como «una pro- porción o combinación de los componentes» (λόγος τίς [...] τῶν μιχθέντων ἢ σύνθεσις) (407b32-33). El propio Plotino otorga este sentido a la armo- nía cuando elabora la comparación en la que el músico y la armonización desempeñan la función de la parte vegetativa del alma (τὸ φυτικόν) en la generación y el crecimiento, es decir, como causa eficiente. En el tratado IV, 7 (2), Sobre la inmortalidad del alma, Plotino utiliza la comparación del alma con la armonía que surge de las cuerdas tensadas de un instrumento, lo que muestra su referencia a un pasaje del Fedón (85e-86d), al que aludiremos más adelante: Y lo más importante realmente es que, anteriormente a esta alma, ten- dría que existir otra alma: la autora de esa armonía, que sería análoga al músico que en los instrumentos musicales imprime la armonía a las cuerdas (οἷον ἐπὶ τῶν ὀργάνων τὸν μουσικὸν τὸν ἐντιθέντα ταῖς χορδαῖς τὴν ἁρμονίαν) porque posee en su mente la proporción 3 III, 6 (26), 4, 41-44: «So, then, the actual nature of the form must be an activity, and produce by its presence, as if the melody proceeding form it plucked the strings» (en Plotino, 1967). Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua 588 según la cual ha de armonizarlas (λόγον ἔχοντα παρ᾽ αὐτῷ, καθ᾽ ὃν ἁρμόσει). Porque ni las cuerdas en este caso ni los cuerpos en el nuestro son capaces de suyo de armonizarse a sí mismos (Enéadas IV, 7 (2), 84, 17-23). Este tratado, Enéadas IV 7, cronológicamente el segundo redactado por Plotino (Porfirio, Vida de Plotino 4, 24), en su composición formal es el más «escolar» de los tratados, y, en lo referente a su temática, constituye una defensa de la concepción platónica del alma frente a otras escuelas. La primera parte de este tratado (capítulos 2-8) es refutativa (ver Igal, en Plotino, 1985, p. 485): el alma no es ni un conglomerado de átomos, con- tra los epicúreos, ni un πνεῦμα corporal, contra los estoicos, ni tampoco una armonía, contra los pitagóricos, ni una actualidad inseparable, contra los peripatéticos. En el capítulo 8 Plotino establece una correspondencia entre el alma y la armonía, pero la rechaza como argumento válido para probar la inmortalidad de la primera. Sin embargo, aunque traza la com- paración de los cuerpos con las cuerdas, aún no ha elaborado la teoría de la armonía trascendente en tanto forma, «que pulsara las cuerdas por sí misma» (Enéadas III, 6 (26), 4, 43), o armonía separada, como la denomina Porfirio (Sententiae ad intelligibilia ducentes 18, 9), diferente de la armonía que el músico introduce en las cuerdas, que la posee en sí mismo en tanto relación numérica (λόγος) según la cual establece el acorde. En el tratado Enéadas IV, 4 (28), Problemas acerca del alma (II), Plotino nos presenta un análisis sistemático de la unidad del universo y de la fun- ción de la simpatía4. La referencia a la συμπάθεια la realiza en conexión con el conocimiento de las plegarias y la magia, ambas explicadas por la armonía de los astros. Las artes adivinatorias, la magia y las plegarias son fenómenos que Plotino no niega, pero que sitúa en relación con elementos transcendentes. Se trata de aspectos derivados de la interrelación material de las diversas partes de este universo. Pero el Sol u otro astro no se enteran; así que el influjo correspondiente a la plegaria se debe a que una parte entró en simpatía con otra, como ocurre en una misma cuerda cuando está tensada: al vibrar por la parte de abajo, vibra también arriba, y a menudo la vibración de una cuerda como que se deja sentir en otra por sintonización y porque está armonizada con una misma armonía (κατὰ συμφωνίαν καὶ τῷ 4 Ver, especialmente, Enéadas IV, 4 (28), 8, 52-61; 23, 9-29; 26, 1-15; 32, 13-22; 34, 9-13; 34, 26-33; 35, 8-16; 40, 1-4, y 41, 1-6. 589 José M. Zamora. La armonía de la lira: concepciones del alma de Plotino a Jámblico ὑπὸ μιᾷ ἡρμόσθαι ἁρμονίᾳ). Mas si la vibración de una lira reper- cute incluso en otra (Εἰ δὲ καὶ ἐν ἄλλῃ λύρᾳ ἡ κίνησις ἀπ᾽ ἄλλης ἔρχεται) según el alcance de la simpatía (ὅσον τὸ συμπαθές), enton- ces también en el universo habrá una sola armonía (μία ἁρμονία) aunque provenga de contrarios; además la armonía proviene tanto de componentes que son todos semejantes y afines como de los que son contrarios (Enéadas IV, 4 (28), 41, 1-9; ver IV, 4 (28), 26, 1-15). En este pasaje, además de la referencia a la simpatía universal, Plotino relata un experimento musical que hallaremos expuesto posteriormente en el tratado Ad Gaurum escrito por su discípulo. Encontramos también dos liras, la tensión de una misma cuerda, las dos cuerdas consonantes que sintonizan y están armonizadas según la misma armonía, la vibración de una de ellas que repercute en la otra. El universo sensible plotiniano se compone de una multitud de seres, no obstante, se mantiene como «uno», pues los seres que lo integran están en armonía con el todo y con ellos mismos. El todo es un organismo y forma «un mundo ordenado» (κόσμος). Para expresar esta simpatía uni- versal, o armonía universal, Plotino emplea la imagen de la danza, en la que cada movimiento contribuye a la belleza del conjunto (Enéadas IV, 4 (28), 34, 26-33). La imagen del danzante se adapta a la vida del universo hasta el punto que Plotino designa esta vida —en la que no reina el azar, sino «una sola armonía y una sola ordenación»— como «la danza del uni- verso» (IV, 4 (28), 35, 8-16). Si pudiéramos participar de la simpatía universal, de la simpatía total del universo consigo mismo, descubriríamos la interdependencia de las cosas con respecto al todo hasta en el más íntimo detalle. La imagen de la danza representa las diversas configuraciones de los astros a las que corresponden los cambios importantes de las cosas terrestres, por ejem- plo, la producción de las diferentes especies animales y vegetales (IV, 4 (28), 33, 25-27). De este modo, hay una coordinación universal de todos y cada uno de los acontecimientos. Un «acuerdo universal» (σύμπνοια μία), utilizando la expresión estoica que Plotino recoge en el tratado II, 3 (52), Sobre si los astros influyen (7, 17-18), que no consiste en una intervención voluntaria de las realidades superiores en la vida de las de aquí. «El movimiento de los astros anuncia los acontecimientos futuros, pero no los produce» (II, 3 (52), 1, 1-2). Las figuras celestes son solo signos, Plotino habla incluso de «letras» (γράμματα) (II, 3 (52), 7, 4-14). Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua 590 Cuando se conocen las afinidades y las correspondencias que existen naturalmente es posible servirse de ese conocimiento ya sea para prede- cir, ya sea para producir ciertos efectos o hechos. Así que, para Plotino, la adivinación y las prácticas mágicas no guardan ningún carácter esotérico, solo es necesario saber para predecir y predecir para poder. De este modo, las prácticas mágicas se inscriben en el sistema plotiniano que expone en las Enéadas: la astrología es solo la ciencia de la armonía musical trasla- dada a la medida del universo, y las configuraciones de los astros, aunque no puedan por sí mismas producir los acontecimientos, forman parte de la organización del universo, ya que la simpatía que los coordina deja tras de sí signos que los anuncian. Por ello, si todo está entrelazado, si todas las cosas concuerdan unas con otras, es debido a que las prácticas de adivinación se explican por la simpatía y la correspondencia de los semejantes entre sí. En este punto la teoría plotiniana se halla próxima de la estoica, pues para los estoicos la simpatía preside la estructura del mundo, el desarrollo de los acontecimientos y la sabiduría. El dios estoico, confundido con el mundo y con todas las formas de lo real, es principio de cohesión y de simpatía de las cosas que une (Diógenes Laercio, Vitae philosophorum VII, 147). Así pues, la providencia estoica expresa la simpatía universal que une a todos los seres entre ellos y el desa- rrollo de los acontecimientos que traduce la vida del mundo. Sin embargo, es imposible otorgar cualquier clase de transcendencia a la providencia estoica, ya que es inmanente al mundo y expresión de la simpatía univer- sal, el signo de la armonía de las partes con el todo. Así pues, la πρόνοια expresa la solidaridad íntima según un encadenamiento regulado de modo armónico en que las causas relacionan los acontecimientos entre ellos. Para los estoicos, dios es la «razón seminal del cosmos» y en él se contienen «todas las razones seminales según las cuales se origina cada cosa en con- formidad con la fatalidad» (Stoicorum Veterum Fragmenta II, 1027)5. Para Plotino, la causa de la armonía universal ha de buscarse en las realidades superiores, «las cosas de abajo dependen de las de arriba —las de este universo, de las que son más divinas— y porque aun este universo participa de aquellas. Por consiguiente, las cosas de este uni- verso no se originan por razones seminales, sino por razones inclusivas de contenidos anteriores aun a los que corresponden a las razones semi- nales» (IV, 4 (28), 39, 3-7). Al λόγος universal, anterior a su manifestación exterior, es a quien pertenece la organización que da cuenta de los hechos 5 Sobre la providencia en el estoicismo y el platonismo, ver Dörrie (1977, pp. 82-85). 591 José M. Zamora. La armonía de la lira: concepciones del alma de Plotino a Jámblico contingentes y que supone una especie de cálculo de los posibles, como el que efectuaría un general (προνοίᾳ στρατηγικῇ), queriendo que la orga- nización de un ejército obtuviera un resultado concreto (III, 3 (48), 2, 6-10). Ahora bien, no debemos tomar esta comparación al pie de la letra e ima- ginar la providencia plotiniana calculando las suertes de cada parte para constituir el mejor de los mundos posibles, lo que la reduciría al nivel del artesano. La armonía de las partes no es querida expresamente y no proviene de una disposición de los elementos preexistentes: la causa de la multiplicad es la unidad que la precede, y es la unidad la que explica el orden que ordena la multiplicidad. La armonía es una consecuencia sensible de la unidad inteligible que contempla la parte superior del Alma. Así, en la medida que la forma inteligible, en lugar de permanecer encerrada en sí misma, se exterioriza, sus manifestaciones están nece- sariamente coordinadas. Por lo que todos los efectos de los astros están entretejidos en unidad y constituyen una armonía maravillosa. Por tanto, la armonía representa la multiplicidad-una, donde la uni- dad es primera, porque proviene del modelo inteligible, y la multiplicidad segunda, no solo porque proviene de la razón espermática, sino porque se realiza en una sustancia sensible que tiende a la dispersión. Plotino asimila la providencia a la parte inferior del Alma o φύσις que en los tratados Sobre la providencia (47 y 48) corresponde al demiurgo del Timeo y califica de «principio director del universo» (τὸ ἡγούμενον τοῦ παντὸς) (IV, 4 (28), 12, 14). «Puesto que solemos hablar del principio orde- nador como doble: de un lado, como el demiurgo, y de otro, como el Alma del universo, así también, al hablar de Zeus, nos referimos a él unas veces como al demiurgo y otras como al rector del universo (τὸ ἡγεμονοῦν τοῦ παντός)» (IV, 4 (28), 10, 1-4). Así, el principio director «conoce el futuro» y este conocimiento representa el esquema dinámico de la creación del Alma-productora. No se trata, por tanto, de una previsión hipotética o parcial, sino, al contrario, de una visión global que opera en la producción del mundo sensible (IV, 4 (28), 12, 22-24). La armonía se debe tanto a la causalidad transcendente de la procesión como a la causalidad inmanente de la participación, por la que el todo, en lugar de dividirse en las partes, permanece entero en cada una de ellas. Y esta participación depende no solo del Alma que contempla lo inteli- gible, o del Alma cósmica y providencial, sino más precisamente de las almas particulares inmanentes a la producción. Como hay un acuerdo de las almas con el orden del universo, no actúan de modo aislado, sino que modulan su descenso de acuerdo con el movimiento circular del mundo. Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua 592 El descenso de las almas a los cuerpos no es arbitrario; la noción de elec- ción para las almas individuales depende en último término del destino. Por tanto, en Plotino la providencia universal es a la vez estoica, pues es inmanente, ya que es Zeus, vida, alma y orden del universo, y, a la vez, transcendente, ya que es el demiurgo quien construye un mundo ordenado. Porfirio: la armonía separada y la no separada En este contexto Porfirio acude, en la Sentencia 18, a la comparación con la armonía, tomada del tratado plotiniano III, 6 (26), 4, Sobre la impasibilidad de las cosas incorpóreas, para explicar de qué modo el alma, cuando está vinculada a un cuerpo y se produce una sensación, permanece impasible, mientras que el viviente se ve afectado. La modificación de Porfirio radica en la distinción precisa de dos armonías —separada y no separada— según las cuales están afinadas las cuerdas consonantes. Asimismo, el filósofo de Tiro aplica a cada una de estas armonías una terminología propia y original. Precisamente, allí donde Plotino habla, para referirse a la realidad activa, de otra cuerda, otra lira, Porfirio opta por marcar claramente la diferencia entre la armonía separada, que es autárquica, y la armonía no separada, que rige la actividad del músico (Schwyzer, 1974, p. 299 e Igal, 1979, p. 334). Así pues, cada vez que el viviente se dedica a la sensación, su alma se parece a una armonía separada (ἡ μὲν ψυχὴ ἁρμονίᾳ χωριστῇ) que por sí misma pone en movimiento las cuerdas afinadas por una armo- nía no separada (τὰς χορδὰς κινούσῃ ἡρμοσμένας […] ἁρμονίᾳ ἀχωρίστῳ), mientras que la causa de la puesta en movimiento, el viviente, debido a que es animado, corresponde al músico debido a que este es habitado por la armonía, mientras que los cuerpos golpea- dos, debido a que son afectados en la sensación, corresponden a las cuerdas afinadas; en efecto, en este ejemplo, no es la armonía la que ha padecido, la armonía separada, sino la cuerda. Y el músico da el movi- miento según la armonía que está en él (κατὰ τὴν ἐν αὑτῷ ἁρμονίαν); no obstante, la cuerda no se movería musicalmente, aunque el músico lo quisiera, si la armonía no lo ordenara (οὐ μὴν ἐκινήθη ἂν ἡ χορδὴ μουσικῶς, εἰ καὶ ὁ μουσικὸς ἐβούλετο, μὴ τῆς ἁρμονίας τοῦτο λεγούσης) (Sententiae ad intelligibilia ducentes 18, 8-18)6. 6 Para los pasajes de Porfirio no basamos en la edición de Erich Lamberz y la traducción al francés dirigida por Luc Brisson (en Porfirio, 1975 y 2005, respectivamente). 593 José M. Zamora. La armonía de la lira: concepciones del alma de Plotino a Jámblico La comparación que establece Porfirio del funcionamiento de la sen- sación con la interpretación musical parte del pasaje plotiniano citado (III, 6 (26), 4, 30-52). Ahora bien, aunque el filósofo de Tiro se mantiene fiel al sentido global del texto, introduce ciertas diferencias hermenéuticas que aparecen insertas en puntos específicos, como líneas asimétricas que se desvían de dos columnas paralelas. El alma es comparada con la armo- nía que por sí misma pulsa las cuerdas. Para Plotino esta causalidad que la armonía ejerce de modo espontáneo se corresponde con la del alma como forma, que «debe ser operativa por su presencia». Por su parte, Porfirio distingue la armonía separada, cuya causalidad corresponde a la que des- ciende del mundo inteligible, de la armonía no separada, inmanente al músico que se refiere a ella para afinar la lira. Esta armonía separada, por la cual vibran las cuerdas dispuestas antes según una armonía no separada, inmanente al alma del músico, alude al siguiente experimento acústico, inscrito en la tradición musical pitagórica (Burkert, 1962, p. 354): el fun- cionamiento de una lira afinada con precisión activa la vibración de las cuerdas de otra lira separada sin que ningún músico la toque. El propio Porfirio muestra su interés por este tipo de experimentos en conexión con la interpretación de un pasaje del Timeo (35b-36b)7 sobre la división del alma del mundo en función de intervalos armónicos8. Ade- más de este pasaje, en el aparato crítico de las fuentes, Lamberz señala un extracto del Fedón (85e-86d) en el que Simmias enuncia la teoría de que el alma puede compararse con la armonía, algo divino, mientras que la lira bien afinada con sus cuerdas representaría el cuerpo mortal. Sin embargo, muy probablemente este discurso del Fedón no influye en Plotino ni tam- poco en su discípulo Porfirio, puesto que el propio Simmias admite que de esta comparación derivaría la supresión de la inmortalidad del alma. 7 Macrobio comenta este pasaje del Timeo en términos de armonía musical (Commentarii in somnium Scipionis II 1, 5-7 y 14-25). Probablemente, estos pasajes del Comentario al Sueño de Escipión tengan como referencia el Comentario al Timeo de Porfirio (fragmentos 65 y 66; Sodano, 1964, pp. 48, 15-49, 8, y 49, 9-52, 10). 8 En Platón διάστημα puede tomar el sentido muy general de «distancia», de «diferencia entre dos magnitudes mensurables». Puede designar también la «distancia entre dos sonidos», es decir, el intervalo musical (República 531a), expresado matemáticamente (Filebo 17c). Sobre los intervalos armónicos en Timeo 35b-36, pueden consultarse Grube (1932), Sonderegger (1997), Ferrari (1999), Lisi (2001), del Forno (2005). Para los pormenores de la estructura matemática del alma del mundo, ver el Anexo 2 de Brisson en la edición de Zamora del Timeo (en Platón, 2010, pp. 426-429). Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua 594 El Comentario a las Harmónicas de Ptolomeo (Düring, 1978 [1932] y 1987 [1934]) presenta cierto interés para la historia de la música, ya sea por las informaciones que proporciona o porque pertenece a una época de transición. La obra de Ptolomeo9, concebida desde el punto de vista de la teoría matemática de los acordes, interesa a Porfirio por su eclecti- cismo. En medio del caos de los sistemas y de los métodos adivinatorios introduce un orden basado en principios racionales. Porfirio expone sus posiciones sobre la estructura matemática del alma del mundo. En su exégesis se detiene en los primeros que se ocuparon del estudio de la armonía en la música, partiendo de los pitagóricos, especialmente de Eudoxo, de Platón, de los aristotélicos y de todos aquellos que esta- blecieron doctrinas que permitieran «salvar los fenómenos». En este Comentario a las Harmónicas el filósofo de Tiro alude también, como en el texto de la Sentencia 18 citado, a la distinción entre «armonía» (ἁρμονία) y «lo afinado» (τὸ ἡρμοσμένον), que puede compararse a la establecida entre el número y lo numerado (Gersh, 1992, p. 155). Paralelamente, en el tratado Ad Gaurum quomodo animetur fetus (Porfirio, 1895 y 1953), Porfirio aborda la cuestión de la animación del embrión, es decir, descubrir en qué momento el alma racional entra en el cuerpo en formación. La formación del embrión se debe a la parte irracional del alma cósmica y, solo en un segundo momento, cuando ya se han estable- cido las condiciones aptas para la recepción, el alma racional se une a él. Seguidamente, Porfirio cita en este tratado el experimento de las dos liras: Del mismo modo que dos cuerdas que estuvieran afinadas de la misma manera (συναρμοσθεῖσαι), manteniendo gran distancia la una de la otra, si se hubieran puesto sobre ellas y sus contiguas unos fetos —suponiendo que las cuerdas contiguas no sean conso- nantes (ἀσύμφωνοι)— y que una de las dos cuerdas consonantes fuera pulsada, las dos comienzan a vibrar y la sacudida hace caer los fetos, mientras que las cuerdas próximas están en reposo y se man- tienen sin padecer (ἀπαθῶν) debido a su ausencia de consonancia [...], del mismo modo el cuerpo vivo, afinado como un instrumento 9 Ptolomeo, buen conocedor de la tradición anterior, recopila material de procedencia diversa, lo que le permite construir sobre sólidos pilares un sistema teórico de tratadística musical griega de manera similar al que elabora sobre la teoría astronómica. En Harmónicas I 16 y III 16, Ptolomeo nos presenta una serie de afinaciones de instrumentos cordados, supuestamente empleados en su época. Aunque se trate de términos cuyo origen no está claro, reflejan claramente nombres conocidos dentro de la esfera de la música en la Grecia antigua. 595 José M. Zamora. La armonía de la lira: concepciones del alma de Plotino a Jámblico en la aptitud del alma, obtiene inmediatamente la simpatía del alma que va a utilizarlo. (Ad Gaurum quomodo animetur fetus XI, 4, p. 49, 22-29, de la edición de Kalbfleisch). En el tratado De musica10 Arístides Quintiliano relata el mismo dis- positivo que Porfirio expone en el Ad Gaurum. Se trata de dos cuerdas pertenecientes a dos instrumentos distintos, pero afinadas de tal modo que producen el mismo sonido. En este caso, también la vibración de una activa la de la otra y precipita los fetos. Jámblico: el alma es una armonía matemática Conservamos largos extractos del Sobre el alma de Jámblico gracias a la Antología de Estobeo. En su Comentario al Sobre el alma —atribuido en un primer momento erróneamente a Simplicio— y en su Metaphrasis in Theophrastum, Prisciano Lido (1886) reconoce que toma de esta obra gran parte de las teorías expuestas con un carácter fundamentalmente doxográfico. Los fragmentos que conservamos, editados recientemente por Finamore y Dillon (en Jámblico, 2002), dan muestra del distancia- miento de este filósofo respecto a las posturas sobre el alma que defendían sus predecesores neoplatónicos, Plotino, Amelio y Porfirio: A continuación, consideremos que es una armonía, no la inhe- rente a los cuerpos, sino la que es matemática (Ἔτι τοίνυν τὴν ἁρμονίαν ἴδωμεν, οὐ τὴν ἐν σώμασιν ἐνιδρυμένην, ἀλλ᾽ ἥτις ἐστὶ μαθηματική). Esta es, pues, la que hace simétricas y agradables las cosas divergentes en un modo u otro, la que Moderato relaciona con el alma. Timeo, por otra parte, refiere la armonía al alma en tanto es un medio y una conjunción en seres y vidas y la generación de todas las cosas (τὴν δ᾽ ὡς ἐν οὐσίαις καὶ ζωαῖς καὶ γενέσει πάντων μεσότητα καὶ σύνδεσιν), mientras Plotino, Porfirio y Amelio han enseñado que es la armonía en tanto reside en los principios racio- nales esencialmente preexistentes (τὴν δ᾽ ὡς ἐν λόγοις τοῖς κατ᾽ οὐσίαν προϋπάρχουσι); mientras muchos de los platónicos y pita- góricos juzgan que es la armonía que está entretejida con el cosmos y es inseparable del cielo (τὴν δὲ συνδιαπλεκομένην τῷ κόσμῳ καὶ ἀχώριστον τοῦ οὐρανοῦ) (De anima 5, 16-24). 10 «Si de dos cuerdas del mismo sonido (χορδῶν ὁμοφώνων) se pusiera sobre una de ellas un minúsculo y ligero feto y se hiciera vibrar la otra tensada a distancia, veremos que, de la manera más clara, la que lleva el feto se pone al mismo tiempo en movimiento» (De musica libri tres II, 18, 90, 2-5). Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua 596 Para Moderato el alma es numérica en su esencia, en tanto que abarca todos los «principios racionales» (λόγοι)11. Podemos interpretar esta con- cepción como una exposición de la doctrina pitagórica, pero empleando una terminología propia de la antigua Academia, en la que confluyen, asi- mismo, elementos estoicos. Los λόγοι constituyen fórmulas matemáticas que el alma abarca en su totalidad (Jámblico, 2002, pp. 83-84). La interpretación de Timeo a la que alude hace referencia al tratado Del alma del mundo y de la naturaleza de «Timeo de Lócride». Sin embargo, como Festugière (en Porfirio, 1953, pp. 182-183, nota 8) sugiere, no hay nada en esta obra que se corresponda con la afirmación de Jámblico: «Timeo, por otra parte, refiere la armonía al alma en tanto que es un medio y una conjunción en seres y vidas y la generación de todas las cosas». No obstante, parece mantenerse fiel a la propuesta de Platón en Timeo (31b-32c y 35a-36d) y alude a la alteración de esa armonía en tanto que es un medio y una conjunción causada por el trauma del nacimiento. Asimismo, Jámblico expone la doctrina de Plotino, Porfirio y Amelio, si bien de este último no conservamos los textos. De Plotino se refiere al pasaje citado de Enéadas IV, 7 (2), 84, 17-23, en que rechaza la doctrina del alma identificada solamente con una armonía. Sin embargo, aquí se ocupa del concepto de alma en tanto armonía preexistente o en tanto transmi- sora de los λόγοι portadores de armonía del mundo inteligible al cosmos físico como un todo y al cuerpo individual. Por su parte, Porfirio, como hemos visto, se refiere a una armonía separada en la Sentencia 18. Ahora bien, el aspecto relevante que aporta Jámblico a la exposición doxográfica de sus antecesores radica en la introducción de los números del alma, que son los que confieren armonía al mundo físico «de acuerdo con los princi- pios racionales preexistentes en su esencia». Más problemático resulta determinar la identidad de los platónicos y pitagóricos que consideran «que la armonía está entretejida con el cosmos y es inseparable del cielo». Probablemente se trate de platónicos medios de tendencia pitagórica, como Nicómaco de Gerasa, Numenio y el ya citado Moderato, pero también de no-pitagóricos, como Ático, y algunos miembros de la antigua Academia. Del mismo modo, Jámblico critica a los comentadores anónimos que interpretan los números del alma refiriéndose a las distancias relativas entre cada una de las sietes esferas planetarias. 11 Sobre Moderato puede verse mi trabajo inédito «Neopitagorismo en Hispania: Moderato de Gades». 597 José M. Zamora. La armonía de la lira: concepciones del alma de Plotino a Jámblico En su trasfondo se trata de la misma crítica que Porfirio12 dirige contra los platónicos anónimos que cayeron en el mismo error. Bibliografía Arístides Quintiliano (1963). De música libri tres. Edición de Reginald Pepys Winnington-Ingram. Leipzig: Teubner. Arnim, Hans Friedrich August von (1903-1905). Stoicorum Veterum Fragmenta. 4 volúmenes. Stuttgart: Teubner. Burkert, Walter (1962). Weisheit und Wissenschaft. Studien zu Pythagoras, Philolaos und Platon. Núremberg: Hans Carl. Diógenes Laercio (1999-2002). Vitae philosophorum. 3 volúmenes. Edición crítica de Miroslav Marcovich. Stuttgart: Teubner. Dörrie, Heinrich (1977). Der Begriff Pronoia in Stoa und Platonismus. Freiburger Zeitschrift für Philosophie und Theologie, 24, 60-87. Düring, Ingemar (1978 [1932]). Porphyrios Kommentar zur Harmonielehre des Ptolemaios. Hildesheim: Georg Olms. Düring, Ingemar (1987 [1934]). Ptolemaios und Porphyrios über die Musik. Hildesheim: Georg Olms. Estobeo (1884-1912). Anthologium. 5 volúmenes. Edición de Curt Wachsmuth y Otto Hense. Berlín: Weidmann. Ferrari, Franco (1999). Platone, Tim. 35a1-6 in Plutarco, An. Procr. 1012b-c: citazione ed esegesi. Rheinisches Museum für Philologie, 142(3-4), 326-338. Fleet, Barrie (1995). Plotinus: Ennead III.6. On the Impassivity of the Bodiless. Oxford: Clarendon Press. Forno, Davide del (2005). La struttura numerica dell´anima del mondo (Timeo, 35b4-36b6). Elenchos, 26, 5-32. Gersh, Stephen (1992). Porphyry’s Commentary on the Harmonics of Ptolemy and Neoplatonic Musical Theory. En Stephen Gersh & Charles Kannengiesser (eds.), Platonism in Late Antiquity (pp. 154-155). Notre Dame: University of Notre Dame Press. Grube, George Maximilian Anthony (1932). The Composition of the World-Soul in Timaeus 35a-b. Classical philology, 27, 80-82. Igal, Jesús (1979). Aristóteles y la evolución de la antropología de Plotino. Pensamiento, 35, 315-345. 12 Según Macrobio, Commentarii in somnium Scipionis II, 3, 15. Μαθήματα. Ecos de filosofía antigua 598 Jámblico (2002). De anima. Traducción y comentario de John Finamore y John Dillon. Leiden: Brill. Lisi, Francisco (2001). La creación en el Timeo 35a-b. Hypnos, 7, 11-24. Macrobio (1970). Commentarii in somnium Scipionis. En Opera. Volumen II. Edición de James Willis. Leipzig: Teubner. Platón (2010). Timeo. Edición y traducción de José M. Zamora, con notas y apéndices de Luc Brisson. Madrid: Abada. Plotino (1917-1930). The Enneads. Edición y traducción de Stephen MacKenna. Londres: Medici Society. http://classics.mit.edu/Plotinus/enneads.html Plotino (1964-1982). Opera. Edición de Paul Henry y Hans-Rudolf Schwyzer. 3 volúmenes. Oxford: Oxford University Press. Plotino (1967). Enneads. Traducción de Arthur Hilary Armstrong. Volumen III. Cambridge: Harvard University Press. Plotino (1985). Enéadas III-IV. Introducción, traducción y notas de Jesús Igal. Madrid: Gredos. Porfirio (1895). Ad Gaurum quomodo animetur fetus. Edición de Karl Kalbfleisch. Berlín: Abhandlungen der Preussischen Akadamie der Wissenschaft. Porfirio (1953). A Gauros. Sur la manière dont l’embryon reçoit l’âme. Traducción de André-Jean Festugière. En André-Jean Festugière (ed.), La Révélation d’Hermès Trismégiste. Volumen III: Les doctrines de l’âme (pp. 265-302). París: Gabalda. Porfirio (1975). Sententiae ad intelligibilia ducentes. Edición de Erich Lamberz. Leipzig: Teubner. Porfirio (2005). Sentences. 2 volúmenes. Introducción, texto griego, traducción y comentarios de Luc Brisson y otros. París: Vrin. Prisciano Lido (1886). Metaphrasis in Theophrastum et Solutionem ad Chosroem Liber. Edición de Ingram Bywater. Berlín: Reimer. Schwyzer, Hans-Rudolf (1974). Plotinisches und Unplotinisches in den ἀφορμαι des Porphyrios. En VV.AA., Plotino e il neoplatonismo in Oriente e in Occidente [actas de Congreso] (pp. 221-252). Roma, 5-9 de octubre de 1970. Roma: Accademia Nazionale dei Lincei. Sodano, Angelo Raffaele (1964). Porphyrii In Platonis Timaeum commentariorum fragmenta. Nápoles: Instituto della Stampa. Sonderegger, Erwin (1997). Die Bildung der Seele in Platons Timaios 35a1-b3. Museum Helveticum, 54, 211-218.