Homenaje Luis Jaime Cisneros Tomoll Editor: Eduardo Hopkins Rodríguez Diseño de carátula: Gisella Scheuch Copyright© 2002 por Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Plaza Francia 1164, Lima Telefax: 330-7405. Teléfonos: 330-7410, 330-7411 E-mail: feditor@pucp.edu.pe Obra Completa rústica: 9972-42-473-1 Tomo 11: 9972-42-475-8 D.L. 1501052002 2422 Obra Completa tapa dura: 9972-42-476-6 Tomo II: 9972-42-478-2 D.L. 1501052002 2421 Primera edición: julio de 2002 Derechos reservados, prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores. Nación e identidad en el teatro de Manuel Nicolás Corpancho Maida Watson Florida Internatíonal Uníversíty A MEDIADOS DEL SIGLO XIX, como señala Alejandro Losada en su valioso estudio literario La líteratura en la sociedad de América Latina, Perú y el Río de la Plata 1837-1880, las obras teatrales de la juventud romántica irrumpen en la escena limeña alcanzando una gran popularidad, pro­ ducto, según indica, de la identificación del público con el ideario romántico liberal de los jóvenes autores.1 Esta identificación ha sido considerada por el crítico como una de las características que distin­ guen al romanticismo peruano del rioplatense y del europeo. Losada establece que esta particularidad del caso peruano se debe a que en el Perú existía una relación amistosa entre los literatos y las bases del poder estatal, mientras que en la Argentina imperaba una oposición a Rosas, a quien se identificaba como aliado de los terrate­ nientes. Tampoco la situación del artista romántico europeo - ser enajenado en la sociedad burguesa- se asemejaba a la de los escrito­ res románticos peruanos, quienes, en una sociedad carente de bur­ guesía, compartían un nicho con otros importantes miembros de la misma. Según señala Losada: En el Perú se daría el caso de un romanticismo que, más que una ruptura con el medio social y más que la afirmación de una subjetividad diferen­ ciada, sería una adhesión a un grupo divergente cuyo dominio se reducía a los recursos del Estado.2 Otras dos características del romanticismo peruano que Losada seña­ la, y que confirman nuestros hallazgos en el estudio sobre Manuel 1 LOSADA, Alejandro. La literatura en la sociedad de América Latina, Perú y el Río de la Plata 1837-1880. Frankfurt: Ediciones de Iberoamerica, 1983, pp. 12-13. Ver también HoLGUfN CALLO, Oswaldo. Tiempos de infancia y bohemia. Ricardo Palma (1833-1860). Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1994, pp. 140-141, para la impor­ tancia de los autores románticos dentro de la sociedad limeña de la época. 2 LOSADA, Alejandro, ob. cit., p. 27. 1506 Nación e identidad en el teatro de Manuel Nicolás Corpancho Nicolás Corpancho, son la modernización y la nacionalidad. Al refe­ rirse a esta última, dice: «el romanticismo peruano acompañó a la primera definición de la nacionalidad»,3 y con respecto a ambas ca­ racterísticas afirma: El romanticismo peruano estará directamente vinculado a este anhelo de modernización del ritmo ciudadano y aparecerá como la oposición más decidida a las costumbres tradicionales .4 Sin embargo, las obras de teatro españolas del romanticismo te­ nían profunda influencia en el mundo teatral peruano de esa época. Entre los dramaturgos españoles que más gustaban, sobresale Bretón de los Herreros. Sus obras se representan tres veces más que las de cualquier autor dramático de otra nacionalidad. Hay temporadas, como por ejemplo la del 2 all 28 de diciembre de 1842, en que se monta hasta tres de sus obras en el espacio de dos semanas (El pelo de la dehesa, La familia de un boticario y Una vieja).5 La tremenda popularidad de Bretón de los Herreros se basaba en la unánime y calurosa acogida con que se recibían sus comedias de costumbres, serviles al modelo de Moratín. Al público limeño, como sabemos por el éxito que hlVieron las comedias de Pardo y Aliaga y Segura, le gustaba mucho la comedia de costumbres. Otros dos dramaturgos españoles, Antonio Gil y Zárate y Ventura de la Vega, le siguen a Bretón de los Herreros en popularidad. El con­ junto de las obras de Gil y Zárate abarca desde el extremo del roman­ ticismo dramático, con Carlos II el Hechizado, montada dos veces (1847 y 1849), hasta la popular comedia de costumbres Don Trifón, repre­ sentada en los años 1845 y 1846, e incluye obras eclécticas como Guzmán el Bueno, montada en 1847, y como El Gran Capitán, montada en 1845 dos veces, y Masanielo, montada en Lima en 1845, la cual se acerca más al puro romanticismo de Carlos II el Hechizado. 6 Tan populares como las de Gil Zárate fueron las obras de Ventura de la Vega. Entre 1845 y 184,7 se estrenan cinco de sus obras, entre las 3 lb., p. 36. 4 lb ., l. cit. 5 El Comercio, El pelo de In dehesa, 10 de diciembre de 1842; Ln familia de un boticario, 12 de diciembre de 1842; y Unn viejn, 23 de diciembre de 1842. 6 Estas obras se anuncian en El Comercio durante las siguientes fechas : Carlos II el Hechizado, 24 de junio de 1847 y 14 de marzo de 1849; Don Trifón, 25 de marzo y 15 de julio de 1845, y 22 de enero de 1846; Guzmán el B11e11o, 11 de mayo de 1847; El Grnn Capitán, 31 de julio y 16 de octubre de 1845; y Mnsnnielo, 6 de diciembre de 1846. Maida Watson 1507 cuales se encuentra El hombre de mundo (1847), considerada la mejor. Además de esta, en la lista de anuncios de El Comercio se encuentra una multitud de dramas adaptados por Ventura de la Vega o traduci­ dos por él, que son testimonio de la popularidad del autor español y su habilidad para atraer público. Es interesante notar que autores tan fa­ mosos como José Zorrilla y Antonio García Gutiérrez no gozaron de una popularidad tan grande como otros hoy ya olvidados, tales como Tomás Rodríguez Rubí y Eusebio Asquerino. 7 Se representa solo cua­ tro obras de Zorrilla entre 1842 y 1848, y siete de Antonio García Gutiérrez entre 1842 y 1847. 8 Sin embargo, Tomás Rodríguez Rubí aparece en los anuncios de El Comercio con más de diez estrenos, casi todos en los años 1847 y 1848. Entre 1846 y 1848 se menciona cinco representaciones de tres obras de Eusebio Asquerino, otro autor medio­ cre, hoy felizmente olvidado.9 Larra, cuya obra en prosa y verso tiene una influencia tan grande en el mundo literario del XIX, no alcanza este mismo éxito en el mun­ do teatral limeño. Su obra Macías se estrena en 1842 pero después se representa solo tres veces.10 Carlos García Doncell, otro autor de ínfi­ ma calidad, estrena el mismo número de obras que el famoso Fígaro. 7 Ver el anuncio aparecido en el diario El Comercio el 6 de julio de 1847. 8 De acuerdo con los anuncios publicados en «El Comercio», estas obras son El zapatero y el rey, 14 de agosto de 1842 y 25 de mayo de 1845; Juan Dándolo, 21 de abril de 1844 y 5 de octubre de 1845; La copa de marfil, 2 de mayo de 1847; Lealtad de una mujer y Aventuras de una noche, 8 de febrero de 1848, de Zorrilla; y se estrenan de García Gutiérrez, El Samuel, 14 de febrero de 1843 y 9 de octubre de 1845; Jua n Dándolo (en colaboración con José Zorrilla), 21 de abril y 5 de octubre de 1845; Batilde o La América del Norte, 20 de diciembre de 1846; De un apuro otro mayor, 18 de mayo de 1847; El hijo de un emigrado, 20 de julio de 1847; Lady Seymour o Jorge I de Inglaterra, 12 de octubre de 1847; y El trovador, ll de febrero de 1847. 9 Las obras de Tomás Rodríguez Rubí que se estrenan en Lima de acuerdo con los anuncios en el diario El Comercio son Los dos validos de la reina madre Doi'ia María Teresa de Austria o Castillo~ en el aire, 30 de setiembre y 18 de diciembre de 1845; La rueda de la fortuna, 4 de noviembre y 26 de d iciembre de 1845; Bandera negra, 23 de noviembre y 8 de diciembre de 1845; Detrás de la cruz el diablo, 12 d e diciembre de 1845 y 16 de abril de 1846; La rueda de la fortuna (primera parte), 25 de diciembre de 1845 y 13 de junio de 1847; El arte de hacer fortuna, 8 de noviembre de 1846; La corte de Carlos II, 12 de noviem­ bre de 1846 y 19 de agosto de 1847; Al César lo que es del César, 3 de junio de 1847; La entrada en el gran mundo, 4 de noviembre y 30 de diciembre de 1847; La infanta Galiana, 14 de noviembre de 1847 y 23 de enero de 1848; La bruja de Lanjarón, 5 de marzo de 1848. Las obras de Eusebio Asquerino que se estrenan aparecen mencionadas en El Comercio: Espaiioles sobre todo, 18 de enero de 1846; La judía de Toledo o Alfonso VIII, el 22 de junio y el 3 de octubre de 1847; Juan de Padilla, el 20 de enero de 1846 y el 6 de febrero de 1848. 10 Ver El Comercio del 12 de mayo de 1842. 1508 Nación e identidad en el teatro de Manuel Nicolás Corpancho Zorrilla tuvo una gran influencia sobre la obra literaria de un au­ tor de la primera generación romántica: Manuel Nicolás Corpancho. Corpancho es uno de los adolescentes descritos por Palma en su tan citada La bohemia de mi tiempo, cuando dice: Nosotros los de la nueva generación, arrastrada por lo novedoso del libérrimo romanticismo, en boga a la sazón, desdeñábamos todo lo que a clasicismo tiránico apestara, y nos dábamos un hartazgo de Hugo, Byron, Espronceda, García Tassara y Enrique Gil. Márquez se sabía de coro a Lamartine; Corpancho no equivocaba letra de Zorrilla; para Adolfo García, más allá de Aralas no había poeta; Lora se entusiasmaba con Leopardi; Femández hasta en sueños recitaba los dolores de Campoamor.11 José de la Riva-Agüero señala que Corpancho empezó imitando a Olmedo y luego a Zorrilla, y comenta que si Corpancho, que murió a los 33 años, «hubiera vivido más y hubiera alcanzado a liberarse de aquella fascinación perjudicial que el maestro ejerce sobre todos los artistas jóvenes, habría sido, sin duda, mejor poeta».12 Médico, literato, secretario del presidente Castilla y diplomático, Corpancho coincide en 1863 con Zorrilla durante su misión diplomá­ tica en México. Sin embargo, su ideario político lo va a situar en ban­ do opuesto. Corpancho, ardiente liberal, fue expulsado de México por sus ataques contra la Regencia. Zorrilla es nombrado director del Teatro Nacional en México por Maximiliano. La devoción de Zorrilla por Maximiliano fue tanta que al tener noticias de su fusilamiento en 1867 escribió El drama del alma con agudas invectivas contra México. Coin­ cide también Corpancho en que el barco en que muere en 1863 es el mismo en el cual Zorrilla había viajado en 1859.13 Manuel Moncloa y Covarrubias, autor del Diccionario teatral del Perú menciona a Corpancho como autor de tres obras: El poeta cruzado, pu­ blicada en 1851; El templario o los godos en Palestina, drama caballeresco publicado en 1855; y, por último, Olaya o el barquero y el virrey, inédita, de 1850.14 Moncloa, sin embargo, no menciona una cuarta obra, halla- 11 Citado en HmcufN CALLO, Oswaldo, ob. cit., pp. 144-145. 12 RlvA-AGüERO, José. Carácter de la literatura del Perú independiente. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1962, p. 185. 13 ROMERO, Emilia. Corpancho, un amigo de México. México: Junta Mexicana de Investi­ gaciones Históricas, 1949, p. 11. 14 MoNCLOA Y CovARRUBIAS, Manuel. Diccionario teatral del Perú. Lima: Lit. y Tip. de Badiola y Berrio, 1905, p. 52. Maida Watson 1509 da por nosotros en la Biblioteca Nacional del Perú: Diabluras de colegia­ les, obra escrita, de acuerdo con la portada, en 1849, cuando Corpancho contaba unos 18 años. Con respecto a Olaya o el barquero y el virrey, y concerniente a su fecha de creación, solo podemos decir que se debió escribir antes del 28 de noviembre de 1849, pues con esta fecha aparece un aviso en «El Comercio» de Lima anunciando su estreno para el 8 y 9 de diciembre de 1849, estreno que iba a compartir con una obra de Palma titulada El hijo del Sol. 15 Sin embargo, el anunciado estreno nun­ ca se cumplió y la obra jamás se montó. En su segunda obra inédita, Olaya o el barquero y el virrey, Corpancho presenta muchas de sus ideas sobre el patriotismo y, a la vez, plantea el tema de la identificación entre el amor y la religión, que posteriormente va a desarrollar en El poeta cruzado. Específicamente, en el caso de Corpancho podríamos decir que es El poeta cruzado la obra capital que nos ayuda a ubicar al autor dentro del marco del teatro histórico ro­ mántico, pero con la hasta ahora inédita Olaya o el barquero y el virrey ya hacía una incursión en este género en 1849. En El poeta cruzado, Corpancho expresa los fundamentos de su creencia en el panamericanismo, concepto que va a poner en práctica durante el desempeño de su misión diplomática en México en 1862, cuando representaba al Perú. 16 Durante los años 1851 y 1853, inte­ lectuales de otras partes de Latinoamérica, como el colombiano Julio Arboleda y los argentinos José Mármol y Juan María Gutiérrez, co­ existieron en Lima y se relacionaron con las tertulias que frecuentaba Corpancho.17 El periódico «El Intérprete del Pueblo» de Lima, alentó la creación de una literatura auténticamente americana y Corpancho publicó allí una leyenda histórica.18 En 1862, con este mismo tema y también en México, el autor publica en «El Heraldo» su prólogo a La paz perpetua en América o federación americana, de Francisco de Paula González Vigil, en el que resume sus ideas acerca de una América unida.19 En 1863, en su introducción a su antología poética Las flores del nuevo mundo, expone las creencias ya apuntadas en Olaya o el bar- 15 El valioso aporte de Oswaldo Holguín Callo al estudio de Palma, incluye una nota en El Comercio: «Palma, dramaturgo precoz», 7 de febrero de 1990, documenta este dato . 16 ROMERO, Emilia, ob. cit., p. 5. 17 HoLGUIN CALLO, Oswaldo, ob. cit., p. 239. 18 lb., p. 249. 19 ROMERO, Emilia, ob. cit., p. 30. 1510 Nación e identidad en el teatro de Manuel Nicolás Corpancho quera y el virrey, en la que dice: «Las ideas de Patria y de América se confunden en una sola idea. "Todos los oprimidos son hermanos"». 20 En esta última obra, Corpancho equipara el concepto de la igual­ dad de todos los hombres con el ideal del patriotismo peruano. Los personajes son más bien símbolos de ideas que personajes de carne y hueso. El barquero se llama Olaya, nombre de un patriota peruano; se trata de un barquero estilizado que podría aparecer en cualquiera obra española o italiana de la época. Los personajes pobres de la obra, libres de cualquier detalle socio-económico que los restrinja a cierta clase, representan a los criollos en contraste con el virrey, que repre­ senta a los españoles o gachupines. El barquero Olaya simboliza las ideas de Corpancho, ideas netamente liberales de la época, en las que la nobleza se basa sobre el sentimiento de responsabilidad hacia el pueblo. Corpancho recibió de Sebastián Lorente, como otros miembros de la bohemia de Palma, ideas de la revolución liberal española. 21 O laya le dice al virrey: ¿Y vosotros también? ¿Y así sois nobles? ¿ Y os llaman de la corte así el ornato? ¡Mentira! Porque en vos tan alto nombre, Solo es crueldad, estupidez y escarnio. Y Genaro añade: Porque del Pueblo ese poder emana Se sienta sí, para cumplir las leyes El Pueblo que lo alzó diría entonces Tú no mereces posición tan alta Porque infiel no has cumplido tus deberes. 22 La religión y el amor son las dos fuerzas motrices del teatro de Corpancho, pero ambas se encuentran vinculadas a sus ideales libe­ rales. Corpancho empieza la obra de teatro con una cita de Hugues Felicité Robert de Lamennais, el pensador francés decimonónico cuyo 2° CORPANCHO, Manuel Nicolás. Las flores del nuevo mundo. México: Imp. García To­ rres, 1863, p. 18. 21 HmcuíN CALLO, Osw aldo, ob. cit., p. 149. 22 CoRPANCHO, Manuel Nicolás . 0/nyn, o el barquero y el virrey. Manuscrito inédito, 1850, p. 107. Maida Watson 1511 cristianismo liberal tuvo fuerte influencia sobre Corpancho y otros pen­ sadores latinoamericanos del siglo XIX: «La causa del Pueblo, es pues la causa Santa, la causa de dios».23 Lamennais entendía el catolicismo como una desviación del cristianismo primitivo y lo interpretaba como una religión de oprimidos. Algo después, en 1862, en el periódico «El Siglo Diez y Nueve» aparece el canto titulado «Religión y Libertad», que Corpancho llama «mi profecía de fe político-religiosa».24 Corpancho para toda descripción de la amada hace uso de los sím­ bolos cristianos. Cuando los amantes se hablan, Genaro le dice a Ele­ na: «Porque es tu habla hechicera/Bella, para el alma mía/ como la Santa armonía/De los Ángeles de Dios». 25 El virrey le dice a la mis­ ma Elena, por quien siente un amor no correspondido: «Porque tú eres Arcángel de otro cielo»,26 y la llama «Elena celeste». En esta obra, como en todo el teatro romántico, el amor es una pasión arrolladora y el eje de la acción. El virrey describe su amor por Elena como «un volcán dentro de mi pecho ardiendo, me abrasa, me consume, me devora. Las pasiones me oprimen combatiendo»,27 y es, además, «una pasión fogosa». 28 Esta ecuación amor = religión continúa junto con expresiones de sus ideas liberales y republicanas en su obra de teatro más conocida, El poeta cruzado. Es una pieza netamente romántica en tema, estruc­ tura y personajes, con influencias de otras obras románticas españo­ las, tales como El trovador, de Antonio García Gutiérrez; Macías, de Mariano José de Larra; y La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa; y de las ideas de Zorrilla. Para expresar sus ideas, Corpancho utiliza el vehículo tradicional del trovador cruzado medieval de la obra romántica, al cual le va a añadir lo cristiano y religioso. En la introducción a esta obra, Corpancho incorpora una cita de D.A. Durán en la que se señala que «En nuestro sistema literario no admitimos nada absoluto y por eso tenemos más fe en el sentimiento que en las reglas dogmáticas y quizás arbitrarias en que los críticos quieren que se busque siempre la belleza». De Durán, Corpancho obtiene ideas fundamentales que va a desarrollar en El poeta cruzado, como por ejemplo la relación entre lo medieval y lo religioso. Durán de 23 lb., portada. 24 ROMERO, Emilia, ob . cit., p . 30. 25 CORPANCHO, Manuel Nicolás, ob. cit., p . 8. 26 lb., p. 48. 27 lb ., p. 42. 28 lb., p. 48. 1512 Nación e identidad en el teatro de Manuel Nicolás Corpancho acuerdo con Alisan Peers, pensaba que «solo en los gloriosos siglos de la Edad Media encontramos la literatura de inspiración cristiana».29 Según Peers, los románticos utilizaban a las figuras del templario y el peregrino para ilustrar su concepto de la cristiandad.30 Este cristianis­ mo unido a la libertad, al patriotismo y a lo medieval caracterizaba al movimiento romántico español. 31 Como vemos en la obra de Corpancho, también imprimen su sello en el movimiento peruano. En otros de sus escritos, Corpancho afirma esta relación entre lo medieval, la religión y el patriotismo peruano. En la introducción a Flores del nuevo mundo, afirma: El Trovador se hace guerrero, y el guerrero poeta, y la misma mano que empuñaba el acero para expulsar del Paraíso al invasor de tres siglos, arrancaba a la lira las notas del fuego que inflamaban los corazones en el amor Santo de la independencia.32 Corpancho, en El poeta cruzado, al igual que ya en Olaya o el bar­ quero del virrey, utiliza los símbolos tradicionales del cristianismo para describir a la amada y relacionar la pasión religiosa con la ferviente e intensa pasión del amor romántico. Teobaldo le dice a su amada Clorinda: Tú eres mi Diosa, Mi vida, Eres Virgen de Clemencia[ .. . ]. Tengo un Dios, tengo una bella, soy trovador y cristiano. Tú me das la inspiración, Dios, una lira sonora, y allí cantaré señora, mi amor y mi religión.33 El amor, la poesía y la religión se enarbolan como las fuerzas capa­ ces de lograr la igualdad entre los hombres. Teobaldo, como buen héroe romántico, es pobre en contraste con el padre altivo y recio de la amada, el cual desprecia al amante. Teobaldo le confiesa al leña­ dor: «Mi riqueza es Clorinda, está aquí, con ella vivo»,34 y añade: «la pobreza es tan solo mi delito». Clorinda le dice a Teobaldo: «La gloria 29 PEERS, Alison. Historia del movimiento romántico español. Madrid: Credos, 1967, tomo I, p. 161. 30 Ib., tomo I, p . 164. 31 Ib., tomo II, p. 263. 32 CoRPANCHO, Manuel Nicolás, ob. cit. , p . 19. 33 Co RPANCHO, Manuel Nicolás. El poeta cruzado. Lima: Imp. de J. Masías, 1851, p. 7. 34 Ib ., p . 26. Maida Watson 1513 te sigue en pos, y si a los hombres riquezas le da el mundo, tus gran­ dezas te las da Dios». 35 Teobaldo, además de pobre, es huérfano, lo que le da oportunidad al autor para utilizar el tema del fatalismo romántico. Dice: «Huérfa­ no soy, la orfandad/tendió me al nacer su velo,/Mi destino está en el cielo», y añade al reiterar el tema de la igualdad entre hombres y el poeta: Maldita la sociedad Para ella soy el mendigo Para ella soy el villano Mentira, soy un cristiano Cualquiera es igual conmigo.36 La obra muestra la clara influencia de los románticos españoles de quienes Corpancho, pese a su fuerte patriotismo e intenso antimo­ narquismo, toma prestados finales, temas y personajes. De El trova­ dor, estrenada en Lima en 1842, y La conjuración de Venecia, estrenada también en 1842, se toma el tema de las identidades cruzadas. Teobaldo, en la obra de Corpancho, resulta ser el hijo perdido de Don Pedro, pretendiente a la mano de Clorinda, el amor imposible de Teobaldo. De igual manera, en La conjuración de Venecia, un padre encuentra a un hijo desaparecido y, en El trovador, la trama gira alre­ dedor de la desaparición de un niño. En El trovador, la heroína Leo­ nor muere en brazos de su amante y ambos atribuyen al destino la causa de su muerte. De igual manera, en El poeta cruzado, Clorinda muere en brazos de Teobaldo, herido en un duelo. Los héroes de El poeta cruzado de Corpancho y El trovador mues­ tran igual mezcla de pobreza y nobleza. Manrique, el héroe de El trovador, es un hombre sin bienes y sin escudo de armas, pero caballe­ ro valiente y galán. Teobaldo, como ya hemos mencionado en este estudio, es pobre pero con una aristocracia espiritual. Tanto en la obra de Corpancho, como en el Macías de Larra y El trovador, la heroína ama a un trovador pero hay un personaje de más alto rango social con el que se la quiere casar a la fuerza. Los trovadores caen prisione­ ros de sus enemigos y mueren a manos de ellos, y, al final, las heroí­ nas se suicidan. 35 Ib., p. 10. 36 Ib., P· 8. 1514 Nación e identidad en el teatro de Manuel Nicolás Corpancho En conclusión, podemos ver en la obra teatral de Manuel Nicolás Corpancho, ejemplos de sus ideas políticas liberales y antimo­ nárquicas. Estas se reflejan también en sus otros escritos, así como en su trayectoria personal en México, al luchar contra el gobierno de Maximiliano, lo que le cuesta la expulsión de ese país. Se observa, asimismo, en su creación literaria una fuerte influencia del romanti­ cismo español que, aunque ya en decadencia en la península, todavía seguía influyendo en los románticos peruanos de la generación de Corpancho. Bibliografía CORP ANCHO, Manuel Nicolás 1863 Las flores del nuevo mundo. México D.F.: Imp. García Torres. 1851 El poeta cruzado. Lima: Imp. de J. Masías. 1850 «O laya, o el barquero y el virrey». Manuscrito inédito. HOLGUÍN CALLO, Oswaldo 1994 Tiempos de infancia y bohemia. Ricardo Palma (1833-1860). Lima: Fon­ do Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 1990 «Palma, dramaturgo precoz». El Comercio, 7 de febrero. LOSADA, Alejandro 1983 La literatura en la sociedad de América Latina, Perú y el Río de la Plata 1837-1880. Frankfurt: Ediciones de Iberoamerica. MONCLOA Y COV ARRUBIAS, Manuel 1905 Diccionario teatral del Perú. Lima: Lit. y Tip. de Badiola y Berrio. PEERS, Alisan 1967 Historia del movimiento romántico español. Madrid: Gredas. RIVA-AGÜERO,José 1962 Carácter de la literatura del Perú independiente. Lima: Pontificia Uni­ versidad Católica del Perú. ROMERO, Emilia 1949 Corpancho, un amigo de México. México: Junta Mexicana de Investi­ gaciones Históricas.