José Rodríguez Albert Berry (editores) IEP Instituto de Estudios Peruanos © IEP Instituto de Estudios Peruanos Horacio Urteaga 694, Lima 11 Telf. (511) 332-6194 Fax (511) 332-6173 Correo-e: publicaciones@iep.org.pe Web: www.iep.org.pe © Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú Av. Universitaria 1801, Lima 32 T elf. (511) 626-6140 Fax (511) 626-6156 Correo-e: feditor@pucp.edu.pe Web: www.pucp.edu.pe ISBN: ISSN: 1019-4460 Impreso en Perú Primera edición: Lima, diciembre de 2010 1000 ejemplares Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2010- Registro del proyecto editorial en la Biblioteca Nacional: Corrección de textos: Diana Zapata Diagramación: Silvana Lizarbe Diseño de carátula: Gino Becerra Cuidado de edición: Odín del Pozo Fotografía de carátula: Plaza 2 de Mayo, Lima. Archivo La República Prohibida la reproducción total o parcial del contenido y de las características gráficas de este libro por cualquier medio sin permiso de los editores. Serie: América Problema, 31 W/// Este volumen reúne los principales resultados de un proyecto regional de investigación realizado gracias al importante apoyo financiero del IDRC entre los años 2008 y 2010. Las instituciones que participaron de este proyecto son Maestrías para el Desarrollo de la Universidad Católica Boliviana, el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya, el Instituto de Estudios Peruanos y el Centro de Investigaciones Sociales, Económicas, Políticas y Antropológicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. jrodrig Texto insertado 978-9972-51-284-1 jrodrig Nota adhesiva Accepted definida por jrodrig II Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú: 1998-2008 Rosa Morales José Rodríguez Minoru Higa Rodrigo Montes Introducción En el informe de 2009, el Latinobarómetro publicó que, para los perua- nos, el problema más importante es el desempleo (27%), por encima del promedio latinoamericano, que alcanza el 21%. Sin embargo, desde 2002, en el Perú se han observado, por un lado, cifras estables (y relativamente bajas) de desempleo; y por otro, acelerado crecimiento económico. Así, sobre el primer punto, la pregunta que surge es ¿por qué los peruanos están preocupados por el desempleo si, al parecer, su magnitud no es alta? Sobre el segundo punto cabe preguntarse, poniéndolo en términos coloquiales, ¿por qué no «chorrea»1 el crecimiento? Pregunta que, refor- mulada de manera formal, sería: ¿existe conexión efectiva entre el ciclo 1. Término que se usa para indicar que los beneficios del crecimiento lleguen a todos los agentes de la economía, sobre todo a los niveles de menores ingresos, a través de diversos canales. Rosa Morales y otros48 económico y el empleo, o entre el desempeño general de la economía y las mejoras laborales?2 Estas preguntas no son nuevas, y se ha invertido mucho trabajo en responderlas. Sin embargo, hay distintas maneras de dar respuesta a estas interrogantes. Hay dos entradas tradicionales para analizar el mercado laboral en el Perú: una sobre la base del tipo de información que se use y otra sobre el tipo de análisis que se hace (estático o dinámico). Sobre el tema de la información, durante mucho tiempo ha prevalecido el estudio del empleo a partir de los datos obtenidos de las empresas de más de diez trabajadores en Lima Metropolitana, infiriendo a partir de allí el com- portamiento del empleo en el Perú. Con mayor o menor conciencia del hecho, casi toda la literatura hasta principios de esta década lo hace, obli- gada por la falta de información. Alternativamente, a partir de 1997, con los datos que proporciona la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), ha sido posible tener una mirada relativamente larga (1997-2008) y nacional del mercado laboral. En este sentido, este trabajo usa este segundo con- junto de información para dar respuesta a estas preguntas. Respecto del tipo de análisis, el ejercicio dinámico ha sido, salvo al- gunas excepciones, reducido a estudiar el estado de las diferentes varia- bles laborales en diferentes momentos del tiempo. No obstante, como en el caso anterior, es recién con la disponibilidad de la información que proveen las secciones panel de las ENAHO que se pueden implementar ejercicios de microdinámica que estudien los movimientos de los indivi- duos en los diferentes estados del mercado laboral a escala nacional. Así, la mirada de las transiciones laborales ofrece nuevas luces para responder las viejas preguntas. El presente capítulo tiene dos objetivos. Primero, analizar la diná- mica del mercado de trabajo a través de las transiciones laborales. Es- pecíficamente, se espera determinar si se ha reducido la vulnerabilidad laboral, entendida como la probabilidad de perder el empleo formal y, en particular, pasar al empleo informal. Como parte de este esfuerzo, será necesario identificar, además de las transiciones laborales clásicas (ocupación, desocupación e inactividad), las transiciones que se generen desde y hacia la formalidad y la informalidad. Segundo, estudiar si las 2. Muchas de las preguntas planteadas fueron propuestas antes por Herrera e Hidalgo (2002) y Herrera y Rosas (2003). II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 49 reformas estructurales —léase la apertura comercial y los incentivos a la inversión directa extranjera (IDE)— afectan el mercado laboral impac- tando la vulnerabilidad del empleo. Asimismo, se estudiará aquí si otros factores, tanto macro (ciclo económico) como microeconómicos (carac- terísticas de los individuos) afectan esta vulnerabilidad. Por tanto, el capítulo se estructura de la siguiente manera. Luego de la introducción, la segunda sección estudia la dinámica laboral en el Perú a través de las transiciones laborales entre 1998 y 2008. La tercera sección revisa brevemente las reformas estructurales implementadas en el Perú en la década del noventa. Luego, en la cuarta sección, se estudian los posibles determinantes de la vulnerabilidad laboral y se presentan los resultados de la estimación econométrica. Finalmente, se desarrollan las conclusiones y algunas recomendaciones de política. Análisis descriptivo de las transiciones laborales Evolución del empleo en el Perú, 1997-2008 Tal como se mencionó en la introducción, las miradas frecuentes del em- pleo en el Perú se han centrado en Lima Metropolitana (LM en adelante), pues las series más extensas de empleo, existentes cuando menos has- ta 1970 (Garavito 1997), están disponibles solamente para la capital del país. Sin embargo, a partir de 1997 están disponibles las cifras nacionales de empleo que proporciona la ENAHO.3 En el gráfico 2.1 se muestran tres series para su comparación.4 En primer lugar, la serie más larga (1991-2008) es la tasa de desempleo de LM 3. Otras fuentes de información presentan algunas limitaciones. Las Encuestas Nacio- nales de Hogares sobre Medición de Niveles de Vida (ENNIV) no emplean la misma metodología de la ENAHO y la última disponible es del año 2000. Por su parte, los censos nacionales no son adecuados para medir el empleo por las características de sus preguntas. En primer lugar, porque no se realizaron tantas preguntas como en la ENAHO necesarias para abordar definiciones complejas como empleo, desempleo, etc. En segundo lugar, se presume que la calidad del trabajo de campo del último censo impediría contar con información confiable sobre empleo. 4. Para fines comparativos, en este gráfico se usó la metodología oficial, que considera que los trabajadores familiares no remunerados (TFNR) son parte de la PEA siempre que hayan trabajado mínimo 15 horas en la semana de referencia. Rosa Morales y otros50 de acuerdo con las estadísticas oficiales del Ministerio de Trabajo y Pro- moción del Empleo (MTPE). También se presenta la misma tasa para LM, con cálculos nuestros utilizando la ENAHO, tanto anual como trimestral. Se observa que la tasa de desempleo, según el MTPE, ha fluctuado entre 6 y 11%. Con datos de la ENAHO puede verse que las tasas de desempleo no son estadísticamente distintas entre 1997 y 2002, con excepción de 1998. A partir del año 2003 la línea verde cambia de tendencia (trimestral), pues desde ese año la encuesta solo es representativa para LM con los datos anuales (no con los trimestrales), que sí muestra tendencias similares a los datos del MTPE entre 2003 y 2008. Finalmente, con respecto a la asociación con el ciclo económico, en el periodo comprendido entre 2003 y 2008, se observa que con un 95% de confianza los datos de la ENAHO muestran un descenso del desempleo, lo que indica que la serie es contracíclica. Las tres series muestran tendencias muy parecidas con algunas ex- cepciones puntuales. En donde sí se observan diferencias es en la magni- tud de las tasas. Así, las tasas que ha publicado el MTPE suelen estar por encima de las que se obtienen con la ENAHO (en particular desde 2003). De otro lado, la serie anual está por encima de la trimestral, lo que sugiere comportamientos estacionales en las tasas de desempleo. Es cierto, sin embargo, que estadísticamente hablando, estas diferencias puntuales no son significativas. En el gráfico 2.2 se comparan dos series de desempleo a escala nacio- nal (ENAHO anual y trimestral). Así, y en comparación con el gráfico 2.1, se observa que la tasa de desempleo en LM es mucho más volátil y elevada que para el Perú. Aunque no es propósito de este trabajo estudiar las di- ferencias regionales, se puede sugerir como hipótesis explicativa de esta observación que el nivel de formalidad en Lima, así como la mayor do- tación de capital de sus habitantes, permite que las personas cuenten con los recursos para buscar activamente un empleo y ser desempleados, es decir, pueden financiar la búsqueda de empleo. Adicionalmente, la pro- porción de asalariados es mayor en LM, por lo cual los shocks impactan este segmento del empleo a través de los efectos en las firmas formales. Por lo tanto, es razonable pensar que el empleo en LM es más sensible a los diversos shocks de la economía, por tanto la serie de LM varía más que las de escala nacional. Asimismo, en el gráfico 2.2 se puede observar que el desempleo ha descendido desde 2002 a escala nacional, lo que coincide con un periodo II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 51 de expansión económica. Finalmente, el mismo gráfico muestra que las series no presentan grandes diferencias cuando se toman para todo el año o para el cuarto trimestre. Esto mismo se observa en la tasa de actividad (ver gráfico 2.3). Se concluye, entonces, que el comportamiento laboral de LM no constituye un buen reflejo de lo que sucede con el empleo a escala nacio- nal, al menos no en cuanto al comportamiento del desempleo. Dada la disponibilidad actual de los datos y el interés en tener una visión nacional de los temas laborales, en el resto del trabajo se empleará la ENAHO a escala nacional. Se advierte también que, a diferencia de la metodología oficial, los trabajadores familiares no remunerados (TFNR) que laboren por lo menos una hora formarán, para efectos de este trabajo, parte de la Gráfico 2.1 Tasa de desempleo de Lima Metropolitana (diversas fuentes) y crecimiento del PBI (1991-2008) Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008, BCRP, MTPE. Rosa Morales y otros52 Población Económicamente Activa (PEA) ocupada.5 El gráfico 2.4 mues- tra cómo, al incluir más TFNR en la contabilidad, la tasa de desempleo disminuye en aproximadamente medio punto porcentual en todo el pe- riodo. Esta inclusión también afecta a la tasa de participación.6 5. Para el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) y el INEI, es necesario que los TFNR hayan trabajado cuando menos 15 horas para formar parte de la PEA ocupada. Es la única categoría ocupacional que recibe este tratamiento. En todas las otras categorías basta con que trabajen al menos una hora a la semana. La restricción de las 15 horas no es la norma internacional ni tampoco es una recomendación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT 1982). 6. Si se retira a todos los TFNR de la contabilidad (independientemente de si trabajan más de 15 horas o 1 hora), aumenta la tasa de desempleo. Esto se debe a que los TFNR son clasificados o como desempleados o como inactivos cuando no se les considera Gráfico 2.2 Tasa de desempleo en el Perú y crecimiento del PBI (1997-2008) Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008, BCRP. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 53 Por otra lado, se advierte al lector que, según la periodicidad del re- cojo de la información, los datos de la ENAHO pueden dividirse en dos periodos. En el primero, de 1997 a 2002, se recogen los datos en el cuarto trimestre. En el segundo, de 2003 a 2008, se recogen los datos durante todo el año.7 Por el lado de la relación del empleo nacional con el ciclo económi- co, el gráfico 2.5 distingue cuatro periodos entre 1997 y 2008: dos rece- sivos cortos (1998 y 2001) y dos expansivos (1999-2000 y 2002-2008). El en la PEA ocupada. Así, la PEA desocupada puede aumentar (si todos o parte de los TFNR pasan a ser clasificados como desempleados) o mantenerse constante (si los TFNR salen de la PEA). De otro lado, la PEA total, a lo sumo, se mantiene constante. 7. La encuesta de 2003 es de mayo de 2003 a abril de 2004. Gráfico 2.3 Tasa de actividad en el Perú y crecimiento del PBI (1991-2008) Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008, BCRP. Rosa Morales y otros54 criterio para fijar los años recesivos fue que en esos años hubo dos trimes- tres consecutivos de crecimiento negativo. Lo más relevante es que el ciclo económico y el empleo están más claramente vinculados cuando este se mide en jornadas completas de 40 horas. Una de las explicaciones de este fenómeno es que las personas no se desemplean totalmente en recesión, sino que reducen el número de horas trabajadas, probablemente porque acceden a trabajos eventuales más precarios. Esto es cierto para 1998 y 2001; sin embargo, también se observa una caída en el promedio de horas trabajadas en el periodo expansivo 2002-2008. La informalidad en el Perú, 1997-2008 La definición de informalidad que se usa en este capítulo es la misma que utiliza el MTPE sobre la fuerza laboral (llamada clasificación por Gráfico 2.4 Perú, tasa de desempleo según mínimo de horas para incluir a los TFNR Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 55 Gráfico 2.5 Perú, variación promedio anual del PBI, empleo (# de jornadas y # de personas) y del promedio de horas trabajadas (1997-2008) Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008, BCRP. Estructura de Mercado8). Esta categorización considera los siguientes grupos de trabajadores: (i) Trabajador Familiar No Remunerado (TFNR); (ii) Independiente No Profesional y No Técnico; (iii) Independiente Pro- fesional o Técnico; (iv) Trabajador en Empresa Mediana y Grande (50 trabajadores o más); (v) Pequeña Empresa (entre 11 y 49 trabajadores); (vi) Microempresa (hasta 10 trabajadores); (vii) Sector Público; y (viii) 8. (Recupera- do el 07/04/10). En el capítulo de Rodríguez e Higa en este mismo volumen se uti- lizan diferentes aproximaciones, desde la «legalista», pasando por la de «protección social» e incluso la del MTPE. A pesar de que nos parece mejor utilizar alguna que se respalde en las normas laborales, hemos optado aquí por usar la del MTPE pues solo esta puede ser implementada entre 1997 y 2008. Rosa Morales y otros56 otros, que incluye a los trabajadores del hogar, practicantes, obreros y empleados bajo formas contractuales no convencionales.9 Luego, en este trabajo se considera como informales a todos aque- llos empleadores y trabajadores que laboran en empresas de 1 a 10 trabajadores,10 los trabajadores familiares no remunerados (TFNR), los independientes no profesionales y no técnicos y los trabajadores del ho- gar. Esta definición busca establecer una vinculación con la productivi- dad laboral (Ortiz y otros 2007). Por otro lado, los trabajadores formales son los trabajadores en empresas pequeñas, medianas o grandes; los tra- bajadores del sector público y los independientes con formación profe- sional o técnica. En ese sentido, la definición estaría categorizando a los trabajadores más productivos como formales y a los menos productivos como informales. Según el gráfico 2.6, la informalidad en el Perú ha variado entre 76% y 79% aproximadamente. Se observa, además, una ligera diferencia entre el valor de 1997 y el valor de 2008 de poco menos de un punto porcentual. En el contexto latinoamericano, solo Paraguay, Bolivia y Haití presen- tan niveles mayores de informalidad con la definición de productividad (Tornarolli y Gasparini 2007). Esto indicaría que no se ha avanzado en la reducción de la informalidad y que las políticas de reforma del mercado de trabajo no han jugado mayor papel en la consecución de este objetivo. Sin embargo, se puede destacar una tendencia decreciente y constante de la informalidad desde 2005, aunque a una tasa muy baja. Más aún, en comparación con el acelerado crecimiento del PBI per cápita. El cuadro 2.1 muestra la incidencia de la informalidad según dife- rentes dimensiones a lo largo del periodo de estudio. En primer lugar, se observa que la informalidad es un fenómeno mucho más extendido en el ámbito rural. Además, las tasas de informalidad rural y urbana se han mantenido prácticamente constantes a lo largo del tiempo; 90% y 70%, 9. Cualquier forma contractual menos contrato indefinido, nombrado o permanente; contrato a plazo fijo (sujeto a modalidad); periodo de prueba; convenios de forma- ción laboral juvenil o prácticas preprofesionales; contratos de aprendizaje; contrato por locación de servicios, servicios no personales; o sin contrato. 10. En la definición de estratos por tamaño de empresa no se toma en cuenta al emplea- dor; sin embargo, en el volumen de la fuerza de trabajo según estructura de mercado los empleadores sí son considerados. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 57 respectivamente. No obstante, la tasa de informalidad urbana, ámbito en el que se ha estudiado tradicionalmente la informalidad, ha experimen- tado variaciones similares a las de la tasa nacional, con excepción del año 2000, tal como se muestra en el gráfico 2.7. La mirada desde el género es más equitativa aunque ligeramente ses- gada hacia las mujeres. Aproximadamente, el 75% de los hombres tienen trabajos informales mientras que, en el caso de las mujeres, es el 80%. Esta situación no parece revertirse en el tiempo (ver cuadro 2.1). Con respecto a los grupos de edad se observa alta heterogeneidad. Por un lado, los más jóvenes y los mayores de 49 años tienen tasas de informalidad consistentemente más altas en comparación con la tasa de informalidad nacional. De otro lado, en general, las cohortes de 25 y 49 años muestran tasas de formalidad menores al promedio nacional. Asimismo, la educación genera heterogeneidad en las tasas de infor- malidad. Es claro cómo la tasa de informalidad se reduce a medida que aumenta el nivel educativo. Así, a partir del grupo con educación secun- daria completa las tasas de informalidad son menores a la media nacio- nal. Por ejemplo, el grupo con educación superior universitaria completa tiene la menor tasa de informalidad en 2004 con 21,4%. Finalmente, si se mira la informalidad según la clasificación de po- breza, se constata que la informalidad es prácticamente total en el grupo de los pobres extremos (mayor a 95%) y muy alta entre los pobres11 (al- rededor de 85%). En ese sentido, puede afirmarse que la informalidad es un fenómeno que se presenta con mayor probabilidad en los estados de pobreza extrema y pobreza respecto de la no pobreza, en donde, sin embargo, también se presenta una incidencia importante. Dinámica laboral en el Perú En esta sección se analizan las transiciones observadas en el mercado la- boral peruano para el periodo 1998-2008. Las transiciones son entre los siguientes estados: empleado, desocupado e inactivo; son nueve las tran- siciones que se estudian. Cuando, además, se descompone el estado de empleo en formal e informal, se obtienen dieciséis transiciones. 11. Incluidos los pobres extremos. Rosa Morales y otros58 Gráfico 2.6 Perú, evolución de la tasa de informalidad en porcentaje y PBI per cápita (1997-2008) Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008, BCRP. Antecedentes12 El MTPE (1998) estimó, con un panel trimestral de hogares para el Perú en 1996,13 que los desocupados todo el año representaban apenas el 0,1% de la Población en Edad de Trabajar (PET). De otro lado, que las personas 12. En contraste con la literatura internacional, hay poco trabajos sobre transiciones laborales para el Perú. 13. Se trata de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) de 1996. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 59 Gráfico 2.7 Perú, evolución de la tasa de informalidad en el ámbito urbano en porcentaje (1997-2008) Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008. permanentemente ocupadas e inactivas representan el 39,7% y el 19% de la PET, respectivamente. Asimismo, el 3,8% de la PET ha estado empleada y desempleada durante ese año, y que el 29,5% ha estado empleada e in- activa en ese periodo.14 Usando la misma base de datos, Díaz y Maruyama (2000), haciendo uso de un análisis dinámico, encuentran que más del 50% de la PEA es afectada por el desempleo en algún momento del año, aunque 14. Incluye las dos posibles transiciones, empleado-desempleado o desempleado-em- pleado y empleado-inactivo o inactivo-empleado, respectivamente. Rosa Morales y otros60 Cuadro 2.1 Perú, tamaño relativo de la informalidad en porcentajes según distintas clasificaciones, 1997-2008 1997 1998 Total 77,39 78,18 Por ámbito Urbano 68,52 69,12 Rural 92,86 93,55 Por género Hombre 73,26 73,71 Mujer 82,53 83,50 Por edad De 14 a 24 83,88 86,47 De 25 a 44 69,17 70,55 De 45 a 49 78,99 71,30 De 50 a 64 83,23 83,41 De 65 y más años 94,27 94,77 Por educación 2/ Menos de primaria completa (PC) 97,83 95,98 PC hasta menos de secundaria completa (SC) 92,82 90,25 SC hasta superior no universitaria incompleta (SNUi) 76,14 70,11 SNUC y superior universitaria incompleta (SUi) 49,90 44,61 Superior universitaria completa y más 25,77 32,62 Por pobreza Pobre extremo 95,20 96,37 Pobre 85,46 86,34 No pobre 70,06 70,63 Notas: 1/ PC = primaria completa, SC =secundaria completa, SNUi = superior no universitaria incompleta, SNUc = superior no universitaria completa, SUi = superior universitaria incompleta y SUc = superior universitaria completa. 2/ La categoría Pobre incluye Pobreza Extrema. Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de ENAHO 1997-2008. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 61 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 79,29 79,10 78,79 77,89 78,97 79,02 78,26 77,57 76,85 76,43 69,78 70,72 70,26 68,68 70,22 70,19 69,42 68,35 67,55 67,14 94,93 92,87 92,85 92,72 93,35 93,07 92,16 92,34 92,34 91,81 75,57 75,45 75,04 74,08 74,57 74,87 73,66 72,80 72,70 71,87 83,55 83,42 83,42 82,62 84,26 84,05 83,73 83,23 81,63 81,63 86,62 84,44 84,01 83,87 85,47 85,69 84,36 83,64 83,13 80,73 73,35 73,24 72,79 71,60 72,22 72,66 71,57 70,78 70,53 70,08 76,61 72,95 75,75 75,27 76,43 73,64 74,80 74,26 72,83 72,35 78,68 85,06 83,82 81,70 82,47 81,72 81,26 80,02 78,92 80,13 94,05 92,17 93,07 94,14 93,88 94,45 93,84 94,50 94,21 94,11 95,89 95,54 95,28 94,80 95,54 95,54 95,01 95,04 95,17 95,40 92,01 90,73 89,05 89,29 91,00 90,59 90,19 90,28 90,00 89,44 71,09 73,79 72,91 71,83 74,70 76,03 73,17 73,87 73,50 72,42 46,07 51,91 45,35 46,04 51,64 49,69 49,37 47,16 51,15 50,31 26,24 34,77 23,90 26,50 23,37 23,45 27,74 25,27 24,89 25,11 96,11 96,58 95,51 95,24 95,75 96,30 95,62 96,12 95,95 95,78 88,01 87,67 84,32 83,73 86,70 87,42 86,31 86,74 88,31 87,74 70,18 69,87 67,91 66,60 68,32 69,31 68,58 68,60 68,82 69,27 2/ Entre 2001 y 2008, si bien cae la informalidad nacional, la informalidad solo cae en el tercer grupo educativo. Esto no debe sorprender, pues el peso relativo de los grupos uno y dos cae (de 27% a 23% y de 33% a 30%, respectivamente) y el del tercero aumenta (de 25% a 27%). El cuarto y quinto grupo también aumentan (de 9% a 12% y de 6% a 8%, respectivamente), pero el peso relativo de ambos es pequeño. Rosa Morales y otros62 el periodo de búsqueda es relativamente corto (13 semanas y media). Asi- mismo, afirman que una elevada cantidad de gente culmina el periodo de desempleo en la inactividad. Con el mismo panel de hogares, Chacaltana (2001) encuentra que las principales transiciones laborales ocurren entre el empleo y la inactividad, antes que entre el empleo y el desempleo. Asi- mismo, que buena parte de los episodios de desempleo termina en inac- tividad. Luego, concluye que no es que los individuos encuentren empleo rápido, sino que muchos de ellos optan por la inactividad. Herrera e Hidalgo (2002) estudian la vulnerabilidad del empleo en Lima Metropolitana utilizando la Encuesta Permanente de Empleo (EPE) del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) para el periodo 2001-2002. Mediante un panel de hogares, se analizan las probabilidades de pasar del empleo al desempleo o del empleo digno al indigno.15 Dado que estas transiciones empeoran el bienestar futuro de las personas, cons- tituyen para los autores medidas de vulnerabilidad. Conviene destacar que 2001 fue un año recesivo, lo que podría haber influido en los resultados. El primer aporte del trabajo de Herrera e Hidalgo es conceptual, pues pone énfasis en el riesgo de transitar al desempleo o al empleo indigno, y no en la cantidad de personas en esos estados, como orientador de la política pública. Asimismo, identifica grupos de población que se man- tienen persistentemente en un estado, con lo cual las políticas de empleo y formalización no deberían ser uniformes para toda la población. Con respecto a los resultados, los autores encuentran que «las mu- jeres, los jóvenes, los miembros secundarios16 del hogar tienen mayores riesgos de sufrir el desempleo crónico y transitorio17 […] respecto a los hombres, jefes del hogar y adultos entre 24 y 45 años» (Herrera e Hidalgo 2002: 596). Además, encuentran que la vulnerabilidad frente al desem- pleo no está asociada con los niveles de educación, con excepción del 15. «Definiremos como empleos «indignos» (o alternativamente «no adecuados») como aquellos desempeñados por trabajadores que no cuentan con protección social, en ac- tividades de baja productividad y en situación de precariedad» [esta definición está inspirada en el enfoque de «empleo decente» de la OIT] (Herrera y Rosas 2003: 576). 16. No jefes de hogar, hijos, cónyuge, otros parientes, etc. 17. Se entiende que se trata de los individuos siempre desempleados en oposición a los desempleados nuevos. Sin embargo, no se encontró una definición explícita del con- cepto en el documento citado. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 63 nivel primario,18 que sí está ligado al desempleo crónico. Asimismo, la rama de actividad, la coyuntura económica y las características laborales del distrito permiten diferenciar a los desempleados transitorios, desem- pleados crónicos y los siempre ocupados. Finalmente, cabe destacar del texto que los autores diseñan una medi- da o indicador de empleo «digno»,19 y que los resultados no son alentadores. Así, «[…] alrededor de ocho de cada diez ocupados permanentes no cuenta con un empleo adecuado. Asimismo, es cuatro veces más probable perder la calidad del empleo que ganarla» (Herrera e Hidalgo 2002: 596). Por otra parte, Herrera y Rosas (2003) estudian las transiciones la- borales usando la ENAHO y construyen un panel de hogares para los años 1997-1999 a escala nacional. Empleando un logit multinomial, los autores encuentran sustento adicional a las conclusiones de los trabajos reseñados antes: alta movilidad laboral, desempleo permanente prácticamente nulo y que las transiciones ocurren fundamentalmente entre el empleo y la in- actividad. De otro lado, los autores señalan que la movilidad laboral es ma- yor en zonas urbanas que en rurales. Más aún, características individuales (sexo, edad, nivel educativo, etc.), características del mercado laboral (sec- tor de actividad, deseo de trabajar más horas, etc.), características del ho- gar (nivel de capital humano, ratio de dependencia, etc.) y variables de cambio (ej., cambios en el sector de actividad) se muestran como impor- tantes determinantes de las transiciones laborales (Herrera y Rosas 2003). La reflexión final del texto es que los indicadores laborales estáticos no son suficientes para entender lo que ocurre en el mercado laboral peruano. Otro texto que desarrolla transiciones laborales es el de Morón y otros (2009). Si bien las transiciones no son el núcleo del documento, los autores señalan que la probabilidad de conservar un empleo adecuado fue mayor en el boom de 2008 que en la recesión de 1998. Llegan a esta conclusión con ayuda de las muestras panel de la ENAHO 1998/1999 y 2008/2009. De otro lado, encuentran que la probabilidad de pasar del 18. En el sentido en que el nivel primario está fuertemente ligado al desempleo crónico. 19. Según el indicador, es trabajo digno si el trabajador cuenta con seguro de salud, tra- baja más de 35 horas a la semana o menos pero sin desear trabajar más, recibe una remuneración por encima del costo de la canasta familiar y trabaja en una empresa de más de 10 trabajadores. Se entiende que si no se cumple alguna de las condiciones se trata de empleo indigno. Esta es una implementación de la definición de la nota 15. Rosa Morales y otros64 empleo adecuado al subempleo es mayor durante la recesión. Finalmente, es interesante notar que las transiciones al desempleo también son bajas. En general, sobre el caso peruano, hay evidencia para afirmar que las transiciones entre el empleo y la inactividad y viceversa explican buena parte de las transiciones laborales. De otro lado, se encontró que la mo- vilidad es menor en zonas rurales que en urbanas, y que variables como el género, sector, nivel educativo, etc. sirven para dar cuenta de dicha movilidad. Asimismo, se puede sostener que las recesiones (específica- mente la desaceleración de 2008) precarizan el empleo, aumentando la probabilidad de pasar al subempleo. En la literatura internacional pueden encontrarse más trabajos sobre el tema. Por ejemplo, para España, Caparrós y Navarro (2003) estudian la precariedad laboral con datos de panel, entendiendo a aquella como la situación laboral temporal, en oposición a contratos indefinidos. La me- todología propuesta por los autores consiste en un análisis de regresión dicotómico y la calibración de funciones de duración. Entre otros resultados, se encuentra que es menos probable que las personas con menor educación accedan a la contratación indefinida. Ade- más, a mayor el periodo de desempleo, menos probable alcanzar la con- tratación indefinida. Por último, una de las conclusiones de las funciones de duración es que la probabilidad de transitar desde un trabajo temporal hacia uno estable es baja durante los primeros meses de la relación labo- ral. Sobre lo anterior, Acosta y Osorno (2009), también con datos de pa- nel para España, agregan que existen disparidades regionales en España que influyen en la probabilidad de acceder a contratos indefinidos. En Argentina, Castillo y otros (s.f.) estudian las transiciones labo- rales de los trabajadores formales registrados, en empresas privadas de industria, comercio y servicios durante el periodo 1996-2004. Los datos se obtuvieron a partir de los registros de la seguridad social. La conclu- sión principal es que la movilidad laboral es alta. Sin embargo, los traba- jadores en empresas grandes y antiguas duran más en su empleo. De otro lado, se constata que la movilidad ha sido mayor entre los jóvenes, las mujeres y los trabajadores con bajas remuneraciones. Otro estudio sobre Argentina, específicamente en el Gran Buenos Aires —GBA—, es el de Pessino y Andrés (2000). Entre sus conclusiones destacan que los jóvenes tienen mayores probabilidades de pasar del em- pleo al desempleo. Además, estos tienen menor probabilidad de conseguir II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 65 empleo. Ambas características se observan también en los grupos de edad avanzada y en las mujeres. Otro punto interesante del documento es la comparación con las transiciones en Estados Unidos (EE. UU.). Así, sobre las recesiones, los autores encuentran que «[…] en GBA se agranda el problema del desempleo, ya que son bajas las transiciones a la inactividad, mientras que en los EE. UU. la tasa de desempleo sube menos al salir más gente del mercado laboral» (Pessino y Andrés 2000: 9). Esto se debe que en EE. UU. las transiciones a la inactividad son más importantes que en el GBA. Para los autores, esto es posible dado que los trabajadores norte- americanos tienen más opciones fuera del mercado laboral que los argen- tinos, por ejemplo, en el mercado de capitales (Pessino y Andrés 2000). Finalmente, en Canadá (con datos de 1972 a 1984), Belzil (1993) se pregunta si la búsqueda de un empleo estando desempleado aumenta la duración del empleo hallado, en comparación con la búsqueda de em- pleo dentro del empleo. El autor encuentra que no hay evidencia de que la duración del nuevo empleo dependa de si la búsqueda se hizo estando desempleado o empleado. Este hecho ayuda a explicar por qué las transi- ciones a la inactividad (o a empleos de menor calidad) serían preferidas a las transiciones al desempleo. Sobre el punto, Gonul (1992), estudiando las transiciones de jóvenes (entre 14 y 22 años) no halla soporte estadísti- co que permita diferenciar el desempleo de la inactividad en los varones, mas sí en el caso de las mujeres. A modo de balance, la discusión española sobre transiciones la- borales gira en torno a explicar la probabilidad de acceder a puestos de trabajo con contratos permanentes desde puestos con contratos tempo- rales. Se encontró que la educación es un determinante clave. Al mismo tiempo, que existen diferencias regionales que explican las transiciones a contratos indefinidos. En Argentina, se encontró que la antigüedad y el tamaño de la empresa aumentan la probabilidad de conservar el empleo. En este mismo país, se identificó que los jóvenes y los adultos de edad avanzada pasan del empleo al desempleo con alta probabilidad. Luego, sobre las recesiones, se argumentó que, cuando no hay opciones fuera del mercado de trabajo para generar ingresos, debería ser más probable pasar al desempleo que a la inactividad. Finalmente, sobre Canadá, se identificó que la duración del empleo no depende de si este se encontró en el des- empleo o mientras se estaba empleado en otro trabajo. Rosa Morales y otros66 La base de datos empleada20 Para conocer las transiciones laborales en el Perú se hizo uso de tres muestras panel de la ENAHO: 1998-2002, 2002-2006 y 2007-2008.21 Lue- go, dado que la idea era explicar qué variables dan cuenta de las distintas transiciones laborales, se necesitaba crear observaciones que representa- ran las distintas transiciones y no solamente al individuo. En ese sentido, el primer paso fue identificar a los individuos panel, es decir, aquellos para los cuales existe información en dos años consecutivos, de modo que se pueda identificar una transición. La siguiente etapa consistió en generar una variable que identificara cambios en los estados laborales. Para eso, primero fue necesario definir a la población en edad de trabajar, grupo compuesto por los individuos mayores de 14 años. En segundo lugar, fue necesario identificar a los ocu- pados, que fueron definidos como todos los individuos que realizaron alguna actividad para generar ingresos durante al menos una hora en la semana de referencia. Para el caso de los inactivos y desempleados, se identificó si los individuos estaban buscando empleo activamente en la semana de referencia (desempleo) o no (inactivo).22 Por otro lado, la identificación de los formales e informales ha sido explicada en este mis- mo capítulo. En ambos casos (formalidad e informalidad) se utilizó in- formación de la ocupación principal. Finalmente, se realizó un filtro para obtener a los residentes habituales de los hogares. Las variables explicativas del modelo provienen directamente de los módulos de la ENAHO más información de las exportaciones y la inver- sión directa extranjera (IDE) que proviene de los estadísticas y registros oficiales. La información de exportaciones provino de la Comunidad 20. Mayores detalles de cómo se construyeron los paneles y las transiciones pueden ser consultados en: . 21. Las dos primeras están disponibles como bases de datos panel. La última, dado que se trata de un panel inconcluso (se espera que se complete y se publique completo en los próximos años) se construyó a partir de la identificación de los individuos en 2007 y 2008. 22. Los no clasificables en t o en t+1 se retiraron de la base de datos, de modo que la variable que recogiera las transiciones no reportara missings. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 67 Andina de Naciones, mientras que la de IDE, de Proinversión.23 Para las exportaciones, la información se añadió a la base de datos mediante el código CIIU rev. 3.24 Para la IDE, dado que la información contenía flujos de inversión, se calculó primero el stock de IDE agregando los flujos desde 1980 hasta el año para el cual se desease cada stock. Luego, dado que los datos estaban clasificados el código CIIU rev. 2, se asignó esta informa- ción a la base de transiciones mediante la clasificación sectorial.25 Por último, se eliminaron observaciones inconsistentes, según tres criterios sobre la base de tres variables: edad, sexo y nivel educativo.26 El primer criterio aseguraba que, de un año a otro, los individuos reporten la misma edad o, a lo sumo, dos años más.27 El filtro de sexo asegura que los individuos reporten el mismo sexo de un año a otro. Finalmente, el filtro de nivel educativo asegura que los individuos no reporten un nivel 23. Ambas bases de datos fueron provistas directamente por cada organismo. 24. A cuatro dígitos, existen 292 códigos en en CIIU rev. 3 (United Nations Statistics Division 2010). 25. Al sector Pesca se le asignaron valores de 0 en la IDE de 1997 hasta 2003, dado que se distorsionaba el cálculo de la tasa de crecimiento entre 2003 y 2004. El dato real del stock de capital acumulado a partir de la IDE es -0,01654 entre 1997 y 2003 y, en 2004, 4515,135 miles de US$. 26. La variable nivel educativo es una composición de la reportada en la ENAHO y es la misma que se usó en la investigación. Esta variable toma cuatro valores: (i) sin nivel; (ii) hasta primara; (iii) hasta secundaria; y (iv) superior o posgrado. 27. Dado que la encuesta se repite en el mismo mes del año siguiente, es posible que la persona sea encuestada antes de su cumpleaños y después de su cumpleaños (dife- rencia de dos años); antes de su cumpleaños y antes de su cumpleaños (diferencia de un año); o después de su cumpleaños y antes de su cumpleaños (diferencia de cero años). Cuadro 2.2 Distribución anual de las observaciones 1998-99 1999-00 2000-01 2001-02 2002-03 2003-04 2004-05 2005-06 2007-08 Total 6487 2390 6152 10.766 6286 5521 8439 9560 12.959 68.560 Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. Rosa Morales y otros68 educativo menor de un año a otro. Asimismo, se eliminaron observacio- nes duplicadas. Con todo, la muestra contiene 68.560 transiciones, que se distribuyen anualmente tal como aparece en el cuadro 2.2. Estas transi- ciones corresponden a 43.180 individuos. Comparación con resultados anteriores En el cuadro 2.3 se presentan los resultados de este estudio con los de otros trabajos. La primera columna presenta el promedio simple de las nueve observaciones para cada tipo de transición entre 1998 y 2008. La segunda y tercera columnas replican los cálculos de Herrera y Rosas (2003) para las transiciones de 1998 a 1999, ponderados según el diseño muestral de 1998 para los individuos entre 14 y 65 años.28 La tercera co- lumna, a diferencia de la segunda, incluye la valla de las 15 horas para los TFNR. Las tres columnas siguientes corresponden a los resultados publi- cados en estudios previos que han sido reseñados antes. En ese sentido, las columnas dos, tres y cuatro son comparables entre sí; las otras tres se incluyeron como referencia. Conviene destacar la relativa estabilidad de los hallazgos de las transiciones que son las más frecuentes, a saber: ocupado-ocupado, in- activo-inactivo, ocupado-inactivo, inactivo-ocupado. En ese sentido, se encuentra más evidencia para afirmar que el desempleo en el Perú no es un estado laboral muy frecuente. De otro lado, se puede ver que la segunda columna presenta un va- lor más alto que las otras investigaciones para la transición ocupación- ocupación. Creemos que esto se debe a la definición de ocupación que se ha usado en este trabajo, en la que los TFNR se consideran empleados siempre que hayan trabajado cuando menos una hora en la semana de referencia. Asimismo, las transiciones en Herrera y Rosas (2003) —cuarta columna— incluyen solamente individuos entre 14 y 65 años, a diferencia de nuestros cálculos, en los cuales se consideran todos los individuos ma- yores de 14 años. Así, la columna 3 presenta una estimación para 1998-IV a 1999-IV que, con los cambios en la definición, presenta resultados simi- lares a la columna 4. Sobre lo anterior, conviene notar la diferencia entre las columnas dos y tres. En ellas se ve que imponer la valla de 15 horas 28. Nótese que estas ENAHO son las del cuarto trimestre. C u ad ro 2 .3 Pe rú , d is tr ib u ci ón d e lo s di st in to s ti po s de t ra n si ci on es la bo ra le s en tr e la o cu pa ci ón , l a in ac ti vi da d y el d es em pl eo , co m pa ra ci ón d e re su lt ad os ( % ) P e r ú 1 99 8- 20 08 1 / P e r ú 1 99 8- 19 99 2 / P e r ú 1 99 8- 19 99 3 / P e r ú 1 99 8- 19 99 4 / P e r ú U r b a n o 19 97 -1 99 8 5/ LM 2 00 1- 20 02 6/ O cu pa do -O cu pa do 59 ,8 60 ,1 56 ,1 56 ,2 53 ,9 52 ,3 O cu pa do -I n ac ti vo 7, 4 7, 4 8, 0 8, 6 7, 4 6, 2 O cu pa do -D es em pl ea do 1, 6 2, 0 2, 0 2, 7 2, 5 2, 6 In ac ti vo -O cu pa do 8, 4 8 6, 7 7, 2 10 ,4 5, 9 In ac ti vo -I n ac ti vo 18 ,4 16 ,4 20 ,3 15 ,7 18 ,4 24 ,5 In ac ti vo -D es em pl ea do 1, 1 1, 3 1, 6 2, 2 2, 5 2, 1 D es em pl ea do -O cu pa do 1, 8 3, 1 3, 2 3, 8 2, 1 2, 9 D es em pl ea do -I n ac ti vo 1, 0 1, 0 1, 2 2, 1 1, 9 2, 0 D es em pl ea do -D es em pl ea do 0, 5 0, 7 0, 9 1, 4 0, 9 1, 6 To ta l 10 0, 0 10 0, 0 10 0, 0 10 0, 0 10 0, 0 10 0, 0 N ot as : 1/ P ro m ed io s im pl e de la s tr an si ci on es d e u n a ñ o en tr e 19 98 -2 00 8. F u en te : E la bo ra ci ón p ro pi a so br e la b as e de p an el es d e la E N A H O 1 99 8- 20 02 y 20 02 -2 00 6, E N A H O A n u al 2 00 7 y 20 08 . M ín im o 1h p ar a lo s T FN R . 2/ T ra n si ci on es 1 99 8- IV a 1 99 9- IV . Fu en te : E la bo ra ci ón p ro pi a so br e la b as e de p an el d e la E N A H O 1 99 8- 19 99 . M ín im o 1 h . pa ra l os T FN R . In di vi du os e n tr e 14 y 6 5 añ os . 3/ T ra n si ci on es 1 99 8- IV a 1 99 9- IV . F ue nt e: E la bo ra ci ón p ro pi a so br e la b as e de p an el d e la E N A H O 1 99 8- 19 99 . M ín im o 15 h . p ar a lo s T FN R . In di vi du os e n tr e 14 y 6 5 añ os . 4/ T ra n si ci on es 1 99 8- IV a 1 99 9- IV . F ue nt e: E N A H O P an el 1 99 8- 19 99 . E la bo ra ci ón : H er re ra y R os as ( 20 03 ). 5/ T ra n si ci on es 1 99 7- IV a 1 99 8- IV . F ue nt e: E N A H O P an el 1 99 7- 19 98 . E la bo ra ci ón : C h ac al ta n a (2 00 1) . 6/ T ra n si ci on es a br il 20 01 a n ov ie m br e 20 02 . F ue nt e: E P E 2 00 1/ 20 02 . E la bo ra ci ón : H er re ra e H id al go ( 20 02 ). Rosa Morales y otros70 para los TFNR también impacta en la frecuencia de las transiciones labo- rales, especialmente en las vinculadas con la ocupación. Así, la transición ocupado-ocupado es mayor en cuatro puntos cuando se relaja la valla a solamente un hora. Transiciones laborales 1998-2008 El cuadro 2.4 muestra las probabilidades condicionadas de las transicio- nes. Ahí, cada transición se expresa como proporción de la población en el periodo inicial que se distribuye en alguno de los tres estados en el pe- riodo final. Cabe destacar que las proporciones se obtuvieron ponderan- do las observaciones según el factor de expansión del módulo laboral del año t.29 En ese sentido, si bien no se pueden obtener cifras expandidas,30 se cuenta con datos ponderados, pues incorporan el peso relativo de cada observación de la muestra panel. En el cuadro 2.4, puede constatarse cómo las transiciones entre la ocupación y la inactividad son más frecuentes que las transiciones entre la ocupación y el desempleo.31 Este hallazgo es consistente con la literatu- ra de las transiciones laborales en el Perú.32 En segundo lugar, se observa que la probabilidad de permanecer en la ocupación es alta (86,9%). Asi- mismo, buena parte de los inactivos (65,8%) conservó su estado. Sobre 29. Sobre los factores de expansión, cabe señalar que la base panel 1998-2002 trae incor- porados los factores de expansión del módulo 500. Sin embargo, al panel de 2002- 2006 hubo que asignarle los factores de expansión que aparecen en las bases anuales del módulo 500. Para las bases de datos 2007 y 2008 se utilizó el factor de expansión que vino en cada una. 30. No se puede recuperar la población total a partir de la muestra panel y los factores de expansión anuales. 31. Se planteó como hipótesis que el desempleo oculto podía explicar buena parte de las transiciones de la ocupación a la inactividad. Se observó que la transición desde la ocupación al desempleo abierto u oculto era de 3,6% en promedio, solamente 1,2% más que la transición ocupación al desempleo abierto solamente. Así, si bien el desempleo oculto ayuda a explicar los pasos de la ocupación a la inactividad, no los explicaría totalmente. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que entre estados media un año de distancia, con lo cual no sabemos cuáles fueron las distintas transiciones posibles dentro de ese periodo de tiempo. 32. Ver Chacaltana (2001), MTPE (1998) y Herrera y Rosas (2003) para Perú; y Herrera e Hidalgo (2002) para Lima Metropolitana. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 71 los desempleados, se observa que solamente el 14,4% de ellos se declaró desempleado también en t +1. En tercer lugar, para los que estuvieron desempleados en el año ini- cial, es menos probable que pasen a ser inactivos (30,2%) que ocupados (55,4%). Luego, entre los inactivos en t la proporción que pasa a la ocu- pación en t+1 es 30,1%. Así, puede verse que la probabilidad de pasar de la inactividad al empleo es poco más de la mitad de la probabilidad de pasar del desempleo a la ocupación. Este ratio es alto, si se compara con las cifras de EE. UU. o Argentina, con ratios inferiores a un medio y un cuarto, respectivamente (Pessino y Andrés 2000).33 Este resultado da pie a discutir si en el Perú la inactividad o el desempleo pueden tratarse como estados laborales equivalentes.34 En este trabajo, se optó por mantener al desempleo y a la inactividad como estados diferentes. Dada la alta probabilidad de permanecer ocupado, cabe preguntarse si la misma probabilidad se observa para los formales y los informales. 33. Ver cuadros 1 y 3 del texto citado. 34. En la literatura peruana sobre transiciones laborales existen ejemplos en los que la inactividad y el desempleo se han tratado como un único estado y ejemplos en los que no. Sin embargo, se debería realizar un test estadístico para determinar si la inac- tividad y el desempleo son estados equivalentes. Por ejemplo, Gonul (1992) propone identificar si la probabilidad de pasar del desempleo a la ocupación (y su inverso) no es estadísticamente diferente a pasar de la inactividad a la ocupación (y su inverso). Este es un tema pendiente de investigación y muy relevante, dadas las implicancias de política que tendría considerar a los inactivos como parte del desempleo. Cuadro 2.4 Perú, transiciones laborales condicionadas entre la ocupación, la inactividad y el desempleo, promedios 1998-2008 (%) t / t+1 Ocupado Inactivo Desempleado Total Ocupado 86,9 10,7 2,4 100 Inactivo 30,1 65,8 4,1 100 Desempleado 55,4 30,2 14,4 100 Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. Rosa Morales y otros72 Además, especial atención tienen las transiciones que definen la vulnera- bilidad; es decir, aquellas que parten de la formalidad hacia otros estados y, particularmente, el paso a la informalidad. Según el cuadro 2.5, los que fueron formales en t, lo fueron también en t +1 con una probabilidad de 69,3%. De otro lado, el 79,7% de los informales conservó su estado en el periodo siguiente. Así, la estabilidad es claramente mayor en los informa- les que en los formales. Otro hecho interesante es que, para el desempleado, es más pro- bable pasar a la informalidad (36,9%) que a la formalidad (18,6%). De otro lado, los inactivos pasan con muy poca probabilidad a la formalidad (4,9%) y con alta probabilidad a la informalidad (25,3%). Asimismo, los informales que logran un empleo formal son solamente el 6,6%. En ese sentido, los individuos requerirían desemplearse, es decir, invertir tiempo de búsqueda, para obtener un empleo formal. Las otras dos estrategias, la informalidad o la inactividad, reducen las probabilidades de obtener un empleo formal. Asimismo, la permanencia en el desempleo es reducida (16,4%), lo que coincide con otros hallazgos. Por otro lado, se destaca que, cuando los individuos son formales y no logran mantener ese estado, estos se emplean en trabajos informales con mayor probabilidad que salir de la PEA o ir al desempleo. Luego, dado que la informalidad es un estado del cual es difícil salir, hay evidencia para sostener que una vez que se pierde la formalidad es poco probable volver a ese estado. Cuadro 2.5 Perú, transiciones laborales entre la informalidad, la formalidad, la inactividad y el desempleo, promedios 1998-2008 (%) t / t+1 Informal Formal Inactivo Desempleado Total Informal 79,7 6,6 11,8 2 100 Formal 20,2 69,3 6,8 3,7 100 Inactivo 25,3 4,9 65,8 4,1 100 Desempleado 36,9 18,6 30,2 14,4 100 Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 73 Los resultados hasta aquí presentados sugieren que la población ocupada en el Perú no se estaría formalizando. Pues, si la transición for- mal-informal es 20%, la transición informal-formal es 7% y la tasa de in- formalidad es de 75% aproximadamente, podría plantearse que, dentro la PEA ocupada, el empleo informal crece a 5% y el empleo formal decrece a 5% aproximadamente. Es decir, dentro de los ocupados,35 no existiría una tendencia clara a aumentar la formalidad, lo que es consistente con la rigidez de la tasa de informalidad en el Perú. De otro lado, aunque no se muestran aquí las edades promedio se- gún transición36 se puede destacar que, en general, las transiciones al des- empleo son realizadas por los individuos más jóvenes, mientras que los inactivos-inactivos presentan la mayor edad promedio. Lo siguiente que pasamos a revisar es la evolución temporal de las transiciones laborales entre 1998 y 2008, en particular aquellas que se originan desde la informalidad y la formalidad. Se espera determinar si la probabilidad de perder el empleo formal ha aumentado, disminuido o se ha mantenido constante. Así, podremos evaluar si la vulnerabilidad laboral ha aumentado o no en el Perú. Sin embargo, es muy importante empezar señalando algunas advertencias mencionadas antes. Primero, si bien se reportan los resultados para todas las transiciones posibles entre 1998 y 2008, se deben distinguir tres periodos según las características de la muestra de la ENAHO; entre 1998 y 2002, la muestra corresponde al cuarto trimestre de cada año, mientras que entre 2004 y 2008 corres- ponde a muestras continuas a lo largo de los 12 meses de cada año. La excepción a estos dos tipos de muestreo es 2003, que cubre de abril a di- ciembre de ese año. Segundo, entre 2006 y 2007 no existe panel, de modo que lo que se presenta en los gráficos para ese par de años es resultado de una extrapolación simple. Tercero, como se ha mencionado antes, la ENAHO de 2005 tuvo serios problemas en el levantamiento de informa- ción en el campo, que implicó tasas de rechazo y no respuesta demasiado 35. Este cálculo da un orden de magnitud y no incorpora las nuevas entradas a la fuerza laboral. Así, la tasa de informalidad nacional se redujo ligeramente entre 2001 y 2008, lo que va en sentido contrario a la conclusión del párrafo. Sin embargo, también existen etapas de profundización de la informalidad como en los años recesivos. 36. Véanse estos resultados en: . Rosa Morales y otros74 altas. Si bien esto se corrigió en trabajo en gabinete ajustando los pesos, por un lado, y utilizando la metodología de hot-deck para subsanar in- formación faltante, queda la duda de cuánta imprecisión puede haber quedado, especialmente en el panel. El gráfico 2.8 muestra la evolución de las transiciones desde la infor- malidad hacia alguno de los 4 estados: (i) mantenerse en la informalidad (Panel A), (ii) hacia la formalidad (Panel B), (iii) hacia la inactividad (Pa- nel C), y (iv) hacia el desempleo (Panel D). Un primer aspecto a destacar es que las transiciones a la informalidad (en verdad permanecer en ella) y hacia la formalidad, presentan una tendencia creciente pero un tanto más pronunciada entre los que permanecen en la informalidad (ver paneles A y B). En compensación, las tendencias a salir de la PEA o ir al desem- pleo muestran una tendencia decreciente y más pronunciada entre los que van a la inactividad (ver paneles C y D). Esto sugiere que la creciente permanencia en la informalidad se compensa en gran medida con la dis- minución de la transición afuera de PEA, como lo indica el hecho de que el Panel A es la imagen inversa del Panel C. Esto podría estar asociado con el comportamiento procíclico de la tasa de actividad y la inestabilidad del empleo informal. El gráfico 2.9 permite evaluar los cambios en la vulnerabilidad la- boral. Recordemos que la vulnerabilidad puede ser medida, como las transiciones, desde el trabajo formal hacia el informal, inactividad y des- empleo.37 La probabilidad de pasar a la informalidad (Panel A) muestra un comportamiento oscilatorio, con una línea de tendencia con una muy pequeña disminución 1998 y 2008; de hecho, la comparación entre los valores extremos (i. e. transiciones 1998-99 y 2007-08) muestran una dis- minución de 2 ó 3 puntos porcentuales. El Panel B muestra la transición formal-formal e indica una ligera ten- dencia positiva, mientras que la comparación punta a punta sugiere un incremento de cinco puntos porcentuales. Esta transición muestra oscila- ciones mucho más marcadas que la transición hacia la informalidad co- mentada arriba. Así, por ejemplo, en 200338 hay una caída significativa en 37. Los movimientos abruptos en 2003 pueden estar influenciados por el cambio de muestra, pues esta pasó de ser del cuarto trimestre en 2002 a una composición anual de mayo de 2003 a abril de 2004. 38. Ídem. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 75 Gráfico 2.8 Perú, transiciones laborales desde la informalidad, 1998-2008 (%) Rosa Morales y otros76 Notas: * Valor interpolado. Las probabilidades suman 100% en cada año. Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 77 la probabilidad de conservar el empleo formal. Con todo, dado que la tran- sición formal-formal representa el inverso de la vulnerabilidad, se puede afirmar que esta se ha reducido en cinco puntos en el periodo de estudio.39 Finalmente, la transición hacia la inactividad (Panel C) muestra una tendencia un poco más claramente negativa, pero con oscilaciones importantes en lo que va de la presente década. La diferencia entre los valores extremos es mucho más marcada que lo que sugiere la línea de tendencia, pero porque la última transición es particularmente más baja. Mientras que la probabilidad de pasar de la formalidad al desempleo (Pa- nel D) no presenta una tendencia clara. Solo la transición de 2003 a 2004 muestra un pico bastante diferenciado del resto de la serie. Para saber si existen diferencias estadísticas entre las transiciones iniciales y las finales (98-99 y 07-08) se realizó un test de proporciones para muestras independientes,40 cuya hipótesis nula es que las propor- ciones son iguales. Específicamente, se comparan 20,3% y 19,1% para la transición formal-informal; 67,9% y 72,9% para formal-formal; 6,8% y 5,2% para formal-inactivo; y 4,9% y 2,8% para formal-desempleado. En todos los casos se rechazó la hipótesis nula al 1%. En ese sentido, se puede afirmar que la vulnerabilidad habría disminuido, pues esta es menor en el periodo inicial que en el final. Si bien ambas transiciones son en perio- dos de expansión, la de 1998-99 fue después de la recesión de 1997-98, mientras que la transición de 2007-08 fue durante un periodo de creci- miento sostenido en varios años. Una explicación para este resultado es que las transiciones 1998-99 son recesivas y las transiciones 2007-08 son expansivas, lo cual permitiría plantear la hipótesis de que el ciclo impac- taría la vulnerabilidad. No obstante, la variabilidad interna de las series y el reducido espacio temporal impide saber si se trata de mejoras de largo plazo o de corto plazo, que podrían revertirse en los años que vienen.41 39. La transición formal-formal era 67,92% en 98-99 y 72,85% en 07-08. 40. Se empleó un test de proporciones porque la probabilidad de que ocurra una tran- sición del estado A al estado B es la proporción de los individuos que pasaron a B en relación con el total de individuos en A. El supuesto de muestras independientes aplica porque, debido al diseño muestral, la probabilidad de encontrar individuos repetidos en 98-99 y 07-08 es prácticamente nula. 41. Nótese que el test no incorpora la varianza heredada de la expansión de las cifras de la ENAHO, dado que utiliza las estimaciones puntuales de los totales y las proporciones. Rosa Morales y otros78 Gráfico 2.9 Perú, transiciones laborales desde la formalidad, 1998-2008 (%) II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 79 Notas: * Valor interpolado. Las probabilidades suman 100% en cada año. Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. Rosa Morales y otros80 Respecto de las transiciones desde la inactividad y desde el desem- pleo, las tendencias indican que la transición desde la inactividad hacia la informalidad, así como la formalidad, han aumentado (más la segunda que la primera), mientras que las transiciones a la inactividad y el des- empleo han disminuido.42 Esto es lo que se observa también cuando se comparan los valores extremos. En el caso de las transiciones desde el desempleo, la tendencia muestra una disminución hacia la informalidad y sin modificaciones hacia la formalidad. En cambio, la transición hacia la inactividad creció (como tendencia y comparando los extremos). La transición al desempleo muestra una leve tendencia a crecer, pero en la comparación punta a punta disminuye. En síntesis, creemos que, si bien se ha reducido la vulnerabilidad, la reducción ha sido muy pequeña (especialmente si se compara con la profundidad de las reformas laborales) y es prematuro aún determinar si la reducción será duradera o si, por el contrario, es transitoria. Transiciones laborales, ingresos laborales y ciclo económico Vale la pena analizar si las transiciones laborales entre la formalidad y la informalidad —y viceversa o al interior de cada categoría— están aso- ciadas con ganancias y pérdidas de ingresos. Asimismo, ver si esas ga- nancias o pérdidas de ingresos están relacionadas con el momento del ciclo económico. En ese sentido, discutir con el argumento de Maloney (1998), quien sostiene que el empleo informal es una respuesta eficiente del mercado de trabajo. Debe señalarse que los datos de ingresos que se muestran a continua- ción son mensuales y estandarizados en jornadas de 40 horas a la semana. Son individuales y corresponden solamente a la ocupación principal, y están denominados en nuevos soles, constantes de Lima Metropolitana de diciembre de 2001. Los análisis que se presentan a continuación uti- lizan las medianas debido a las características de las distribuciones que están sesgadas hacia la cola inferior. Este hecho impide que los resultados arrojados sean estadísticamente concluyentes. Más bien, se trata solamente de resultados referenciales. 42. Los gráficos con estos dos juegos de transiciones pueden consultarse en: . II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 81 Lo primero que se observa en la comparación de los ingresos antes y después de las transiciones es que las mejoras en los ingresos solamen- te aparecen cuando la transición es desde un empleo informal hacia un empleo formal (ver gráfico 2.10). En promedio, dicha mejora durante las transiciones que se pueden evaluar entre 1998 y 2008 muestra incremen- tos de poco menos de 40%. De otro lado, las transiciones desde empleos formales hacia informales presentan un deterioro de aproximadamente 20%. Las otras dos transiciones, es decir, informalidad-informalidad y formalidad-formalidad, no muestran variaciones (o son muy pequeñas) en los ingresos medianos entre el año inicial y el año final. Gráfico 2.10 Perú 1998-2007, ratio de los ingresos en el periodo final respecto del inicial en cada transición entre segmentos formal e informal Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. 0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 1,2 1,4 1,6 Ingresos en t+1 respecto de t en cada transición INF-INF INF-FOR FOR-INF FOR-FOR Rosa Morales y otros82 En el gráfico 2.11 se reportan los perfiles de los ingresos en el año ini- cial de la transición, así como en el año final para el conjunto de las transi- ciones de 1998 a 2008. Si se observa el perfil del año inicial, este tiene una gradiente claramente creciente a lo largo de las diferentes transiciones. El perfil es distinto cuando se considera el año final, en particular porque la transición desde un empleo formal hacia un informal hace que dis- minuya la mediana de los ingresos. Este gráfico también permite ver con claridad que los ingresos medianos de los informales son menores que los de los formales. Esto es así tanto en el perfil inicial como en el final. Otra información interesante que brinda el gráfico 2.11 es que los ingresos iniciales de los informales que se mantienen como tales en el siguiente periodo son más bajos que los de los informales que transi- tan hacia puestos formales. De la misma forma, los ingresos iniciales de los formales que se mantienen como tales son mayores que los de los que cambian a empleos informales. Esto sugiere que al interior de am- bos tipos de trabajadores (formales e informales) hay una heterogenei- dad importante (lo que los hace no comparables dentro de cada grupo) que determina diferencias en ingresos y, al mismo tiempo, diferentes trayectorias y probabilidades de transitar entre los distintos segmentos del mercado laboral. La mejoría en los ingresos de los que migran de la informalidad hacia la formalidad sugiere que ese es un motivo que indu- ce a tratar de pasar a la formalidad. De otra parte, la disminución de los ingresos entre quienes pasan de la formalidad hacia la informalidad nos lleva a preguntarnos si dicha transición es voluntaria, sobre todo si esta implica precisamente una pérdida de ingresos. Reformas estructurales en el Perú Las reformas estructurales y su impacto sobre algunos indicadores macroeconómicos Las reformas estructurales en el Perú de los años noventa significaron la transición hacia una economía con menor participación del Estado en la actividad económica y orientada por la iniciativa privada. De este modo, se redefine un nuevo rol para el Estado: de agente activo en la economía a regulador y promotor. En ese sentido, se liberaron el comercio y la inver- sión. Asimismo, se reformaron la administración tributaria y el sistema II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 83 financiero, y se privatizaron empresas públicas en busca de organizacio- nes más eficientes (BID 2003). En primer lugar, los objetivos de la reforma comercial eran varios. Por un lado, en el mediano plazo se tenía como objetivo aumentar la competitividad del sector transable. Por otro lado, en el corto plazo, frenar el aumento de los precios locales de los bienes transables (Pascó-Font 2000). Este último objetivo se entiende en el con- texto de la alta inflación que se registraba a finales de la década de 1980 y que alcanzó el pico en 1990. Las principales medidas que se implemen- taron fueron la reducción de aranceles, la simplificación de la estructura arancelaria, la eliminación de barreras paraarancelarias, la simplificación Gráfico 2.11 Perú 1998-2007, perfiles de las medianas de los ingresos en el periodo inicial y en el periodo final en cada una de las transiciones 0 Perfiles de ingresos en t+1 (INF-INF en t = 1,0) Perfiles de ingresos en t (INF-INF en t = 1,0) INF-INF INF-FOR FOR-INF FOR-FOR 6 5 4 3 2 1 Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. Rosa Morales y otros84 de procesos administrativos y la creación de entidades gubernamentales para promover el comercio internacional (Díaz y otros 2000, Pascó-Font 2000 y Rodríguez y otros 2004). Por su parte, la reforma financiera tuvo como objetivos eliminar la re- presión financiera, desarrollar el mercado de capitales y reducir los costos de transacción en las operaciones de financiamiento. Entre las principales medidas, se unificó el tipo de cambio y se estableció un sistema de flotación con intervención del Banco Central de Reserva del Perú. Además, se libera- lizó la tasa de interés en moneda nacional, se eliminó el crédito interno para financiar al sector público y se redujo la tasa de encaje (Pascó-Font 2000). La reforma tributaria comenzó en 1991 con la derogación de varios impuestos, mientras que los que permanecieron conservaron las tasas an- teriores; no obstante, «[…] se eliminaron muchas exoneraciones y en al- gunos casos se incrementó la base gravable» (Pascó-Font 2000: 33). Dado que no se obtuvieron los resultados esperados en función del aumento en la recaudación, en 1993 se promulgaron leyes que derogaron el impuesto al patrimonio empresarial y crearon el régimen único simplificado con el objetivo de ampliar la base tributaria, para incluir comerciantes mino- ristas e informales. Finalmente, en 1993 se eliminaron varios impuestos municipales y, en 1994, mediante una nueva ley se culminó el proceso de reorganización de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria que había comenzado en 1991 (Pascó-Font 2000). En 1991 se inició un programa de privatizaciones. A pesar de iniciar- se en febrero, el proceso tomó fuerza recién a mediados de 1991, con el decreto de Promoción de Inversión Privada en las Empresas del Estado, el mismo que creó la Comisión de la Promoción de la Inversión Privada y estableció modalidades de promoción, tales como venta de acciones y ac- tivos, prestación de servicios, concesiones, etc. (Pascó-Font 2000). Se esti- ma que, para 1999, ingresaron por privatizaciones US$9000 millones y se generaron US$8600 millones en compromisos de inversión (Pascó-Font 2000).43 Entre las principales empresas privatizadas destacan las mineras, las eléctricas y las de telecomunicaciones. 43. Una vez que las empresas fueron privatizadas, el Estado creó una serie de organismos destinados a regular las actividades de dichas empresas. Una excepción fue el servicio de agua y alcantarillado que, a pesar de no ser privatizado, comenzó a regularse (Pascó- Font 2000). En la referencia se encuentran de forma detallada las nuevas instituciones que se crearon para regular el sector eléctrico, agua y telecomunicaciones. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 85 En este contexto, las instituciones que regulaban mercado laboral no estuvieron exentas de reformas. En general, en el contexto latinoamerica- no, estas estuvieron orientadas a la flexibilización del mercado de trabajo y se concentraron en dos grandes aspectos: «reducir los costos de despido y facilitar las contrataciones temporales» (BID 2003: 154). El caso perua- no no fue la excepción (Pascó-Font y Saavedra 2001). Más aún, algunos autores afirman que la reforma laboral en el Perú fue una de las más pro- fundas de América Latina (Saavedra y Maruyama 2000). Así, finalmente, la reforma laboral entre 1991 y 1996 se centró en los siguientes aspectos: a) flexibilización del mercado de trabajo; b) regulación de los sindicatos, negociación colectiva y huelga; c) política salarial; d) fon- dos previsionales; e) pensiones y f) Fondo Nacional de Vivienda (Verdera 2000).44 Entre las principales medidas, se permite el despido y se imple- mentan mecanismos de compensación, se crean formas de contratación temporal, se facilita la creación de sindicatos (ya no solamente uno por empresa), se crea la CTS y el sistema privado de pensiones. En la siguiente década, se cambiaron algunos componentes del marco normativo laboral, por ejemplo, en lo referido a las modalidades formativas laborales y la intermediación laboral. Asimismo, se creó el ré- gimen MYPE y se permitió el uso de los fondos de la CTS en circunstan- cias especiales. Sin embargo, no se ha detectado un retroceso en relación con las reformas iniciales. Una de las preguntas iniciales de la investigación está relacionada con los impactos que estas reformas tuvieron sobre el mercado laboral. Así, es importante analizar el comportamiento de los indicadores directa- mente vinculados a los objetivos de las reformas centrales. De este modo, se observa que el PBI, las exportaciones y la Inversión Directa Extranjera (IDE) claramente cambian sus tendencias respecto de los 10 años previos a las reformas. Por un lado, en el Panel A del gráfico 2.12 se observa que el PBI real se duplica entre mediados de los noventa y 2008. Asimismo, el PBI per cápita aumenta en más de 50% en el periodo. Por el lado de las exportaciones, el crecimiento acelerado comenzó recién a principios de la década pasada. Sin embargo, durante los noventa 44. Garavito (1997) hace una revisión extensa de la evolución de la normatividad laboral peruana hasta 1995. Rosa Morales y otros86 las exportaciones crecieron aproximadamente en 50% (Panel B del gráfico 2.12). Con todo, las exportaciones se multiplicaron siete veces entre prin- cipios de los noventa y 2008. Más aún, a pesar del acelerado crecimien- to de las importaciones, se sostuvo un superávit comercial entre 2003 y 2008. Este aumento también es claro cuando se miran las exportaciones e importaciones como porcentaje del PBI (Panel C del gráfico 2.12). La IDE claramente se reactiva en los noventa, luego de permane- cer prácticamente estancada en los ochenta. El Panel D del gráfico 2.12 muestra una serie irregular debido, principalmente, a los procesos de pri- vatización de las empresas públicas. Aún así, el gráfico lleva a pensar que, si la depreciación del capital ha sido baja,45 el stock de capital extranjero ha crecido desde los noventa, tal como se muestra también en el gráfico. Finalmente, se puede destacar que el periodo posterior a las refor- mas fue de crecimiento acelerado, con aumentos en las exportaciones y en la inversión extranjera. Sin embargo, falta responder cuáles fueron los efectos en las variables laborales. Esta pregunta se aborda en la sección siguiente. Efectos de las reformas estructurales en el empleo En el Perú, el empleo ha sido desde hace más de 20 años una de las prin- cipales preocupaciones sociales. Sin embargo, aun con los esfuerzos desde la economía por estudiarlo, sigue siendo hoy un tema de investigación fértil y, sobre todo, polémico. Una de las fuentes de discusión tiene que ver con el impacto de las reformas estructurales en el mercado de trabajo peruano. De hecho, este debate revive la vieja disputa sobre hasta qué punto la liberalización de los mercados genera ganancias de eficiencia y mejoras en el bienestar de la sociedad. Las reformas estructurales en el Perú se situaron en la década de los noventa, principalmente hasta 1997. Tal como se han presentado, signi- ficaron un importante cambio institucional a nivel de toda la economía. El tema laboral no fue la excepción, pues, además de las medidas espe- cíficas que se dictaron, el resto de reformas —comerciales, tributarias, 45. Nótese que el stock de capital se obtuvo a partir de la suma de flujos de inversión y que el stock resultante no se depreció. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 87 Gráfico 2.12 Perú, indicadores macroeconómicos (1980-2008) Rosa Morales y otros88 Nota: 1/ El stock se cuenta desde 1980. Fuente: Elaboración propia sobre la base de información obtenida de BCRP, Proinversión. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 89 financieras, etc.— también pudieron haber afectado el desempeño del mercado de trabajo. Responder o, al menos, tratar de responder si hubo impacto en el empleo por causa de las referidas reformas es materia de esta sección. Cabe destacar que existe una clara dificultad para aislar los efectos de las reformas individuales (comercial, tributaria, laboral, de capital y privatizaciones) sobre las variables de interés. Asimismo, es muy difícil identificar relaciones certeras entre las reformas de la década de 1990 y los resultados actuales del mercado laboral. En ese sentido, en esta sección se resumen brevemente algunas investigaciones sobre el impacto de las reformas en el periodo 1991-1998. Saavedra (1998) afirma que, según una encuesta de opinión realiza- da por Apoyo S. A. en 1991, los tres problemas que más preocupaban a la población peruana eran la inflación, el terrorismo y el desempleo. Luego, a mediados de esa misma década, solo el desempleo era el asunto más preocupante (Saavedra 1998). De hecho, en 2001, durante la campaña presidencial, la generación de empleo fue uno de los temas más debatidos por los candidatos. En ese sentido, aun cuando las reformas laborales fue- ron de las más severas de América Latina (Saavedra y Maruyama 2000), no es adecuado afirmar que las reformas estructurales solucionaron el problema del empleo, por lo menos en el corto plazo. Al respecto, Díaz y otros (2000), en un análisis para Lima Metropo- litana, evalúan encuestas pre- y postreformas,46 llegando a las siguientes conclusiones. Con respecto a la generación de empleo, los autores señalan que recién en 1992 se dinamizó el empleo total (PEA ocupada), con una tasa de crecimiento anual promedio de 5,3% hasta 1998; la misma que, para el periodo 1986-1992 fue de 1,3%. De otro lado, se constató que los sectores en los que el empleo creció más entre 1992 y 1998 fueron las finanzas, servicios a empresas, transporte y comercio.47 Asimismo, la par- ticipación de la manufactura y de servicios personales en el empleo total 46. Encuesta de Hogares del MTPS entre 1986 y 1995; y las ENAHO (INEI/MTPS) de 1996- 1998. Cabe señalar que el texto no discute las diferencias entre el empleo formal e informal. 47. No obstante, junto con construcción, transporte y comercio experimentaron las ma- yores caídas en el ingreso real: 2,9% anual promedio entre 1986-89 y 1997 (Díaz y otros 2000). Rosa Morales y otros90 cayó. Otro aspecto relevante fue la reducción de la planilla del Estado. Los autores documentaron que, a escala nacional, esta cayó aproximadamen- te 12% entre 1990 y 1993. La contrapartida fue el aumento de la partici- pación del comercio, servicios financieros, construcción y transportes.48 De otro lado, se argumenta que la tasa de participación en el merca- do laboral fue procíclica entre 1986 y 1998. Se identifican dos periodos: uno recesivo, hasta 1992, y otro expansivo hasta 1998. En el primero, la caída en la participación fue de 1% por año en promedio. Mientras que en el segundo aumentó en 2,3% por año. Se constató que la caída observada durante la primera etapa podía ser explicada básicamente por la salida de las mujeres, principalmente las jóvenes entre 14 y 30 y las mayores de 45 años; y aquellas con educación primaria o superior. Nuevamente, la parti- cipación de las mujeres guió la tendencia, especialmente las más educadas. Asimismo, se documenta que recién a partir de 1993 dicho crecimiento fue absorbido por aumentos en la tasa de empleo. Finalmente, con respec- to al desempleo, se sostiene que pasó de 6,2% en el periodo 86-89 a 9,5% en 1992. Luego cayó ligeramente a 9% en 1997 (Díaz y otros 2000). Sobre el ingreso real, los autores encontraron que entre 1986-89 y 1992 los ingresos reales promedio cayeron 6% por año. Luego, entre 1992 y 1997 crecieron a 3,3% anual. Por otro lado, destacan que los factores institucionales dejaron de jugar un rol relevante en la determinación del salario real. De hecho, el deterioro de los sindicatos, el congelamiento del salario mínimo (nominal, entre 1991 y 1995) y la prohibición explí- cita a los contratos indexados fundamentan que las mejoras en el ingre- so debieron ser causadas por «las tendencias del mercado» (Díaz y otros 2000). Además, hubo ganancias de productividad en la primera mitad de la década de 1990: 15% por trabajador y 11% por trabajador-hora.49 Cabe destacar que los ingresos reales nunca llegaron a recuperarse de la caída registrada hasta 1992, que fue de 1,9% anual en promedio entre 1986 y 1997 (Díaz y otros 2000). Cuando se considera al Perú urbano y no solamente Lima Metro- politana como en los párrafos anteriores, Pascó-Font (2000) encuentra 48. Se entiende que dichos aumentos de la participación se computaron solo para Lima Metropolitana. 49. Ver Saavedra (1997), citado en Díaz y otros (2000). II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 91 que entre 1991 y el tercer trimestre de 1996, la PEA ocupada aumentó 18% y la tasa de desempleo pasó de 6,2% a 5,7%.50 Además, se sostiene que el subempleo alcanzó el 43% y el empleo informal el 50% en el tercer trimestre de 1996. En un estudio a nivel latinoamericano en el que se estudia el impacto de las reformas estructurales sobre el desempeño de la economía, el BID (2003)51 tiene como una de las principales conclusiones del documen- to que no se encontró una relación significativa entre el desempleo y la apertura comercial.52 En segundo lugar, salvo los aranceles promedio,53 no hay evidencia de que los indicadores de apertura hayan afectado los niveles de empleo. Otra conclusión interesante tiene que ver con la composición sec- torial del empleo. Se encontró que, en el neto, la desprotección generó cambios reducidos en los sectores en donde esta ocurrió. De otro lado, tampoco se encontró que la desprotección generase efectos desestabili- zadores en el empleo. Una conclusión similar se obtuvo del análisis del impacto de las privatizaciones sobre el empleo, debido a la rapidez con la que los trabajadores despedidos fueron «reenganchados». Por último, sí se encontró que hubo una reducción en los salarios a propósito de la apertura. Sin embargo, queda aún por responder si dichas reducciones han sido permanentes o no (BID 2003). En otro trabajo para América Latina, Stallings y Peres (2000) seña- lan que el 60% del empleo generado entre 1990 y 1998 fue informal. Y, particularmente, en Perú aumentó el desempleo y se redujo el empleo asalariado. Una de las conclusiones al respecto es que «las reformas no pu- dieron cambiar las tendencias seculares; quizás era ingenuo esperar que lo 50. En Lima Metropolitana se pasó de aproximadamente 9,5% a 9%, lo cual evidenciaría que LM observa un comportamiento diferente aun si se le compara con el Perú urbano. 51. El estudio comprende una gama de países de América Latina. En esta sección se hace referencia a los efectos de la apertura comercial en el empleo. No se encontró especí- ficamente con datos de qué países se trabajó para hallar los resultados mostrados. 52. La apertura comercial se midió de cuatro formas: arancel promedio, profundidad comercial, balanza comercial, exportaciones o importaciones (salvo los aranceles, se trata de ratios relativos al PBI). Los resultados de BID (2003) provienen de regresio- nes de panel para diez países de la región (no se menciona cuáles exactamente). Ver BID (2003), cuadros 5.3, 5.4, 5.6 y 5.7. 53. El efecto fue negativo y significativo al 10%, pero muy pequeño: -0,067. Rosa Morales y otros92 harían. De hecho, pueden haber exacerbado los problemas, al aumentar la heterogeneidad del mercado laboral» (Stallings y Peres 2000: 192). En la misma línea, se pueden encontrar en la literatura otros efectos de las reformas estructurales que puedan ser directamente atribuibles a los cambios en la normatividad laboral (i. e. reformas laborales). Esto, en consideración de la dificultad conceptual que implica aislar los efectos de las reformas laborales en variables como el desempleo, el ingreso, la inversión, etc. En primer lugar, los menores costos de despido hacen que los ni- veles de empleo respondan más rápidamente al ciclo económico. En se- gundo lugar, los despidos producto de las privatizaciones explican, en buena medida, el aumento de la informalidad. Esto debido a la escasa reinserción de los trabajadores —con 50 años de edad promedio— en el sector formal, a causa de, entre otras razones, un esquema de bajos costos de despido que incentiva la contratación de trabajadores jóvenes (Pagés 1999). Finalmente, se observó una caída de la afiliación sindical a prin- cipios de 1990 que contribuyó con una menor desigualdad del ingreso (Pagés 1999). Hipótesis, estimación y resultados Tal como se vio en la sección precedente, el desempeño macroeconómi- co cambió con las reformas estructurales de la década de 1990. Así, se observó que las exportaciones y la IDE crecieron aceleradamente en los años posteriores a las reformas. La pregunta que surge ahora, enmarcada en el segundo objetivo del presente capítulo, es si las reformas impacta- ron la vulnerabilidad. Las reformas se medirán a partir de dos efectos concretos: el aumento de las exportaciones y el aumento de la IDE. Como se vio antes, estas variables fueron de las que más fueron impactadas por las reformas estructurales. La vulnerabilidad se define como el paso del empleo formal al em- pleo informal, al desempleo o a la inactividad. Debe recordarse que la definición de informalidad en este trabajo está vinculada con la produc- tividad laboral, es decir, los empleos más productivos son formales y los empleos menos productivos son los informales. Con esa idea en mente, es fácil entender que conservar la formalidad o perderla estaría asociado con mantener cierto nivel de productividad o perder productividad. Así, II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 93 características personales como la edad o el ámbito de residencia (y otros más) pueden aumentar la probabilidad de perder productividad. Un canal por el que esto operaría tiene que ver con la sensibilidad a shocks, como una enfermedad (a nivel familiar o personal) o una recesión (o auge), que afectarían más la productividad de ciertos grupos de personas. Por lo tanto, existen individuos cuyas características personales las ha- cen menos vulnerables; y a otros más vulnerables. Asimismo, existen fac- tores externos al individuo, como el ciclo económico, que aumentarían la vulnerabilidad de toda la población. Todas estas características, que serán detalladas luego, serán usadas como variables de control en el estudio. Resta solamente entender el papel de la IDE y las exportaciones en la productividad. Por un lado, las empresas que se instalan en otro país (IDE) transmiten y difunden tecnología, ideas y procesos productivos a otras empresas (Fillat y Woerz 2005), lo que aumentaría la productividad de la rama de actividad y de la economía en su conjunto. Fillat y Woerz (2005) identifican que los canales por los que este fenómeno operaría son cuatro: la imitación, el entrenamiento de los trabajadores locales, la competencia y los spillovers verticales (Fillat y Woerz 2005). Las exportaciones, por otro lado, tendrían dos efectos positivos en la productividad. El primero, tiene que ver con la presencia de costos hun- didos que las empresas deben asumir cuando deciden exportar. Así, ocu- rre un proceso de autoselección que hace que las empresas que exportan sean más productivas que las demás. De otro lado, cuando una empresa exporta se da un proceso de aprendizaje continuo gracias a los contratos con empresas extranjeras. Lo anterior aumentaría la productividad de di- chas empresas mediante la adopción de nuevas tecnologías (Cassiman y Golovko 2007). Más formalmente,54 sea α t i la productividad marginal del tra- bajador i en el periodo t. Las acciones de los individuos afectan a la productividad de forma rezagada. Es decir, la productividad α t+1 i de- pende de un vector de características individuales Ω t i y, además, del crecimiento de las exportaciones ( t jdX ) y del crecimiento de la IDE ( t jdl ), que impactan en la productividad del trabajador a través de los ca- nales mencionados arriba, y un componente aleatorio t i que representa un shock aleatorio a nivel del individuo. 54. Las ecuaciones que siguen se basan en la formalización de Bloemen (2002). Rosa Morales y otros94 Luego, si los individuos reciben como salario su productividad, no hay ahorro y no existen fuentes de ingreso adicionales, la utilidad ( t iU ) será función de la productividad. Adicionalmente, asumiremos que la uti- lidad depende también del estado laboral Ψ {1,2,3,4}, que representa la formalidad, informalidad, inactividad y desempleo, respectivamente. Así: De otro lado, la probabilidad de obtener una oferta de trabajo for- mal en otro empleo (dado que se es formal) o de ver renovado el empleo por un periodo más es l t , que tiene una parte determinística, que depen- de del ciclo económico ( ty ) y del sector en el que se trabaja (s t ), y una parte aleatoria et . Por la naturaleza del empleo informal, se asume que no hay ofertas de empleo informal. Así, debe incluirse la probabilidad de despido, definida como 1- l t . Por lo tanto, la probabilidad t ijӨ del individuo i de conservar un em- pleo formal en t (es decir, permanecer formal en t+1), dado que se trabaja en el sector j viene dada en la ecuación (4.2). Las otras probabilidades se construyen de manera análoga, pero incorporando 1-lt en lugar de lt . Finalmente, la hipótesis de esta sección es que el crecimiento de la IDE y de las exportaciones afecta positivamente la probabilidad de conservar la formalidad55 y negativamente la probabilidad de perder la formalidad. Para probar dicha hipótesis se consideró una submuestra que solamente considera las transiciones laborales desde la formalidad y que comprende el periodo 1999-2008.56 Por tanto, se cuenta con 5578 transiciones que corresponden a 4517 individuos. 55. Si bien no se puede saber si al conservar la formalidad se conserva el empleo, se asu- mirá que esto es cierto con alta probabilidad. 56. Se muestra «agregada» en la que se desarrolló en la sección 2.3.2. Las transiciones 98- 99 no se consideraron porque la tasa de crecimiento de las exportaciones solamente se tiene desde 1999. t iU = f (α t i , y ti ) (4.1) P ((f(α t+1 i ,1) > f (α t+1 i ,k))) = t ijӨ (Ω t i , t jdX , t jdl , s t , ty ), k = 2,3,4 (4.2) II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 95 Descripción de la muestra Cada observación representa una transición, que puede ser de cuatro tipos: formal-formal, formal-informal, formal-inactivo y formal-desem- pleado. Además, a cada transición se le pueden asignar algunas caracterís- ticas individuales (microeconómicas) o del contexto (macroeconómicas) vinculadas con el año de inicio de la transición. Estas variables son, (i) variación porcentual de las exportaciones del CIIU del que parte el individuo,57 (ii) variación porcentual del stock de IDE del sector del que parte el individuo,58 (iii) edad, (iv) edad al cuadrado, (v) ingresos labo- rales, (vi) sexo, (vii) estado civil, (viii) posición en el hogar (si es jefe de hogar o no), (xix) nivel educativo, (x) sector productivo y (xi) ciclo eco- nómico (dicotómica para señalar si la transición ocurrió en el periodo re- cesivo 2000-2001). Cabe señalar que, dada la heterogeneidad del tamaño de las muestras de cada año, se optó por estandarizarlas, de modo que cada año pese lo mismo en la muestra total.59 El gráfico 2.1360 presenta las frecuencias de las transiciones. Como ya se había comentado, la transición más frecuente es conservar el empleo formal. Luego, el paso a la informalidad (que representa casi la mitad de la probabilidad anterior) es mucho más probable que el paso al desem- pleo y a la inactividad. De hecho, se refuerzan las tesis que señalan que el mercado de trabajo se regula más por la informalidad y no tanto por el desempleo (Herrera e Hidalgo 2002). 57. Cada trabajador se asoció con un CIIU, a través del cual se asignó la tasa de creci- miento de las exportaciones de cada CIIU. 58. Cada trabajador se asoció a uno de 42 sectores productivos, a través del cual se asignó la tasa del crecimiento de la IDE. Esto fue necesario porque la información de IDE utiliza la segunda revisión del CIIU y la ENAHO la versión 3.1. No se pudo empatar ambas versiones unívocamente. 59. Sobre la base de datos, cabe mencionar que se empleó un ponderador que uniformi- za el tamaño de muestra de cada año. Así, por ejemplo, si en t había 100 observacio- nes y en t+1 50, las observaciones del año t pesan 1 y las de t+1 pesan 2. 60. Las cifras de este gráfico difieren de lo mostrado en el cuadro 2.6 (fila 2) dado que en el gráfico no se usaron los ponderadores de la ENAHO, como sí se hizo con el cuadro 2.6. Salvo que se diga lo contrario, los datos que se muestran a continuación solo se ponderan por número de observaciones (ver nota 61), tal como se usarán luego en la regresión. Rosa Morales y otros96 El cuadro 2.6 muestra algunas características promedio de cada tran- sición. Sobre la edad, puede decirse que, en promedio, son mayores los individuos que se mantienen en la formalidad y menores los que pasan al desempleo. De otro lado, ganan más en promedio quienes conservan la formalidad, luego los que pasan al desempleo, seguidos de los que pasan a la inactividad y, finalmente, a la informalidad. En el mismo cuadro se observa que las exportaciones crecieron, en promedio, más para los individuos que conservan la formalidad que para los que la pierden (el promedio para los que la pierden es prácticamente el mismo). Esto quiere decir que los sectores en los que las exportaciones crecieron más son aquellos en los que los trabajadores conservan la for- malidad. De otro lado, también creció más la IDE en los sectores donde trabajaban individuos que conservaron la formalidad. A ese crecimiento le sigue el asociado al paso a la inactividad, informalidad y, finalmente, Gráfico 2.13 Perú, frecuencias de las transiciones laborales desde la formalidad, 1999-2008 (%) 3,0 7,2 28,7 61,2 0,0 10,0 20,0 30,0 40,0 50,0 60,0 70,0 formal -desempleado formal -inactivo formal -informal formal -formal Nota: Observaciones ponderadas por el número de casos de cada año. Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 97 desempleo. Como ya se discutió, la razón para que esto ocurra sería que tanto la IDE con las exportaciones impactan positivamente en la produc- tividad, lo que aumentaría la probabilidad de permanecer formal. En el gráfico 2.14 se muestran las frecuencias de las transiciones por sexo. Lo más destacable es la alta proporción de mujeres que pasa a la inactividad en relación con los hombres. Asimismo, conservar la formali- dad, así como pasar a la informalidad, es más frecuente entre los hombres que entre las mujeres. Finalmente, en ambos casos la probabilidad de pa- sar al desempleo es aproximadamente igual, cerca del 3%. En el gráfico 2.15 se muestran las transiciones por ámbito de resi- dencia. Se destaca que en el ámbito rural es casi tan probable conservar la formalidad como pasar a la informalidad; y que la probabilidad de pasar al desempleo es casi nula. Por su parte, en el ámbito urbano, la proba- bilidad de pasar a la informalidad representa menos de la mitad de la probabilidad de conservar la formalidad. Finalmente, la probabilidad de pasar a la inactividad en el ámbito urbano es prácticamente la misma que para el ámbito rural. En el gráfico 2.16 se ve que los individuos casados tienen mayo- res probabilidades de conservar la formalidad. Asimismo, tienen menos Cuadro 2.6 Perú, características promedio en t por transición desde la formalidad, 1998-2008 t / t+1 Edad en t Ingresos laborales en t Tasa de crecimiento de las exportaciones (entre t y t-1) Tasa de crecimiento del stock de IDE (entre t y t-1) formal-informal 33,7 988,5 8,6 23,4 formal-formal 36,1 3056,7 17,5 54,2 formal-inactivo 33,2 1527,4 8,1 32,2 formal- desempleado 30,9 1384,1 8,2 28,5 Nota: Observaciones ponderadas por el número de casos de cada año. Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. Rosa Morales y otros98 probabilidades de perderla, cualquiera sea el estado final. Por esta razón, se trataría de individuos menos vulnerables en promedio. De otro lado, el gráfico 2.17 muestra que ser jefe de hogar, en promedio, aumenta la probabilidad de conservar la formalidad y reduce la probabilidad de pasar a la informalidad, inactividad y desempleo. De hecho, la probabilidad de dejar de trabajar es muy reducida (menor a 6%) entre los jefes de hogar. Una explicación para este hallazgo es que tanto los jefes de hogar como los individuos casados estarían menos dispuestos a arriesgarse a dejar el empleo formal. Nota: Observaciones ponderadas por el número de casos de cada año. Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. Gráfico 2.14 Perú, frecuencias de las transiciones laborales desde la formalidad por sexo, 1999-2008 (%) II / Transiciones laborales, reformas estructurales y vulnerabilidad laboral en el Perú 99 Si se descomponen las transiciones por nivel educativo, se observa que los individuos con nivel educativo superior son los que más reduci- rían la vulnerabilidad. Más aún, si se mira la probabilidad de conservar el empleo formal, es claro cómo aumenta mientras mayor sea el nivel educativo (cuadro 2.7). En ese sentido, parecería existir evidencia para sostener que el menor nivel educativo aumenta la vulnerabilidad a través de la categoría formal-formal. De otro lado, la mirada sectorial descompone las frecuencias de las transiciones en siete sectores (cuadro 2.8). Se puede destacar que la proba- bilidad de conservar el empleo formal es mayor en el sector manufactura Nota: Observaciones ponderadas por el número de casos de cada año. Fuente: Elaboración propia sobre la base de paneles de la ENAHO 1998-2002 y 2002-2006, ENAHO 2007 y 2008. Gráfico 2.15 Perú, frecuencias de las transiciones laborales desde la formalidad por ámbito de residencia, 1999-2008 (%) Rosa Morales y otros100 y en el sector servicios. De otro lado, el riesgo de pasar a la informalidad es mayor en los trabajadores del sector construcción, hecho identificado previamente en la literatura (Herrera e Hidalgo 2002). Asimismo, la pro- babilidad de pasar al desempleo es menor en el sector extractivo, mien- tras que la probabilidad de pasar a la inactividad es mayor en el sector comercio. Finalmente, si se comparan las frecuencias de las transiciones en un año recesivo (2001) con el promedio de los otros años, se observa que la vul- nerabilidad es mayor en recesión que en el periodo expansivo. Sin embargo, las diferencias entre las probabilidad