Instituto Riva-Agüero PUCP https://editorial.us.es https://ira.pucp.edu.pe https://orcid.org/0000-0002-0588-4891 https://orcid.org/0000-0002-0553-1703 HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES Material didáctico sobre el centro histórico de Lima para estudiantes de Secundaria Emilio José Luque Azcona y Liliana Pérez Miguel (editores) Sevilla 2022 eus Editorial Universidad de Sevilla https://orcid.org/0000-0002-0588-4891 https://orcid.org/0000-0002-0553-1703 https://editorial.us.es https://ira.pucp.edu.pe Colección Manuales Universitarios Núm.: 104 Motivo de cubierta: Composición a partir de fotografías del centro histórico y pinturas de Pan- cho Fierro, Guaman Poma de Ayala, www.slaveryimages.org y Angelino Medoro (Wikimedia Commons). Autor de la composición: Enrique Chávez Lanao. Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o me- cánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacena- miento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Instituto Riva-Agüero PUCP y la Editorial Universidad de Sevilla. Colabora: La Oficina de Cooperación al Desarrollo, Universidad de Sevilla, convocatoria de actividades y proyectos de cooperación al desarrollo 2019/2020. Grupo de Investigación HUM1042: Dinámicas sociales e identitarias en la Historia de América Latina y el Caribe. © Instituto Riva-Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), 2022 Jirón Camaná 459, Cercado de Lima 15001, Perú Correo electrónico: ira@pucp.edu.pe Web: © Editorial Universidad de Sevilla 2022 C/ Porvenir, 27 - 41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: eus4@us.es Web: © Emilio José Luque Azcona y Liliana Pérez Miguel, editores, 2022 © De los textos, los autores 2022 ISBN 978-84-472-2299-5 DOI: http://dx.doi.org/10.12795/9788447222995 Maquetación y edición digital: Dosgraphic s.l. (dosgraphic@dosgraphic.es) Comité editorial: Araceli López Serena (Directora de la Editorial Universidad de Sevilla) Elena Leal Abad (Subdirectora) Concepción Barrero Rodríguez Rafael Fernández Chacón María Gracia García Martín Ana Ilundáin Larrañeta María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado Manuel Padilla Cruz Marta Palenque Sánchez María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda José-Leonardo Ruiz Sánchez Antonio Tejedor Cabrera Edición digital de la primera edición impresa de 2022 https://editorial.us.es/es/colecciones-y-series/manuales-universitarios/30/0 Índice INTRODUCCIÓN............................................................................................................ 9 UNIDADES DIDÁCTICAS I.  LOS RASTROS DEL PASADO PREHISPÁNICO BAJO UNA CIUDAD COLONIAL........................................................................................................................ 17 Rocío Delibes Mateos (Universidad de Sevilla) II.  HISTORIA DEL VIRREINATO PERUANO. VIRREYES Y REDES DE PODER EN LOS SIGLOS XVI-XVII................................................................... 31 Luis Miguel Costa Vigo (Pontificia Universidad Católica del Perú) III.  LA POBLACIÓN INDÍGENA EN LA LIMA VIRREINAL........................... 47 Teresa Carolina Vergara Ormeño (Pontificia Universidad Católica del Perú) IV.  LA POBLACIÓN ESCLAVIZADA EN LIMA. DESDE LOS PRIMEROS TIEMPOS COLONIALES A LA ABOLICIÓN DE LA ÉPOCA REPUBLICANA................................................................................................ 65 José Luis Belmonte Postigo (Universidad de Sevilla) V.  HISTORIA DE LAS MUJERES EN LA LIMA VIRREINAL.......................... 79 Liliana Pérez Miguel (Pontificia Universidad Católica del Perú) VI.  EVOLUCIÓN Y TRANSFORMACIÓN DEL ESPACIO URBANO COLONIAL Y REPUBLICANO EN LIMA .............................................................. 103 Emilio José Luque Azcona (Universidad de Sevilla) https://orcid.org/0000-0002-2279-5073 https://orcid.org/0000-0001-8321-9750 https://orcid.org/0000-0002-0411-4633 https://orcid.org/0000-0002-0411-4633 https://orcid.org/0000-0002-9061-4625 https://orcid.org/0000-0002-0553-1703 https://orcid.org/0000-0002-0588-4891 VII.  LA ARQUITECTURA TRADICIONAL DEL CENTRO HISTÓRICO DE LIMA............................................................................................................................. 119 Adriana Scaletti Cárdenas (Pontificia Universidad Católica del Perú) VIII.  DE EUROPA A LIMA: PATRIMONIO ARTÍSTICO VIRREINAL (1545-1675)......................................................................................................................... 133 Francisco Montes González (Universidad de Sevilla) IX.  LA SEMANA SANTA DE LIMA Y SUS COFRADÍAS: UNA FIESTA HACIA LOS CINCO SIGLOS...................................................................................... 147 Ismael Jiménez Jiménez (Universidad de Sevilla) X.  TERREMOTOS Y TSUNAMIS EN LA HISTORIA DE LIMA: LAS RESPUESTAS A LOS DESASTRES................................................................. 163 María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda (Universidad de Sevilla) XI.  NORMATIVA Y VALORACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE LIMA............................................................................................ 175 Juan Manuel Parra (PROLIMA) LISTADO DE FIGURAS................................................................................................ 185 https://orcid.org/0000-0002-8460-2206 https://orcid.org/0000-0002-8460-2206 https://orcid.org/0000-0002-0488-7281 https://orcid.org/0000-0002-1679-9334 https://orcid.org/0000-0003-3529-8655 9 En el año 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sos- tenible, en la que se incluyeron 17 objetivos «para transformar nues- tro mundo». De ellos, el número 4, sobre Educación de Calidad, estableció una serie de parámetros para alcanzar «una educación inclusiva y equitativa como base para la mejora de las condiciones de vida de población vulnerable y el desarrollo sostenible»1. Gracias al apoyo y financiación de la Oficina de Cooperación de la Uni- versidad de Sevilla en la convocatoria de Actividades y Proyectos de Coo- peración al Desarrollo 2019/20, hemos podido unirnos a los esfuerzos por cumplir este objetivo al diseñar un proyecto educativo con un equipo multi- disciplinar conformado por historiadores, historiadores del Arte y arquitec- tos de la Universidad de Sevilla (US) y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), en el que ha colaborado también PROLIMA (Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima). El resultado ha sido este libro dirigido a alumnos y alumnas de educa- ción Secundaria de Perú, en el que se integran diferentes unidades didácti- cas relativas al Centro Histórico de Lima. Uno de los principales objetivos de esta iniciativa ha sido ofrecer a los docentes de ese nivel formativo es- tos materiales, con los que pretendemos colaborar con su imprescindible labor en la formación de los futuros ciudadanos y ciudadanas. También, que diversos centros educativos del país tengan acceso a ellos, para que sus estudiantes puedan conocer y valorar diferentes aspectos del pasado de la capital peruana, particularmente de lo que en la actualidad conforma su Centro Histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO en 1991, tomando en cuenta criterios de excepcionalidad, integri- dad y autenticidad2. Así, este libro ha querido contribuir a la puesta en valor de la evolución del paisaje urbano y arquitectónico de la ciudad de Lima en el pasado, a par- tir del análisis de diversos aspectos tales como sus similitudes con otros cen- tros urbanos de América Latina y España o la destrucción y desaparición de elementos significativos e identificativos de ese paisaje, tanto por la acción humana como de la naturaleza, viendo en qué momento y los motivos que llevaron a la adopción de una serie de medidas por parte de las autoridades para su puesta en valor y protección. Otro aspecto fundamental a la hora de diseñar las unidades didácti- cas ha sido nuestro interés por destacar la contribución que los diferentes 1.  Al respecto, consultar la página web de la ONU, Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el siguiente enlace: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/ (12/09/2020). 2.  La visión de UNESCO para el Centro Histórico de Lima: https://es.unesco.org/news/ vision-unesco-centro-historico-lima (27/03/2021). Introducción https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/ https://es.unesco.org/news/vision-unesco-centro-historico-lima https://es.unesco.org/news/vision-unesco-centro-historico-lima HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 10 grupos sociales tuvieron en la construcción de las identidades peruanas y en la conformación de un patrimonio inmaterial de gran riqueza, de los que las nuevas generaciones son en buena medida herederas. Para ello, hemos considerado el aporte realizado por los diversos actores que confluyeron e interactuaron en la capital, con un especial interés en los grupos tradicional- mente marginados y/o invisibilizados, a través de unidades didácticas espe- cíficas referidas tanto a la historia de las mujeres y de la población indígena desde el período incaico al republicano, como al de la afrodescendiente a par- tir del virreinal. La PUCP, una de las más destacadas instituciones universitarias del Perú, cuenta con un reconocido prestigio a nivel nacional e internacional y destaca por su participación activa y creativa en la reflexión crítica sobre problemas de actualidad. Precisamente, una de sus principales políticas ins- titucionales es la Responsabilidad Social Universitaria (RSU), orientada a es- trechar los vínculos entre la universidad y la sociedad peruana, entendiendo esta relación como de doble vía. De este modo, busca promover que la in- vestigación sea pertinente y valiosa no solo para la academia, sino también para la sociedad y el bienestar humano. De hecho, uno de sus objetivos es es- timular que la investigación se racionalice en cuanto a su valor social, y que busque generar capacidades y transferir conocimientos pertinentes a las ne- cesidades de las poblaciones, así como la conformación y fortalecimiento de espacios de colaboración multi-actor. Por su parte, la Universidad de Sevilla (US) es una reconocida institu- ción española que cuenta con una clara vocación americanista, comprensible por los fuertes vínculos históricos y afectivos que unen a Sevilla con Amé- rica Latina, como por la presencia en la mencionada ciudad de instituciones que constituyen referentes de primer nivel para la investigación del pasado americano, entre ellas, el Archivo General de Indias y la Escuela de Estudios Hispano-Americanos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La Universidad de Sevilla cuenta, además, con el único Departamento de Histo- ria de América existente en España y con destacados especialistas en la re- gión desde diferentes áreas de conocimiento. Finalmente, ha colaborado en esta iniciativa el Programa para la Recu- peración del Centro Histórico de Lima (PROLIMA), un organismo que tiene como finalidad promover la gestión, recuperación, y promoción del desa- rrollo del Centro Histórico de Lima. Entre sus objetivos se encuentran pro- mover la identificación y el compromiso de diversos actores con su legado histórico y cultural, en permanente evolución e integrado a la dinámica ge- neral de la ciudad moderna, así como la sensibilización de los vecinos y veci- nas de la ciudad sobre su importancia y cuidado del legado histórico. La primera unidad didáctica corresponde a la Dra. Rocío Delibes Ma- teos, profesora del Departamento de Historia de América de la US y especia- lista en el análisis de sociedades indígenas andinas durante la conformación del mundo colonial, especialmente en su relación con el medio ambiente y Introducción 11 su acceso a los recursos naturales. Su unidad, titulada «Los rastros del pa- sado prehispánico bajo una ciudad colonial», tiene como principal objetivo que los estudiantes puedan aproximarse a la fundación de la ciudad de Lima y a las huellas prehispánicas indígenas que quedaron integradas en la nueva traza urbana. En ella, podrán aprender quiénes fueron los antiguos habi- tantes del mencionado valle antes del siglo XVI y cuáles eran las principa- les ventajas geográficas que ofrecía la costa central y el valle del Rímac para su habitabilidad. La segunda unidad didáctica, que lleva por título «Historia del virreinato peruano. Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII», ha sido realizada por el Dr. Luis Miguel Costa Vigo, profesor del Departamento Académico de Humanidades, sección Historia, de la PUCP, y destacado especialista en la historia del Perú virreinal. En esta unidad, el Dr. Costa explica el proceso de construcción político-institucional del virreinato peruano en el siglo XVI y la importancia de Lima en tanto núcleo del poder político del virrey, sede de la Audiencia de Lima y de instituciones religiosas y económicas fundamentales para el funcionamiento del gobierno virreinal. También analiza el perfil polí- tico del virrey, los funcionarios reales asociados a su entorno y la interacción clientelar que se llevaba a cabo de forma constante con diversos sectores de la elite local. Asimismo, describe las dimensiones ceremoniales del poder en Lima, como parte de una ritualidad simbólica en donde el ejercicio de poder político tomaba forma, se hacía público y obtenía legitimidad. En la siguiente unidad, titulada «La población indígena en la Lima vi- rreinal», la Dra. Teresa Carolina Vergara Ormeño, también profesora del Departamento Académico de Humanidades, sección Historia, de la PUCP, y especialista en la historia de las sociedades indígenas y en la historia de Lima, analiza lo sucedido con la población indígena del valle del Rímac tras la fundación de la ciudad. Con ello se pretende que los estudiantes entiendan la diversa procedencia de la población indígena limeña, conozcan su activa participación en las actividades urbanas, analicen el proceso de aprendizaje de las leyes e instituciones coloniales y comprendan el éxito que llegaron a alcanzar al conseguir residir legalmente en Lima. La cuarta unidad, dedicada al análisis de «La población esclavizada en Lima. Desde los primeros tiempos coloniales a la abolición de la época re- publicana», ha sido realizada por el Dr. José Luis Belmonte Postigo, profesor del Departamento de Historia de América de la Universidad de Sevilla y es- pecialista en historia de la esclavitud. A través de ella los estudiantes podrán comprender las rutas por las que entraron los esclavizados nacidos en África y cómo estaba conformaba dicha población. También les permitirá conocer cómo funcionaba la esclavitud en la ciudad de Lima, observar el proceso de criollización de la población esclavizada y entender las formas de resistencia que desarrollaron, así como las formas legales de alcanzar la libertad. En la siguiente unidad, la Dra. Liliana Pérez Miguel, profesora del De- partamento Académico de Humanidades, sección Historia, de la PUCP y HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 12 especialista en historia del virreinato peruano, historia de las mujeres y re- laciones de género e instituciones religiosas femeninas, propone un acerca- miento a la apasionante, pero muchas veces desconocida, «Historia de las mujeres en la Lima virreinal». A partir de los diferentes aspectos tratados, esta unidad pretende que los estudiantes puedan adentrarse en la historia de las mujeres y las relaciones de género en sus diversas dimensiones social, económica, cultural y política, observando la importancia de su rol y actua- ciones durante este periodo. En la sexta unidad, el Dr. Emilio José Luque Azcona, profesor del Depar- tamento de Historia de América de la US y especialista en Historia Urbana de América Latina, analiza las principales transformaciones experimentadas por las calles y plazas de Lima desde su fundación hasta la década de 1870. También muestra cómo fueron percibidos y descritos sus espacios públicos en diferentes testimonios y representaciones realizados durante el período colonial y republicano. La séptima unidad trata sobre «La arquitectura tradicional del Centro Histórico de Lima» y ha sido realizada por la Dra. Adriana Scaletti Cárdenas, profesora del Departamento Académico de Arquitectura, Sección Arquitec- tura, de la PUCP. En ella se hace un acercamiento a la historia de la ciudad vi- rreinal de Lima a través de sus construcciones características, al tiempo que se busca que los estudiantes puedan entender la continuidad en el tiempo de la arquitectura tradicional limeña, en sus formas y materiales. Asimismo se aborda la identificación de los principales materiales constructivos emplea- dos para la construcción de edificios en Lima durante el virreinato. En la siguiente unidad, titulada «De Europa a Lima: patrimonio virreinal (1545-1675)», el Dr. Francisco Montes González, profesor del Departamento de Historia del Arte de la US y especialista en el estudio de la cultura virrei- nal americana desde una perspectiva sociológica, acerca a los estudiantes al conocimiento de las obras de arte procedentes del territorio europeo con- servadas en diferentes recintos eclesiásticos del Centro Histórico de Lima. También analiza la trayectoria de los artistas europeos que emigraron con destino a la capital del virreinato del Perú entre los siglos XVI y XVII, po- niendo en valor el fenómeno de los intercambios culturales. La novena unidad ha sido realizada por el Dr. Ismael Jiménez Jiménez, profesor del Departamento de Historia de América de la Universidad de Sevi- lla en el momento de realizarse esta publicación. Como especialista en la reli- giosidad popular indiana, en esta unidad, titulada «La Semana Santa de Lima y sus cofradías: una fiesta hacia los cinco siglos», da a conocer la evolución de esta fiesta desde los tiempos fundacionales de la ciudad hasta nuestros días. La siguiente unidad, que lleva por título «Terremotos y tsunamis en la historia de Lima. Las respuestas a los desastres», ha sido realizada por la Dra. María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda, también profesora del Depar- tamento de Historia de América de la Universidad de Sevilla y reconocida especialista en el estudio de los efectos de procesos naturales extremos, Introducción 13 principalmente terremotos con generación de tsunamis y erupciones volcá- nicas. Entre los principales objetivos de esta unidad se encuentra el de cono- cer el origen y las consecuencias de los terremotos y tsunamis en la costa del Pacífico, especialmente en el litoral de Perú, así como las respuestas de la so- ciedad limeña ante fenómenos naturales desde la época prehispánica hasta mediados del siglo XIX. Por último, con la unidad undécima, realizada por el arquitecto de PRO- LIMA Juan Manuel Parra, con el título «Normativa y valoración del patrimo- nio histórico de la ciudad de Lima», se pretende que los estudiantes aprendan el espíritu de las normas que rigen sobre la administración del Centro Histó- rico de Lima, desde una «aproximación basada en valores» al patrimonio y al concepto de Paisaje Urbano Histórico. También, que entiendan la jerarquía de normas nacionales y locales que se aplican al patrimonio de Lima e iden- tifiquen las entidades responsables de implementarlas. No queremos cerrar esta introducción sin hacer una serie de agrade- cimientos. Por una parte, a la Oficina de Cooperación al Desarrollo de la US, por su apoyo a este proyecto. A Luis Martín Bogdanovich, gerente de PROLIMA, por su colaboración con esta iniciativa, y a la Editorial Universi- dad de Sevilla (EUS), por permitir la descarga gratuita de esta publicación y, con ello, facilitar su difusión entre los centros educativos de Perú. Tam- bién, a todos los miembros que integran este equipo de trabajo, por su aporte al conocimiento mediante la elaboración de este material, que pre- tendemos sea de utilidad para docentes y estudiantes de Secundaria, con- tribuyendo a la puesta en valor y protección de un espacio único: el Centro Histórico de Lima. UNIDADES DIDÁCTICAS 17 Los rastros del pasado prehispánico bajo una ciudad colonial APROXIMACIÓN GEOGRÁFICA AL VALLE DEL RÍMAC Y SU ENTORNO La ciudad de Lima fue fundada en la árida costa central de la región an- dina en el siglo XVI. El lugar elegido para ello no fue, sin embargo, una elección al azar. La región, en general, y su emplazamiento, en particular, presentaban una serie de ventajas ambientales y culturales que tuvieron muy presentes Francisco Pizarro y sus hombres a la hora de elegir donde trazar sus primeras calles. Se trataba, en primer lugar, de ubicar un sitio que permitiera una rápida comunicación por barco con Panamá y la Península Ibérica. Por tanto, la pre- sencia de un puerto natural cercano como el Callao sería determinante, así como también la elección de un lugar idóneo para abastecer a la que fuera la futura capital del Virreinato del Perú. OBJETIVOS ► � Conocer cuáles eran las principales ventajas geográficas que ofrecía la costa central y el valle del Rímac para su habitabilidad. ► � Reconocer a los antiguos habitantes del valle de Rímac antes del si- glo XVI. ► � Aproximarnos a la fundación de la ciudad de Lima y a las huellas prehispánicas indígenas que quedaron integradas en la nueva traza urbana. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 18 Río Rímac   Se trata de un río irregular y torrentoso de la costa central junto al cual se fundará la ciudad de Lima. Su nombre en quechua significa «el que habla» (hablador, elocuente), según algunos autores por su sonoridad al arrastrar grandes piedras en su cauce y, según otros, por la existencia junto a él de un oráculo. Limo   Mezcla de agua y tierra que arrastra el río en sus avenidas y que queda depositado en las partes bajas de sus cauces y valles. Gracias a este limo sus orillas se convierten en un terreno muy fértil para la agricultura. Acequia   Término de origen árabe, introducido en el Perú en época colonial, y que hace referencia a los canales que conducen agua para regar y otros usos. Lomas   Microambientes o ecosistemas endémicos de las costas peruana y chilena de carácter estacional. Durante los meses de invierno, las colinas costeras se convierten en oasis producto de la neblina que viene del mar, desarrollando una vegetación y fauna propias. Lima fue fundada en los márgenes del río Rímac, que dará nombre a la ciudad en un malentendido de su pronunciación a oídos de los españoles (fig. 1). Se trata de un río torrentoso que se origina en las punas andinas y que desciende de forma abrupta recibiendo agua de distintas quebradas y ria- chuelos. Conforme desciende de las alturas serranas y el terreno comienza a ser más llano, el cauce se amplia y ralentiza, abriéndose el delta del río en forma de triángulo o abanico fluvial, conformando un extenso valle. Este va- lle, en su parte baja se vincula a los valles vecinos de los ríos Chillón y Lurín, conformando juntos una unidad geográfica definida. Sus aguas desembocan en el Océano Pacífico, que limita la región por el oeste. Por el este, este terri- torio costero limita con la cordillera andina, cuyas estribaciones ocasional- mente avanzan en forma de colinas sobre la planicie y llanura costera en su avance hacia el mar. Las aguas y el limo que transportan estos ríos en sus avenidas serían las responsables de haber convertido en un fértil oasis el desierto, permitiendo el desarrollo de culturas profundamente interrelacionadas que poblaron la región desde milenios atrás. Cuando el religioso español Bernabé Cobo des- cribía la historia de la fundación de la capital virreinal señalaba con sorpresa la existencia de esta fina capa superficial de tierra tremendamente fértil que cubría las arenas del desierto, sin duda producto de este limo transportado por los ríos desde la cordillera: «esta poca tierra superficial que tiene todo este valle, es tan fértil que lleva todo género de semillas, frutas y legumbres». A lo largo del tiempo, en este fértil oasis numerosas poblaciones y ricas culturas aprendieron a aprovechar de una forma aún más eficiente el agua de estos ríos, a través de la creación de una gran obra de ingeniería hidráu- lica de canales y acequias que les permitió obtener una gran producción agrícola. El árido desierto costero se tornó así en un fértil territorio que ofre- cía numerosas ventajas para sus pobladores. A las magníficas acequias que se extendían llevando el agua a zonas an- tes desérticas, había que sumarle un clima muy favorable, sin temperaturas extremas, con un verano cálido y soleado y un invierno suave, donde no llueve ni truena, pero durante el cual la región recibe la humedad procedente del mar en forma de neblina o garúa. Esta humedad ambiental será la respon- sable de que las colinas cercanas a la costa se tiñan de verde en invierno, de- sarrollando un microambiente propio de gran diversidad, las lomas, donde se pueden encontrar una gran variedad de plantas, arbustos y fauna. María Rostworowski señaló que estas lomas habrían sido una magnífica fuente de recursos para las sociedades que poblaron los valles costeros en el pasado y así seguiría siendo tras la fundación de la ciudad. Afirmaba también el cro- nista Bernabé Cobo que «con aquel rocío que les cae del invierno se visten de yerbas y flores, y se ponen tan verdes y hermosas que es una de las deleitosas salidas que tiene Lima en aquel tiempo». Además de la comunicación por barco y la fertilidad de la región gracias al aprovechamiento del agua de los ríos, la cercanía del mar ofrecía también Los rastros del pasado prehispánico bajo una ciudad colonial 19 otras ventajas para los habitantes de la costa central. La corriente de aguas frías que baña la costa peruana es tremendamente rica en recurso mari- nos. El aprovechamiento de estos recursos, gran cantidad de peces, así como aves, guano, moluscos o leones marinos, estuvo presente desde sociedades muy tempranas en la región. Sus pobladores pescaban en casi todo el lito- ral del valle, en playas extensas, como las de Ventanilla y Lurín; y en peque- ñas playas rocosas como las de La Punta, La Perla, La Herradura, Magdalena, San Miguel y Miraflores. El cronista español Fernández de Oviedo se admira- ría de la cantidad y calidad de los pescados limeños en el siglo XVI: «… estos pescados de acá son más sanos que los de España los hay muy buenos… é de cada cosa o género de los que he dicho, muchos y en grande cantidad». Cerca de la costa también señalaría Fernández de Oviedo el aprovechamiento de las ciénagas y lagunas que servirían para la construcción de viviendas y em- barcaciones y para alimentar a los nuevos animales traídos de Europa: «son bien provechosas así para los ganados como porque crían juncales y carriza- les de los que se hacen esteras con que se cubren las casas humildes y los in- dios pescadores hacen sus balsas y embarcaciones». Por todas estas características ambientales y geográficas la región fue la elegida para fundar la nueva capital que pusiera en comunicación al Perú con el resto del mundo y desde la que se gobernaría el amplísimo territorio que Figura 1.  Río Rímac en época de lluvias. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 20 Lítico   Hecho de piedra. Se conoce como periodo o etapa lítica a aquella en que los seres humanos destacaron por la fabricación de puntas de proyectil para la caza y otros instrumentos tallados en piedra. Sedentarización   Proceso por el cual los grupos humanos se asientan en un lugar de forma permanente y abandonan la forma de vida nómada o itinerante. integraría el nuevo Virreinato. Pero a estas razones ambientales habría que sumarle otra no menos importante, la existencia de una abundante y organi- zada población que habitaba el valle en el siglo XVI y que era heredera de mi- lenios de desarrollo cultural, como veremos a continuación. LIMA ANTES DE LIMA: OCUPACIONES PREVIAS DEL VALLE Como afirma la arquitecta Andrea Gavazzi, la actual ciudad de Lima no tiene una forma casual. La forma de su extensión metropolitana es el resultado de una planificación y un desarrollo de más de cinco mil años, en un entorno geográfico regional que reúne tres ríos, cuatro pisos ecológicos y 3.000 km2. La llegada de los españoles a la región y su establecimiento junto al río Rí- mac tan solo fue un evento más que se venía a sumar a los siglos previos de ocupación humana y desarrollo cultural que han dejado una importante im- pronta bajo la actual Lima metropolitana. La costa central atrajo, desde épocas muy tempranas, a grupos de se- res humanos que comenzaron a establecerse en la zona y que aprendieron a aprovechar los ricos recursos naturales de la región con cada vez mayor efi- ciencia. Los primeros de ellos serían grupos nómadas, con una economía ba- sada en la caza y la recolección de plantas. En la cuenca del río Chillón, por ejemplo, se tiene constancia de la presencia de grupos de cazadores-recolec- tores hace 14.000 años en el sitio arqueológico de Chivateros, donde se han encontrado una gran cantidad de restos líticos, asociados a una cantera de donde extraían material para el tallado de puntas de proyectil y otros instru- mentos utilizados en la caza y procesado de alimentos. Poco a poco, la implementación de nuevas técnicas e instrumentos, como la utilización de redes de pesca, el uso de abonos para los cultivos o la domes- ticación de un mayor número de plantas, permitió aumentar la producción de alimentos y por tanto sostener a un mayor número de habitantes que se hicieron sedentarios. Las aldeas se hicieron permanentes, se multiplicaron y crecieron en población, y comenzaron a aparecer los edificios públicos y re- ligiosos: túmulos, montículos y plataformas ceremoniales. Las jerarquías so- ciales se acentuaron y surgieron cada vez mayores desigualdades entre sus habitantes. Esas pequeñas aldeas con templos crecieron y se convirtieron en grandes centros ceremoniales. En el valle de Chillón hace más de 4.000 años apareció un nuevo centro ceremonial: El Paraíso, que denotaba ya, sin duda, la existencia de un poder o autoridad supracomunal con liderazgo para convocar a la población y di- rigir y organizar trabajos de interés colectivo. A El Paraíso le seguirían otros templos monumentales, que siguiendo su modelo presentaban la caracte- rística forma en U que sería propia de los templos costeños de este periodo: con cuerpo central en forma de pirámide cuadrangular o rectangular y dos brazos laterales paralelos entre sí. La gran plaza o espacio central tendría Los rastros del pasado prehispánico bajo una ciudad colonial 21   Teocrático Forma de gobierno cuya autoridad política se considera emanada directamente de uno o varios dioses. Dicha autoridad es ejercida generalmente por un poder religioso o casta sacerdotal. seguramente un uso agrícola, dadas sus enormes proporciones. Estos tem- plos, de tamaño colosal, están ubicados generalmente cerca de los cauces de los ríos o de otras fuentes de agua que permitieran el desarrollo agrícola. Ejemplo de estos templos serían La Florida, Las Salinas y Garagay (figs. 2 y 3) en el valle del Rímac, Mina Perdida y Cardal en Lurín, y Huacoy y Chocas en el valle de Chillón. Pero sería al iniciarse el primer milenio de nuestra era cuando la región fue escenario de importantes cambios políticos, económicos y demográficos. El área donde se ubica la actual ciudad de Lima comenzaría a conformarse entonces como una entidad propia, con el desarrollo de la denominada Cul- tura Lima. Durante varios siglos los tres valles de la costa central, Chillón, Rímac y Lurín, se integraron bajo una entidad política de carácter teocrá- tico, que llegaría a extenderse a otros valles cercanos. La base económica que sustentó a sus habitantes fue fundamental- mente agrícola, aunque complementada como siempre por el aprovecha- miento de los ricos recursos marítimos. Si durante los siglos previos se había comenzado a manejar con mayor eficiencia el agua de los ríos constru- yendo las primeras acequias, sería durante este periodo cuando se realiza- rían mayores avances. Los Lima consiguieron conquistar terreno al desierto Figura 2. Vista aérea de la Huaca Garagay, en el actual distrito de San Martín de Porres. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 22 construyendo una gran red de canales de irrigación, de tal forma que pu- dieron así producir la cantidad de excedente necesario para sustentar a una población cada vez más numerosa y mantener un sistema político social complejo (fig. 3). Maranga, muy cerca de la actual ciudad de Lima, en el curso bajo del Rímac, sería durante parte importante de su desarrollo, el principal cen- tro administrativo, una suerte de capital que centralizaba el poder de la región durante la época Lima. Estaba compuesta por pirámides truncas escalonadas, palacios, depósitos, amplias plazas públicas y zonas residen- ciales de viviendas (fig. 4). Además de Maranga existieron una serie de cen- tros administrativos menores distribuidos por la región (Copacabana Playa Grande, Culebras y La Uva, en el Chillón; Pucllana (fig. 5), Melgarejo, Santa Felicia, Vista Alegre y Cajamarquilla en el valle del Rímac, y Pachacamac en Lurín). El resto de la población vivía en pequeñas aldeas dispersas por los valles, distribuidas alrededor de estos centros administrativos y junto a los canales de irrigación. Pero en torno al año 700, desde la región serrana de Ayacucho, los Wari comenzaron a expandir su poder e influencia por una buena parte de los An- des Centrales, durante el periodo que se ha denominado Horizonte Medio. Hoy en día se discute en qué grado la presencia Wari se hizo notar en la costa central. Es probable que los habitantes de esta región mantuvieran su propia cultura y cierta independencia política, aunque pudieran haberse integrado en el ámbito Wari a través de una importante red comercial. Sin embargo, Figura 3. Valle del Rímac y sus canales de irrigación durante el periodo Lima. Los rastros del pasado prehispánico bajo una ciudad colonial 23 Figura 4. Huaca del complejo arqueológico de Maranga, situado en el actual Parque de las Leyendas, en San Miguel. Figura 5. Huaca Pucllana (Miraflores). Se puede observar el uso en su construcción de «adobitos» propios de la Cultura Lima. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 24 Curacazgo   Palabra de origen quechua que hacía referencia a un señorío, reino o nación indígena. A la cabeza del Curacazgo se situaba el curaca. Los españoles introdujeron el término cacique, de origen taino, una lengua del Caribe, que utilizaron para hacer referencia a los jefes de los distintos curacazgos. la influencia Wari se dejó sentir significativamente en la vida cotidiana de la gente de la costa. Las grandes pirámides truncas y escalonadas gobernadas por sacerdotes propias del periodo anterior fueron paulatinamente abando- nadas para dar paso a un uso más civil de los espacios. El comercio e inter- cambio de productos de la costa con la sierra y otras regiones tuvo un gran desarrollo, que se vio plasmado en la creación de centros de almacenaje, una extensa red de caminos y el fortalecimiento de una clase social de señores y artesanos especialistas (tejedores, tintoreros, ceramistas y orfebres). Finalizado el periodo Wari, en torno al año 1200, y desaparecida su ex- tensa influencia, comenzaron a surgir nuevas culturas o entes políticos re- gionales. En la costa central surgieron nuevos grupos que convivieron en la región hasta que se produjo la conquista inca de la misma. En la comarca de Lima encontramos los señoríos o curacazgos de Ychma y Colli. El primero de ellos ocupaba las cuencas de los ríos Lurín y Lima y el segundo la cuenca del río Chillón. El señorío Ychma, estaba a su vez organizado en varios pequeños cura- cazgos: Sulco, Guatca, Lima, Maranga y Callao. Según la etnohistoriadora María Rostworowski, sus territorios se ubicaban de acuerdo al sistema de canalizaciones existente, siguiendo el curso del canal o acequia encomen- dado al cuidado de cada uno de ellos (fig. 6). Por ejemplo, el curacazgo de Sulco se extendería a lo largo de la canalización del río o canal de Surco, pa- sando por los actuales distritos de El Agustino, San Luis, Surco, Surquillo, Miraflores, Barranco y Chorrillos o el de Guatca tomaba su nombre de la ace- quia Huatica. El curacazgo de Lima extendería su territorio en torno a la acequia que después sería llamada de la Magdalena, que tenía su bocatoma detrás de lo que hoy es el Palacio de Gobierno, lugar de la residencia del curaca o cacique de Lima y donde se establecería la futura Plaza de Armas de la nueva ciudad. Durante este periodo, Pachacamac se convertiría en el principal cen- tro de poder de la cultura Ychma. A su gran importancia religiosa, como afa- mado oráculo y centro de peregrinación desde lejanos lugares de los Andes, se le sumaría ahora un importante papel administrativo que perdurará tras la conquista inca de la región, en torno a 1470. La conquista inca de la costa central fue llevada a cabo por Tupac Yupan- qui. Conocedores de la importancia del más afamado oráculo de la costa, al que acudieron en veneración, los incas convirtieron a Pachacamac en la ca- pital provincial. Mantuvieron el culto al oráculo costeño pero construyeron a su vez un templo dedicado al culto al Sol. Aunque durante la ocupación inca de la costa central se impuso el culto al sol, el quechua como lengua oficial, se construyeron y remodelaron algunos centros administrativos y caminos y se reorganizó política y administrativamente el territorio, los incas permitie- ron conservar una gran parte de la organización política y social de la costa. Bernabé Cobo describía estos cambios administrativos implementados por los incas de la siguiente forma: «… dividíase este valle, conforme al gobierno Los rastros del pasado prehispánico bajo una ciudad colonial 25 de los reyes incas, en tres hunos, o gobernaciones de á diez mil familias cada una; el pueblo de Caraguayllo era la cabeza de la primera, el de Maranga, que cae en medio del valle, de la segunda, y la tercera el de Surco…». El Señorío de Ychma podría haber tenido, por tanto, una población de 150.000 habitantes, si tenemos en cuenta que había al menos 30.000 familias. Carabayllo estaba situado en el valle del río Chillón. Surco, situado en las faldas del cerro solar, era el centro urbano de mayor relevancia de la región, con «una muy sun- tuosa guaca o templo y otros muchos edificios», y la antigua ciudad de Ma- ranga, en el actual distrito de San Miguel como ya vimos, se convertiría en el centro más importante de la tercera de las divisiones incas. A no mucha dis- tancia de Maranga, y dependiendo de ella, se encontraba el pueblo de Lima, junto al río Rímac. Las huellas de la presencia inca en la costa central, plasmadas en edifi- cios administrativos, tierras repartidas al Inca y al sol, caminos que unían el valle del Rímac con el resto del Tawantinsuyo, etc., venían a sumarse así a años de ocupaciones y evidencias dejadas por pueblos anteriores. FUNDACIÓN DE LA CIUDAD SOBRE EL SITIO Y ASIENTO DE LIMA Cuando los españoles pisaron por vez primera el valle del Rímac no en contraron una ciudad compacta, que concentrara a sus habitantes en un solo lugar sino una metrópoli difusa, donde la población vivía en diferentes Figura 6. Valle del Rímac y sus canales de irrigación en el siglo XVI.   Huno Unidad administrativa inca que hace referencia a un conjunto de diez mil tributarios o unidades familias. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 26 asentamientos dispersos, pero profundamente interrelacionados, con el ob- jetivo de poder así aprovechar los diferentes recursos naturales. Debieron observar una inmensa campiña verde y frondosa, surcada por caminos y ca- nales de irrigación, que habían sido construidos a lo largo de siglos, y salpi- cada por multitud de poblados y asentamientos. Cuenta el cronista Bernabé Cobo que el gobernador Francisco Pizarro llegó al valle en busca de un lugar donde fundar una ciudad para trasladar a los vecinos de Jauja, que se quejaban de las penurias que allí pasaban. Se ins- taló en Pachacamac a finales de 1534 con el objetivo de buscar el lugar idóneo donde fundar la nueva villa. El 6 de enero, día de «Los Reyes», ordenó a tres jinetes que recorrieran el valle en busca del emplazamiento adecuado, regre- sando poco después con el lugar elegido, el sitio y asiento de Lima, por estar bien abastecido de agua, leña y tierras fértiles y por estar cerca del puerto del Callao: «tuvelo a bien de mudar el dicho pueblo en esta provincia de Pacha- camac, en el asiento del cacique de Lima; porque me pareció que está en co- medio de tierra donde los dichos indios puedan servir con muy poco trabajo y mejor sostenerse, y por estar como está junto a el muy buen puerto para la carga y descarga de los navíos que vinieren a estos reinos». El pueblo o asiento del cacique de Lima, situado junto al río Rímac, como vimos anteriormente, dependía administrativamente de Maranga, situado a pocos kilómetros de distancia. Fue el emplazamiento elegido, entre otras ra- zones, por su situación estratégica en mitad del valle, zona de control de los canales de irrigación y de paso de los caminos más importantes de la región. La traza de la nueva ciudad se edificaría, por tanto, en un área donde existían estructuras indígenas previas que fueron ocupadas, modificadas y aprovechadas para abastecer y acoger a los nuevos habitantes. La plaza mayor propia de las ciudades hispanas, o plaza de armas (consultar unidad didáctica VI) se estableció sobre la antigua plaza prehispánica. Pizarro se re- servaría como residencia y futura sede de la gobernación el solar donde se hallaba el palacio o residencia del propio cacique, Taulichusco, que gober- naba el señorío de Lima (fig. 7). Parte del palacio quedaría también bajo el ve- cino solar reservado para Jerónimo de Aliaga. El palacio de Taulichusco, y, por tanto, la plaza de construcción poste- rior, estaban ubicados en un lugar estratégico para el control de las boca- tomas de los principales canales de irrigación y caminos indígenas. Justo detrás se situaba la bocatoma del canal que se denominó de la Magdalena. Gracias al acceso a la red hidráulica construida por las poblaciones locales, se pudo abastecer a la población de la nueva ciudad, así como regar los huer- tos, campos y hacer funcionar los molinos. Otros restos prehispánicos quedaron sepultados o integrados bajo las nuevas casas y solares coloniales de los que apenas se tiene memoria. Por ejemplo, diferentes huacas estarían situadas en distintos emplazamientos de la ciudad. Bajo la Iglesia de Santa Ana, Plaza de Italia, habría estado la huaca del Rímac, «el que habla», oráculo prestigioso entre la población del valle. Taulichusco   Cacique, curaca o señor de Lima cuando se fundó la ciudad. Según María Rostworowski y otros autores era un curaca yana, por tanto, servidor de los incas y no originario del valle del Rímac. Los rastros del pasado prehispánico bajo una ciudad colonial 27 Figura 7. Plano realizado por Harth-Terré en los años 50 donde podemos obser- var las estructuras prehispánicas bajo la cuadrícula colonial, los canales Huatica y el de la Magdalena, que corre en dirección a Maranga y los caminos que desde el centro conducían a Pachacamac, Maranga y la sierra. Figura 8. Plaza mayor y estructuras prehispánicas según Harth-Terré (ca. 1950). HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 28 Bajo la catedral se habría ubicado, según el investigador Harth-Terré, una huaca que bautizó como Inti Puma, y otra que señaló en su plano bajo el so- lar o casa de Hernando Pizarro. En Rastro de huaquilla, cuadra 1 de la calle Ji- rón Cangallo, se ubicaba una piedra horadada que es considerada una huaca prehispánica, y Huaquilla, cuadra 10 del jirón Ayacucho, tomaría su nombre de una huaca que fue demolida en la segunda mitad del siglo XVII, según el historiador Pacheco Ibarra (fig. 8). Los rastros de los caminos prehispánicos también perviven bajo la ciu- dad virreinal. Aunque alguna parte de ellos fue reutilizada en su mayoría quedaron sepultados o fue modificado su trazado para encajar en la cua drícula de diseño europeo. El Qhapaq Ñan, o camino inca, ingresaba al cen- tro histórico, según Juan Günter, por el Jirón Quilca. Habrían existido varios tambos en la zona, entre ellos el denominado tambo de Lima, cruce de cami- nos situado en los actuales Jirones Quilca y Miró Quesada y actual plaza El- guera. Juan Bromley señala otros posibles tambos que han dejado huella en los nombres de algunas calles: Tambo de los caballeros de Balaguer, en la ac- tual calle de Desamparados; los tambos de Hinojosa, del Sol y de Huanuco, en el barrio de San Lázaro, el Tambo de Belén, el de la Estrella, en la calle de la Huaquilla, etc. A los antiguos caminos de antaño, Lima, Wari, Ychma, Inca, se suma- ban ahora las modificaciones realizadas por los españoles para adaptarse a la nueva ciudad. El valle y sus caminos, nuevos y viejos, seguirían siendo reco- rridos por las gentes que habitaban la región y los que llegarían de fuera para sumarse a los siglos de historia del valle del Rímac. REFERENCIAS BROMLEY, Juan: Las viejas calles de Lima. Lima: Municipalidad de Lima, 2005. BURNEO, Reinhard Agustín: El damero de Pizarro. EL trazo y la forja de Lima. Lima: Municipalidad Metropolitana de Lima, 2017. CALANCHA, Antonio de: Crónica moralizadora de la orden de San Agustín. 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Qhapaq Ñan   Unidad administrativa inca que hace referencia a un conjunto de diez mil tributarios o unidades familias. Tambo   Palabra de origen quechua que designaba los recintos situados a lo largo del camino inca que servían de albergue o alojamiento y como centros de almacenamiento y acopio para fines administrativos o militares. https://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/articulos/Los%20Ichma%20-%20Sociedad%20Representativa%20Lima%20Prehisp%C3%A1nica%20I.pdf https://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/articulos/Los%20Ichma%20-%20Sociedad%20Representativa%20Lima%20Prehisp%C3%A1nica%20I.pdf https://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/articulos/Los%20Ichma%20-%20Sociedad%20Representativa%20Lima%20Prehisp%C3%A1nica%20I.pdf Los rastros del pasado prehispánico bajo una ciudad colonial 29 GOCORNO, Gilda y ORTIZ DE ZEVALLOS, Pilar: La Lima que encontró Pizarro. Lima: Taurus, 2018. GÜNTHER DOERING, Juan y LOHMANN VILLENA, Guillermo: Lima. Madrid: Map- fre, 1992. 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Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII LA CONSTRUCCIÓN DEL ORDEN POLÍTICO VIRREINAL PERUANO Y EL ROL DE LIMA COMO SU NÚCLEO El establecimiento del orden virreinal en el Perú fue un proceso largo y complejo que surgió en base a las experiencias de ocupación territorial previas en la península ibérica y en el propio territorio americano, particu- larmente con la firma en 1524 del llamado contrato de la conquista entre Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque. Estos tres perso- najes acordaron llevar adelante la empresa de exploración y ocupación de los territorios hacia el sur de Tierra Firme, teniendo a Pizarro como el líder de la OBJETIVOS ► � Explicar el proceso de construcción político-institucional del virreinato peruano en el siglo XVI y la importancia de Lima en tanto núcleo del po- der político del virrey, sede de la Audiencia de Lima y de instituciones religiosas y económicas fundamentales para el funcionamiento del go- bierno virreinal. ► � Analizar el perfil político del virrey, los funcionarios reales asociados a su entorno y la interacción clientelar que se llevaba a cabo de forma cons- tante con diversos sectores de la elite local. ► � Describir las dimensiones ceremoniales del poder en Lima, como parte de una ritualidad simbólica en donde el ejercicio de poder político to- maba forma, se hacía público y obtenía legitimidad. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 32 Capitulación Real   Contrato firmado por la Corona española y un conquistador, estipulando las condiciones de la empresa de conquista y la pertenencia de los nuevos territorios a la monarquía hispánica. Encomienda   Llamada también repartimiento de indios, era la merced dada por la corona como recompensa a un particular a cambio de un servicio militar destacado o de otro tipo. Mediante dicha merced el beneficiario o encomendero recibía a un grupo de indígenas, denominados encomendados, a los cuales debía defender y adoctrinar a cambio de recibir de ellos determinado tributo y usufructo. sociedad y de las exploraciones, Almagro como organizador y proveedor de los temas logísticos y Luque como representante político y financiero que fa- cilitaría licencias y dinero para la empresa. Una vez consumada la ocupación y control de los Andes, hubo varios fac- tores que condicionaron el proceso de construcción, adaptación, acomodo e implementación de un modelo político, administrativo, económico y social que tendría como centro político a Lima y en la autoridad virreinal su eje de funcionamiento. Algunos de dichos factores eran las particularidades geográ- ficas, demográficas y culturales del territorio; la existencia del estado Inca y su compleja sociedad y cultura milenaria; los intereses, rivalidades e interaccio- nes del grupo conquistador hispano con las elites locales; y el accionar de la mo- narquía hispánica en la búsqueda de imponer su autoridad y poder político en la administración de los territorios, población y recursos recién descubiertos. Es interesante el hecho de que la primera gran delimitación territorial, política y administrativa hecha por la corona española con relación al terri- torio andino se llevara a cabo previa a una ocupación efectiva de la región, y aún en una etapa de exploraciones iniciales. La primera expedición de con- quista tuvo un éxito muy limitado, y se dio entre noviembre de 1524 y julio de 1525, liderada por Pizarro. Partió de Panamá con dirección al sur, y logró lle- gar hasta la región de Chochama, en la actual frontera costera entre Panamá y Colombia. Es, sin embargo, la segunda expedición, entre 1526 y 1527, lide- rada nuevamente por Pizarro, la que dio resultados muy prometedores a la empresa de conquista. Más allá de las disputas y percances políticos en torno a los cambios de autoridad en la Gobernación de Tierra Firme, los cuestiona- mientos a las licencias obtenidas para navegar al sur y los episodios en torno a lo que hoy se conoce como los sucesos de los trece de la Isla del Gallo, este segundo viaje permitió, por primera vez, tomar contacto con la sociedad an- dina, a través del encuentro en alta mar con una balsa de nativos tumbesi- nos, cargada de productos; y el posterior desembarco de dos españoles y un esclavo africano en las costas de Tumbes. Basada en gran parte en las informaciones obtenidas en este segundo viaje, Pizarro firmaría con la corona en 1529 la Capitulación de Toledo (sus- crita el 26 de julio y firmada el 17 de agosto), acuerdo a través del cual, entre otros aspectos, los territorios a conquistar y colonizar formarían parte de la Gobernación de Nueva Castilla, definidos geográficamente desde Tumbes y doscientas leguas al sur, hasta Chincha, en una región en ese momento no conocida pero que una vez consolidada la conquista se ubicaría en torno a la ciudad del Cusco (fig. 1). Pizarro asumió oficialmente el liderazgo político al ser nombrado gobernador, capitán general, adelantado y alguacil mayor, con facultad de fundar ciudades y repartir encomiendas, con lo cual se con- firmaba su protagonismo como autoridad máxima e indiscutible de la con- quista del Perú, en perjuicio de Hernando de Luque y en especial de Diego de Almagro. Este acuerdo marca el origen político institucional de lo que en las décadas siguientes se convertiría en el Virreinato del Perú. Historia del virreinato peruano. Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII 33   Huestes Grupo de personas con experiencia en actividades militares, organizadas en cuerpos de infantería y caballería, y reunidas de forma temporal con el fin de llevar a cabo una campaña de guerra u ocupación territorial.   Cabildo Llamado también municipio, era la institución compuesta por autoridades elegidas por los vecinos, encargada del gobierno y administración de los aspectos económicos y de administración de justicia de la ciudad. En el año de 1532, con el desembarco en Tumbes de las huestes pizarris- tas que formaban parte del tercer viaje de Francisco Pizarro (entre febrero y marzo), la organización política y efectiva de la gobernación de Nueva Cas- tilla empezó a tomar forma. La fundación de la primera ciudad española en San Miguel de Tangarará (Piura, 15 de julio) y la posterior toma de Cajamarca y prisión del inca Atahualpa (16 de noviembre) dieron inicio a la ocupación territorial española en los Andes, en donde el orden institucional y nombra- miento de autoridades giró en torno al establecimiento de ciudades, for- mación de cabildos y reparto de encomiendas. A la fundación de Tangarará seguirían Jauja (octubre de 1533, completada el 25 de abril de 1534), Cusco (23 de marzo de 1534), Ciudad de los Reyes (Lima, 18 de enero de 1535), y mu- chas ciudades más establecidas en los años y décadas siguientes (fig. 2). Se lograba constituir así una población europea permanente, una elite urbana, instituciones y autoridades políticas representadas en las figuras de alcaldes y regidores, y una presencia institucional a través de las encomiendas y en- comenderos de indígenas. Lima, inicialmente pensada como una ciudad es- tratégica en temas logísticos (su cercanía al mar), se convertiría muy pronto, a la luz de los hechos en las décadas siguientes, en la capital del poder polí- tico español en la región. Con un marco jurídico basado en su existencia como gobernación, y un orden político práctico en torno a la fundación de ciudades y reparto de Figura 1.  «Capitulación del rey con Francisco Pizarro», en Juan Bautista Verdussen, 1728, Colección de la John Carter Brown Library. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 34 Tawantinsuyu   Territorio que abarcaba el imperio Inca. El nombre Tahuantinsuyo proviene de dos palabras quechuas: tawa, que significa cuatro, y suyo, que quiere decir región. El territorio inca estaba dividido en cuatro regiones: el collasuyo, al sureste; el chinchaysuyo, al noroeste; el antisuyo, al noreste y el continsuyo, al oeste. encomiendas, el gobierno del territorio peruano se manejó en relación al ac- cionar del grupo conquistador, sus negociaciones con la elite incaica y los diversos grupos étnicos que formaban parte del Tawantinsuyu, y la forma- ción de grupos de poder local que giraban alrededor del liderazgo de la figura fundamental de la conquista: Francisco Pizarro (en Lima), secundado por sus hermanos Juan, Hernando y Gonzalo (en el Cuzco). La fundación de Lima en enero de 1535 y la residencia permanente en ella de Francisco Pizarro, la perfilaron como un espacio político fundamental de la recién creada gobernación, en donde alianzas, negociaciones y equili- brios de poder tomaron forma alrededor de la figura del gobernador, el ca- bildo de la ciudad y los encomenderos. Parte del territorio del señorío Ichma durante el periodo inmediatamente anterior a la llegada de los españoles, la zona precisa en donde se fundó la ciudad española de Lima formaba parte del curacazgo de Taulichusco, un espacio demográfico y políticamente su- bordinado a Pachacamac, sede política y administrativa Ychma (consultar unidad didáctica I). De las 274 encomiendas de indígenas otorgadas en todo el territorio andino en la década de 1540, Lima junto con Trujillo, con 45 encomiendas cada una, representarán las ciudades con el segundo número de encomenderos, superada solo por las 86 encomiendas dadas en la zona del Cuzco. Este hecho refleja sin duda la gran importancia del Cuzco como Figura 2.  Fundación de la Ciudad de los Reyes del Perú (Lima). Archivo Histórico Riva-Agüero. Historia del virreinato peruano. Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII 35   Panaca Son aquellas familias de la realeza Inca con poder y prestigio político, social y religioso. Estaba formaba por los descendientes de los incas fallecidos y del Inca gobernante, pero excluyendo a dicho Inca en ejercicio del poder. espacio político y económico en los primeros años de la conquista del territo- rio, situación que se mantendrá en las décadas y siglos siguientes. Al mismo tiempo, permite observar el papel central de Lima, como espacio de enco- miendas y principalmente como centro desde el cual las autoridades de la gobernación, y posteriormente del virreinato, gobernarán los territorios ex- tendidos hacia el centro, norte y sur de los Andes. EL ENFRENTAMIENTO ENTRE FRANCISCO PIZARRO Y DIEGO DE ALMAGRO Y LA CRISIS DE GOBIERNO Como ya se ha señalado, la rivalidad entre Francisco Pizarro y Diego de Al- magro databa de la Capitulación de Toledo de 1529, que otorgaba derechos exclusivos a Pizarro para otorgar encomiendas y mercedes a quienes él con- siderara, en premio por su participación en la conquista y pacificación de los nuevos territorios. La incorporación al proyecto de conquista, a partir del tercer viaje, de Hernando, Juan, Gonzalo Pizarro, y Martín de Alcántara, her- manos paternos y materno de Francisco Pizarro, respectivamente, así como de un número grande de parientes, vecinos y amigos suyos de la ciudad de Trujillo en España, generó suspicacia y recelo, particularmente en Almagro, surgiendo la percepción de la existencia de dos bandos de conquistadores con intereses enfrentados, pizarristas y almagristas, siendo los primeros los más favorecidos y los segundos los desplazados. Luego de la toma de Cajamarca en noviembre de 1532, en la que Diego de Almagro no participó y por lo tanto no se benefició del rescate dado por el Inca, con el establecimiento de las primeras ciudades y los repartos de enco- miendas, Almagro buscará establecer su propio espacio de influencia y poder en la conquista de los Andes. En 1534 la corona española firma tres capitula- ciones, que buscan dar mayor precisión a la firmada con Francisco Pizarro en 1529. En el caso particular de Almagro, se le otorga la gobernación de Nueva Toledo, una jurisdicción ubicada al sur de la gobernación de Nueva Castilla, perteneciente a Pizarro, y cuya frontera no quedó definida de forma precisa. Almagro partiría inmediatamente a la conquista de su gobernación, en cali- dad de adelantado, pero el fracaso militar de su empresa y la poca riqueza en- contrada en Chile motivó su regreso al Cusco en 1537. A su llegada al Cusco, Almagro encontró una ciudad en plena recupe- ración debido al caos generado por la rebelión de Manco Inca, miembro de la panaca cuzqueña que inicialmente había sido proclamado inca y entre 1533 y 1535 había colaborado con estos en la pacificación del territorio, pero que entre 1536 y 1537 había organizado una revuelta que sitió la ciudad del Cusco, y en cuya defensa murió Juan, uno de los hermanos Pizarro. Si bien Gonzalo y Hernando Pizarro, que estaban al frente de la defensa y manejo del Cusco, terminaron por develar la amenaza de Manco Inca, en 1537 su po- sición era débil. Esto fue aprovechado por Almagro, quien tomó la ciudad y HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 36 la proclamó capital de la Gobernación de Nueva Toledo bajo su jurisdicción, dando inicio a la primera etapa de las guerras civiles entre los conquista- dores. Entre 1537 y 1542, pizarristas y almagristas se enfrentaron de forma constante, obteniendo victorias parciales. Como resultado, Diego de Alma- gro fue derrotado y tomado prisionero en 1538 en la batalla de Salinas y eje- cutado poco tiempo después, en julio de ese año, por orden de Hernando Pizarro. Posteriormente, luego de algunos años de preeminencia pizarrista, un grupo de almagristas liderados por Juan de Rada y Diego de Almagro el Mozo, hijo del conquistador Almagro, organizaron una revuelta y tomaron el palacio de la gobernación en la ciudad de Lima, dando muerte al gober- nador Francisco Pizarro en junio de 1541, y junto con él a su hermano Mar- tín de Alcántara (fig. 3). La inestabilidad política generada por las disputas entre los conquista- dores entre 1537 y 1541, con el consiguiente despliegue militar, tuvo un terri- ble impacto social, demográfico, económico y político, y acabó con la vida de figuras claves del gobierno español en el Perú. El frágil equilibrio político al- canzado en torno a la figura del gobernador hizo que el funcionamiento de un gobierno sustentado en las elites locales representadas en los cabildos y encomiendas fuese puesto en cuestionamiento por parte de la Corona. Es por eso que, ante las noticias de la guerra civil entre los conquistadores del Perú, la corona decidió en 1540 nombrar al licenciado Cristóbal Vaca de Cas- tro, como segundo gobernador del Perú, en reemplazo de Francisco Pizarro. Cuando se encontraba camino al Perú tuvo noticias del asesinato de Pizarro, por lo que a su entrada a Lima en junio de 1542 asumió el poder y emprendió la lucha contra los almagristas, a quienes derrotó en la región de Ayacucho, en la batalla de Chupas, en septiembre de 1542. Vaca de Castro no solo asu- mió con éxito el restablecimiento de la autoridad monárquica en el territo- rio, dando captura y ejecutando a Diego de Almagro el Mozo en el Cusco, en noviembre de 1542, sino que procedió a revisar el funcionamiento de los ca- bildos de las ciudades fundadas hasta la fecha y las características e idonei- dad de las encomiendas otorgadas, preparando el camino para la aplicación de las reformas y nuevas medidas políticas que serían aprobadas por la co- rona española entre los años 1542 y 1543. Lima aparecía en dicho plan como la ciudad desde la cual la autoridad monárquica proyectaba su gobierno, pa- cificaba el territorio y construía una interacción en torno al ejercicio de un poder, en el que autoridades, oficiales reales, elites locales y población gene- ral participaban y negociaban espacios dentro del modelo político. CREACIÓN DEL VIRREINATO DEL PERÚ: INSTITUCIONALIDAD POLÍTICA, FUNCIONAMIENTO LOCAL Y CONFLICTO Como parte de una política general de la corona española de abolir la per- petuidad de las encomiendas y replantear el manejo político y económico en Historia del virreinato peruano. Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII 37   Virrey Autoridad política, militar y administrativa, representante del rey en el territorio de su nombramiento. Presidía la Audiencia Real de su jurisdicción, aunque sus funciones principales giraban en torno al manejo fiscal y defensa del territorio.   Audiencia Corte superior de justicia, encargada de casos civiles y criminales. A sus responsabilidades judiciales se sumaban funciones legislativas, de gobierno y consultivas. Era la máxima instancia de justicia en su jurisdicción, y estaba integrada por un presidente, un número variable de oidores, alcaldes del crimen, alguacil mayor, entre otros miembros.   Corregimiento Llamado corregimiento de indios o gobernación, fue una jurisdicción administrativa y territorial a cargo de un corregidor, quien se encargaba del gobierno y administración de justicia en su provincia, así como del manejo de las reducciones indígenas, cobro de tributo y mita y temas de defensa.   Oidor Juez miembro de la Audiencia, encargado de administrar justicia en los territorios bajo su jurisdicción. Desempeñaban también funciones políticas y administrativas, así como de gobierno, a excepción del caso de las audiencias ubicadas en las capitales del virreinato, Lima y México, en donde esa función de gobierno la ejercía el virrey. sus territorios en América, la promulgación de las Leyes Nuevas el 20 de no- viembre de 1542 por el monarca Carlos I significó el nacimiento del Virrei- nato del Perú, y en torno a él sus instituciones políticas más importantes: virrey, audiencia y corregimiento. A partir ese momento, y en las décadas siguientes, la corona española determinó que las gobernaciones de Nueva Castilla, Tierra Firme, Nueva Toledo, Popayán, Quito, Río de la Plata y Chile, entre otras, quedaran comprendidas bajo el nuevo virreinato creado, en un territorio que abarcaba desde Panamá hasta Tierra del Fuego (Chile). La Ciudad de los Reyes (Lima) quedaba constituida como su centro, y en ella debía residir un virrey y una audiencia real, que para esa etapa inicial quedaba conformada por cuatro oidores letrados y presidida por el virrey, quien asumía así el gobierno político, administrativo, económico y militar, mientras que la audiencia debía resolver las causas criminales y civiles y ad- ministrar justicia. Además de la audiencia de Lima, existía ya en el territorio del virreinato una audiencia previamente establecida en Panamá (fundada en 1538), a la que en las décadas siguientes se sumarían las de Santafé de Bo- gotá (1548), Charcas (1559), Quito (1563), Concepción (1565) y Santiago (1609) (fig. 4). Así, a lo largo del siglo XVI el virreinato peruano quedó dividido en distritos judiciales y de gobierno, en los que, a excepción de la Audiencia de Lima, en donde el virrey era el presidente y además asumía el gobierno di- recto del territorio comprendido en ella, cada audiencia cumplía funciones de justicia y de gobierno, constituyéndose en actores políticos fundamenta- les. Si bien la figura política del virrey aparecía como poderosa y con gran ca- pacidad de acción, en su calidad de representante del rey en los territorios Figura 3.  «Pizarro Assassinated in his palace», grabado impreso de 1789. Colección de la John Carter Brown Library. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 38 Consulado   Gremio de poderosos mercaderes que participaban de forma exclusiva del monopolio comercial entre la corona española y sus territorios americanos, a través del manejo de las rutas marítimas. Además, representaba los intereses e inversiones de ricos comerciantes y administraba justicia en casos comerciales. americanos, en la práctica su injerencia real se circunscribía a los límites de la Audiencia de Lima, donde residía y de la cual era presidente. En el resto de audiencias, el gobierno político y administración de justicia recaía en la pro- pia audiencia y sus oidores, quienes ejercían su autoridad y poder en el terri- torio. Allí la figura y autoridad del virrey era simbólica. El nombramiento de Blasco Núñez de Vela como primer virrey del Perú y su entrada a la ciudad de Lima en mayo de 1544 marcaron el inicio de un pro- tocolo de asunción del poder político, en donde las formas y alegorías sim- bólicas en torno al recibimiento representaban dinámicas de poder, posibles alianzas y futuros enfrentamientos. Las máximas autoridades de la ciudad, empezando por el saliente gobernador de Nueva Castilla, Cristóbal Vaca de Castro, el entonces obispo de Lima, Gerónimo de Loayza, los oidores de la Real Audiencia de Lima, y el alcalde y regidores del cabildo de la ciudad estu- vieron presentes en los agasajos y honores públicos al primer virrey del Perú, al igual que la población de la ciudad. Pese a ello, los primeros años del or- den virreinal peruano estarían marcados por enfrentamientos abiertos en- tre los funcionarios monárquicos que buscaban asumir el gobierno y poder político en el territorio, y los conquistadores y sus descendientes, los llama- dos beneméritos, quienes se habían convertido en la elite política local que ostentaba puestos como alcaldes y regidores en los cabildos de las ciudades, así como mercedes, encomiendas, negocios y preeminencias que buscaban mantener y defender. El poder de la monarquía, a partir de la promulgación de las Leyes Nue- vas de 1542 y el establecimiento de una institucionalidad política en torno a la figura del virrey, las audiencias y los corregimientos, entró en interacción con diversas instituciones políticas y religiosas locales, entre ellas las auto- ridades detrás de los numerosos obispados (Cuzco en 1538; Lima en 1541; Arequipa, Huamanga y La Paz en 1609, Trujillo en 1616, entre otros) y dos arzobispados establecidos en el virreinato (Lima en 1548 y La Plata o Char- cas en 1611), el Tribunal de la Inquisición (1568), y el poderoso Consulado de Lima (1613). La primera década del funcionamiento del virreinato peruano, sin em- bargo, estuvo enmarcada por luchas políticas y militares que sumergieron a las regiones en una guerra civil en la que el grupo encomendero cues- tionó la validez de las medidas de gobierno y reformas políticas planteadas por el monarca. Entre 1544, año de la llegada del primer virrey Blasco Núñez de Vela y 1554, año de la derrota, apresamiento y posterior ejecución de Francisco Hernández Girón en la plaza de armas de Lima, se sucedieron hechos dra- máticos como la movilización política y militar de encomenderos y miem- bros de los cabildos de las ciudades en oposición a las medidas del monarca, la presión sobre la Real Audiencia de Lima que reconoció como gobernador del Perú a Gonzalo Pizarro (1544), la derrota militar y muerte de Núñez de Vela a manos del ejército de Gonzalo Pizarro (1546), el nombramiento por Historia del virreinato peruano. Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII 39 Figura 4.  Virreinato del Perú ca. 1650, indicando las jurisdicciones territoriales de sus audiencias reales. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 40 parte de la corona del religioso Pedro de la Gasca como gobernador del Perú y presidente de la Audiencia de Lima y su llegada al territorio (1547), y la cam- paña de negociación y pacificación de la Gasca frente a los encomenderos, que tuvo como resultado la derrota y ejecución de Gonzalo Pizarro en 1548 (figs. 5 y 6). El rol de Lima, sede de la Real Audiencia, había sido fundamental en es- tos años de crisis. El bando rebelde encabezado por Gonzalo Pizarro buscó legitimar su posición y forzó su reconocimiento como gobernador de Nueva Castilla por parte de los oidores afincados en la urbe, controlando la ciu- dad y a sus vecinos con la fuerza del temor y las armas. Pedro de la Gasca, por su parte, en su calidad de gobernador y enviado por Carlos I para res- tablecer el orden, entendió que Lima era clave como espacio de apoyo y lu- gar desde dónde llevar a cabo su estrategia de negociación e imposición de la autoridad monárquica. Desde antes de su ingreso a la ciudad, en su cali- dad de presidente de la Audiencia, dirigió cartas a los oidores y vecinos más notables ofreciéndoles perdones, licencias y mercedes para asegurar su par- ticipación en el bando realista. Con el paso de las décadas, y en pleno fun- cionamiento del orden virreinal y las negociaciones políticas propias de un modelo político equilibrado, Lima se convirtió en corte de poder y escena- rio visible de la autoridad de la monarquía española proyectada a sus terri- torios en Sudamérica. Figura 5.  «Prisión del Virrey Blasco Nú ñez de Vela», en Juan Bautista Verdussen, 1728, Colección de la John Carter Brown Library. Figura 6.  «Gonzalo Pizarro be- headed at Cuzco», 1785, Colec- ción de la John Carter Brown Library. Historia del virreinato peruano. Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII 41   Tribunal de la Inquisición Institución que formaba parte de la monarquía española, encargada de vigilar el cumplimento del dogma católico, el buen comportamiento de la población en torno a las prácticas propias de la iglesia y castigar toda amenaza o práctica contraria a los principios de la fe, como la herejía y el protestantismo.   Alcaldes ordinarios Dos autoridades miembros del cabildo, elegidos anualmente por los vecinos de la ciudad, encargados en temas de justicia y administración de la ciudad.   Procurador general Persona contratada por el cabildo para estar presente en la corte en Madrid, ante el monarca, y promover y negociar determinadas mercedes y privilegios en beneficio de la ciudad y sus vecinos.   Barroco Estilo cultural y artístico de los siglos XVII y XVIII en donde las formas y palabras se expresan de forma exuberante y vistosa, generando un gran impacto en quien las observa o está atento de ellas. LA CIUDAD DE LOS REYES DEL PERÚ, CORTE Y SÍMBOLO DEL PODER MONÁRQUICO Hacia la segunda mitad del siglo XVI Lima se había convertido ya en ciu- dad y corte del virreinato peruano. Era lugar de la residencia permanente de los virreyes y los numerosos miembros de sus casas, de la Real Audien- cia y los altos funcionarios que formaban parte de ella, cabeza de uno de los dos arzobispados de la región (el otro ubicado en Charcas, en el Alto Perú), del Tribunal de la Santa Inquisición, de la Universidad de Lima (1551), y sede provincial de numerosas órdenes religiosas, monasterios y conventos. Sec- tores ennoblecidos afincados en la ciudad, beneméritos descendientes de los primeros conquistadores, comerciantes de la ruta atlántica, profesionales, artesanos y especialistas en distintos oficios, formaban todos parte de una sociedad local activa política, social y económicamente, que defendía sus es- pacios de acción y negociación con la corona. La ciudad contaba hacia 1619 con una población de 24.902 habitantes. Una de las instituciones desde donde el poder de los grupos locales se hizo sentir fue el cabildo, al gozar Lima, a diferencia de Ciudad de México y otras urbes hispanoamericanas de la época, del privilegio de no tener corregi- miento, es decir, estar libre de la presencia de un funcionario monárquico que tomara decisiones sobre el gobierno local. Por el contrario, las autori- dades locales como los alcaldes ordinarios y regidores tenían el poder, ca- pacidad de gestión y voz para resolver y decidir sobre asuntos propios de la ciudad. Una voz que, además, no se limitaba a negociar con los funcionarios locales de la corona, sino que logró una presencia activa a través de los pro- curadores generales enviados a la Corte Real de Madrid, elegidos y pagados por el cabildo de Lima para promover la obtención de mercedes y privilegios para la ciudad en general y para algunos de sus vecinos en particular. La interacción entre el virrey, los miembros de la audiencia, los fun- cionarios reales, los miembros del cabildo y diversos sectores de la elite y población local podría ser conflictiva o colaboradora, pero constante y per- manente, en espacios públicos y privados de la ciudad de Lima, siguiendo protocolos, ceremoniales y simbologías expresadas al máximo dentro de la cultura del barroco. Uno de los actos más importantes era la entrada del virrey a la ciudad de Lima, símbolo de la relación recíproca a establecerse entre el gobernante y sus súbditos, quienes lo esperaban con mucha expec- tativa por la posibilidad de obtener mercedes y puestos. Hasta 1581 los virre- yes habían navegado por mar de Panamá hasta Paita, y de allí por tierra hasta Lima, entrando por Carabayllo o por el entonces llamado camino de Trujillo. En ese año, Martín Enríquez, sexto virrey del Perú, inauguró la ruta marí- tima directa de Panamá al Callao. Los preparativos para el ingreso de los virreyes a Lima corrían por cuenta del cabildo de la ciudad, y se inauguraban con la ceremonia del be- samanos en el puerto del Callao. Mientras tanto, la ciudad de Lima quedaba HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 42 Hacha   Vela de cera, grande y gruesa, de forma por lo común de prisma cuadrangular y con cuatro pabilos, o mechas, por donde se enciende. Entrada bajo palio   Privilegio de ingresar bajo un dosel de tela sostenido por postes, en señal de autoridad y preeminencia de la autoridad monárquica. Su uso era exclusivo del rey, y pese a expresas prohibiciones, su uso se extendió en América a los virreyes, en su ingreso a las ciudades. Auto de fe   Ceremonia pública organizada por el Tribunal de la Inquisición, en donde se decretaban y llevaban a cabo castigos de diverso tipo a personas procesadas por transgresiones contra la fe católica. adornada por luminarias en las calles con dirección a la plaza de armas, en donde se concentraban los vecinos notables de la ciudad, muchos de ellos a caballo y portando hachas, y la población en general. En muchos casos, el vi- rrey, vestido con sus mejores ropas y montando a caballo, se dirigía al límite de ingreso a la ciudad, bajo palio, acompañado de arcabuceros y alabarderos, así como miembros importantes de su corte y las autoridades que lo iban a recibir al Callao. Su recibimiento estaba formado por los alabarderos y la in- fantería del virreinato, en uniforme de gala, así como una autoridad desig- nada para dar lectura al discurso oficial de bienvenida y toma de juramento. Una vez que el virrey prometía solemnemente mantener y preservar los fue- ros de la ciudad, las puertas del vistoso e imponente arco triunfal quedaban abiertas para su ingreso como gobernante del territorio. En su recorrido de entrada era acompañado por las autoridades de la ciudad, así como por com- pañías de indios, negros y mulatos arcabuceros vestidos a la usanza espa- ñola (fig. 7). Para el siglo XVII, la importancia, opulencia y poder de Lima como me- trópolis quedaba evidenciada por la suntuosidad de los preparativos para re- cibir a sus virreyes. Los poderosos comerciantes de la ciudad, miembros del Tribunal del Consulado, asumían los gastos, los arcos de triunfo aumenta- ban, apuntalados con barras de plata y ubicados en diversas calles de la ciu- dad, y los hombres de la ciudad, con sus mejores vestidos, se volcaban a las calles en procesión, mientras las mujeres seguían los festejos discretamente a través de balcones y ventanas. Las celebraciones duraban hasta dos sema- nas, e iban acompañadas de corridas de toros, torneos diversos, representa- ciones teatrales y festejos populares. A lo largo de un año, las diversas fiestas, celebraciones y ceremonias pú- blicas llevadas a cabo en la ciudad de Lima representaban el espacio en el que la autoridad y la sociedad local manifestaban simbólicamente su relación, y las diversas autoridades e instituciones marcaban sus espacios. Desde la forma de vestir, los instrumentos, armas e insignias de poder que se por- taban, hasta el lugar asignado, todo formaba parte de una cuidadosa para- fernalia, que al no ser cumplida con precisión podía evidenciar o generar situaciones de conflicto y desequilibrio en las relaciones de poder y nego- ciación política. Las fiestas de la Cruz, de San Juan, el Corpus Christi, y las fiestas patronales eran el escenario en el que el espectáculo del barroco rea- firmaba un balance en las relaciones sociales y políticas. Las conmemoracio- nes por el nacimiento de príncipes e infantes, bodas y bautizos de miembros de la casa real, o exequias fúnebres de reyes y reinas, involucraban a una po- blación inmersa en el ritual del poder y el orden. Los sonidos se diferencia- ban a través de formas particulares en el repique de campanas, disparos de armas de fuego y cañones, y la pirotecnia que acompañaba con luces el len- guaje de un poder legitimado, pero también en disputa y negociación. Otra de las ceremonias públicas más dramáticas por su contenido sim- bólico del poder religioso y terrenal fue el auto de fe. Desde la creación del Historia del virreinato peruano. Virreyes y redes de poder en los siglos XVI-XVII 43 Tribunal de la Inquisición del Perú en 1568, y su instalación en la ciudad de Lima en 1570, hasta su abolición en 1820, en la ciudad de Lima se llevaron a cabo 28 autos de fe, siendo el despliegue de autoridades y sus posiciones en la ceremonia uno de los aspectos más importantes de cada acto, más allá de los procesados y los castigos a impartir (fig. 8). La figura del virrey y su rela- ción con las autoridades reales y eclesiásticas era medida en esta manifes- tación pública, en detalles como el lugar que ocupaba (al centro, junto a los inquisidores generales, o detrás de ellos), su llegada a caballo, junto a su corte Figura 7.  1716, ingreso bajo palio de Diego Morcillo, arzobispo de Lima y virrey del Perú a la ciudad de Potosí, Museo de América, Madrid. Figura 8.  Siglo XVII, auto de fe en Lima, en el Museo de la Inquisición, Lima. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 44 y guarda, o a pie, sin acompañamiento, como persona particular. Las relacio- nes entre virreyes e inquisidores no fueron necesariamente armoniosas, y eso quedó plasmado en las ceremonias de auto de fe, desencadenando crisis políticas como la de la propia excomunión del virrey por parte de las autori- dades inquisitoriales, como el caso del virrey conde del Villar en 1589, deri- vado de sucesos en torno al auto de fe de 1587. La autoridad de la monarquía y las formas de poder establecidas en el vi- rreinato peruano entre los siglos XVI y XVII se sustentaron en negociaciones constantes entre actores políticos que buscaron formas equilibradas y de mutuo beneficio en el gobierno de los territorios. Lima constituyó el centro y corte de la autoridad virreinal cuya legitimidad se fortalecía a través de las ceremonias públicas en sus plazas y calles, con la presencia de diversos gru- pos de la población que encontraban en lo ritual una forma de entender diná- micas de poder y convivencia en una realidad política negociada. REFERENCIAS ANDRIEN, Kenneth J.: Crisis y decadencia. El virreinato del Perú en el siglo XVII. Lima: Banco Central de Reserva del Perú/Instituto de Estudios Peruanos, 2011, pri- mera versión digital del 2020, https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/li- bros/2020/crisis-y-decadencia-el-virreinato-del-peru-en-el-siglo-xvii.pdf. BAKEWELL, Peter: «La maduración del gobierno del Perú en la década de 1560», His- toria Mexicana, vol. XXXIX, nº 1, 1989, pp. 41-70. BERTHE, Jean-Pierre y CALVO, Thomas (eds.): Administración e imperio. El peso de la monarquía hispana en sus Indias (1631-1648). Michoacán: El Colegio de Michoa- cán, 2011. 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Entre ellos estaba el de los Límac, en cuyas tierras se fundó la ciudad de Lima (consultar unidad didáctica I). El viejo Taulichusco que era el curaca de los Límac en ese momento, recibió al conquistador Francisco Pizarro y su gente en son de paz y de acuerdo con la costumbre les ofreció comida y gente. Taulichusco debió considerar que la alianza que estaba es- tableciendo con Pizarro le significaría una serie de exigencias, tal como ha- bía sucedido con los incas, pero que se le permitiría mantener el control OBJETIVOS ► � Conocer lo sucedido con la población indígena del valle del Rímac luego de la fundación de Lima. ► � Entender la diversa procedencia de la población indígena que residía en la ciudad. ► � Conocer la activa participación de la población indígena en las activida- des urbanas. ► � Analizar el proceso de aprendizaje de las leyes e instituciones coloniales de los indios que residían en la ciudad. ► � Comprender el éxito que llegaron a alcanzar al conseguir residir legal- mente en Lima.   Curaca Voz quechua que significa el primero o el mayor entre todos los de su agrupación. El curaca era el jefe político y administrativo del ayllu (forma de comunidad tradicional en los Andes). También se le denominaba cacique (vocablo antillano que se hizo extensivo a todos los jefes étnicos en la América española). Debido a su autoridad, tenían derecho a poseer tierras y ganado de carácter privado, y acceso a pastos de la comunidad. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 48 sobre su gente y sus recursos. En los hechos, Pizarro exigió mucho más de lo esperado. Para empezar, pidió que el curaca le cediese las tierras donde se debía fundar la ciudad. La pérdida de parte de sus mejores tierras de cul- tivo fue solamente el inicio del drama que los Límac debieron vivir pues pronto fueron desalojados del lugar y los españoles, ahora vecinos de la ciu- dad, recibieron del cabildo solares urbanos y tierras en su campiña para cha- cras y heredades. Poco tiempo después, los Límac fueron trasladados a unas tierras deno- minadas Chuntay, en el límite noroeste de la ciudad. El traslado afectó con- siderablemente el poder del curaca que en gran medida descansaba en el control de la bocatoma del río que le permitía distribuir el agua, recurso al- tamente valorado en la costa debido a la escasez de lluvias y que fue una de las razones por las que Pizarro decidió establecer la ciudad en esa zona (con- sultar unidad didáctica I). Para 1555, Taulichusco y Guachinamo, su sucesor, habían muerto y los había reemplazado don Gonzalo, hijo del primero. La situación de don Gon- zalo como curaca gobernador fue asimismo muy difícil debido a la drástica caída demográfica de la población indígena de la costa producto tanto de las enfermedades traídas por los españoles así como del abandono de la región por gran parte de sus indios debido a la obligación de entregar un tributo, que les era cada vez más oneroso por la pérdida de sus tierras y la gran difi- cultad que tenían para hacer producir las que todavía les quedaban debido a la escasez permanente de agua. Por esa razón, don Gonzalo hizo llegar una carta al rey en la que se quejaba amargamente de que, a pesar de todas las contribuciones que habían hecho y de que buena parte de sus tierras les ha- bían sido tomadas para la fundación de la ciudad, sus indios eran obligados a la entrega del tributo, lo que no estaban en condiciones de poder cumplir de- bido a la pobreza en la que se hallaban. En 1557, dos años después de que don Gonzalo escribiese la carta, los Lí- mac sufrieron una segunda reubicación. Esta vez, fueron trasladados al valle de la Magdalena a media legua (aproximadamente 3 km) al oeste de la ciu- dad, junto con la población de los curacazgos de Guatca, Malanca, Amancaes y Guala, también situados en el valle del Rímac. Este proceso de concentra- ción de los indios en un solo espacio dio origen a la primera reducción in- dígena en el valle, que se llamó Santa María Magdalena de Chacalea (hoy distritos de Pueblo Libre y Magdalena del Mar). Otros curacazgos del valle como Sulco, Lati y Carabayllo atravesaron el mismo proceso, pero a partir de la década siguiente. El traslado de los Límac al pueblo de la Magdalena muestra que las auto- ridades en lugar de prestar atención a los reclamos del curaca, hicieron que su situación se tornara todavía más insostenible. De esta manera, la balanza se inclinó a favor del proyecto colonial que buscaba hacer de Lima una ciu- dad de españoles (consultar unidad didáctica II). Paralelamente a este hecho, comenzó a cobrar mayor peso una posición que consideraba que los indios y La población indígena en la Lima virreinal 49   Mita Significa turno en quechua. Fue un sistema de trabajo obligatorio que debían realizar los varones entre 18 y 50 años en la región andina. Su origen se remonta al periodo incaico, cuando consistía en una fuerza de trabajo rotativa utilizada en el desarrollo de obras públicas estatales tales como la construcción de centros administrativos, templos, acueductos o puentes, entre otros. Durante el periodo colonial, el virrey Toledo la transformó en una de forma de trabajo obligatoria, destinada principalmente a la agricultura, ganadería y minería (Potosí y Huancavelica). los españoles debían vivir separados. Los primeros debían residir en pueblos construidos especialmente para ellos, donde aprendiesen a vivir en orden (policía) y pudiesen ser evangelizados. Por otro lado, a los españoles, como se- res políticos, les correspondía residir en las ciudades. LOS INDIOS DE LA CIUDAD: RELACIONES SOCIALES Y ACTIVIDADES ECONÓMICAS Para los tratadistas españoles los indios no eran seres políticos, su patrón de asentamiento disperso, la carencia de leyes escritas y la «tiranía» de sus gobernantes eran indicadores de que desconocían cómo «vivir en policía», es decir en orden. En consecuencia, debían residir fuera de la ciudad, en sus propios pueblos, donde aprendiesen a vivir en orden y doctrina. Los que es- taban obligados a trasladarse a la ciudad para cumplir con la mita de plaza debían tener una estancia temporal acorde con el tiempo que durase el ser- vicio a realizar. La idea era que la población indígena de la ciudad fuese una población rotativa. Es decir, que por turnos (mita) llegase a la ciudad, pres- tase servicio en las casas, huertas, chacras de los españoles y terminado su tiempo de servicio regresase a su pueblo y fuese reemplazada por otro con- tingente similar. Con las medidas dadas por el virrey Francisco de Toledo (1569-1581) (fig.  1) la separación física y legal de españoles e indios quedó establecida formalmente. Cada población en su propio espacio, con su propio cuerpo de leyes y sus autoridades civiles y eclesiásticas. En la práctica el proyecto tole- dano no prosperó, ya que entre los pobladores de la ciudad hubo indígenas residiendo de manera permanente. Estos indios participaban activamente en la vida religiosa de la ciudad, por lo que estaban registrados en las parro- quias de españoles donde recibían los sacramentos. A inicios del siglo XVII, la población indígena de Lima era mayoritaria- mente inmigrante (95%), joven (30%) y provenía de los pueblos de indios, pues tan solo el 28% venía de una ciudad o pueblo de españoles. Asimismo, estaban dedicados a diversas tareas económicas. Las mujeres jóvenes y sol- teras estaban dedicadas principalmente al servicio doméstico, mientras que las casadas solían vender productos en las plazas de la ciudad. En cambio, para los varones la oferta de trabajo era mayor, se dedicaban al trabajo en las chacras de los valles circundantes y a las labores artesanales, siendo po- cos los varones adultos dedicados al servicio doméstico. Lo interesante es que, en el caso de los niños y jóvenes varones, tanto de aquellos que habían llegado de manera forzada como de los que habían llegado solos o traídos por sus padres, la mayor parte utilizaba el servicio doméstico como puerta de entrada para establecerse en Lima. Luego de unos años, dependiendo de la edad en la que hubiesen llegado, optaban por ingresar a aprender un ofi- cio artesanal. HISTORIA, PATRIMONIO E IDENTIDADES 50 En el caso de las niñas la posibilidad de cambiar su estatus social era mucho más limitada y, por lo general, sucedía con el matrimonio. Las muje- res indígenas que vendían productos en las plazas de la ciudad, así como las más afortunadas que eran dueñas de chicherías y pulperías contaban con el apoyo económico y laboral de sus parejas (consultar unidad didáctica V). Es- tos negocios eran en realidad empresas familiares que las mujeres adminis- traban junto con sus maridos. Los migrantes que llegaban a la ciudad siendo adultos solían trabajar en las mismas labores que habían realizado en su