Cambios sociales en el Perú 1968-2008 Orlando Plaza (coordinador) © Orlando Plaza (coordinador) De esta edición: © Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012 Av. Universitaria 1801, Lima 32 - Perú Teléfono: (51 1) 626-2650 Fax: (51 1) 626-2913 feditor@pucp.edu.pe www.pucp.edu.pe/publicaciones Cuidado de la edición, diseño de cubierta y diagramación de interiores: Fondo Editorial PUCP Primera edición Centro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas (CISEPA), octubre de 2009 Segunda edición, marzo de 2012 Tiraje: 500 ejemplares Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores ISBN: 978-9972-42-993-4 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2012-03819 Registro de Proyecto Editorial: 31501361200248 Impreso en Tarea Asociación Gráfica Educativa Pasaje María Auxiliadora 156, Lima 5, Perú UNA POBLACIÓN DIFERENTE: CINCO DÉCADAS DE CAMBIO DEMOGRÁFICO Carlos Eduardo Aramburú En este breve artículo presentamos la dinámica demográfica de la población peruana en las últimas cinco décadas. Los cambios poblacionales son claves para entender la dinámica socioeconómica en cualquier periodo de nuestra historia, pues son a la vez causa y consecuencia de esta. Sin embargo, puede afirmarse que, al igual que el siglo XVI, el siglo XX, en especial la segunda mitad, presenta cambios demográficos que por su magnitud y velocidad son particularmente relevantes para entender las transformaciones sin precedentes que ocurren en la sociedad peruana en los últimos cincuenta años (Aramburú & Bustinza, 2000). Así como el siglo XVI implicó el descalabro demográfico de la sociedad prehispánica como consecuencia de nuevas enfermedades y la desarticulación del Estado inca (Sánchez Albornoz, 1973), el siglo XX estuvo marcado por el signo opuesto: la explosión demográfica y una rápida urbanización. 1. La explosión poblacional Aunque algunos autores sostienen que la recuperación demográfica se inicia a fines del siglo XIX y que la tasa de crecimiento era ya de 2,2% entre los censos de 1940 y 1961 (Varillas & Mostajo, 1990), es en las décadas de 1960 y 1970 cuando la población alcanza sus mayores niveles de crecimiento con tasas de 2,9% y 2,7%, respectivamente (véase el cuadro 1). En términos absolutos, recién en la década de 1980 la población peruana registra su mayor crecimiento, con un incremento de más de 420 000 personas por año. A partir de los noventa, el crecimiento absoluto disminuye, y se ubica por debajo de las 400 000 personas por año en la última década. Es de notar que la tasa de crecimiento ya venía cayendo desde los años setenta, pero por la inercia demográfica esto se refleja en los números absolutos solo unas dos décadas después. Cambios sociales en el Perú 1968-2008 56 El hecho básico es que, en tan solo 46 años (de 1961 a 2007), la población peruana casi se triplica pasando de 10,2 a 28,2 millones de peruanos. Como veremos más adelante, este crecimiento se concentra principalmente en las áreas urbanas. Este es el telón de fondo para explicar los desfases, retos y demandas insatisfechas que una población que explosiona impone sobre las estructuras políticas, sociales y económicas del país. Cuadro 1 Población total, tasa de crecimiento anual e incremento anual promedio Censo Población total* Tasa anual Incremento anual 1961 10 217 500 1972 13 954 700 2,9 339 745 1981 17 754 800 2,7 422 311 1993 22 639 400 2,0 407 050 2007 28 220 700 1,6 398 664 * Fuentes: INEI. Censos de Población y Vivienda de 1961, 1972, 1981, 1993 y 2007 2. La urbanización Una segunda dimensión básica de la dinámica poblacional es la distribución urbano/rural. Como apreciamos en el cuadro 2, en la segunda mitad del siglo XX asistimos a un acelerado proceso de urbanización. A inicios de la década de los sesenta, el Perú era aún una sociedad predominantemente rural con casi el 53% de sus habitantes viviendo en el campo (recordemos que en 1940 casi el 70% de la población era rural); en 1972 la población urbana era casi el 60% de la población total, y según el último censo, el 76% de los peruanos reside en localidades urbanas1. Es importante destacar que es la década de los sesenta en la que la población se urbaniza en forma más rápida con tasas por encima del 5% anual. El resultado es que la población de las ciudades se cuadriplica en poco menos de cinco décadas, cambiando el rostro rural de la sociedad peruana por primera vez en su historia milenaria hacia lo urbano como forma predominante de convivencia. Por tanto, no solo el crecimiento poblacional sino, específicamente 1 Las definiciones censales de «urbano» consideran localidades con cien o más viviendas contiguas y todas las capitales de distrito, cualquiera que sea su tamaño. Esta definición sin duda sobrestima el peso de la población urbana; pero, en tanto se ha respetado esta definición en todos los censos analizados, la tendencia es inequívoca. Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 57 la explosión urbana, es el proceso de fondo con el cual se deben entender las transformaciones económicas, políticas y sociales de la sociedad peruana en los últimos cincuenta años. En cuanto a la población rural, es incorrecto asumir que esta disminuyó en las décadas pasadas. En realidad, siguió creciendo solo que a tasas muy inferiores a la urbana. Es así que entre 1961 y 2007 la población rural aumentó en poco más de 1,4 millones de personas. Cabe notar, sin embargo, que, en el último periodo intercensal, la población rural parece haberse estancado pues su tasa de crecimiento fue de solo 0,02% anual. Cuadro 2 Distribución urbana rural Censo Población urbana % Población rural % Tasa de crecimiento 1961 4 698 178 47,4 5 208 568 52,6 Urbana Rural 1972 8 058 495 59,5 5 479 713 40,5 5,1 0,5 1981 11 091 923 65,2 5 913 287 34,8 3,6 0,8 1993 15 458 599 70,1 6 589 757 29,9 2,8 0,9 2007 20 810 700 75,9 6 608 594 24,1 2,1 0,02 Fuente: INEI (2008a: 13-14)2 3. La transición demográfica Los principales determinantes del crecimiento poblacional en estas cinco décadas han sido la mortalidad y la fecundidad. La migración ha sido un fenómeno que ha afectado solo a la redistribución interna de la población hasta fines del siglo XX. En la última década, la emigración internacional ha adquirido dimensiones crecientes y ha contribuido a hacer más lento el crecimiento demográfico reciente. El último censo (octubre de 2007) registra 704 764 hogares con miembros que residen permanentemente fuera del país, lo que equivale al 10,4% del total de hogares censados (6 755 361 hogares). Este dato, aunque aproximado, pues no recoge el periodo de referencia ni toma en cuenta hogares completos que hayan emigrado, ni hogares que tienen más de un miembro residiendo en el extranjero, puede considerarse el número mínimo de emigrantes internacionales. 2 Véanse el cuadro 1.3 y el gráfico 1.2. Cambios sociales en el Perú 1968-2008 58 Como se aprecia en el cuadro 3 y en el gráfico 1, la transición demográfica peruana ya se había iniciado en 1961. La mortalidad, medida por la tasa bruta de mortalidad (TBM: defunciones por cada 1000 habitantes) desciende de 18/1000 en ese año a 6/1000 en 2007. Es decir, se reduce a la tercera parte en poco menos de cinco décadas. Nótese que el periodo de mayor descenso corresponde a la década de los sesenta. La natalidad, medida por la tasa bruta de natalidad (TBN: nacimientos por cada 1000 habitantes) cae en el mismo periodo a poco menos de la mitad: de 46,5 nacimientos por cada 1000 habitantes en 1961 a 21,4 en el 2007. Nótese asimismo que el periodo de mayor caída en la natalidad se da después de los años ochenta y, especialmente, en la última década. Por ello, los últimos cincuenta años revelan dos etapas de la transición demográfica: la primera caracterizada por el rápido descenso de la mortalidad con una natalidad constante o con descenso moderado (1960-1970), y la segunda caracterizada por un descenso menos pronunciado de la mortalidad y una aceleración en la caída de la natalidad. Ello explica el rápido crecimiento poblacional de los años sesenta y setenta, y la disminución de este crecimiento a partir de los ochenta. Si bien es indudable que el descenso de la mortalidad se debe a políticas públicas de saneamiento y salud (Lastres, 1951), la caída de la fecundidad se inicia mucho antes que los programas oficiales de planificación familiar que datan de mediados de los ochenta. Este es un punto importante, pues la evidencia demuestra que la baja de la fecundidad responde más bien a cambios culturales y sociales, en especial a la mayor educación y oportunidades para la mujer, lo que la lleva a controlar su fecundidad y a un mayor uso de métodos anticonceptivos (Miró & Potter, 1980). Cuadro 3 La transición demográfica peruana TBN TBM Crecimiento* 1961 46,5 18,0 28,5 1970 42,3 14,0 28,3 1980 35,6 9,8 25,8 1990 30,4 7,3 23,0 2007 21,4 6,0 15,4 Fuente: INEI (2002) * Tasas de crecimiento vegetativo; TBN - RBM = crecimiento anual/1000 habs. Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 59 Gráfico 1 La transición demográfica peruana T as as p or m ile s 50 46,5 45 40 35 42,3 35,6 30 28,5 28,3 25 20 18 15 14 10 5 0 25,8 9,8 30,4 23 7,3 21,4 15,4 6 1961 1970 1980 1990 2007 Crecimiento MBT NBT Fuente: INEI. Censos Nacionales de Población y Vivienda 1949, 1961, 1972, 1981, 1993, 2007 INEI (2002) Elaboración propia 4. De los Andes a la costa Otra dimensión clave del proceso poblacional peruano es la distribución por regiones naturales, las que, de manera gruesa, representan también contextos económicos y socioculturales diferenciados. En la segunda mitad del siglo XX, la sociedad peruana no solo pasó de ser rural a urbana, sino de ser andina a ser costera. En 1940, el 65% de la población vivía en la sierra, el 28% en la costa y solo el 7% en la Amazonía. En 1961 se había ya iniciado el proceso de lito- ralización debido fundamentalmente a las migraciones internas. La sierra bajó a albergar el 52% de la población, la costa subió al 39% y la selva incrementó ligeramente su participación en la distribución de la población total con el 9%. En el 2007, estas tendencias redistributivas se han reforzado: la costa alberga al 55% de la población total; la sierra, al 32%; y la selva, al 13% (gráfico 2). En números absolutos, la costa creció de 1,76 millones a 14,97 millones; la sierra, de 4 millones a 7,67 millones; y la selva, de 400 000 a 3,67 millones de habitantes, entre 1940 y el 2007 (INEI, 2008a). Cambios sociales en el Perú 1968-2008 60 Gráfico 2 Evolución de la población censada por región natural (1940-2007) 56,6 65 32 13,4 4439 28,3 52,449,8 34,8 39,7 52,3 46,1 12,810,69,98,76,7 0 10 20 30 40 50 60 70 1940 1961 1972 1981 1993 2007 Costa Sierra Selva Fuente: INEI (2008ª: 15)3 La urbanización y litoralización de la población peruana en las últimas cinco décadas se debe principalmente al crecimiento de las ciudades costeras, en especial Lima. La capital (Lima-Callao), que en 1940 apenas superaba los 600 000 habitantes, registra en el censo de 2007 un total de 8 472 935 habitantes. El peso de la zona metropolitana Lima-Callao en la población urbana total ha aumentado del 29% en 1940 al 41% en 2007. En los últimos cinco años, de cada diez migrantes internos, casi cinco eligieron la capital como su blanco o destino. Es de esperar que el reciente proceso de descentralización del Estado altere este caso de marcada primacía urbana. Sin embargo, es indudable que la concentración del poder económico y político en Lima es el factor clave para entender la fuerte concentración demográfica en esta ciudad. Pese a la enorme primacía de la capital, en el último periodo intercensal, 12 de las 30 ciudades más importantes del país crecen a tasas superiores a la de Lima (2,1% anual). En lo que respecta a las ciudades con las mayores tasas de crecimiento anual entre 1993 y 2007 tenemos a: Puerto Maldonado (4,8%), Cajamarca (4%), Moyobamba (3,9%), Juliaca (3%), Tarapoto (2,9%), Huaraz (2,9%), Chachapoyas (2,7%) y Ayacucho (2,5%) (INEI, 2008a). Las principales ciudades costeras presentan tasas de crecimiento anual similares o por debajo de la de Lima: Piura (2,2%), Trujillo (2,1%), Ica (1,9%), Chiclayo (1,5%), Arequipa (1,3%) y Chimbote (1,2%). Ello indica que en el Perú avanza el proceso de urbanización secundaria, notorio desde la década de 1960 (Wendorff, 1983), pero que en los últimos años se refuerza en ciudades andinas y de la Amazonía. 3 Véase el gráfico 1.3. Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 61 La urbanización del interior del país es; por un lado, un reto por su velocidad, lo que afecta los recursos naturales y el medio ambiente e incrementa la demanda por servicios públicos, pero, por otro lado, también es una oportunidad generada por un mercado interno en rápido crecimiento al que hay que atender. 5. Del campo a la ciudad… y al extranjero Las migraciones son, sin duda, el fenómeno demográfico más dinámico y el más vinculado con las condiciones de vida y oportunidades diferenciales que brinda el territorio. Este tema ha sido objeto de innumerables estudios sobre todo en las décadas de los sesenta y setenta, cuando era evidente que las migraciones internas eran el proceso vertebral de los cambios que experimentaba la sociedad peruana (Martínez, 1980). Simplificando, pueden sugerirse tres grandes etapas del proceso migratorio peruano en los últimos cincuenta años: a) Éxodo rural a Lima: 1940-1970 En los primeros años de este periodo se inician los desplazamientos del campo a la ciudad. Al referirse a los resultados del censo de 1940, el entonces director nacional de estadística del Ministerio de Hacienda y Comercio (hoy Ministerio de Economía y Finanzas) comentaba: «[…] el fenómeno de la migración interna alcanza su más alta expresión en el desplazamiento de la población provinciana hacia la capital de la República» (Arca Parró, 1941). La población migrante (per- sonas residiendo en un departamento diferente al de su nacimiento) alcanzaba solo a un 10% de la población total y el destino más importante era la capital. En 1961 el centro registra un 23% de migrantes internos. En cuanto a la migración reciente (1967-1972), el censo de 1972 muestra que el 56% de los migrantes tenían a Lima como su destino migratorio (Varillas & Mostajo, 1990). b) Diversificación migratoria: 1970-1990 El censo de 1972 indicó que el 26,4% de la población nacional era migrante. Entre 1976 y 1981, Lima había captado un porcentaje menor de los migrantes internos que en el periodo anterior (1967-1972): 45%, mientras que la sierra y resto de la costa, principalmente las ciudades, atraían al 25% y 19% de los migrantes internos, respectivamente. El censo de 1981 reveló una menor tasa de migración interna: 21,5%, y el censo de 1993 una tasa parecida: 22,3%. Entre 1988 y 1993, el 42% de los migrantes se trasladaron hacia Lima-Callao, un 26% lo hizo hacia la sierra, un 24% al resto de la costa y un 8% hacia zonas Cambios sociales en el Perú 1968-2008 62 de colonización en la Amazonía. Este periodo se caracteriza, por tanto, por una desaceleración de la migración interna, la que habría alcanzado sus mayores tasas a fines de los sesenta y principios de los setenta, y por la diversificación de blancos migratorios, aunque Lima sigue manteniendo la primacía. c) El éxodo al extranjero: 1990-2007 En el año 2007, la diversificación de las metas migratorias incluye otros países. Las crisis económicas de fines de los ochenta y principios de los noventa, la inseguridad provocada por el terrorismo y los escándalos políticos en los últimos años del fujimorismo, empujaron, en especial a sectores medios urbanos, a buscar una vida mejor en el extranjero. Según un estudio reciente (OIM, INEI & DIGEMIN, 2008) basado en los registros de salidas de peruanos al exterior consignados en la tarjeta de migración andina (TAM), entre 1990 y el 2007 habrían migrado al extranjero 1 940 817 peruanos de los cuales 51,3% eran mujeres y 48,7% hombres. Los emigrantes al exterior fluctuaron entre 40 000 y 70 000 por año hasta fines de los noventa, y se incrementaron significativamente a partir del 2002, alcanzando más de 290 000 personas en el 2006. Otros autores estiman que hay unos 3 millones de peruanos residiendo en el exterior, de los cuales más del 54% estarían en condición irregular (De los Ríos & Rueda, 2005). Los principales destinos de los migrantes que salieron entre 1990 y 2007, según la primera fuente, han sido los Estados Unidos (con 31% de los emigrantes), Argentina (14%), España (13%), Italia (10%) y Chile (9%). Esto significa que si añadimos estos emigrantes que residen en el exterior, la población peruana habría superado los 30 millones en el 2007. La migración interna alcanza sus mayores niveles al inicio de los setenta, y vuelve a crecer en el de los ochenta, debido al fenómeno de los desplazados por la violencia interna. En los últimos quince años, la migración interna siguió bajando, del 22% en 1993 al 20% en el 2007. Sin embargo, la fuerza de atracción de Lima-Callao parece haberse mantenido o aumentado ligeramente, pues captó el 47% de los migrantes internos entre 2002-2007. Los departamentos de la costa, especialmente Arequipa y los de la costa norte, captaron el 23% de los migrantes internos en ese periodo; los departamentos andinos, el 19%; y los amazónicos, el 11% restante. Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 63 Cuadro 4 La migración interna Año Población migrante Porcentaje de la población total Tasa de crecimiento 1961 2 280 000 23,0 1972 3 577 000 26,4 4,2 1981 3 678 000 21,6 0,3 1993 4 921 000 22,3 2,8 2007 5 542 000 20,2 0,9 Fuentes: Varillas & Mostajo (1990, p. 113) INEI (2008b, p. 76) Resumiendo, las migraciones son el proceso poblacional más dinámico y significativo para entender los cambios de la sociedad peruana en los últimos cincuenta años. No solo es la migración el principal factor del crecimiento de Lima, sino también del proceso de urbanización secundaria observable en la costa, la sierra y la selva. Pero no se trata solo de números; la presencia provinciana en la capital y en las ciudades del interior que fueron sedes seculares del poder político y económico fuerza un proceso de reconocimiento de estos sectores por su ocupación del espacio urbano, del empleo informal, de las organizaciones de base populares y de la andinización de la cultura urbana. El éxodo internacional es aún reciente por lo que sus consecuencias económicas, sociales y culturales empiezan a estudiarse. El tema de las remesas es quizá el que mayor atención ha suscitado, pues estas llegan a más de 400 000 hogares peruanos (especialmente urbanos, costeños y de sectores medios) y el monto estimado de estas es 1123 millones de dólares representando más del 1,6% del producto interno bruto (PIB) en 2004 (Loveday & Molina 2005). Sin embargo, es obvio que la internacionalización de parte significativa de la población peruana tiene y tendrá consecuencias sociales y culturales que aún no alcanzamos a entender a cabalidad. 6. Las edades de la población Una de las consecuencias más importantes de los cambios en las variables de- mográficas es su impacto en la composición por edades de la población. En los últimos cincuenta años, se pueden distinguir dos tendencias: hasta los años setenta, el descenso de la mortalidad y una alta fecundidad determinan una población joven; los menores de 15 años se incrementan del 42% (1940) al 44% (1972). Cambios sociales en el Perú 1968-2008 64 Es la etapa que algunos autores denominan «la explosión demográfica peruana» (Wicht, 1986) por ser el periodo de mayor crecimiento poblacional. El Perú es una nación de niños y adolescentes. Por tanto, las demandas sociales se centran en la educación escolar, la atención a la maternidad y la nutrición infantil, para las cuales la repuesta pública es de mala calidad o de cobertura insuficiente. Cuadro 5 Estructura por edades Año 0-14 años 15-64 años 65 a + Total 1961 Pob. 4 424 200 5 445 900 347 400 10 217 500 % 43,3 53,3 3,4 100,0 1972 Pob. 6 140 100 7 326 200 488 400 13 954 700 % 43,9 52,5 3,4 100,0 1981 Pob. 7 421 500 9 694 100 639 200 17 754 800 % 41,3 52,5 6,1 100,0 1993 Pob. 8 155 400 12 866 900 1 026 100 22 048 400 % 37,0 58,3 4,7 100,0 2007 Pob. 8 357 500 17 289 900 1 764 700 27 412 200* % 30,5 63,1 6,4 100,0 Fuentes: INEI. Censos Nacionales de Población y Vivienda 1949, 1961, 1972, 1981, 1993, 2007 * Incluye solo población nominalmente censada A partir de la década de los setenta, y como consecuencia del descenso de la fecundidad, se aprecia la segunda etapa en la que la sociedad peruana empieza a envejecer. La edad mediana sube de 21 años en 1993 a 25 en 2007. Los menores de veinte años pasan de ser el 54,4% en 1972 al 40,5% de la población total en 2007 (INEI, 2008b, p. 50)4, y los mayores de 60 años crecen del 5,9% al 9,1%, respectivamente. Las tres últimas décadas del siglo XX se caracterizan por la explosión de los jóvenes y la población en edad laboral. Por ello, las demandas sociales se centran en la formación técnica y universitaria, en el empleo, la vivienda y el transporte urbano. La expansión de la oferta educativa técnica y superior, mucha de dudosa calidad, así como la expansión de la informalidad y los procesos de violencia terrorista, tienen como telón de fondo la rápida expansión de una población de jóvenes, en su mayoría urbanos, con niveles crecientes de educación formal y con limitadas oportunidades de ingresos y empleo productivo. 4 Véase el cuadro 1.24. Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 65 En las próximas dos décadas, la población peruana entrará en un proceso más definido de envejecimiento. La población entre 40 y 59 años pasará del 17% al 23% (de unos 5 millones a casi 8 millones) y los mayores de 60 años del 7% al 11% (de unos 2 millones a 3,7 millones) (Aramburú & Bustinza, 2005). Por tanto, las demandas sociales se orientarán al aseguramiento en salud, jubilación y cuidados del adulto mayor. Es probable que, una vez más, los sistemas de protección social y de pensiones no puedan responder a esta creciente demanda y que el desamparo y la precariedad afecten a una buena parte de la población en la tercera edad, la que estará compuesta mayoritariamente por mujeres. 7. La revolución reproductiva Uno de los cambios demográficos más significativos en el proceso de transición demográfica es el descenso de la fecundidad. Su relevancia va mucho más allá de influir en la tasa de crecimiento y en la estructura por edades. Revela profundos cambios en los roles de la mujer, en el significado y ejercicio de la sexualidad y en la estructura y dinámica familiar. Se vincula asimismo con las relaciones intergeneracionales en cuanto a roles de padres e hijos y los flujos de riqueza (Caldwell, 1976) entre ambos. Caldwell sostiene que en sociedades tradicionales en las que predomina la economía familiar, los flujos de recursos van de hijos a padres. Ello supone la temprana incorporación de los hijos al trabajo, poca importancia e inversión en la educación formal de estos, dependencia en la vejez del apoyo económico de los hijos, la herencia de los activos familiares como base de la reproducción económica y una fuerte autoridad paterna. La expansión del mercado y el capitalismo, que implica la separación del productor de los medios de producción, altera este régimen. La mayoría de las personas adultas dependen de la venta de su fuerza de trabajo para subsistir, la calificación de la mano de obra es entonces un factor central de la productividad y por ende del nivel de salarios. La educación formal deviene entonces en una necesidad y en un imperativo social. Este mismo autor sostiene que, en estos contextos, se altera el régimen demográfico hacia el control y la baja de la fecundidad, pues los flujos intergeneracionales de riqueza van de padres a hijos. El costo en tiempo y recursos de la crianza de una familia numerosa se eleva y compite con la disponibilidad de tiempo e ingresos de los padres. La innovación tecnológica en la anticoncepción facilita este cambio de régimen reproductivo, pero no lo determina, pues es bien conocido que el descenso de la fecundidad en países de temprana industrialización ocurrió mucho antes de que la anticoncepción moderna estuviera al alcance de las parejas en estas sociedades (Donaldson, 1991). Cambios sociales en el Perú 1968-2008 66 Cuadro 6 Preferencias reproductivas* Indicador 1977-1978 2004 Perú: número ideal de hijos 3,8 2,4 Mujeres urbanas 3,5 2,3 Mujeres rurales 4,3 2,6 Mujeres analfabetas 4,4 2,9 Mujeres con secundaria o más 3,3 2,2 Mujeres entre 15-19 años 3,2 2,0 Mujeres entre 45-49 años 4,6 2,9 Fuentes: ENAF (1978-1979) ENDES (2004) * Respuestas a la pregunta: «Si usted pudiera elegir exactamente el número de hijos que tendría en toda su vida, ¿cuántos serían?» Para el caso peruano, la información disponible revela cambios profundos en las preferencias reproductivas de las mujeres peruanas (cuadro 6). Es así que, hace tan solo tres décadas, el tamaño ideal de familia era de 3,8 hijos por mujer, ideal reproductivo que desciende a 2,4 hijos por mujer en el 2004. Ya a fines de los setenta era evidente la brecha urbano/rural en cuanto a preferencias reproductivas: las mujeres rurales tenían un ideal de familia bastante mayor (4,3) al de las urbanas (3,5). Esta brecha se ha reducido significativamente en 2004: 2,3 hijos en el caso de las mujeres urbanas y 2,6 para las rurales. Las diferencias según el nivel educativo de la mujer son igualmente notorias en los datos de 1977-1978: las mujeres sin educación formal tenían un ideal reproductivo de 4,4 hijos; mientras que aquellas con educación secundaria o más prefieren 3,3 hijos al final de su vida reproductiva. En 2004, la brecha es mucho menor: 2,2 frente a 2,9 hijos por mujer. Finalmente, si comparamos cohortes, encontramos que a fines de los setenta, las mujeres más jóvenes deseaban 3,2 hijos en promedio, frente a 4,6 hijos entre las mujeres de 45 a 49 años. Para ambas cohortes, el ideal reproductivo es mucho menor en el 2004: 2 contra 2,9 hijos por mujer. El análisis de estos datos revela dos patrones claros: las mujeres rurales, menos educadas y mayores, tienen un ideal reproductivo más alto que las urbanas, más educadas y más jóvenes. Se podría plantear que las primeras conservan el modelo reproductivo de la sociedad tradicional postulado por Caldwell. El segundo patrón es igualmente claro, en las últimas tres décadas los ideales reproductivos confluyen hacia un tamaño menor de familia ideal, comprobándose una homogenización de las intenciones reproductivas. En la teoría de Caldwell, ello se debería al Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 67 cambio en el flujo intergeneracional de recursos de padres hacia hijos, propio de sociedades modernas de mercado. Las preferencias reproductivas son eso: preferencias. El comportamiento reproductivo difiere de estas preferencias tanto más cuanto menor sea el acceso a la información y a la anticoncepción. La variable discriminante más fuerte, sin embargo, no es la mera disponibilidad de tecnología anticonceptiva, sino la capacidad y posibilidad de la pareja, y especialmente de la mujer, de tomar e implementar sus propias decisiones en torno a la reproducción. Ello parece estar íntimamente ligado a su nivel educativo, es decir, a sus mayores capacidades para tomar esta decisión. Por ello, los diferenciales en cuanto al comportamiento reproductivo son mayores cuando los niveles educativos de las mujeres son heterogéneos. En general, los cambios en las preferencias reproductivas preceden a los cambios en las políticas de los servicios de salud pública referidas a asegurar el acceso a la información y los anticonceptivos a todas las mujeres, especialmente a las menos educadas. Cuadro 7 Tasa global de fecundidad (TGF) Indicador 1977-1978 2004 Perú: TGF 5,4 2,4 Mujeres urbanas 4,4 2,0 Mujeres rurales 8,1 3,6 Mujeres analfabetas 7,8* 4,3 Mujeres con secundaria o + 3,8* 1,9 Fuentes: ENAF (1977-1978) ENDES (2004) * Estimados nuestros En el cuadro 7, se observa que las diferencias en el comportamiento reproductivo medido por la TGF5 son mucho mayores que los ideales reproductivos, especialmente, para fines de los años setenta en los que la educación de la mujer distaba de ser universal, y en los que los servicios de planificación familiar no formaban parte aún de la oferta de los servicios de salud pública. Es así que, entre las mujeres rurales, el número deseado de hijos era de 4,3 y la fecundidad real era de 8,1 hijos, casi 4 hijos mayor. Algo similar ocurría con las mujeres sin educación 5 La TGF es el número promedio de hijos que tendría una mujer al final de su vida reproductiva (49 años), si las tasas específicas de fecundidad por edad se mantienen. Cambios sociales en el Perú 1968-2008 68 formal, la fecundidad ideal era de 4,4 hijos y la real de 7,8 hijos por mujer. En 2004, se aprecia una reducción significativa en la fecundidad real en todas las desagregaciones analizadas a menos de la mitad de las cifras registradas casi tres décadas antes. Persisten, sin embargo, brechas mayores a un hijo entre las mujeres rurales y analfabetas. La equidad reproductiva es así todavía una meta pendiente. 8. La nupcialidad: continuidad y cambio Uno de los procesos sociales fundamentales de la reproducción biológica y social es la formación de la unión o familia. Los cambios en el estado conyugal son poco significativos en las últimas décadas; sin embargo, la edad de inicio de la unión sí revela cambios y diferencias culturales. Los datos de las encuestas demográficas proporcionan información pertinente sobre la nupcialidad y la unión de las mujeres entre 15 y 49 años. Como se aprecia en el cuadro 8, el estado conyugal de las mujeres peruanas ha cambiado poco en las últimas décadas. Se aprecia una reducción de 2,8 puntos porcentuales en la proporción de casadas o unidas entre esas fechas, explicable por un incremento de las divorciadas o separadas a casi el doble. El incremento del divorcio o la separación parece afectar más a las mujeres con mayores niveles educativos, pero este tema merece un estudio aparte. Cuadro 8 Estado conyugal en mujeres de 15-49 años Indicador 1977-1978 2004 Porcentaje de solteras 37,2 37,0 Porcentaje de unidas (casadas + convivientes) 56,4 53,6 Porcentaje de divorciadas o separadas 4,9 8,8 Porcentaje de viudas 1,5 0,7 Total 100,0 100,0 Fuentes: ENAF (1977-1978) ENDES (2004) Otro dato interesante, tomado de los censos y referido a la población de ambos sexos mayor de 12 años, es que la proporción de convivientes se ha incrementado en forma notable: de 12% en 1981 (1,3 millones) a 16,3% en 1993 (2,5 millones), y a casi un 25% en el 2007 (5,1 millones) (INEI, 2008b, Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 69 p. 51)6. El mayor crecimiento de la convivencia entre 1993 y el 2007 se observa entre la población urbana y en departamentos de la costa como Tumbes, Callao, Ica y Lima; y en Junín, en el caso de la sierra. Podría aventurarse como hipótesis que la convivencia crece en las zonas más modernizadas y está relacionada con la proliferación de oportunidades de trabajo femenino, lo que le da mayor autonomía económica a la mujer; sin embargo, este tema amerita una investigación específica. En cuanto a la edad de la unión, se aprecian cambios importantes en las últimas tres décadas (cuadro 9). Para todas las mujeres entre 15 y 49 años, la edad promedio de la unión se ha incrementado en 3,5 años, de 18,4 a 21,9 entre 1977-1978 y el 2004. El retraso de la unión es especialmente notorio entre las mujeres con mayores niveles educativos: de 20 a 25,5 años en este mismo periodo. También se aprecia un retraso de la unión entre las mujeres analfabetas de 17,6 a 18,7 años y entre las mujeres rurales de 18 a 19,6 años. Una hipótesis es que las mayores oportunidades de educación y trabajo para las mujeres llevan a la postergación de la unión, lo que condiciona una menor exposición al riesgo de embarazo y por tanto una menor fecundidad. En efecto, los datos del último censo revelan que, entre 1993 y el 2007, la tasa de actividad femenina ha aumentado en 8,7 puntos porcentuales de 29% a casi 38%, en tanto que la masculina ha permanecido sin cambios (71%). Es notable, además, que la tasa de actividad femenina haya crecido el doble (4,1% anual) que la masculina (2,2%) en todos los departamentos del país (INEI, 2008b, pp. 151-153). Cuadro 9 Edad a la primera unión Edad mediana a la primera unión 1977-1978 2004 Todas las mujeres de 25 a 49 años 18,4 21,9 Mujeres analfabetas de 25 a 49 años 17,6 18,7 Mujeres con secundaria o con mayor grado de instrucción de 25 a 49 años 20,1 25,5 Mujeres urbanas de 25 a 49 años 19,2 20,1 Mujeres rurales de 25 a 49 años 18,0 19,6 Fuentes: ENAF (1977-1978) ENDES (2004) 6 Véase el cuadro 1.26. Cambios sociales en el Perú 1968-2008 70 Las diferencias en los patrones reproductivos de las mujeres según sus condiciones socioculturales tienen importantes consecuencias para el desarrollo de sus capacidades y para aprovechar las oportunidades educativas, laborales y de desarrollo personal. En un trabajo reciente, en el que comparamos los patrones reproductivos de mujeres según su nivel educativo, encontramos que las mujeres analfabetas «[…] inician su ciclo sexual y reproductivo mucho antes que las que cuentan con educación superior» (Aramburú & Bustinza, 2007, p. 65). Como además su fecundidad es mucho mayor (casi cinco hijos por mujer), la etapa de crianza se prolonga en el caso de las primeras de los dieciocho años a más allá de los 48 años (unos treinta años en promedio). Por el contrario, las mujeres más educadas (usando el nivel educativo como proxy del estrato sociocultural), inician su reproducción a los 27 años, tienen en promedio 1,5 hijos y, por tanto, pasan unos veinte años criando a sus hijos. Lo relevante de este análisis es comprobar que la diferencia central en el patrón reproductivo y de crianza ocurre en los años de juventud. Estos diez años son clave para el logro educativo, el inicio de la actividad laboral y, en general, el desarrollo personal de la joven. La prevalencia del nuevo régimen reproductivo, con edad tardía de la unión, baja fecundidad (por el acceso y uso de anticoncepción efectiva) y la concentración de los embarazos y nacimientos en un periodo de tiempo acotado (cúspide alta y tardía) implica un cambio profundo para los roles privados y públicos de las mujeres, y es factor determinante en el cambio de los roles de género que vive nuestra sociedad como muchas otras en proceso de modernización. 9. Población y cambio social En los últimos cincuenta años, la población peruana ha experimentado los cambios más importantes en su crecimiento, distribución y régimen reproductivo desde el siglo XVI. Resumiendo, los cambios más importantes han sido: — La población casi se quintuplicó en las últimas seis décadas. — La vida se hizo más larga, por la caída de la mortalidad a menos de la tercera parte. — La sociedad se urbanizó velozmente, de un tercio urbano a tres cuartas partes viviendo en ciudades: de 2,5 millones a 15,5 millones de citadinos. — La población se concentró en la costa (de uno de cada cuatro habitantes a dos de cada tres) y en especial en la capital (de medio millón a casi 8,5 millones). — El éxodo rural de hace cinco décadas se transforma en éxodo al extranjero en las últimas dos. Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico / Carlos Eduardo Aramburú 71 — El régimen reproductivo de unión temprana, formal y con alta fecundidad cambia tanto en la conducta como en las preferencias, hacia una unión más tardía, con mayor peso de la convivencia y con la mitad de hijos. La transición demográfica peruana, que en términos generales está concluyendo, constituye así el telón de fondo de los cambios en la estructura social, los mercados de trabajo, las relaciones de género y los procesos de reproducción familiar. Persisten, qué duda cabe, diferencias sociales y étnicas en los regímenes demográficos de la mortalidad, la fecundidad y la migración. Para los más pobres, los que no tienen el castellano como lengua materna, los menos educados, los andinos y amazónicos, la mortalidad entre sus mujeres e hijos es mucho más alta, el número de hijos no planeados mucho mayor y las posibilidades de migración e inserción a la gran ciudad o al extranjero mucho menores. Por ello, las políticas sociales y económicas, para lograr la inclusión, deben empezar por atender la demografía de la desigualdad. Referencias bibliográficas Aramburú, Carlos (2000). La población peruana: un siglo de cambios. COPE, X(22), 20-25. Aramburú, Carlos (2005). 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