Nuestro mundo social Introducción a la ciencia económica Adolfo Figueroa Nuestro mundo social Introducción a la ciencia económica Nuestro mundo social Introducción a la ciencia económica Primera edición, marzo de 2008 © Adolfo Figueroa, 2008 © De esta edición, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2008 Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú Teléfono: (51 1) 626-2000 feditor@pucp.edu.pe www.pucp.edu.pe/publicaciones Diseño de cubierta: Roberto C. Torres Mautino Diagramación de interiores: Aída Nagata Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores. ISBN: 978-9972-42-844-9 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2008-03893 Impreso en el Perú – Printed in Peru Índice Agradecimientos 9 Presentación 11 Capítulo 1 Fundamentos de la ciencia económica 23 Capítulo 2 Regularidades empíricas del capitalismo 44 Capítulo 3 La teoría estándar 55 Capítulo 4 La teoría de la inclusión-exclusión 81 Capítulo 5 Desigualdad y desorden social 116 Capítulo 6 Acumulación del capital físico 139 Capítulo 7 Acumulación del capital humano 166 Capítulo 8 Teoría unificada del capitalismo 190 Capítulo 9 Naturaleza de las políticas públicas 218 Capítulo 10 Conclusiones 240 Apéndice Ciencia económica y ciencias naturales 252 Glosario 279 Bibliografía 285 Índice analítico 289 Agradecimientos En la preparación de este libro he recibido el apoyo de varias personas. Recibí de mis colegas del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú su cooperación de distintas formas y en distintas etapas. Los profesores Pedro Francke y Efraín Gonzales de Olarte me hicieron llegar comentarios valiosos a los primeras versiones del manuscrito; Giannina Vaccaro, como asistente de investigación, colaboró por varios meses en la preparación de bibliografía, cuadros y gráficos, así como en el diseño de un texto que fuese accesible al gran público; Mirtha Cornejo, secretaria del departamento, tuvo la pacien- cia de producir con gran destreza varias versiones del manuscrito. Francisco Zela, profesor de física de esta misma universidad, tuvo la generosidad de darme sus comentarios al apéndice, en donde presento un análisis epistemológico sobre las diferencias en la naturaleza del co- nocimiento entre la economía y las ciencias naturales. Ricardo Chuquín tuvo a bien entregarme comentarios y sugerencias a una versión inicial del manuscrito desde su experiencia de trabajo con organizaciones populares. En el Fondo Editorial, su directora Patricia Arévalo me animó y em- barcó en el proyecto de escribir este libro; Jenny Varillas, como editora, me ayudó con mucho profesionalismo en la difícil tarea de transformar un manuscrito en un libro. Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todas estas personas. Deseo igualmente agradecer a la Pontificia Universidad Católica del Perú y a su Departamento de Economía por haber creado un ambiente intelectual idóneo para el desarrollo de la investigación científica; de este ambiente me beneficié durante todos los años que estuve como profesor y pude desarrollar mis investigaciones teóricas y empíricas en la ciencia económica. Los aspectos fundamentales de mis hallazgos se recogen en este libro. Presentación Amigo lector, ¿no le gustaría entender cómo funciona el mundo social en que vivimos? Varios científicos de las ciencias naturales han escrito libros para el gran público, los que nos han permitido comprender me- jor el mundo físico y el mundo biológico en que vivimos. Además, han elevado nuestro nivel de conciencia sobre varios problemas que atañen a la humanidad, como el del deterioro del medio ambiente. Falta, sin embargo, una obra de alcance general que nos explique el mundo social en que vivimos, que nos responda la pregunta ¿cómo funciona nuestra sociedad? Este tipo de obra elevaría nuestro nivel de conocimiento sobre la realidad social y también elevaría nuestro nivel de conciencia sobre la naturaleza de los problemas sociales que con- frontamos. Pero, al igual que en el caso de las ciencias naturales, tendría que basarse en el conocimiento científico. Este libro, amigo lector, busca llenar ese vacío y cumplir con este requisito. Intenta explicar de manera sencilla cómo funciona el mundo social en que vivimos desde el punto de vista de una ciencia social par- ticular: la ciencia económica. Busca mostrar cómo la ciencia económica puede ser utilizada para explicar la realidad social de manera sencilla, centrándose en sus aspectos fundamentales, pero manteniendo el rigor científico. Se puede, así, ver la ciencia económica en acción. Este libro es, en ese sentido particular, una introducción a la ciencia económica, ya que se dirige a dos públicos: al gran público lector y a los estudiantes universitarios. 12 Presentación Amigo lector, no deje que la ciencia lo intimide. Al contrario, trate de acercarse a ella. «La ciencia es una cosa maravillosa», como se dice usualmente. Para leer esta introducción a la ciencia económica el requi- sito fundamental es que usted tenga el interés de entender el mundo social en que vive. El dicho popular «A buen hambre no hay pan duro» se aplica muy bien en este caso. Para desarrollar su apetito tal vez sea importante señalar que la comprensión científica de la realidad social le será de mucha utilidad para interactuar con esta realidad; le ayudará a ser un ciudadano de primera categoría. La lectura de este libro solo requiere conocimientos básicos sobre el manejo numérico, incluyendo cierta familiaridad con gráficos y cua- dros. El manejo de fórmulas y ecuaciones complicadas, o matemáticas avanzadas, no constituyen requisito para comprender el contenido del texto. El físico inglés Stephen Hawking nos advierte que por cada ecua- ción que aparece en un libro se pierde diez por ciento de los potenciales lectores; en efecto, en su libro aparece una sola ecuación, la famosa ecuación de la energía de Einstein. Aquí vamos a tratar de respetar este principio. Las ecuaciones que se presentan son pocas y muy sencillas. Pero va una sugerencia, amigo lector: en cualquier caso, no se deje ate- morizar por las matemáticas. El requisito más importante para leer este libro es, como mencionamos anteriormente, su interés por entender nuestra sociedad. Para los estudiantes universitarios, dado que los fundamentos de la ciencia económica se presentan aquí, y se presentan en acción, el libro puede servir como texto para los cursos introductorios. A la vez que aprenden esos fundamentos, también podrán aprender y comprender el funcionamiento del mundo social en que vivimos. No hay que olvi- dar lo obvio: el objeto principal de una ciencia es ayudarnos a entender la realidad. Ojalá el libro pudiera despertar en los jóvenes aspiraciones para llegar a ser científicos sociales. 13 Presentación Sobre la naturaleza del libro Sabemos que los humanos necesitamos bienes para satisfacer nuestras necesidades. También sabemos que algunos bienes son libres, pero que otros deben ser producidos. ¿Cómo se organizan las sociedades huma- nas para producir los bienes y para distribuirlos entre los distintos gru- pos sociales? Esta es la pregunta fundamental que la ciencia económica busca responder. La ciencia económica tiene por objeto estudiar el proceso de pro- ducción y distribución de bienes, llamado el proceso económico. Se in- teresa por explicar cómo y por qué, en dicho proceso, los miembros de la sociedad entran en relaciones, interactúan entre ellos, y por qué lo hacen en diferentes grados y de diferentes maneras, jugando diferentes roles. Es por eso que la economía es una ciencia social. El campo de estudio de la ciencia económica que está más desarro- llado se refiere al mundo social en que vivimos: la sociedad capitalista. Esta realidad contemporánea será nuestro objeto de estudio. Para tal efecto, se presenta, de un lado, los hechos básicos de la sociedad capi- talista de nuestro tiempo que la ciencia económica busca explicar; y, de otro, el método que sigue para llevar a cabo esa tarea. En la ciencia económica se pueden distinguir dos tipos de preguntas: una se refiere a cómo es la realidad y la otra a cómo debe ser la realidad. Existen por lo tanto dos ramas científicas para responderlas: la ciencia económica positiva, que se dirige a responder la primera pregunta, y la ciencia económica normativa, que responde a la segunda. Este libro busca responder ambas preguntas y, por consiguiente, desarrollar am- bas ramas científicas. La economía como ciencia positiva necesita del uso de teorías para responder la pregunta ¿cómo es el mundo social en que vivimos? Sin teo- ría no se puede explicar la realidad, ya que esta no es sino un artificio lógico que consiste en construir un mundo abstracto —que es mucho más simple— que se parezca al mundo real —que es mucho más com- plejo—. Ese parecido necesita ser corroborado estadísticamente, antes 14 Presentación de que la teoría sea aceptada como una buena teoría. Teoría y realidad irán de la mano en este libro. Otra sugerencia, amigo lector: tampoco se deje intimidar por el uso de teorías. También trataremos la pregunta normativa que siempre nos hace- mos: ¿cómo debería ser el mundo social en que vivimos? Una cosa es que le digan a usted, amigo lector, cómo es el mundo, pero otra muy distinta es que le digan cómo debería ser el mundo. Por ejemplo, a algunos no les gusta el control de precios que hacen los gobiernos, pero a otros sí. A primera vista, no parece existir error posible entre estas posiciones de la gente, pues parece ser solamente un asunto de diferencias en sus preferencias. Sin embargo, una proposición normativa tiene dos lados. El pri- mero es, en efecto, asunto de preferencias o creencias. La gente gusta de algo porque simplemente le gusta. Esto es semejante a enunciar que a algunos les gusta el helado de vainilla y a otros el de chocolate. Y no se puede decir que alguien está equivocado. El segundo lado es lógico y aparece cuando es necesario justificar lo que a uno le gusta. Y esa justificación tiene que tener una lógica, una teoría normativa. Así surge la ciencia normativa. Los deseos, creencias y preferencias de la gente ya no serán suficientes para proponer cómo debe ser el mundo. Aquí sí aparece la posibilidad de error en una proposición normativa, pues la justificación, que necesariamente será una teoría positiva, puede ser empíricamente falsa. Una proposición normativa no puede ser un con- junto de buenos deseos sobre cómo debe ser la realidad, pues dejaría de tener utilidad. En ese sentido, la ciencia normativa se justifica en la ciencia eco- nómica —y en las ciencias sociales en general— porque se considera que las relaciones entre personas en el mundo social son cambiables. En las ciencias naturales, por contraste, la pregunta normativa no tiene mucha importancia, pues las relaciones entre objetos en el mundo fí- sico no son cambiables por nosotros, o lo son en menor grado. Por ejemplo, no podemos correr y levantar vuelo, como quisiéramos, pues hay relaciones entre los cuerpos en el mundo físico que nos lo impiden; 15 Presentación las cuatro estaciones del año existen independientemente de nuestros deseos, creencias y preferencias. Las relaciones que las ciencias naturales como ciencia positiva nos descubren son independientes de nuestros deseos. De manera similar, la economía como ciencia positiva nos mos- trará relaciones en el mundo social que también son independientes de nuestros deseos, relaciones que pueden o no ser de nuestro agrado. La distinción entre ciencia positiva y ciencia normativa es funda- mental en la ciencia económica. Como ya hemos señalado, nuestros deseos sobre cómo debe ser el mundo requieren de una justificación lógica si nos van a servir para algo. Esta lógica está desarrollada en la ciencia económica normativa, este libro utilizará este tipo de ciencia para el análisis de las políticas públicas, que es el espacio donde los actores sociales discuten cómo debe ser el mundo social en que vivi- mos, utilizando para ello los conocimientos que nos entrega la ciencia positiva. Como ve, las dos ramas de la ciencia económica, la positiva y la normativa, irán aquí de la mano. En suma, este es un libro sobre ciencia, en particular, sobre la cien- cia económica que busca explicar, bajo las reglas de la ciencia positiva, el funcionamiento del mundo social, nos guste o nos disguste tal ex- plicación. Incluso el tema de las políticas públicas para modificar la realidad social se presentará bajo las reglas de la ciencia normativa. Por lo tanto, los debates que puedan originar las conclusiones de esta obra tendrán que hacerse, necesariamente, siguiendo las reglas del conoci- miento científico. Para tal efecto, dichas reglas se presentarán aquí de manera explícita y accesible, ya que el libro busca mostrara la ciencia económica en acción. Sobre el contenido del libro El contenido del libro se puede resumir en las preguntas específicas que se busca responder en cada capítulo. Estas son: 16 Presentación • ¿Cuál es el objeto de estudio de la ciencia económica y cómo lo lleva a cabo? Se necesita definir las cuestiones que estudia la economía y las que no estudia. Se necesita identificar el método científico que utiliza la economía para llegar a establecer una buena teoría que explique la realidad. El primer capítulo res- ponde estas preguntas. Allí se establece un método científico particular que se utilizará a lo largo del texto. Este método esta- blece un conjunto de reglas lógicas para llegar al conocimiento científico. Todas las conclusiones del libro resultan de la aplica- ción de estas reglas, las cuales conducen a un algoritmo lógico: no se puede dar un paso adelante si el paso anterior no está bien definido. Vuelva a este capítulo, amigo lector, cada vez que sienta que los pasos que se siguen en el texto para llegar a las conclusio- nes no le parezcan claros. • Toda ciencia construye el conjunto de hechos que se repiten de manera sistemática y que luego constituye su agenda de investi- gación. ¿Cuáles son los hechos básicos del sistema capitalista que tienen que ver con la producción y la distribución de bienes? El segundo capítulo presenta las siete regularidades empíricas más importantes del funcionamiento del capitalismo contem- poráneo. Para establecer dichas regularidades se divide el mundo capitalista en dos grupos, según su nivel de riqueza: el primer mundo y el tercer mundo. El objetivo central del libro es res- ponder la pregunta: ¿Cuáles son las teorías que explican este conjunto de regularidades? Y para esa tarea se utiliza el método desarrollado en el primer capítulo. • El tercer capítulo presenta las tres principales escuelas que con- forman la actual ciencia económica: neoclásica, clásica y key- nesiana. Aquí se les denomina «teoría estándar». La conclusión es que las teorías estándar pueden explicar algunas de las regu- laridades establecidas en el segundo capítulo, pero no pueden explicar todas. 17 Presentación • Frente a esas dificultades, surge la necesidad de desarrollar nuevas teorías. En efecto, nuevas escuelas económicas se han desarro- llado en los últimos años. El libro presentará una de ellas, que podría denominarse la escuela de la economía política de la in- clusión y la exclusión. Las teorías de esta escuela se presentarán primero como teorías parciales y luego como una teoría unificada del capitalismo. El cuarto capítulo presenta tres teorías parciales del capitalismo, en el sentido que buscan explicar los tres tipos de capitalismo en los que se puede dividir el sistema capitalista: el primer mundo y el tercer mundo, que a su vez se divide en dos grupos, según su historia colonial. Estas teorías parciales lo- gran explicar cinco de las siete regularidades establecidas en el segundo capítulo. • La explicación de las dos regularidades restantes requiere de una teoría unificada del capitalismo. El primer mundo no solo es más rico que el tercer mundo, sino que es más igualitario, y estas dos diferencias se mantienen en el tiempo. ¿Por qué persisten estas diferencias? En realidad, estas regularidades indican que existe una desigualdad de ingresos dentro de los países y también entre países, y que ambas desigualdades persisten en el tiempo. • Ciertamente, estas desigualdades constituyen una paradoja, pues ocurren en los periodos de mayor integración mundial y consti- tuyen, que duda cabe, el problema social fundamental de nues- tra época. Por ejemplo, la violencia social en que vivimos tiene su origen en estas desigualdades, como se mostrará en este libro. Estas desigualdades son, por otro lado, las regularidades más de- safiantes de comprender desde el punto de vista científico. Los capítulos 5 al 8 están dirigidos a explicar estas dos regularidades trascendentales. Los capítulos 5 al 7 construyen los elementos de la teoría unificada. El octavo capítulo muestra la teoría unificada del capitalismo, que es una teoría que intenta explicar —a partir de las tres teorías parciales que logran explicar los tres tipos de 18 Presentación capitalismo, pero tomados separadamente— el funcionamiento del sistema capitalista como un todo. • ¿Cómo se llega de la ciencia positiva, que busca explicar cómo es el mundo, a la ciencia normativa, que busca establecer cómo de- bería ser el mundo? ¿Quiénes son los actores sociales que pueden cambiar el mundo social en que vivimos? A pesar de los avances en la ciencia económica, como indican las distinciones del Pre- mio Nobel, los problemas sociales del mundo en que vivimos tienden a mantenerse. Ciertamente, muchas cosas han cambiado en la realidad social; pero otras no han cambiado, como es el caso del grado de desigualdad dentro y entre países, que podríamos llamar la desigualdad global. La desigualdad global ha persistido en un ambiente de gobiernos crecientemente democráticos. ¿Por qué? El noveno capítulo responde esta pregunta integrando las teorías positivas y normativas de la ciencia económica. • La pregunta fundamental del libro es entender en qué mundo social vivimos y cómo la ciencia económica sirve para esa tarea. Las respuestas a las que llega el libro se presentan en las conclu- siones. • ¿En qué se parecen y en qué se diferencian los conocimientos que produce la ciencia económica de aquellos que producen las ciencias naturales? Se trata de comparar la naturaleza del conoci- miento científico cuando el objeto de estudio es el mundo físico, biológico o social. Estas diferencias se presentan en el apéndice. Confinar a un apéndice esta pregunta no debe entenderse como que su importancia es mínima; se debe, más bien, a que los re- sultados del libro se pueden entender sin entrar al estudio de esas diferencias. Naturalmente, amigo lector, entender las diferencias entre las ciencias naturales y la ciencia económica le enriquecerá su bagaje científico, y le permitirá comprender más la naturaleza de la ciencia económica y la validez de las conclusiones del libro. 19 Presentación • El lenguaje constituye una de las grandes dificultades para el de- sarrollo de las ciencias. Se necesita utilizar un lenguaje preciso para expresar ideas precisas; y un lenguaje abstracto para expre- sar ideas complejas. Pero este lenguaje científico tiene el efecto de hacer poco accesible la ciencia al público general. En econo- mía también se da este dilema. Para ayudarlo a resolver este pro- blema, amigo lector, se acompaña un glosario de los principales términos económicos utilizados en el texto. Este pequeño libro se enfrenta entonces al desafío de tratar grandes temas en pocas páginas y de manera accesible. Para lograrlo se ha tenido que sacrificar varias cosas. Una de ellas es la omisión a la amplia lite- ratura teórica de la economía y a todos los debates que en ella existen. Este libro no intenta ser ni un tratado de economía ni una historia del pensamiento económico. El libro se ha construido sobre la base de un alto nivel de abstracción de la realidad. Para simplificar la realidad y hacerla más comprensible, supondremos que la economía produce un solo bien, con lo cual hare- mos abstracción del papel que juegan en la producción y distribución los distintos sectores de la economía real, tales como agricultura, manu- factura, minería y petróleo. También se supondrá sociedades abstractas que funcionan con pocos mercados. Pero el beneficio es que el funciona miento de estas sociedades abstractas será muy fácil de comprender; es decir, el mundo real y complejo en que vivimos será posible de ser com- prendido en sus aspectos esenciales con estas sociedades abstractas. Pablo Picasso, genio de la pintura abstracta, dijo en una oportunidad: El arte no es la verdad. El arte es una mentira que nos permite acer- carnos a la verdad, al menos a la verdad que nos es comprensible. El artista debe descubrir cómo convence al público de toda la veracidad de sus mentiras. Sustituya, amigo lector, «la ciencia» en lugar de «el arte», luego «el cien- tífico» en lugar de «el artista» y también «teoría» en lugar de «mentira» en esta cita, vuélvala a leer y tendrá un buen resumen del objetivo que 20 Presentación persigue este libro. Solo hay que notar que en la ciencia, abstracción significa simplificación. Utilidad práctica del libro ¿Para qué le serviría a usted, amable lector, el conocimiento sobre el funcionamiento de la sociedad en que vivimos? Ciertamente, tendrá una utilidad personal, como sería la de ayudarle a entender mejor el mundo donde vive y tomar mejores decisiones sobre el uso de sus pro- pios recursos. Por ejemplo, podrá saber dónde colocar su dinero, pues sabrá cómo lo hacen otros. Pero tenga en cuenta que la ciencia económica no puede decirnos cómo deberíamos utilizar nuestros recursos sino, por el contrario, la ciencia económica busca explicar cómo nosotros decidimos el uso de nuestros recursos y cuáles son las consecuencias de este comportamiento individual sobre el agregado en la sociedad. Según como usemos nues- tro dinero, podríamos estar creando, por ejemplo, más desempleo o menos desempleo en el agregado. La mayor utilidad de esta obra será en la acción colectiva, pero no por eso es menos importante. En general, el conocimiento científico de la realidad nos ayuda a elevar nuestro nivel de conciencia sobre la naturaleza de los problemas del mundo. Pero, en el caso de la cien- cia económica, existe un efecto adicional y muy importante. Bajo las condiciones actuales en que funciona el mundo social, tenemos poder individual para decidir sobre algunas cosas pero no sobre otras. El ma- yor conocimiento de la realidad nos puede sugerir formas novedosas de acción individual, como se mencionó anteriormente, y también de acción colectiva para poder decidir sobre más cosas que nos afectan. Así, tendremos instrumentos para cambiar el mundo social en que vivi- mos, en lugar de esperar que los problemas sociales se resuelvan por las acciones de las elites políticas y económicas. 21 Presentación Luego de leer este libro, usted, amigo lector, estará probablemente en condiciones de comprender mejor el funcionamiento de la sociedad en que vive, pues su comprensión estará basada en el conocimiento científico. Podrá, en consecuencia, manejarse mejor en este mundo so- cial. Existe un principio fundamental del conocimiento científico que dice: «No hay cosa más práctica que una buena teoría». El subrayado es fundamental, pues el principio no se refiere a cualquier teoría. Esta es la utilidad de la ciencia. En un mundo donde la distribución del poder económico es muy desigual, el conocimiento científico de la realidad social es una herra- mienta de redistribución de ese poder. Para ello, necesitamos entender no solo nuestro mundo local, sino también el mundo global. Upton Sinclair, un escritor estadounidense, dijo en 1907: «Es difícil conseguir que una persona entienda algo cuando su salario depende de algo que ella no entiende». El funcionamiento del mercado del trabajo es, en efecto, un tema central en este libro. En suma, el libro está dirigido a cualquier persona interesada en en- tender el mundo social en que vivimos. Este requisito es quizá el único importante para su lectura. Capítulo 1 Fundamentos de la ciencia económica ¿Qué cosa es el conocimiento científico?, ¿cómo se llega al conocimiento científico? Son preguntas que nos han atormentado y nos han desafiado desde los orígenes de la civilización y seguirán haciéndolo en el futuro. No existen respuestas sencillas. Una rama de la filosofía, llamada indis- tintamente filosofía de la ciencia, teoría del conocimiento, metodología o epistemología, se ocupa de estudiar este tema. El término epistemolo- gía significa literalmente lógica del conocimiento científico (del griego episteme, conocimiento). Se puede decir que un conocimiento es científico cuando está libre de error. Luego, para llegar al conocimiento científico debemos de se- guir un conjunto de reglas o principios que nos proteja del riesgo de en- tender algo de manera errada. Una forma es que esas reglas constituyan un sistema lógico. Pero, ¿cómo se pueden establecen estas reglas? Estas reglas no podrían ser dadas por otra ciencia. Si una ciencia partiera de otra ciencia, ¿de dónde partiría esta segunda ciencia? Tendría que partir de una tercera, la cual a su vez necesitaría de otra y así sucesivamente; por lo tanto, en este intento terminaríamos en el problema lógico de la regresión continua. Se necesita un punto inicial de apoyo para avanzar. Las reglas del conocimiento científico solo pueden provenir de fuera de la ciencia: la epistemología es ese punto de apoyo. En los países anglófonos, a una persona que culmina sus estudios de doctorado en Economía, el diploma que le entrega la universidad tiene 24 Capítulo 1 la inscripción Philosophy Doctor in Economics, o Ph.D. in economics, es decir Doctor de Filosofía en la Ciencia Económica. Este término hace referencia a que la persona está versada en epistemología, esa rama de la filosofía que se ocupa de la lógica del conocimiento. Igual se aplica a los doctorados en otras ciencias. Para hablar de ciencia, entonces, una breve introducción a la episte- mología se hace necesaria. No se trata de presentar aquí todo el amplio debate que existe sobre el tema, sino de determinar la lógica del conoci- miento científico, y las reglas que de ella se derivan, que se utilizará en este libro. Las conclusiones, en cada uno de sus capítulos, serán enton- ces transparentes, pues ellas serán obtenidas utilizando estas reglas. Así, el libro podrá mostrar a la ciencia económica en acción. La epistemología popperiana Las ciencias buscan establecer relaciones entre objetos. Estos objetos pueden ser mentales o fácticos. En el primer caso, las relaciones se dan entre ideas y dan lugar a las ciencias formales —como la matemática y la lógica—. En el segundo caso, las relaciones se establecen entre obje- tos del mundo real y dan lugar a las ciencias fácticas, como las ciencias naturales y las ciencias sociales. Para llegar al conocimiento en una ciencia formal, las relaciones que se establecen deben estar libres de contradicciones lógicas internas. Esta es una condición necesaria y suficiente para no caer en error. En las ciencias fácticas, en cambio, ese criterio constituye solo una condición necesaria, pues en este caso la realidad cuenta. ¿Cuáles deberían ser los principios epistemológicos en los que se sustente una ciencia fáctica? En este libro adoptaremos el principio que propuso el filósofo Karl Popper. Las relaciones que establecen las ciencias fácticas toman la forma de enunciados o proposiciones. Una ciencia fáctica se compone de proposiciones que deben cum- plir con dos reglas: (a) deben ser lógicamente correctas; (b) deben ser 25 Fundamentos de la ciencia económica empíricamente falsables o refutables. Así, Popper introdujo el principio de la falsabilidad como la regla básica del conocimiento en la ciencia, como la línea divisoria entre ciencia y no ciencia. Veamos algunos ejem- plos. La siguiente proposición falla con respecto a la primera regla: La tierra es un plato que reposa en el caparazón de una tortuga gigante Esta proposición no constituye un argumento lógico si no se nos dice sobre qué descansa la tortuga. Siempre se cuenta la graciosa solución que alguien pretendió darle a este problema diciendo: «descansa sobre otra tortuga pues». Y la siguiente proposición falla con respecto a la segunda regla: Un chamán le dice a su cliente: «si tienes fe, mi medicina te sanará» Si el cliente no se sana, el chamán le dirá que no tuvo fe. Como la fe no es observable, el cliente no tendrá manera de probarle a este chamán que su medicina es inútil. Esta proposición es, en realidad, una tautolo- gía, pues siempre será verdadera, no hay manera de refutarla. La economía es una ciencia social porque busca conocer el funcio- namiento de las sociedades humanas.1 Las sociedades humanas son rea- lidades complejas. Se puede decir que una realidad es compleja cuando los elementos que la constituyen son heterogéneos y numerosos, y cuando los factores que afectan los resultados de las interacciones entre los elementos son múltiples. Luego, el mundo social es una realidad 1 Una nota de cautela. En castellano, la palabra «economía» tiene dos acepciones, esto es, se puede referir a la ciencia o a la realidad que la ciencia justamente intenta estudiar, como en «economía peruana». Para evitar estas confusiones, aquí se tratará de usar «ciencia económica» para referirse a la primera acepción y para la segunda siempre irá con un adjetivo. En inglés la diferencia es clara: economics para la primera y economy para la segunda. 26 Capítulo 1 compleja, pues las personas, que son las unidades que conforman el mundo social, son muy heterogéneas y numerosas, y los factores que afectan los resultados de las relaciones interpersonales son múltiples. Cuando una realidad es compleja, no todo aspecto de ella puede ser objeto de conocimiento científico, sino únicamente aquellos aspectos que muestren relaciones sistemáticas. Tales relaciones existirán si existe repitencia en las relaciones; es decir, si es posible representar la realidad en la forma de un proceso. Para ser comprendidas, por lo tanto, las realidades complejas deben ser transformadas a un proceso. ¿Qué es un proceso? Es una serie de actividades, de una duración de- terminada, que tiene un resultado y que se repite periodo tras periodo. En un proceso existen elementos del exterior que ingresan y elemen- tos que salen del interior del proceso. A los primeros los llamaremos elementos exógenos y a los segundos elementos endógenos. La figura 1.1 ilustra el concepto de proceso, en donde el segmento t0-t1 representa la duración del mismo, X representa el conjunto de elementos exógenos, e Y el conjunto de elementos endógenos, que constituyen el resultado o producto del proceso. En un proceso también existe un mecanismo por el cual los elemen- tos exógenos producen los elementos endógenos. Pero lo que sucede al interior del proceso, el mecanismo de interacción entre los elemen- tos exógenos y endógenos no es observable (esto se indica en la figura 1.1 por medio del área sombreada.) Si fuera observable, el interior del proceso sería un proceso en sí mismo, con elementos endógenos y Figura 1.1 Representación gráfica de un proceso X -----> Y -----> t0 t1 tiempo 27 Fundamentos de la ciencia económica exógenos y un interior observable, el cual a su vez sería otro proceso, y así sucesivamente; en consecuencia, terminaríamos en el problema lógico de la regresión continua. En última instancia, debe existir algo escondido detrás de las cosas que observamos. La ciencia busca, preci- samente, descubrir estos factores subyacentes, el por qué de los hechos que observamos. Considere el siguiente ejemplo: la producción de un bien, como la papa, puede ser transformada en un proceso, que llamaremos el pro- ceso productivo. Los elementos exógenos X se refieren al conjunto de factores que ingresan en la actividad de producir papa, tales como can- tidades de semilla de papa, tierra, agua, trabajadores y fertilizantes; los elementos endógenos Y se refieren a las cantidades producidas de papa y a los deshechos. La caja sombreada de la figura 1.1 se refiere al co- nocimiento tecnológico de los agricultores, a la fisiología de la planta y a todos los mecanismos biológicos que transforman la semilla en el producto. Si se introduce al proceso productivo la misma cantidad de elementos X se obtendrá —ignorando el efecto aleatorio del clima— la misma cantidad producida de papa, año tras año. Dado que un proceso se repite periodo tras periodo, las relaciones entre los elementos endógenos y exógenos pueden ser continuamente observadas, lo que da lugar al surgimiento de relaciones sistemáticas o de regularidades empíricas. La ocurrencia de regularidades es condición necesaria para que una realidad sea objeto de investigación científica. Un mundo caótico, en el que las regularidades están ausentes, presenta dificultades serias para ser objeto de investigación científica con la epis- temología popperiana; del mundo caótico no se va a ocupar este libro. Un listado de todos los elementos endógenos y exógenos de un pro- ceso incluiría elementos observables y no observables. Llamemos varia- bles endógenas y variables exógenas a los elementos observables. Con esta denominación se quiere decir que es posible medir las variaciones de estos elementos del proceso. Ciertamente, presentar el listado completo de todos los elementos que participan en un proceso sería como presentar la realidad en un 28 Capítulo 1 mapa a la escala 1:1. Para su comprensión, la realidad compleja tiene que ser reducida a un proceso simple. Pero eso significa dejar fuera del estudio varios elementos del proceso. Así, llegamos a construir un proceso abstracto, en el cual solo se incluirán algunos elementos del proceso, donde el criterio de inclusión es que sean los más importantes. Al método de tomar en cuenta solo algunos elementos de la realidad —los que son los más importantes—, e ignorar el resto, se le llama abstracción. ¿Cómo se decide cuáles son los elementos importantes en un pro- ceso?, ¿cómo se construye un mundo abstracto? Utilizamos supuestos. El método de la abstracción implica introducir supuestos sobre lo que es importante y lo que se puede ignorar. Este conjunto de supuestos constituye una teoría. La teoría tiene un objetivo: explicar las relaciones del proceso. Por lo tanto, la teoría determina cuáles son las variables endógenas del proceso, aquellas que serán el objeto de estudio; también determina las variables exógenas, aquellas que considera como los facto- res más importantes que afectan a las variables endógenas; finalmente, la teoría también hace supuestos sobre los mecanismos de interacción entre las variables endógenas y exógenas. ¿Se podría utilizar la observación empírica misma para establecer los supuestos de la teoría? No. La razón es simple: la teoría busca determi- nar precisamente los factores que subyacen a esta observación empírica. Por lo tanto, la idea de que los supuestos deben ser realistas —afinca- dos en la realidad— no tiene ningún sentido. Los supuestos de una teoría no necesitan justificación empírica, ni de ninguna otra índole. Si los supuestos de una teoría tuvieran que justificarse, se necesitaría otro conjunto de supuestos que la justifiquen, y estos últimos supuestos a su vez necesitarían de otros, y así sucesivamente; por tanto, terminaríamos en el problema lógico de la regresión continua. Los supuestos de una teoría se establecen, en consecuencia, de ma- nera arbitraria, como si fuesen axiomas, sin justificación. No existe otra forma de elegirlos. Esto puede parecer poco o nada científico. Pero los supuestos se eligen como parte de un mecanismo de tanteo, de prueba 29 Fundamentos de la ciencia económica y error, para llegar al mejor conjunto de supuestos, es decir, a la buena teoría, a la buena representación abstracta de la realidad. Por haber sido elegidos arbitrariamente, los supuestos de una teoría necesitan confron- tación con la realidad para determinar si el mundo abstracto y simple que la teoría ha construido es una buena aproximación del mundo real y complejo que intenta representar. Si los supuestos de una teoría fa- llan, se abandona la teoría y se le reemplaza por otra teoría. No existe criterio a priori para demostrar que una teoría es superior a otra; la prueba es empírica. Teoría es entonces un artificio lógico para reducir una realidad com- pleja a un mundo abstracto y simple. Este mundo abstracto será mucho más comprensible. Considere nuevamente el ejemplo del proceso de producción de papa. Si el proceso de la figura 1.1 mostrara un listado de todos los elementos que intervienen tendríamos una descripción completa de la realidad —¡una lista enorme!—, pero sería incompren- sible; si se incluyera en el listado solo algunos elementos, aquellos que se suponen son los más importantes, tendríamos un mundo abstracto pero más simple de ser comprendido. La teoría así establecida puede, en principio, fallar porque ha elimi- nado elementos del proceso; pero, si pudiendo fallar, se muestra como una buena aproximación de la realidad, es una buena teoría. Para deter- minar esta conformidad, la teoría tiene que cumplir con los dos requi- sitos de la metodología popperiana señalados anteriormente: tiene que ser lógicamente correcta y empíricamente falsable o refutable. Como una metodología es un conjunto de métodos, a continuación se presen- tará un método para operar la metodología popperiana. El método alfa-beta La metodología popperiana sostiene que las proposiciones de una teo- ría tienen que ser empíricamente refutables o falsables para ser cien- tíficas. Pero, ¿cómo se puede ejecutar este principio de falsabilidad? 30 Capítulo 1 Tenemos que construir un método particular que sea consistente con el principio. El conjunto de proposiciones de una ciencia se puede separar en dos categorías: las primarias y las derivadas, siendo las segundas lógica- mente derivadas de las primeras, y ninguna proposición primaria puede ser derivada lógicamente de otra proposición primaria. Llamemos pro- posiciones alfa a las primarias y proposiciones beta a las derivadas. El conjunto de supuestos de una teoría se puede denominar ahora como el conjunto de proposiciones alfa, pues es el conjunto de supues- tos primarios o proposiciones primarias. Estos supuestos, como vimos antes, se construyen como axiomas, pues no necesitan justificación. Las proposiciones alfa hacen supuestos sobre los factores esenciales del proceso y sobre las fuerzas y motivaciones que subyacen a las interrela- ciones entre las variables endógenas y exógenas. Las proposiciones alfa son no observables porque se refieren a los factores que subyacen en los hechos observados. Las relaciones que son observables son las que se dan entre las va- riables endógenas y exógenas de la teoría. Si estas relaciones son deriva- das lógicamente de las proposiciones alfa, ellas constituirán el conjunto de proposiciones beta. Por lo tanto, las proposiciones beta indican las implicancias o predicciones empíricas de la teoría. Si la teoría es una buena aproximación de la realidad se debería observar en el mundo real lo que sus proporciones beta dicen; si la teoría no es buena, sus propo- siciones beta no deben coincidir con nuestras observaciones del mundo real. Aunque el conjunto de proposiciones alfa se establece de manera arbitraria, el conjunto de proposiciones beta ya no puede ser arbitrario, pues predice lo que debemos observar en el mundo real. Una proposición beta es, en consecuencia, una proposición empíri- camente refutable; esto es, que en principio puede ser empíricamente falsa. Una buena teoría es aquella que pudiendo ser empíricamente falsa, no lo es. Una buena teoría es como una persona honrada, que es aquella que nunca ha delinquido, pudiendo hacerlo; si nunca tuvo la opor- tunidad de delinquir, no se puede decir que es honrada. Si una teoría 31 Fundamentos de la ciencia económica da lugar a proposiciones beta que nunca pueden fallar empíricamente, esta teoría es una tautología, inútil para el conocimiento científico. Las proposiciones beta, por construcción, pueden ser empíricamente falsas, es decir, pueden ser refutadas por los hechos del mundo real. La teoría es entonces un conocimiento a priori, un artificio lógico que nos permite construir un mundo abstracto que sea una buena represen- tación del mundo real. Si no hay teoría, no puede haber conocimiento científico del mundo real. Pero la teoría necesita confirmación empírica. El conocimiento a priori necesita una confirmación a posteriori. ¿Por qué? Porque los supuestos fueron establecidos arbitrariamente. Si en esta confrontación teoría y realidad son inconsistentes, es la teoría la que pierde —¡no la realidad!—; esto es, queda demostrado que la selección arbitraria de sus supuestos fue errónea. Aun cuando una teoría es un sistema lógicamente correcto, puede ser empíricamente falsa. Así, la confrontación empírica de una teoría puede realizarse solo de forma indirecta, a través de las proposiciones beta. Son estas pre- dicciones empíricas de la teoría las que pueden o no coincidir con la realidad. Cuando esta consistencia se da, se dice que la teoría explica la realidad. El mundo abstracto de la teoría se parece al mundo real. El mundo real se puede comprender, en lo esencial, a partir del mundo abstracto que ha construido la teoría. En caso contrario, la teoría es empíricamente falsa. Considere el siguiente ejemplo. Una teoría sostiene que «la figura F (no observada) es un cuadrado». Luego, una proposición beta de esta teoría diría que «las dos diagonales deben ser iguales». Si existe infor- mación sobre las diagonales y se muestra que no son iguales, se puede concluir que la teoría es falsa; si se muestra que son iguales, la evidencia empírica es consistente con la teoría. A causa de su papel empírico, las proposiciones beta incluyen re- laciones entre variables exógenas y endógenas solamente, que son ob- servables. ¿Por qué? Porque si se incluyeran variables inobservables, las proposiciones beta no serían refutables. Eligiendo cambios apropia- dos en los elementos exógenos inobservables siempre se podría hacer 32 Capítulo 1 coincidir la teoría con la realidad. Al introducir elementos exógenos inobservables, una teoría se vuelve inmortal. Así, por ejemplo, si teoría y realidad no coinciden se puede atribuir esa diferencia a un cambio en las expectativas de la gente. Pero como las expectativas no son observa- bles, este elemento se vuelve un comodín, y la teoría ya no es refutable. Estamos frente al problema del chamán antes mencionado. Como las proposiciones beta predicen una relación particular y ob- servable entre las variables endógenas y exógenas de una teoría, también se puede decir que predicen relaciones de causa y efecto, que denomi- namos relaciones de causalidad. Las variables exógenas tienen un efecto en una dirección particular —positiva o negativa— sobre las variables endógenas. Debe quedar en claro que las relaciones de causalidad se derivan de una teoría. Sobre el proceso de falsación, dado que la teoría construye un mundo abstracto, donde solo algunos factores del proceso son tomados en cuenta, los datos de la realidad difícilmente pueden calzar a la perfec- ción con las proposiciones beta. Por lo tanto, la consistencia empírica entre teoría y realidad solo puede darse en términos estadísticos: debe ser válida en la generalidad de los casos, en el promedio, y ciertamente pueden existir excepciones. Así, se requiere del análisis estadístico para aceptar o rechazar una proposición beta. Encontrar una sola observación en la que una proposición beta fa- lle es insuficiente para rechazar la teoría, en tanto el valor estadístico de una observación es nulo. Esa observación podría responder a una excepción, a una desviación de la norma. El test debe ser, entonces, estadístico. Por ejemplo, si una teoría predice que fumar causa cáncer, encontrar una persona que fuma pero no tiene cáncer no puede invali- dar la teoría. Un contra ejemplo sirve para destruir un teorema en ma- temáticas, pero no puede destruir una teoría en las ciencias fácticas. Es la relación entre los valores promedios de las variables lo que cuenta. En consecuencia, debe establecerse una distinción entre un error estadístico de la teoría, que se refiere a la existencia de excepciones, y una falla de la teoría, que se refiere a una falla sistemática. 33 Fundamentos de la ciencia económica Denominaremos el método alfa-beta al uso de las proposiciones alfa y beta para llegar a construir proposiciones lógicamente correctas y empíricamente refutables. Este método es, por lo tanto, una forma de operar la metodología popperiana. La lógica del método alfa-beta es internamente consistente. Una realidad compleja es susceptible de co- nocimiento científico cuando, por medio de una teoría, es representada como un proceso abstracto, donde existe repetición y las regularidades empíricas pueden ocurrir, y estas regularidades son utilizadas para so- meter a las proposiciones beta a la refutación estadística. Si las proposiciones beta se ajustan bien a los datos empíricos, puede decirse que la teoría es consistente con la realidad. No podemos decir que la teoría es verdadera. Esto es así porque las mismas proposiciones beta podrían derivarse de otra teoría. No hay una relación de uno a uno entre las proposiciones alfa y las proposiciones beta. Por tanto, la ase- veración acerca de que una teoría «explica» la realidad tiene un signifi- cado muy preciso: sus proposiciones beta son consistentes con los datos empíricos. Si los datos empíricos no coinciden con las proposiciones beta, la teoría falla. En este caso, se formula una nueva teoría y así, por prueba y error, se llegará a establecer una buena teoría. El método alfa-beta se representa en la figura 1.2. A partir de un con- junto de supuestos primarios α1, se deriva lógicamente el conjunto de proposiciones empíricamente observables β1 (indicado mediante la flecha doble), el que debe ser sometido a la refutación estadística (indicado me- diante la flecha simple). La flecha doble indica el procedimiento lógico; la flecha simple señala el procedimiento operacional, la actividad a realizar. El análisis estadístico (señalado mediante el símbolo ≈) implica la bús- queda de una conformidad estadística entre las proposiciones beta que predicen relaciones particulares que deben existir entre las variables endó- genas y exógenas y el conjunto de relaciones, asociaciones o correlaciones empíricas entre las variables endógenas y exógenas, que denominaremos b. Si se muestra que estadísticamente β1 = b, entonces α1 es consistente con la realidad. Si β1 ≠ b, entonces α1 es falso y debe desarrollarse una nueva teo- ría α2, y así continuar con el algoritmo hasta obtener una buena teoría. 34 Capítulo 1 a1 ⇒ b1 → [b1 ≈ b] Si b1 = b, a1 es consistente con b y explica la realidad Si b1 ≠ b, a1 es falso y no explica la realidad. Entonces: a2 ⇒ b2 → [b2 ≈ b] Si... (el algoritmo continúa) Figura 1.2. El método alfa-beta Las relaciones o asociaciones empíricas (indicadas por la letra b en la figura 1.2) se calculan a partir de una base de datos y a la cual se le aplica una teoría estadística de inferencia. Por lo tanto, el conjunto de asociaciones empíricas obtenidas cambiará cuando se cuente con una nueva base de datos o con nuevas teorías estadísticas. Innovaciones en los instrumentos de medición también modificarán la base de datos. Estos casos de modificaciones darán lugar a nuevas pruebas estadísticas sobre la validez empírica de la teoría. Dado el tamaño del conjunto de datos de la realidad, indicado por la letra b, una teoría será falsa si se encuentra que una proposición beta es estadísticamente falsa. Es decir, es suficiente que la teoría falle en una sola de sus proposiciones beta. En el ejemplo utilizado anteriormente es suficiente mostrar que estadísticamente las diagonales no son iguales para concluir que la figura F no es un cuadrado. Así, una teoría es empíricamente consistente con la realidad si y solo si ninguna de sus proposiciones beta es estadísticamente falsa. Cuando se confrontan empíricamente varias teorías a la vez, dada una base de datos, algunas de ellas resultarán falsas y otras resultarán consistentes. Con nueva información, algunas de las teorías del último grupo serán falsas y otras seguirán siendo consistentes, y así sucesiva- mente. Aquellas que sobrevivan a todos los procesos de confrontación 35 Fundamentos de la ciencia económica serán las teorías buenas. Y reinarán hasta que una nueva información disponible conduzca a la aparición de inconsistencias. Un ejemplo sencillo puede ilustrar el método alfa-beta. Suponga una figura F que no es observable por el investigador. Considere la siguiente teoría 1: «la figura F es un cuadrado». Si la figura es un cuadrado, enton- ces sus dos diagonales deberían ser iguales —una proposición beta—. Si estadísticamente las dos diagonales no son iguales, se puede concluir que F no es un cuadrado y la teoría es falsa. Si las dos diagonales son iguales, ¿se puede concluir que la teoría es verdadera? No. No se puede concluir que F es un cuadrado y que la teoría es verdadera, debido a que esta evi- dencia es también consistente con, digamos, la teoría 2: «la figura F es un rectángulo». Solo se puede decir que la teoría 1 es consistente con la información. Las teorías 1 y 2 son consistentes con la evidencia empírica que muestra que las diagonales son iguales. En este caso, el antónimo de «falso» no es «verdadero» sino «consistente». El método alfa-beta es consistente con el principio de falsación de Popper. Por lo tanto, el método alfa-beta se inscribe en la lógica de la epistemología popperiana, pues nos permite refutar teorías —proposi- ciones alfa— sobre la base de la derivación lógica de las predicciones empíricas de la teoría que son refutables —proposiciones beta— y su confrontación con los datos de la realidad. Las proposiciones beta nos dicen qué cosa hay que observar para refutar una teoría. Este procedi- miento elimina cualquier posibilidad de estratagemas inmunizadoras —como utilizar elementos no observables en la explicación— que bus- quen salvaguardar a la teoría de la refutación empírica. La metodología alfa-beta implica que una teoría está sujeta a conti- nuas confrontaciones con la realidad. La buena teoría es aquella que ha sobrevivido a numerosos intentos de refutación. Pero la confrontación será continua, pues nuevos datos pueden refutarla o la aparición de nuevas teorías pueden superarla. Aceptar teorías es siempre una deci- sión provisional, pero su rechazo es definitivo. A este procedimiento se le puede denominar el principio de la razón insuficiente: dada la infor- mación que existe, no hay razón suficiente para refutar la teoría. Este 36 Capítulo 1 procedimiento es similar al que se utiliza en las pruebas estadísticas, donde rechazar la hipótesis nula es definitivo, pero aceptarla es provi- sional, en el sentido que, dada la información existente, no existe razón alguna para rechazarla. El método alfa-beta también nos muestra que los datos por sí mis- mos no pueden explicar el mundo real. La razón es simple: los datos empíricos por sí mismos no pueden producir relaciones de causalidad. Los datos pueden producir correlación estadística, es decir, una asocia- ción entre los datos observados que indica que se mueven de manera conectada, sea en la misma dirección —correlación positiva—, o en di- rección contraria, cuando uno aumenta el otro disminuye —correlación negativa—. Pero esto no implica causalidad. Por ejemplo, no se puede decir que los bomberos son causa de los incendios porque observamos que donde hay un incendio hay usualmente bomberos. No existe una ruta lógica desde la correlación hacia la causalidad. Como hemos visto aquí, la causalidad requiere una teoría, pues la causalidad está contenida en las proposiciones beta, las cuales se derivan de una teoría. El método alfa-beta en la ciencia económica El campo y método de la ciencia económica puede ser definida de ma- nera más precisa con la ayuda del concepto de proceso. La figura 1.1 nos servirá de referencia. La economía estudia un proceso particular, el proceso económico. La producción y distribución constituyen las variables endógenas, el objeto de estudio. Las variables exógenas y los mecanismos de interacción entre estas y las variables endógenas se esta- blecen mediante un conjunto de supuestos, una teoría económica. Esta teoría reduce el proceso económico del mundo real a otro proceso de un mundo abstracto pero más simple. En términos del método alfa-beta, una teoría económica corresponde a las proposiciones alfa, de la cual se derivan las proposiciones beta. Una proposición beta muestra la relación entre las variables endógenas 37 Fundamentos de la ciencia económica y exógenas. En consecuencia, para cada variable endógena de la teoría existirá una proposición beta; así, habrá tantas proposiciones beta como variables endógenas contenga la teoría. El uso del método alfa-beta en la ciencia económica tendrá sus particularidades, que pasamos a señalar. Una teoría económica es una familia de modelos En la ciencia económica puede ocurrir que las proposiciones beta no puedan ser derivadas directamente de las proposiciones alfa, debido a que estas son proposiciones muy generales. En este caso, se requiere transformar las proposiciones alfa en un conjunto de proposiciones operacionales. Este nuevo conjunto de proposiciones se llama el mo- delo de la teoría. Un modelo teórico es un conjunto de supuestos que incluye las proposiciones alfa y un subconjunto de supuestos auxiliares consistentes. La consistencia se refiere a que los supuestos auxiliares no pueden contradecir los supuestos primarios de la teoría. Una teoría es, entonces, una familia de modelos, donde el conjunto de proposiciones alfa constituye el núcleo de toda la familia. La lógica de la construcción de modelos no es proteger la teoría, sino por el contrario es hacerla efectivamente falsable. En la figura 1.2, considere que α1 y α2 sean dos modelos de la teoría α. El algoritmo de falsación es aplicado entonces a estos modelos. Si el primer modelo no pasa la prueba, el segundo ingresa a la prueba, y así sucesivamente. Para que una teoría sea falsa, todos los modelos de la familia deben fallar. El algoritmo requiere, por tanto, que el número de modelos que pueda generar la teoría sea finito. Una buena teoría es aquella que da lugar a un número limitado de supuestos auxiliares consistentes y, por lo tanto, de modelos; en caso contrario, la teoría no será refutable. Llevada al proceso de falsación, si todos los modelos fallan, la teoría es empíricamente falsa, y se hace necesario construir una nueva teoría. En términos de teoría y modelo, podemos decir que la teoría popperiana del conocimiento nos brinda los principios para llegar al 38 Capítulo 1 conocimiento científico, una lógica del conocimiento científico. Para ser operacional, esta teoría del conocimiento debe ser transformada en un modelo. A partir de este se puede generar un conjunto de reglas prácticas para aceptar o rechazar teorías económicas. El método alfa-beta es un modelo particular de la teoría popperiana del conocimiento. En la ciencia económica, una teoría económica se somete a la falsa- ción empírica a través de un modelo. Si el modelo no es refutado por los hechos de la realidad, la teoría se acepta; si el modelo falla, se debe construir otro modelo de la teoría y someterlo a la prueba de la falsa- ción. Si todos los modelos de la teoría fallan, entonces la teoría falla. Este método requiere que la teoría tenga un número finito de modelos. Si el número de modelos es infinito, la teoría no es falsable. Sobre la utilidad práctica de la teoría económica, considérese la pro- posición de Popper: «Todos los organismos vivientes tienen capacidad para resolver problemas, aquellos problemas que surgen con la vida misma». ¿Cómo hacen estos organismos para resolver sus problemas? «Todos los organismos vivientes usan teorías para solucionar sus pro- blemas», añade Popper. Los que usan teorías falsas pagan algún costo, en algunos casos el costo es su extinción como especie. Esta proposición de Popper implica que una ameba, un hombre de la calle y un científico usan teorías para resolver problemas. Lo que distingue al científico es que su metodología para eliminar teorías falsas es más desarrollada, está elaborada conscientemente, y no está basada en instintos.2 Por esto, la ciencia necesita una metodología explícita, impersonal, lógica y perfectible. Si realmente todos los organismos vi- vientes construyen sus teorías para sobrevivir y actuar, desde la ameba al científico, podría afirmarse, de nuevo, que «no hay nada más práctico que una buena teoría». 2 La otra diferencia es que mientras las teorías de la ameba se construyen en el or- ganismo de la ameba, el científico puede formular sus teorías mediante el lenguaje, de este modo puede trasladar sus teorías fuera de su organismo. Así, el científico puede estudiar a todos los organismos, inclusive a su propia especie, como en las ciencias sociales. En este caso, el científico social viene a ser el etólogo de su propia especie. 39 Fundamentos de la ciencia económica El supuesto del equilibrio económico es fundamental para derivar las proposiciones beta ¿Cómo se derivan las proposiciones beta? Un modelo debe establecer las interacciones entre los actores sociales y la solución de esas interac- ciones sobre las variables endógenas, dado los valores de las variables exógenas. Esta solución se denomina el equilibrio económico. Indica, por definición, que se trata de una situación donde ningún actor social tiene el poder y el incentivo para cambiar la situación. Y, entonces, esta situación se va a repetir periodo tras periodo, siempre y cuando las variables exógenas permanezcan fijas. Cuando cambien las variables exógenas, la situación de equilibrio será otra, con otros valores de equilibrio de las variables endógenas. Las variables exógenas tendrán efectos sobre las variables endógenas pa- sando de una situación de equilibrio a otra. Así se generan las proposi- ciones beta. Como se puede ver, la existencia del equilibrio económico es fundamental para esta derivación. Como hemos señalado antes, las proposiciones beta sirven para so- meter el modelo al proceso de falsificación. El supuesto de la existen- cia del equilibrio da lugar a otra implicancia empírica del modelo. Las condiciones de equilibrio también tienen implicancias empíricas, pues este equilibrio puede exigir que las variables endógenas se encuentren en ciertos rangos de valores, lo cual es observable y refutable. Luego, las condiciones de equilibrio que sean observables también serán parte de las proposiciones beta del modelo. Las proposiciones alfa universales La ciencia económica estudia un proceso particular: el proceso econó- mico, que es definido como el proceso de producción de bienes y su distribución entre los distintos grupos sociales que forman las socie- dades humanas. La economía busca establecer las variables exógenas que explican el resultado de la producción y distribución en sociedades 40 Capítulo 1 humanas particulares. Una teoría económica debe incluir entonces un conjunto de supuestos sobre las motivaciones de la gente y el mundo de las relaciones sociales en que operan, las cuales subyacen a los hechos observados en la producción y distribución en estas sociedades. La pregunta central de la ciencia económica tiene que ver con la on- tología universalista o particularista del proceso económico. El supuesto que adoptaremos aquí es que el proceso económico tiene particulari- dades para cada sociedad, pero también que existen relaciones que son universales. En otras palabras, la ciencia económica supone que existen teorías universales y teorías específicas para explicar el proceso econó- mico en sociedades particulares. Veamos aquí las proposiciones alfa de la teoría universal y dejemos para el resto del libro el uso de las teorías específicas, que se referirán a la sociedad capitalista. Primero, la ciencia económica supone que la naturaleza del pro- blema económico es similar en todas las sociedades. Todas enfrentan el mismo problema de escasez, esto es, las necesidades humanas son ilimi- tadas pero la disponibilidad de los bienes es limitada. Como los bienes son escasos, estos deben ser producidos, pero se supone que los factores de producción son limitados. Este es el problema económico de toda sociedad. Para resolverlo, se supone que cada sociedad se organiza y establece las reglas bajo las cuales debe operar el proceso económico. Segundo, la ciencia económica supone que los individuos (que llama- remos indistintamente agentes o actores sociales) actúan guiados por una motivación; es decir, existe una lógica que subyace a su comportamiento. A esta lógica de comportamiento se le denomina racionalidad económica. Este supuesto de la racionalidad lleva a los individuos a actuar de manera consistente y no errática, haciendo evaluaciones entre fines y medios. Se supone implícitamente que los individuos actúan no de manera emo- cional, sino de manera racional, que ellos calculan las consecuencias de sus decisiones a la luz de los objetivos que persiguen. «Comportamiento racional» no tiene significación ética, de ser buena o mala, sino que es un supuesto —una teoría— de la ciencia económica positiva sobre la existencia de una motivación que guía las acciones de los individuos. 41 Fundamentos de la ciencia económica Las proposiciones universales serán denominadas postulados, para indicar que ellas constituyen el núcleo de la ciencia económica.3 Estos postulados son: El postulado de la función de producción. Los bienes no se pro- ducen de la nada. Dado un estado de conocimiento tecnológico en la sociedad, la cantidad producida de cualquier bien depende de la cantidad de recursos usados como insumos. El postulado de escasez. Las sociedades buscan resolver el problema económico: los recursos para la producción de bienes son limitados, en tanto que las necesidades humanas por estos bienes son ilimi- tadas. Ninguna cantidad de bienes será suficiente y siempre habrá escasez y, por lo tanto, siempre se buscará producir más cantidades de bienes. El postulado institucional. Para resolver el problema económico, las sociedades buscan establecer un conjunto de reglas y organiza- ciones para llevar a cabo el proceso económico. El postulado de racionalidad. El comportamiento individual está guiado por una motivación, la cual deber ser consistente con el con- texto institucional de la sociedad en la cual el individuo vive. El postulado de la incertidumbre. El proceso económico se desa- rrolla en un ambiente de incertidumbre. Los individuos no conocen con certeza las consecuencias futuras de sus acciones de hoy, ni co- nocen con certeza las ocurrencias de algunas variables exógenas. La gente busca, individual o colectivamente, establecer mecanismos de protección ante los riesgos de pérdidas que puedan sufrir. 3 El término axioma es demasiado rígido para ser usado en la ciencia económica, donde se espera que las proposiciones jueguen un rol cambiante en la construcción de teorías. El término postulado parece ser mejor, más flexible. Supuesto es un término aun más flexible y será usado en este libro cuando se trate de teorías económicas específicas. 42 Capítulo 1 El postulado de las condiciones iniciales (historia). Las sociedades tienen un origen que se caracteriza por dos condiciones iniciales: sus dotaciones iniciales de recursos y el grado de desigualdad ini- cial en la distribución de esos recursos entre los individuos. El pri- mero constituye una dotación inicial cuantitativa, mientras que la segunda es una dotación inicial cualitativa. Para explicar el funcionamiento de sociedades concretas, la ciencia económica construye sociedades abstractas que se le parezcan, para lo cual utiliza los supuestos universales y también supuestos específicos sobre la sociedad bajo estudio. Ese conjunto de supuestos constituye la teoría económica del tipo de sociedad bajo análisis. Las relaciones que se establecen en esa sociedad abstracta son todas lógicamente correctas. Si las sociedades del mundo real no se parecen a la sociedad abstracta, falla la teoría; si coinciden, la teoría explica esa realidad. La economía es una ciencia social porque estudia las sociedades hu- manas, como dijimos anteriormente. Ahora se puede precisar que es ciencia social en un doble sentido. Primero, porque su campo de estu- dio se refiere al proceso de producción de bienes y su distribución entre los grupos sociales de una sociedad. Segundo, porque estudia el comportamiento agregado, bien sea de sociedades, bien sea de individuos. El problema es que el agregado no es la simple suma de las partes, pues existe lo que se llama en lógica la fala- cia de composición: lo que es cierto para el individuo no es cierto para el agregado. Un ejemplo es el comportamiento de la gente espectando un desfile: si un individuo se empina podrá ver mejor el desfile, pero si todos se empinan nadie podrá ver mejor el desfile. Un ejemplo del comportamiento de la gente en el mercado de crédito: si un individuo no puede devolver el crédito, él tiene un gran problema; pero si todos los clientes del banco no pueden devolver el crédito, es el banco el que tiene un gran problema. Una teoría económica, como sistema lógico que es, no puede caer en los problemas de falacia de composición. 43 Fundamentos de la ciencia económica Las teorías económicas son abstracciones del mundo real, donde se ignora aquellos factores que se supone no son importantes. De modo que si la teoría yerra al no poder explicar el comportamiento de una sociedad particular o el de un individuo particular, la teoría no falla. A diferencia de la matemática, donde un contra ejemplo es suficiente para destruir un teorema, en la ciencia económica un contra ejemplo empírico no refuta una teoría. La prueba tiene que ser estadística. Debido al uso de la abstracción en la generación de una teoría, las pruebas empíricas deben ser, por eso, estadísticas. Aunque la teoría explica la generalidad de los casos, habrá algunas excepciones. Una sociedad puede ser parte de la excepción, puede ser un error estadís- tico. Así llegamos a la conclusión de que pueden existir realidades sin teoría, sea porque no existe teoría que pueda explicar al conjunto de sociedades o sea porque existe tal teoría pero existen algunas realidades que son la excepción. Puede, asimismo, ocurrir que exista más de una teoría que explique una realidad social. La relación entre teoría y realidad no es necesaria- mente de uno a uno. Como sabemos, este es un problema clásico en la física. La luz, considerada una onda, actúa en algunos casos como partícula. El planeta Tierra, considerado esférico, puede algunas veces considerarse plano, sobre todo para distancias cortas. Qué aspecto de la luz —o la Tierra—, o qué faceta de la luz —o de la Tierra— se obser- varía con las circunstancias. En economía puede, entonces, existir más de una teoría para una misma realidad social. Este capítulo ha mostrado los fundamentos de la ciencia económica en lo que se refiere a la epistemología. Las reglas del conocimiento cien- tífico han quedado claramente establecidas. Estas reglas serán utilizadas y respetadas a lo largo de los siguientes capítulos. Toca ahora presentar las regularidades empíricas del capitalismo, que constituye la agenda de investigación para el resto del libro. Capítulo 2 Regularidades empíricas del capitalismo ¿Cuáles son las regularidades empíricas que sobre la producción y la distribución en el sistema capitalista se pueden derivar de los estudios empíricos que aparecen en la literatura internacional? La pregunta puede parecer extraña. Estamos acostumbrados a este tipo de preguntas solo en el caso de la física, donde los grandes cuerpos del universo tienen trayectorias definidas. Pero en el proceso económico, donde los actores sociales son las personas, con voluntad de actuar de maneras muy distintas y bajo circunstancias diversas, ¿sería posible es- perar comportamientos tan sistemáticos en el mundo social como para hablar de regularidades empíricas? La respuesta es afirmativa. Pero está sujeta a dos calificaciones, como veremos a continuación. Naturaleza de las regularidades en el proceso económico La primera cuestión a notar es que las «leyes económicas», que con más propiedad llamaremos aquí regularidades empíricas, se referirán solo al agregado del comportamiento de los individuos. Sobre el com- portamiento de cada individuo, como bien se coloca la sospecha en el párrafo anterior, no podemos esperar regularidades. Cada individuo enfrenta condiciones cambiantes en su vida personal y hasta en su es- tado de ánimo. Sin embargo, cuando se agregan individuos, sí es posible 45 Regularidades empíricas del capitalismo observar regularidades, pues las desviaciones individuales van en dife- rentes direcciones y tienden en el agregado a compensarse. Así, mientras unos pierden sus empleos, otros los consiguen; mientras unos pasan por un buen momento anímico, otros están pasando por uno malo. A nivel individual podemos observar un comportamiento caótico o impredecible en la gente, pero a nivel agregado observamos regularida- des. ¿No es esto contradictorio? Como se muestra en el apéndice, este problema también aparece en la física y constituye el problema teórico fundamental actual: en la teoría cuántica, que estudia el mundo de lo pequeño, el mundo subatómico, existe caos; pero en la teoría de la rela- tividad, que estudia el mundo de los cuerpos grandes, existe orden. En la economía, esta relación no es contradictoria, porque las desviaciones individuales tienden a compensarse en el agregado. Como se verá más adelante, la ciencia económica construye teorías para explicar el comportamiento económico del individuo, tales como la teoría del consumidor, del productor, del inversionista. Estas teorías pueden parecer contradictorias con el objetivo de una ciencia social que busca estudiar el agregado. Pero no lo es. En realidad, y como también se mostrará más adelante, la teoría del individuo no intenta explicar el comportamiento de un individuo particular, sino el comportamiento del grupo; es decir, se construye un individuo abstracto que, se supone, es representativo de las motivaciones del grupo social bajo estudio. Considere el siguiente ejemplo. Si el precio de la carne de res au- menta en el mercado, cada individuo reacciona de distinta manera. Unos consumirán menos cantidades, otros consumirán más cantida- des, otros no modificarán la cantidad que consumen, otros siguen sin consumir y ni se enteran de la subida del precio, como los vegetaria- nos. Además, unos aumentan y otros disminuyen su consumo debido a cambios en su situación personal; por ejemplo, unos han conseguido empleo mientras que otros lo han perdido, unos se han casado mien- tras que otros se han divorciado. No podemos decir nada sobre la res- puesta sistemática de cada individuo particular. Sin embargo, en el agregado todos esos cambios individuales tienden a compensarse y se 46 Capítulo 2 puede observar regularidades. En efecto, se observa que cada vez que sube el precio de la carne, y ningún otro precio cambia, la cantidad to- tal consumida disminuye. En el agregado, existirá la curva de demanda y será decreciente: a mayor precio de un bien, su cantidad consumida disminuirá. Podemos esperar regularidades solo para el agregado. Segundo, y como el ejemplo anterior lo sugiere, las regularidades empíricas son leyes estadísticas, válidas en la mayoría de los casos, pero no para todos los casos. Las regularidades en economía no son leyes determinísticas, que son válidas siempre, como la ley de la gravedad en física. Dos tipos de capitalismo: primer mundo y tercer mundo Para establecer las regularidades empíricas, definiremos como socieda- des capitalistas a aquellos países que han venido operando por largo tiempo bajo las reglas y organizaciones del capitalismo —como son la propiedad privada del capital, el sistema de mercado como forma de intercambio de bienes y, principalmente, la existencia del mercado la- boral—. El conjunto de países capitalistas será dividido en dos grupos: los del primer mundo y los del tercer mundo. Esta distinción se basa en el criterio del desempeño en cuanto a la producción. Denominaremos pri- mer mundo a los países que tienen, en relación a los del tercer mundo, un mayor nivel del producto por persona, es decir, será el grupo de países relativamente ricos. Los países que funcionaban con las reglas y organizaciones del so- cialismo eran denominados el «segundo mundo». A los ex países so- cialistas de Europa ahora se les llama «países en transición» (se supone hacia el capitalismo). Como nuestro objeto de estudio serán los países capitalistas de larga trayectoria, excluiremos de este objeto de estudio a los ex países socialistas de Europa del este y Rusia, así como también excluiremos a los actuales países socialistas, como la República Popular China, Corea del Norte, Cuba y Vietnam. 47 Regularidades empíricas del capitalismo Según los datos del Banco Mundial (2001: cuadro 1), los primeros veinte lugares de los países capitalistas más ricos del mundo lo ocupan Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Italia, Holanda, Noruega, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza, en Europa occidental; Estados Unidos y Canadá, en América del Norte; Japón en Asia; y, Australia y Nueva Zelanda en Oceanía. Este grupo formará el primer mundo en nuestra definición. El tercer mundo incluye al resto de países del mundo capitalista. Más adelante se hará una separación del tercer mundo en dos grupos, según el criterio de su historia colonial, aquellos con un legado colonial importante y aquellos sin ese legado. Se mostrará que el segundo grupo es muy pequeño dentro del tercer mundo. Por lo tanto, en este capítulo se mantendrá el tercer mundo como una unidad para simplificar las comparaciones. Las dos características que distinguen el primer mundo del ter- cer mundo, a lo largo del libro, serán las dotaciones factoriales y la desigualdad en la distribución de activos económicos y políticos. La primera se refiere a la cantidad de capital por trabajador. No existen mediciones estadísticas sobre esta relación, pero sería muy difícil dis- putar que esta es mayor en el primer mundo en comparación a la del tercer mundo. En la segunda característica, la desigualdad en las dotaciones in- dividuales de activos económicos se refiere a la concentración en tie- rras agrícolas, capital físico y capital humano. Tampoco en este caso existen mediciones estadísticas, pero sería muy difícil cuestionar que la concentración de estos activos es mayor en el tercer mundo que en el primer mundo. En el tercer mundo los latifundios son más frecuentes; la propiedad del capital físico está menos extendida, debido al poco desarrollo de los mercados de acciones empresariales; y la desigualdad en años de educación de la población adulta es también mucho mayor, si se le mide, por ejemplo, por la tasa de analfabetismo. En cuanto a los activos políticos, es evidente que los derechos ciudadanos están menos desarrollados en el tercer mundo, en comparación al primer mundo. 48 Capítulo 2 En cuanto a las regularidades sobre la producción y la distribución, algunas son propias del primer mundo, otras del tercer mundo y otras de ambos grupos. Las siete regularidades empíricas que se han podido establecer a partir de la literatura empírica internacional se muestran a continuación. Regularidades por grupos de países: primer mundo versus tercer mundo El primer grupo de regularidades se refiere a aquellas que son diferen- ciadas, unas son propias del primer mundo y otras del tercer mundo. Ellas son: 1. Existencia y persistencia del desempleo en el primer mundo Los países del primer mundo operan con desempleo. Los desemplea- dos son aquellos trabajadores que buscan empleo en las firmas y no lo consiguen. El desempleo es, ciertamente, una situación no deseada por los trabajadores. Las tasas de desempleo pueden subir o bajar pero son típicamente positivas. Es muy inusual que una economía capita- lista opere sin desempleo. Las estadísticas internacionales así lo mues- tran. En el conjunto de países de Europea occidental, en el periodo 1960-2005, la tasa promedio anual ha oscilado entre 2% y 10%; en Estados Unidos estas tasas han variado entre 3% y 10% (Blanchard 2004: cuadro 1.5). Es importante señalar una experiencia que han enfrentado los ex países socialistas desde que empezaron su transición al capitalismo. Entre las primeras cosas que aparecieron, junto con el desarrollo de los mercados, ha sido el desempleo, fenómeno que era casi desconocido en la sociedad socialista. Uno puede entender ahora por qué el historiador John Garraty llamó al desempleo la enfermedad del capitalismo. 49 Regularidades empíricas del capitalismo 2. Existencia y persistencia del desempleo y subempleo en el tercer mundo En el tercer mundo se puede distinguir tres grupos de trabajadores. El primero es el que se encuentra empleado en las firmas a cambio de salarios; el segundo es el que busca ese tipo de empleo pero no lo con- sigue, que son los desempleados. Y existe un tercer grupo constituido por el grupo de trabajadores que crea su propio empleo. Ellos son los que se autoemplean en pequeñas unidades productivas, que es donde generan sus ingresos. La característica del autoempleo es que el ingreso generado allí es, en promedio, inferior al salario que rige en el mercado laboral, para una calificación laboral similar. Al igual que el desempleo, el autoempleo no es tampoco una situación deseada por los trabajadores; es, más bien, una situación de segunda opción, siendo la primera obtener el empleo asalariado. Denominaremos, por eso, subempleo al caso del grupo de trabajadores que se encuentra en la situación de autoempleo y obtiene ingresos inferiores al salario del mercado para una misma calificación. El desempleo es también característico del tercer mundo. La regula- ridad estadística es que la tasa de desempleo puede mostrar variaciones por países y periodos, pero usualmente es positiva. Los rangos de las tasas de desempleo no son muy distintas a las del primer mundo. El autoempleo es, en cambio, típico del tercer mundo. La tasa de autoempleo entre los trabajadores de las ciudades es mucho mayor en el tercer mundo que en el primer mundo. Según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para el periodo 1980- 2000, esta tasa fue, en promedio, de 12% para el primer mundo y de 40% para el tercer mundo, para una muestra de 17 y 58 países, respec- tivamente (OIT 2002: anexo 2, 62-64). Si se hiciera un recálculo to- mando en cuenta también a la población rural, estas diferencias serían aun mayores, pues la tasa de autoempleo es mayor en el campo que en la ciudad en todas partes, pero en el tercer mundo la diferencia es claramente mayor que en el primero. No todo el autoempleo es igual al 50 Capítulo 2 subempleo; sin embargo, dado que no existen mediciones directas del subempleo, los tomaremos aquí como equivalentes. En suma, la diferencia en la situación laboral entre el primer mundo y el tercer mundo es la enorme tasa de subempleo que existe en este último. Las diferencias no están tanto en las tasas de desempleo. 3. Existencia y persistencia de diferencias en ingresos entre grupos étnicos en el tercer mundo En el tercer mundo, la mayoría de los países son multiétnicos. Las di- ferencias en el ingreso medio entre grupos étnicos son marcadas y per- sistentes. Estas diferencias son también jerárquicas, pues el orden de los grupos se mantiene en el tiempo. No es que un grupo étnico pase de ser pobre a rico, o viceversa, de un periodo a otro. Los grupos étnicos permanecen de manera sistemática o como grupos pobres o como gru- pos ricos. En los países que han tenido un legado colonial, los grupos étnicos que son descendientes de poblaciones aborígenes o esclavas son las que se ubican, en su mayoría, dentro del grupo pobre del país. Los estudios empíricos que han calculado las desigualdades de in- gresos entre grupos étnicos han encontrado que, en efecto, existen esas diferencias y son estadísticamente significativas. Estos estudios se refie- ren a varios países de América Latina, África y Asia para periodos varia- dos de las últimas décadas (Darity y Nembhard 2000; Hall y Patrinos 2005; Psacharopoulos y Patrinos 1994; Silva 2001; y, Stewart 2001). En suma, la literatura internacional muestra que en la desigualdad de ingresos que se observa en el tercer mundo, la etnicidad de los grupos sociales cuenta. 51 Regularidades empíricas del capitalismo Regularidades en el capitalismo mundial: primer mundo y tercer mundo El segundo grupo de regularidades se refiere a aquellas que son válidas para todos los países capitalistas. Ellas son: 4. En el corto plazo (dada la capacidad productiva), las variables nominales y reales se mueven conjuntamente Cuando los gobiernos mueven las variables nominales que controlan, como la cantidad de dinero, la tasa de cambio, la tasa de interés o el precio de un bien que produce una empresa pública, ¿se ven afectadas las variables reales de la economía, tales como el nivel de producción, nivel de empleo y salario real? Los estudios empíricos tienden a dar una respuesta afirmativa a esta pregunta. Para los Estados Unidos, durante el periodo 1959-1996, y sobre datos trimestrales, un estudio encontró que las variaciones en la cantidad de dinero estaban correlacionadas positivamente —se movían en la misma dirección— con el nivel del producto, aunque el grado de correlación era moderado (Barro 1997: capítulo 18). Para el periodo 1970-1997, otro estudio también mostró correlaciones positivas entre esas variables nominales y reales en una muestra de diez países del pri- mer mundo y quince del tercer mundo (Rand y Tarp 2002). 5. En el largo plazo (cuando aumenta la capacidad productiva), el nivel del producto y los salarios reales se mueven en la misma dirección Cuando el nivel de producción de una economía capitalista crece, el salario real no disminuye ni se queda estancado, sino que también au- menta. El crecimiento económico de los países capitalistas, en la mayo- ría de los casos, no pauperiza a sus trabajadores asalariados. En los Estados Unidos, por ejemplo, durante el periodo 1959- 1973, el producto por trabajador creció a la tasa anual de 1.9% y 52 Capítulo 2 el salario real lo hizo casi a esa misma tasa (Barro 1997: capítulo 6). Para el caso de América Latina, la evidencia empírica para el periodo 1990-1999 muestra que de los once países que experimentaron un cre- cimiento sostenido en su nivel del producto total, en ocho de ellos, los salarios reales en la industria también crecieron de manera sostenida (OIT: 2000, cuadro 9a). Regularidades sobre desarrollo económico entre los dos grupos de países El tercer grupo de regularidades se refiere a las tendencias de largo plazo entre los dos grupos de países. A continuación les presentamos dichas tendencias. 6. Persistencia de las diferencias en el nivel de ingreso entre el primer mundo y el tercer mundo El primer mundo, por la definición utilizada en este estudio, se com- pone de los veinte países capitalistas más ricos. Según los datos del Banco Mundial (2002: cuadro 1), los países del primer mundo tenían en 1999 un ingreso por persona de 26.000 dólares anuales, mientras que los del tercer mundo llegaban apenas a los 1.200, una diferencia de veinte veces. América Latina alcanzaba un valor de 3.800 dólares, que la hace la región más rica dentro del tercer mundo. Usualmente estas cifras se someten a correcciones por las diferencias de precios que existen entre el primer y el tercer mundo, a fin de medir el ingreso en dólares de igual poder adquisitivo. Con esta corrección las diferencias cuantitativas se reducen, pero el orden de los países no cambia mucho. Se debe señalar, sin embargo, que los métodos de co- rrección hacen varios supuestos implícitos, como por ejemplo que en ambos mundos se consumen los mismos bienes —aunque en diferentes cantidades—, cuando tal vez lo más notable entre ambos mundos sea 53 Regularidades empíricas del capitalismo precisamente que los bienes que se consumen son distintos. Aunque la medición mostrada anteriormente es imperfecta, debemos aceptarla. Debido a que el primer mundo es, por definición, el grupo con mayores niveles de ingreso, la pregunta significativa es si esa diferencia ha persistido en el tiempo. La literatura internacional muestra que en las últimas cuatro a cinco décadas, tanto los países del primer mundo como los del tercer mundo han mostrado crecimiento en el nivel del producto. Pero las tasas de crecimiento en el tercer mundo no han sido mayores que las del primer mundo. Así, un estudio empírico, que ya es un clásico, encontró este resultado, utilizando una muestra de 114 países del primer y del tercer mundo para el periodo 1960-1990 (Barro y Sala-i-Martin 1995). La evidencia empírica es que, en general, los países del tercer mundo no han podido alcanzar el nivel de ingreso que tienen los países del primer mundo. Según el historiador Angus Maddison (1995), desde 1850 no hay nuevos miembros en el club del primer mundo, siendo la única excepción Japón, que hoy se encuentra entre los países del primer mundo. 7. Existencia y persistencia en el mayor grado de desigualdad en los países del tercer mundo con respecto a los del primer mundo El grado de desigualdad o más propiamente el grado de concentración del ingreso nacional en los grupos ricos de una sociedad se mide usual- mente por el coeficiente de Gini, cuyo valor va desde cero —igualdad perfecta, todos los individuos tienen el mismo ingreso— hasta uno —concentración perfecta, un individuo tienen todo el ingreso nacio- nal—. Empíricamente, sin embargo, es poco frecuente encontrar un coeficiente de Gini superior a 0,60 o por debajo de 0,20. El grado de desigualdad en la distribución del ingreso nacional, me- dido por el coeficiente de Gini, mostró un valor promedio de 0,33 en los países el primer mundo y de 0,45 en los del tercer mundo durante el periodo 1950-1995 (Deninger y Squire 1996: cuadro 1). Estos datos 54 Capítulo 2 muestran que los países del primer mundo tienden a ser sociedades más igualitarias en comparación a las del tercer mundo. Sobre la desigual- dad, esta es la primera regularidad. Por otro lado, varios estudios han mostrado que los grados de des- igualdad de los países tienden, en general, a cambiar muy poco a través del tiempo (Deninger y Squire 1996: cuadro 5; Li, Squire y Zou 1998). En consecuencia, se puede concluir que el orden en los grados de des- igualdad entre los dos grupos de países tiende a mantenerse a través del tiempo. Sobre la desigualdad, esta es la segunda regularidad. Tareas del libro Cualquier teoría económica que intente explicar el funcionamiento del capitalismo tiene que dar cuenta de estas siete regularidades. Estas re- gularidades juegan el papel de evidencia empírica (el conjunto de datos denominados con la letra b en el capítulo 1) para refutar las teorías. En el resto del libro se presentarán varias teorías que intentan expli- car el capitalismo. Las predicciones de dichas teorías serán luego con- trastadas contra estas regularidades y serán, así, sometidas al proceso de falsación. De acuerdo a los principios epistemológicos establecidos en el pri- mer capítulo, una teoría es sometida a la falsación a través de sus mo- delos. Una teoría falla cuando todos sus modelos fallan; un modelo falla cuando es refutada por algunas de las regularidades; por lo tanto, una teoría falla cuando todos sus modelos fallan en alguna de estas regularidades. Si una teoría no es refutada por ninguna de las regula- ridades no significa que ella sea verdadera, pero la teoría será aceptada provisionalmente, pues no existe razón alguna para rechazarla en esta etapa de la investigación. Este es el principio de la razón insuficiente aplicado a la falsación de las teorías. Utilizaremos estos principios a lo largo del libro. Capítulo 3 La economía estándar En la ciencia económica actual coexisten varias escuelas. Las principa- les son tres: neoclásica, clásica y keynesiana. Ciertamente, cada escuela tiene una teoría diferente sobre el funcionamiento del capitalismo. Ellas conforman lo que se puede denominar la economía estándar. Según Thomas Kuhn, conocido físico y epistemólogo, las escuelas compiten al interior de una ciencia y como resultado de esa competen- cia queda solo una, que es la dominante o el paradigma. Esta escuela dominante se constituye en la «ciencia normal», pues establece no solo la explicación sobre la realidad social, sino también el campo y el mé- todo de análisis dominantes. Aunque coexisten varias escuelas en la ciencia económica actual, se puede decir que la escuela neoclásica es la dominante; es el paradigma actual. El paradigma se reconoce fácilmente porque es el material que se utiliza en los centros educativos. La economía neoclásica es la que se encuentra en los textos universitarios de economía que se enseñan en el planeta. Es curioso, pero la economía se enseña en todas las universida- des del mundo utilizando los mismos textos, al igual que la enseñanza de la física. En este capítulo se presentan las proposiciones alfa de cada escuela; luego, se incorporan supuestos auxiliares para construir modelos de cada teoría; y, finalmente, se confrontan sus proposiciones beta con las regularidades empíricas presentadas en el capítulo anterior. 56 Capítulo 3 Teoría de la firma Las tres escuelas utilizan una misma teoría sobre el comportamiento de las firmas. El supuesto primario es que la firma capitalista busca maximizar las ganancias. Para que esta teoría pueda ser operacional y refutable, introduciremos supuestos auxiliares para generar un modelo. Supondremos que la firma opera en mercados de competencia perfecta, esto es, donde ninguna firma tiene poder para fijar precios. Los precios son exógenos a la firma. Analizaremos el comportamiento de la firma en el mercado laboral. Los capitalistas buscan hacer ganancias contratando trabajadores; es decir, la contratación de trabajadores no es el fin de la actividad de la firma sino un medio, el medio para generar ganancias. Para enten- der que la firma contrata trabajadores guiada por la motivación de la ganancia máxima, considere el caso de una firma típica. Considere que esta firma opera con ochenta trabajadores. ¿Por qué contrata ochenta y no otra cantidad? La teoría dice que, dado el salario del mercado y la dotación de capital de la firma, con ochenta trabajadores las ganancias serán mayores en comparación a si se emplea cualquier otra cantidad. Pero, nuevamente, ¿por qué ochenta trabajadores llevan a la ganan- cia máxima? El salario es para la firma parte de sus costos. La ganancia de contratar trabajadores resultará de la cantidad total que se producirá con esa cantidad de trabajadores y, la venta de esa producción en el mercado del bien, al que llamaremos el bien B, al precio que rige en el mercado, menos los costos laborales totales. Esta diferencia se hace máxima con ochenta trabajadores. ¿Por qué con ochenta trabajadores? Necesitamos entender el pro- ceso productivo. Se supone que a mayor cantidad de trabajadores, la cantidad producida del bien será mayor; pero la relación no será li- neal, es decir, el doble de trabajadores no producirá el doble de pro- ducto, sino menos del doble. Este es el principio de los rendimientos decrecientes factoriales —de un factor que es variable— en el proceso productivo. El supuesto de que un factor de producción utilizado en 57 La economía estándar el proceso productivo en cantidades crecientes llegará, finalmente, a mostrar rendimientos decrecientes es considerado casi una verdad y por eso se le denomina principio, en lugar de supuesto. Si no fuera por los rendimientos decrecientes factoriales se podría producir los alimentos del mundo en una maceta de tierra. El principio de los rendimientos decrecientes implica que el pro- ducto por trabajador o productividad promedio disminuirá cuando la cantidad de trabajadores aumenta. El rendimiento decreciente se ex- presa de manera intuitiva en ese dicho popular: «a más regimiento me- nos rendimiento». Si usted, amigo lector, puede construir un gráfico le ayudará a entender este principio. En el eje vertical mida la cantidad producida en un día en una firma y en el eje horizontal la cantidad de trabajadores empleada. Dibuje la curva del producto total, una curva creciente pero que cada vez crece menos. ¿Qué le dice esta curva con respecto al producto por trabajador? El principio de los rendimientos decrecientes también implica que la contribución de un trabajador adicional a la cantidad producida, llamada productividad marginal, también disminuirá a medida que au- menta la cantidad de trabajadores. Si la firma contrata el trabajador 79, el producto aumentará en, digamos, 40 unidades diarias; si con- trata el trabajador 80, el producto aumentará, pero en una cantidad menor, digamos, en 30 unidades, y con el trabajador 81 aumentará en, digamos, 20 unidades. Amigo lector: ¿puede usted incluir estos datos en su gráfico? Una consecuencia importante a destacar del principio de los ren- dimientos decrecientes es que el producto marginal es menor que el producto promedio, pues el promedio puede bajar solo si el marginal es inferior. Un ejemplo le puede ayudar a entender esta relación: si la edad promedio en un grupo de personas es treinta años, para que el promedio disminuya, la persona que se una al grupo deberá tener una edad inferior a treinta años. Hasta ahora hemos hablado de la productividad marginal física del trabajo. Esta cantidad se puede transformar en unidades monetarias 58 Capítulo 3 utilizando el precio del bien producido, que en este modelo es fijo para la firma. Así construimos el concepto de valor de la productividad mar- ginal laboral, que es igual a la productividad marginal física laboral multiplicada por el precio del bien producido. Ahora sí estamos listos para responder la pregunta sobre la lógica de la cantidad de trabajadores empleada por la firma. Si la firma contra- tara trabajadores hasta que el valor de la productividad promedio fuese igual al salario del mercado, ¿cuánto sería la ganancia? Cero, pues todo el producto se iría en pagar salarios. Las firmas no pueden seguir este criterio. En cambio, si la firma contrata trabajadores hasta que el valor de la productividad marginal laboral sea igual al salario de mercado, la ganancia será máxima. Para poner un ejemplo, considere los datos de productividad física utilizados anteriormente; en adición, considere que el precio del bien B es igual a un sol por kilo, de modo que la productividad marginal física laboral será igual al valor de la productividad marginal laboral, y sea el salario de mercado igual a treinta soles diarios. El trabajador ochenta contribuye al aumento del ingreso total de la firma en treinta soles, que es igual a su contribución al aumento del costo total laboral, también de treinta soles. Como el trabajador 81 contribuirá menos al ingreso total —con veinte soles— que al costo laboral total, si lo contratara, la firma perdería esa diferencia; en cambio, el trabajador 79 contribuirá más a los ingresos totales —cuarenta soles— que al costo laboral total, y entonces si no lo contratara, la firma dejaría de ganar esa diferencia. Lo mismo sucede con los demás trabajadores, hasta llegar al trabajador ochenta. La firma paga un salario uniforme, el salario del mercado, a todos los trabajadores. La firma contrata trabajadores hasta que el valor de la productividad marginal sea igual al salario del mercado. Esta igualdad ocurre en el trabajador ochenta y por eso contrata esta cantidad. Para los 79 trabajadores restantes, la productividad marginal está por encima del salario, y es así como la firma genera la ganancia máxima. Así po- demos entender ahora por qué la firma contrata ochenta trabajadores. En suma, si la firma desea maximizar la ganancia total deberá contratar 59 La economía estándar ochenta trabajadores, que es la cantidad que iguala el valor de la pro- ductividad marginal laboral al salario nominal del mercado. ¿Qué pasaría con la ganancia si la firma pudiera pagar a cada traba- jador el valor de la productividad marginal? La ganancia sería cero. En este modelo, la firma paga un mismo salario a todos los trabajadores, el salario del mercado. Si la firma pagara por encima del salario del mercado, estaría gastando en salarios más de lo necesario y no tendría ningún beneficio a cambio; si pagara por debajo, no podría conseguir trabajadores. También debe quedar en claro que si la firma iguala la productividad marginal laboral al salario de mercado, la productividad promedio del trabajo será necesariamente superior al salario. ¿Es así como actúan las firmas? Hace años un estudio mostró que los empresarios ingleses no conocían el término productividad margi- nal, entonces, no podrían igualarla a los salarios, y el estudio saltó a la conclusión de que la teoría era falsa. Esta no es forma de refutar empí- ricamente una teoría de la firma, la cual construye una firma abstracta. Serán las proposiciones beta de este modelo de la teoría las que nos di- rán si la teoría es buena o no, si la firma abstracta se parece a la firma del mundo real, cosa que se mostrará más adelante. Por ahora es suficiente decir que la firma del mundo real no necesita utilizar estos conceptos ni hacer estos cálculos. Pero cualquier otro mecanismo de cálculo eco- nómico que utilice la firma real —de manera intuitiva, por ejemplo—, será equivalente al que acabamos de describir, si es que busca maximi- zar sus ganancias; es como si la firma del mundo real igualara el salario de mercado a la productividad marginal del trabajo. La teoría dice que la firma busca maximizar ganancias. La teoría se refiere a la firma abstracta y concluye que si busca maximizar ganan- cias debe igualar la