~ ~ Arma María Escobar Contacto Social y Lingüístico El español en contacto con el quechua en el Perú ~ • ~ E Pontificia Universidad Católica del Perú FONDO EDITORIAL 2000 \iiif/ Anna María Escobar . es profesora de lingüística hispánica de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaing (Estados Unidos) desde 1989. Allí enseña cursos de introducción a la lingüística hispánica, socio- lingüística, dialectología, lenguas en contacto y morfología. Ha sido profesora visitante en los programas de maestría de lingüística en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y de la Pontificia Universidad Católica del Pe1ú. Ha publicado varios artículos en el Peru y en el extranjero, en el área del español en contacto con el quechua. En 1990, salió su primer libro titulado Los bilingües y el castellano en el Perú, publicado por el Instituto de Estudios Peruanos. CONTACTO SOCIAL Y LINGÜÍSTICO Contacto social y lingüístico El español en contacto con el quechua en el Perú Anna María Escobar University of Illinois, Urbana-Champaign Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial, 2000 Primera edición: mayo del 2000 Contacto social y lingüístico El español en contacto con el quechua en el Perú Carátula: Enrique Ottone Copyright © 2000 por Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Av. Universitaria, cuadra 18, San Miguel. Telefax: 460-0872. Teléfonos: 460-2870, 460-2291, anexos 220 y ~156. E-mail: feditor@pucp.edu.pe Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio total o parcial­ mente, sin permiso expreso de los editores. Hecho el Depósito Legal: 1501052000-1427 Derechos reservados ISBN: 9972-42-347-6 Impreso en Perú - Printed in Peru Este libro está dedicado a mi profesor de Lengua I, Luis Jaime Cisneros Índice Presentación por Rodolfo Cerrón Palomino 13 Prefacio 17 Capítulo 1: Contexto teórico 19 l. l. Factor lingüístico en el contacto de lenguas 20 1.2. Factor social en el contacto de lenguas 27 1.3. El español en contacto con el quechua en el Perú 35 Capítulo 2: Procesos morfosintácticos 1 4 7 2.1. Orden de constituyentes 48 2.1.1. Oración 49 2.1.2. Frase nominal 54 2.2. Concordancia lingüística 56 2.2.1. Número 56 2.2.2. Género 60 2.2.3. Tiempo 63 2.3. Elipsis 64 2.3.1. Verbos 64 2.3.2. Preposiciones 66 2.3.3. Determinantes 69 2.3.4. Pronombres 7 4 2.4. Regularización 77 2.4.1. Género 77 2.4.2. Número 78 2.4.3. Derivación verbal finita 78 2.4.3.1. Expresión morfológica 79 2.4.3.2. Categoría gramatical verbal 81 2.4.4. Neutralización 83 2.5. Conclusión 85 Capítulo 3: Proce$OS morfosintácticos II 87 3.1. Reduplicación 87 3.1.1. Morfemas gramaticales 87 3.1.1.1. Morfemas emotivos 87 3.1.1.2. Pronombres 89 3.1.2. Palabras 90 3.1.2.1. Sustantivos 90 3.1.2.2. Verbos 91 3.1.2.3. Adjetivos 92 3.1.2.4. Adverbios 93 3.1.3. Frases 93 3.2. Redundancia 95 3.2.1. Diminutivo 95 3.2.2. Comparación 96 3.2.3. Superlativo 97 3.2.4. Posesivo 99 3.2.5. Pronombre 102 3.2.6. Artículo 106 3.2. 7. Preposición 107 3.3. Derivación 111 3.3.1. Productividad 111 3.3.2. Cambio de función sintáctica 114 3.4. Acomodación semántica 116 3.4.1. Clases abiertas 11 7 3.4.1.1. Verbos 117 3.4.1.1.1. Información semántica 117 3.4.1.1.2. Información sintáctica 123 3.4.1.2. Adverbios 123 3.4.2. Paradigmas verbales 124 3.4.2.1. Tiempo 125 3.4.2.2. Modalidad 126 3.4.2.3. Aspecto 128 3.4.3. Paradigmas preposicionales 130 10 3.4.4. Oraciones compuestas 131 3.5. Expresión lingüística 132 3.6. Funciones discursivas 135 3. 7. Conclusión 139 Capítulo 4: Variación y uso lingüísticos 141 4.1. Variación sintáctica 143 4.1.1. Estructuras sintácticas 149 4.1.2. Focalización en quechua 155 4.1.3. Funciones pragmáticas 156 4.2. Variación en el uso del posesivo 163 4.2.1. Variantes 163 4.2.2. El posesivo en quechua 167 4.2.3. Variación dialectal e histórica 168 4.2.4. Variedades lingüísticas 174 4.3. Conclusión 179 Capítulo 5: Modalidades del futuro 181 5.1. Expresiones del futuro en el quechua 183 5.2. Expresiones del futuro en el español monolingüe 185 5.3. Expresiones del futuro en el español en contacto con el quechua 191 5.3.1. Modalidad epistémica de juicio 193 5.3.2. Significado evidencia! 198 · 5.3.2.1. no sé + PRONOMBRE INTERROGATIVO + FUTURO 204 5.3.3. Otros usos del futuro 206 5.4. Expresiones del futuro en el español en contacto con otras lenguas 208 5.5. Del tiempo a la modalidad 209 Capítulo 6: Modalidad epistémica 213 6.1. La modalidad epistémica en el quechua 214 6.2. La modalidad epistémica en el español 217 11 6.3. La modalidad epistémica en el español en contacto con el quechua 218 6.3.1. Aserción y modalidad 226 6.3.2. Continuum epistémico 228 6.4. Evidencialidad 231 6.4.1. Relevancia temporal 235 6.4.2. Relevancia espacial 240 6.4.3. Información presenciada y reportada 242 6.4.4. Perfectividad 244 6.4.5. Tiempo, espacio y centro deíctico 245 6.5. Conclusión 247 Capítulo 7: Contacto social y lingüístico 249 7 .1. Interferencia lingüística 249 7.2. Permeabilidad lingüística 251 7 .3. Innovación restringida 256 7.4. Características sociales y lingüísticas 257 Bibliografía 259 12 Presentación La década del setenta es particularmente fructífera en el estudio de las varias manifestaciones del llamado castellano andino. Consideradas hasta entonces dichas manifestaciones como meras desviaciones o «corrupciones» del castellano aca­ démico-normativo en boca de bilingües de extracción quechua y/o aimara, de pronto los estudios que comenzaron a realizarse a partir de la fecha mencionada se encargaron de demostrar que, al lado de ciertos rasgos, más bien perceptibles al punto de constituirse en estereotipos, y algunos de los cuales incluso podían achacarse a formas provenientes de la propia matriz hispánica, había otros, mucho más recurrentes y menos per­ ceptibles, que sólo comenzaron a divisarse, de manera más sis­ temática, a partir del estudio de las distintas formas que ad­ quiere el habla de los bilingües andinos. Tales estudios, como una reacción normal a la tendencia pre­ dominante en los estudios de dialectología hispánica, que mini­ mizaban, cuando no descartaban, toda influencia indígena en la configuración de las modalidades del castellano americano, bus­ caban explicar las particularidades que los materiales analiza­ dos develaban en función de las propiedades gramaticales de las lenguas en contacto con el castellano. De esta manera, las pro­ piedades del llamado castellano andino fueron achacadas, casi mecánicamente y con muy pocas excepciones, a la acción ejerci­ da por tales lenguas en su configuración. Pero, además, el enfo­ que mismo adolecía, respondiendo a prácticas del momento, de un tratamiento puramente gramatical de los fenómenos estu­ diados, como si las lenguas en contacto tuvieran existencia pro­ pia y existieran en el vacío, es decir al margen de sus hablantes y de las relaciones societales en las cuales éstos interactúan. Presentación Pues bien, el nuevo libro de Anna María Escobar, cuya pre­ sentación nos halaga, constituye un replanteamiento novedoso tanto conceptual como metodológico de los problemas esboza­ dos previamente. En línea con otras publicaciones anteriores, y buscando superar el enfoque meramente «contrastivo» y gra­ matical, su autora propone abordar el estudio del castellano que surge del contacto con el quechua no sólo situándolo den­ tro del contexto histórico-cultural y demográfico de la sociedad peruana sino teniendo en cuenta -y aquí lo novedoso del asun­ to- factores lingüísticos que rebasan el cotejo mecanicista de las estructuras formales de ambas lenguas para tomar en con­ sideración aspectos propios de la episteme que subyace a aqué­ llas. De esta manera, la autora presta mayor atención a la dimensión semántica del contacto lingüístico, pues es en este terreno en el que, más allá de los efectos de tipo gramatical, de carácter más bien adquisitivo y al parecer contingente, se re­ suelven y definen, como resultado de procesos de reorganiza­ ción y resemantización, las particularidades del castellano andino. Procesos pragmáticos y comunicativos, tendencias uni­ versales, aspectos relativos a la adquisición de primera y se­ gunda lengua ayudan a comprender, en su conjunto, los fenó­ menos derivados del contacto lingüístico en razón de lo que Malkiel denominaba, y con bastante precisión, «causación múl­ tiple». Dentro de esta óptica, las lenguas en contacto, en el pre­ sente caso el quechua y el castellano, no actúan como operan­ tes pasivos o indiferentes (más allá de la metáfora), sino como entidades dinámicas que, por un lado, promueven y estimulan determinados procesos y, por el otro, permeabilizan y exacer­ ban recursos propios que el sistema ofrece, apuntalándolos y acelerándolos en términos evolutivos. El motor de todo ello se­ ría el uso lingüístico pautado por estrategias universales de naturaleza comunicativa y pragmática. Así, pues, según argu­ menta de manera persuasiva la autora, no todas las manifesta­ ciones del castellano andino encontrarían explicación directa ni menos exclusiva, como se pensaba, a partir del quechua. 14 Presentación En suma, el presente libro, además de los aspectos nove­ dosos mencionados, tiene la virtud de abrir una serie de avei:ü­ das para futuras investigaciones en el área del castellano andino y de la dialectología hispánica en general, sugiriendo amplia­ ciones y ahondamientos allí donde la disponibilidad de mate­ riales no ha sido suficiente, tal como el lector podrá constatarlo personalmente. Rodolfo CERRÓN-PALOMINO 15 Prefacio La preparación de este libro me permitió dedicarme otra vez al tema central que me interesa desde antes de mi primer día en la universidad: el contacto del español el quechua en el Perú. En esta ocasión, me centro en las características lingüís­ ticas que han surgido en la segunda mitad del siglo XX en el espa­ ñol hablado en el Perú. Propongo que el surgimiento de diversos usos lingüísticos se debe a las circunstancias socio-económicas, políticas e históricas ·por las que ha atravesado nuestro país en esta últimas décadas. De allí que el título haga referencia pri­ mero al contacto social y luego al contacto lingüístico. Desde la perspectiva que tomo, las características lingüísticas resultan­ tes del contacto entre el español y el quechua se deben al tipo de contacto social que los hablantes de estas lenguas han teni­ do en el desarrollo del siglo XX. Desde la perspectiva lingüística, sin embargo, es materia de estudio describir y explicar por qué y cuáles de estas varian­ tes lingüísticas producidas por el contacto se extienden en la población hispanohablantes monolingüe perfilando distintiva­ mente el español peruano. Propongo en este estudio que aque­ llas características lingüísticas que responden a mecanismos discursivos tienen mejores posibilidades de uso extendido. Luego de una breve introducción en el capítulo 1, los capí­ tulos 2 y 3 tienen como intención dar una visión más global de lo que se ha dicho sobre las características lingüísticas genera­ das a partir del contacto entre el español y el quechua. Me ani­ ma la idea de que sea fuente de reflexión para futuros estudios. Los capítulos 4, 5 y 6 presentan un análisis más detallado de cómo varias características lingüísticas responden a los mis­ mos tipos de mecanismos discursivos. Finalmente, el capítulo 7 Prefacio discute las consecuencias de esta perspectiva para entender el con­ tacto social y lingüístico del español en contacto con el quechua en el Perú. Este trabajo se desarrolló gracias a la ayuda de muchos cole­ gas y amigos. A todos les estaré siempre agradecida. Sin embar­ go, aquí quisiera agradecer especialmente a algunas personas: a mi esposo Bill Pagliuca, a mis hijas Natalia y Gabriella, y a mis padres, por su incondicional apoyo; a mis colegas José Ignacio Hualde y Joyce Tolliver, por su amistad y valiosas sugerencias; a Rodolfo Cerrón-Palomino, por su gentileza al aceptar escribir las palabras introductorias; a Jorge lván Pérez Silva, por el cui­ dado profesional y el toque personal que dio a la revisión de este manuscrito; y con la misma intensidad, a la Pontificia Universi­ dad Católica del Perú, que aceptó publicar este manuscrito y de la cual tengo muy buenos recuerdos de mi paso por los Estudios Generales y la Facultad de Lingüística y Literatura. Justamente es a uno de sus profesores, el doctor Luis Jaime Cisneros, a quien dedico este libro por el mundo al que me transportó en sus cla­ ses. Anna María EscoBAR 18 Capítulo 1 Contexto teórico La lengua es siempre sincrónica en el sentido de que funciona sin­ crónicamente, o sea, en el sentido de que se halla siempre sincronizada con sus hablantes, coincidiendo su historicidad con la de ellos ... [El] sistema es en sí inmutable en el sentido de que no tiene en sí mismo la causa del cambio ni se desarrolla de por sí: el sistema no evoluciona, sino que se hace por los hablantes, de acuerdo con sus necesidades expresivas ... [La] lengua cambia sin cesar, pero el cambio no la destruye y no la afecta en su ser lengua, que se mantiene siempre intacto. Ello sin embargo no significa que el ser sistema sea independiente del cambio, sino todo lo contrario ... el cambio en la lengua no es 'alteración' o 'deterioro' ... sino recons­ trucción, renovación del sistema, y asegura su continuidad y su funcionamiento. Eugenio CosERIU, Sincronía, diacronía e historia Al proponerse estudiar el español en el Perú, el estudioso se encuentra ante la innegable situación de considerar a esta variedad como lengua en contacto con otras. Este fenómeno de contacto lingüístico, sin embargo, no es particular al español en el Perú. Solamente si consideramos Hispanoamérica, el es­ pañol está en contacto con una serie de lenguas indoamericanas y con el inglés (cf. Lastra 1992; Granda 1991; Klee y Ramos­ García 1991; Lipski 1994; Silva-Corvalán 1995; Zimmermann 1995). Mientras el contacto con el inglés incluye potencialmen­ te a veintidós millones de hablantes (cf. O 'Hare 1992), el con­ tacto con las lenguas indoamericanas varía según la lengua que se trate. El quechua incluye entre siete (Ruhlen 1987:204) y doce millones de hablantes (cf. Cerrón-Palomino 1987); el con­ tacto con el guaraní, aproximadamente a tres (Ruhlen 1987: 204). Las lenguas mayas cuentan con dos millones y medio de hablantes aproximadamente (Ruhlen 1987:204) y el contacto Contexto teórico con el aimara incluye aproximadamente a un millón y medio (Ruhlen 1987:204). El contacto con el náhuatl involucra cerca de un millón doscientos mil hablantes (Censo de México 1990) y así sucesivamente. Sin embargo, el aspecto que diferencia el contacto del es­ pañol con el quechua de las otras situaciones del español en contacto es sobre todo el cualitativo. Este aspecto involucra una serie de factores de índole lingüística y extralingüística que nos interesa tocar en este libro. En este trabajo nos proponemos analizar datos del español en contacto con el quechua con el propósito de contribuir, además de a la descripción de las carac­ terísticas de esta variedad del español, a la discusión de temas específicos que preocupan al estudioso de las lenguas en con­ tacto. Las propuestas que ofrecemos para la reflexión surgen a partir de un análisis morfosintáctico, semántico y funcional de las características lingüísticas propias de la situación de con­ tacto que nos interesa; así como de un análisis sociolingüístico de esta situación. 1.1. Factor lingüístico en el contacto de lenguas En el ámbito puramente lingüístico, nos interesa contribuir con nuestro estudio a la discusión de dos temas en particular. El primero se refiere a la explicación lingüística de la interfe­ rencia lingüística con respecto a su relación con las dos lenguas en contacto. El segundo se refiere al rol que cumple la variedad del español en contacto con el quechua en la evolución de la lengua receptora. Entendemos como interferencia lingüística a aquellas ca­ racterísticas lingüísticas que se encuentran en la lengua B, la lengua receptora, que no corresponden a las características ni de la lengua A ni de la lengua B (como la usan los monolin­ gües), pero que se encuentran en el habla de los hablantes bi­ lingües. Esta definición sigue a la dada por Weinreich en su libro pionero Languages in Contact quien afirma lo siguiente: 20 Factor lingüístico en el contacto de lenguas Those instances of deviation from the norms of either language which occur in the speech of bilinguals as a result of their familiarity with more than one language, i.e., as a result of language contact, will be referred as INTERFERENCE phenomena. lt is these phenomena of speech, and their impact on the norms of either language exposed to contact, that invi­ te the interest ofthe linguist (1953:1). 1 La d4nición parte de la premisa de que mientras haya dos comunidades lingüísticas en contacto habrá algun tipo de inter­ ferencia lingüística (cf. Sapir 1948:192), siempre y cuando, haya una comunidad lingüística bilingüe, ya que es el individuo bi­ lingüe el foco del contacto lingüístico (Weinreich 1953:71). So­ bre la base del análisis de los datos, nuestro estudio sugiere, al igual que Weinreich (1953:1),2 que las interferencias lingüís­ ticas producidas por el contacto entre el español y el quechua derivan de una reorganización o reinterpretación de los con­ trastes semánticos del sistema lingüístico del español. La discusión sobre la interferencia lingüística se despren­ de de la propuesta hecha por Jakobson (1938) sobre el rol de las interferencias· en la evolución de la lengua receptora, en la Aquellas instancias de desviación de las normas de cualquiera de las lenguas que ocurran en el habla de los bilingües como resultado de su fami­ liaridad con más de una lengua, i.e., como resultado del contacto de lenguas, serán llamadas fenómenos de INTERFERENCIA. Son estos fenómenos de habla, así como su impacto en las normas de cualquiera de las lenguas ex­ puestas al contacto, los que suscitan el interés del lingüista. 2 Weinreich (1953:1) concuerda con Vogt, a quien cita en el siguiente pasaje: [interference] involves necessarily the reorganization of all the old distinctive oppositions of the system. To admit that a given element is simply added to the system which receives it without consequences for this system would ruin the very concept of system (Vogt 1949:35). [la interferencia] involucra necesariamente la reorganización de to­ das las viejas oposiciones del sistema. Admitir que un elemento dado se añade simplemente al sistema, el cual lo recibe sin consecuencias . para el sistema, desvirtuaría el concepto mismo del sistema. 21 Contexto teórico cual propone que una lengua acepta las características de la es­ tructura de la otra lengua sólo cuando éstas corresponden a sus propias tendencias de evolución: «la langue n 'accepte des éléments de structure étrangeres que quand ils correspondent a ses tendences de dévelopement» (1938:54).3 Esta posición so­ bre la relación entre la interferencia lingüística y las lenguas en contacto es retomada por Weinreich en su estudio (cf. 1953:25). Igualmente, esta perspectiva evoca la posición mayo­ ritaria en los estudios sobre el español hispanoamericano en general (cf. Amado Alonso 1939; Malmberg 1959) y en situacio­ nes del español en contacto (cf._ Lope Blanch 1986a; Silva­ Corvalán 1~94); influidos además por los principios teóricos de Malmberg (1959), luego extendidos por Lope Blanch (1986a), para el estudio fonético-fonológico de las interferencias lingüís­ ticas. Esta perspectiva considera que la interferencia lingüística no puede entrar en la lengua receptora como una característica lingüística nueva y diferente, ya que el cambio lingüístico está condicionado por las características internas del sistema recep­ tor. Es decir, la interferencia lingüística sería un fenómeno del habla y no de la lengua, en el sentido de Saussure (1921). La posición contraria, que ha tomado fuerza en los últimos años, sería la expuesta por aquellos estudiosos que consideran que las interferencias lingüísticas pueden tener un rol en el cambio lingüístico de la lengua receptora, ya que éstas respon­ den a la interrelación de las fuerzas internas de las dos lenguas en contacto (cf. Lenz 1935; Malkiel 1967; Escobar 1978; Coseriu 1978; Rosenblat 1962; Granda 1988a; Sala 1988; Rivarola 1990; Elizaincín 1992; Fontanella de Weinberg 1992a). Es decir, la discusión se centra en si el sistema lingüístico puede o no acep­ tar innovaciones que han entrado al habla como producto del contacto lingüístico; en términos de Coseriu (1978:68ss), si la innovación lingüística producida por el contacto se puede con­ vertir en adopción lingüística. La lengua sólo acepta elementos estructurales extraños cuando corres­ ponden con sus tendencias de desarrollo. 22 Factor lingüístico en el contacto de lenguas En la historia del estudio de las características lingüísticas propias del contacto del español con el quechua, generalmente la responsabilidad de la explicación de las interferencias lin­ güísticas ha recaído en el quechua. Nuestra aproximación al pro­ blema, que ha sido a partir del análisis de los datos lingüísticos que encontramos en el habla espontánea de hablantes bilin­ gües de quechua y español, muestra que la situación de contac­ to entre el español y el quechua ha contribuido a la aparición de ciertos usos lingüísticos que no son característicos de ninguna variedad histórica, diatópica o diastrática del español, pero tam­ poco son una réplica del sistema quechua. En ese sentido, el análisis de nuestros datos apoya la tesis de la interacción de los sistemas lingüísticos en contacto en la explicación de las caracte­ rísticas lingüísticas propias de las variedades de contacto. El segundo tema, como dijimos, se refiere a la variación que encontramos en el estudio de las lenguas en contacto con respectó a aquello que los estudiosos consideran que puede ser aceptado por el sistema receptor. Algunos consideran, siguien­ do la posición presentada por Schuchardt (1928:195), que cual­ quier elemento lingüístico producto del contacto puede entrar en el sistema receptor (cf. Bailey 1977; Thomason y Kaufman 1988:9; Elizaincín 1992). Otros, en cambio, siguiendo a Meillet (1948:82), Sapir (1921:217) y Jakobson (1938:54), consideran que nada que no responda a las características internas del sis­ tema lingüístico puede entrar en él (cf. Weinreich 1953; Silva­ Corvalán 1993a, 4 1993b ), como mencionamos anteriormente. La posición intermedia habla de la resistencia de algunos niveles de la lengua a aceptar innovaciones lingüísticas como resulta­ do del contacto; es decir, esta posición propone una jerarquía entre los diferentes niveles de la lengua con respecto a su grado Si bien Silva-Corvalán concluye que las lenguas son permeables en el nivel pragmático-discursivo, pero no así en el nivel sintáctico: «The syntactic system of grammars is remarkably impermeable to foreign influence» (1993a:38-9). [El sistema sintáctico de las gramáticas es notablemente im­ permeable a la influencia foránea]. 23 Contexto teórico de permeabilidad. El vocabulario tendría el mayor grado de permeabilidad (cf. Sapir 1921:193).5 Le siguen en orden des­ cendiente la fonética (cf. Sapir 1921:197; Thomasony Kaufman 1988:39), la sintaxis (cf. Thomason y Kaufman 1988:39), la fo­ nología y la morfología, especialmente la morfología flexiona! (cf. Meillet 1948:84).6 Sin embargo, esta jerarquía varía entre especialistas. Por ejemplo, Mithun (1984), en base a su estudio comparativo de lenguas nor-iroquesas (tuscarora, wyandot, seneca, cayuga, oneiday mohawk), encuentra que la sintaxis es menos penetrable que la morfología. Para Thomason y Kaufman (1988:6), en cambio, lo que entra en el sistema receptor depen­ de del tipo de contacto lingüístico, ya que inclusive la morfolo­ gía flexiona! y el vocabulario básico muestran que no siempre son suficientemente estables y pueden aceptar interferencias. ·Estos últimos autores distinguen dos tipos de situaciones de contacto de lenguas: borrowing proper («préstamo propiamente dicho») y substratum interference («interferencia de substra­ to») (1988:37). En el primero, el préstamo léxico ocurre mucho antes que la interferencia estructural. En el segundo, la interfe­ rencia estructural ocurre primero. Incluso, en este último caso, la interferencia empieza con sonidos y sintaxis y a veces también incluye la morfología antes de incorporar el léxico (1988:39). Thomason y Kaufman consideran que la propuesta original de Jakobson de que la lengua sólo acepta aquella innovaciones bi­ lingües que corresponden a su tendencia interna, sólo se puede atribuir a la situación de contacto por préstamo (1988:43). Sobre la base del análisis de los datos, nuestro estudio su­ giere que la aceptación de las innovaciones bilingües parece depender de si la característica lingüística tiene carga semánti­ ca o no, de allí nuestro interés en el nivel morfosintáctico espe- El vocabulario básico de una lengua, sin embargo, sería el área semánti­ ca menos dispuesta a aceptar préstamos de otras lenguas. 6 Esta consideración de la fonología y la morfología como los niveles más dificiles de aceptar características resultantes del contacto de lenguas es una tesis que viene desde los neogramáticos (cf. Meillet 1948:84). 24 Factor lingüístico en el contacto de lenguas cíficamente (cf. capítulos 4, 5 y 6). Desde esta perspectiva, dife­ renciamos en nuestro análisis descriptivo dos tipos de caracte­ rísticas morfosintácticas del español en contacto con el quechua: por un lado, aquellas relacionadas con la información grama­ tical de la lengua (capítulo 2) y, por otro, aquellas vinculadas con los aspectos esencialmente semánticos de la lengua (capí­ tulo 3). Nuestro análisis sugiere que las innovaciones bilingües que encontramos en el español en contacto con el quechua son pro­ ducidas por contacto lingüístico en el sentido de que las carac­ terísticas semánticas de ambas lenguas han interactuado de modo que se han incorporado distinciones nuevas a esta varie­ dad, lo que ha dado como resultado una reorganización o reinter­ pretación de los contrastes que subyacen al sistema del espa­ ñol. Este nuevo subsistema de contrastes se debe a extensiones semánticas, las cuales, a su vez, son el resultado de que el signi­ ficado gramatical tiende a generalizarse a través del tiempo, no debido a un debilitamiento del contenido semántico de la ex­ presión lingüística, sino, más bien, a un incremento en las fun­ ciones que ésta adquiere en oposición a las que tenía en la etapa anterior (Bybee y Pagliuca 1985:59ss). Es decir, encontramos en nuestros datos que las estructuras lingüísticas estudiadas mantienen, en la mayoría de los casos, algunas de las funciones que se encuentran en la variedad estándar, pero a su vez inclu­ yen funciones nuevas resultantes de esta extensión semántica debida a una reorganización o reinterpretación de los contras­ tes semánticos del subsistema del que provienen. Si bien estas funciones nuevas no se encuentran necesariamente en otras variedades del español monolingüe o en contacto, nuestros da­ tos muestran, además, que estas innovaciones bilingües con­ cuerdan con las tendencias universales que se han postulado en la evolución semántica de ciertas categorías gramaticales (e.g., la modalidad, el aspecto, el tiempo). Es decir, a la interac­ ción de las fuerzas internas de las lenguas en contacto se su­ man las tendencias universales de la evolución lingüística (cf. Bybee et al. 1994) como determinantes del producto lingüístico 25 Contexto teórico en la situación de contacto de lenguas (véase especialmente los capítulos 5 y 6). En la perspectiva lingüística debemos recordar que el es­ pañol y el quechua son lenguas que no comparten ni caracterís­ ticas genéticas ni tipológicas (Greenberg 1963). Mientras el español es una lengua romance perteneciente al phylum indo­ europeo, el quechua pertenece a la familia quechumara del phylum andino-ecuatorial (cf. Voegelin y Voegelin 1978; Cerrón­ Palomino 1987, 1994). Tipológicamente, constituyen casos opues­ tos de estructura lingüística: mientras el español es una lengua que sigue primordialmente el orden Verbo-Objeto, el quechua es una lengua de orden Objeto-Verbo. Consecuentemente, de acuerdo con la clasificación de Greenberg (1963), el español posee características sintácticas propias de las lenguas Verbo­ Objeto (e.g., los órdenes Nombre-Adjetivo, Poseído-Posesor, Preposición-Frase Nominal) y el quechua, aquellas propias de las lenguas Objeto-Verbo (e.g., los órdenes Adjetivo-Nombre, Posesor-Poseído, Frase Nominal-Posposición). Desde la pers­ pectiva morfológica, el español es una lengua fusional, mien­ tras el quechua es una lengua aglutinante (cf. Sapir 1921: 120s). Además, siguiendo las distinciones sociolingüísticas entre lenguas al estilo de Stewart (1968) y Ferguson (1964), encontramos es­ pecialmente útil la diferenciación que hace Wolck (1976) entre lenguas escritas y lenguas básicamente orales. 7 De este modo, el español puede ser caracterizado como una lengua con una varie­ dad estandarizada y el quechua como una lengua en una etapa de pre-estandarización. Consideramos fundamental esta distin­ ción porque en lenguas básicamente orales, la marcación de funciones discursivas es más,importante que en lenguas estanda­ rizadas que cuentan con una variedad escrita (cf. Wolck 1987; Calvo 1995); como veremos más adelante, este aspecto tiene im­ pacto en el español en contacto con el quechua. Rivarola (1995a:40) utiliza una diferenciación semejante cuando habla de lenguas de cultura o lenguas literarias y lenguas ágrafas. 26 Factor social en el contacto de lenguas El contacto entre el español y el quechua, entonces, consti­ tuye una situación en la que se ponen en relación dos lenguas con la mayor distancia lingüística en los ámbitos genético, es~ tructural y sociolingüístico. El análisis de nuestros datos sugie­ re, sin embargo, que son los mecanismos discursivos de la len­ gua quechua los que resultan relevantes en la reinterpretación de los elementos gramaticales del español, e.g., del sistema verbal. Estos mecanismos discursivos, como veremos en los capítulos 4, 5 y 6, se relacionan con el tratamiento de la información por parte del hablante según que éste la considere nueva, conocida o relevante para el oyente; también tienen que ver con la eva­ luación que realiza el hablante de la validez de la información . que transmite (los llamados evidenciales), así como con la rela­ ción que establece el hablante entre sí mismo y el oyente. 8 1.2. Factor social en el contacto de lenguas El énfasis en el aspecto puramente lingüístico como factor de la aparición y la supervivencia de las interferencias lingüísticas en el sistema de la lengua receptora lleva a muchos estudiosos a dis­ minuir o no considerar (en algunas instancias), la relevancia y el rol del factor social en la situación de contacto de lenguas. Este aspecto, sin embargo, nos inquieta y, por lo tanto, queremos con­ tribuir a su discusión tocando dos temas. El primero se refiere a la posición que renuevan Thomason y Kaufman (1988), según la cual la supervivencia y el desarrollo de una interferencia lingüística en el sistema de la lengua receptora depende de la historia social de sus hablantes. En palabras de los autores: Mithun (1984:301) encuentra que estos mecanismos discursivos son igualmente los más importantes en el desarrollo histórico de las lenguas nor­ iroquesas, un grupo de lenguas básicamente orales. 27 Contexto teórico The key to our approach- and the single point on which we stand opposed to most structuralists (including generativists) who have studied these issues- is our conviction that the history of a language is a function of the history of its speakers, and not an independent phenomenon that can be thoroughly studied without ref eren ce to the social context in which it is embedded. We certainly do not deny the importance of purely linguistic factors such as pattern pressure and markedness considerations for a theory of language change, but the evidence from language contact shows that they are easily overridden when social factors push in another direction (1988:4).9 Su análisis sugiere que es el contexto social, y no la estructura de las lenguas en contacto, el que finalmente determina la di­ rección y el grado de interferencia (1988:19). Esta posición nos lleva a reflexionar sobre el segundo tema: los factores sociales que son relevantes en el contacto de lenguas y su rol en la his­ toria de las lenguas. A partir del libro de Weinreich, publicado originalmente en 1953, ha habido un interés por querer sistematizar y teorizar sobre las situaciones bilingües. Como mencionamos anterior­ mente, Thomason y Kaufman (1988) han propuesto que hay diferentes tipos de situaciones de contacto de lenguas que llevan a diferentes tipos de interferencia entre una lengua y la otra: el proceso de préstamo propiamente dicho y el de interferencia La clave para nuestra aproximación - y el único punto en el que nos oponemos a muchos estructuralistas (incluidos los generativistas) que han estudiado estos asuntos- es nuestra convicción de que la historia de una lengua se da en función de la historia de sus hablantes y de que no es un fenómeno independiente que puede ser estudiado a fondo sin hacer referen­ cia al contexto social en el que se halla inmerso. Ciertamente, no negamos la importancia que tienen factores puramente lingüísticos como la presión de patrones o las consideraciones de marcadez para una teoría del cambio lin­ güístico, pero la evidencia proveniente del contacto de lenguas muestra que dichos factores son fácilmente superados cuando hay factores socials que em­ pujan en otra dirección. 28 Factor lingüístico en el contacto de lenguas Those instances of deviation from the norms of either language which occur in the speech of bilinguals as a result of their familiarity with more than one language, i.e., as a result of language contact, will be referred as INTERFERENCE phenomena. It is these phenomena of speech, and their impact on the norms of either language exposed to contact, that invi­ te the interest ofthe linguist (1953:1). 1 La d4 nición parte de la premisa de que mientras haya dos comunidades lingüísticas en contacto habrá algun tipo de inter­ ferencia lingüística (cf. Sapir 1948: 192), siempre y cuando, haya una comunidad lingüística bilingüe, ya que es el individuo bi­ lingüe el foco del contacto lingüístico (Weinreich 1953:71). So­ bre la base del análisis de los datos, nuestro estudio sugiere, al igual que Weinreich (1953: 1),2 que las interferencias lingüís­ ticas producidas por el contacto entre el español y el quechua derivan de una reorganización o reinterpretación de los con­ trastes semánticos del sistema lingüístico del español. La discusión sobre la interferencia lingüística se despren­ de de la propuesta hecha por Jakobson (1938) sobre el rol de las interferencias· en la evolución de la lengua receptora, en la Aquellas instancias de desviación de las normas de cualquiera de las lenguas que ocurran en el habla de los bilingües como resultado de su fami­ liaridad con más de una lengua, i.e., como resultado del contacto de lenguas, serán llamadas fenómenos de INTERFERENCIA. Son estos fenómenos de habla, así como su impacto en las -normas de cualquiera de las lenguas ex­ puestas al contacto, los que suscitan el interés del lingüista. 2 Weinreich (1953:1) concuerda con Vogt, a quien cita en el siguiente pasaje: [interference] involves necessarily the reorganization of all the old distinctive oppositions ofthe system. To admit that a given element is simply added to the system which receives it without consequences for this system would ruin the very concept of system (Vogt 1949 :35). [la interferencia] involucra necesariamente la reorganización de to­ das las viejas oposiciones del sistema. Admitir que un elemento dado se añade simplemente al sistema, el cual lo recibe sin consecuencias . para el sistema, desvirtuaría el concepto mismo del sistema. 21 Contexto teóricó cual propone que una lengua acepta las características de la es­ tructura de la otra lengua sólo cuando éstas corresponden a sus propias tendencias de evolución: «la langue n "accepte des éléments de structure étrangeres que quand ils correspondent a ses tendences de dévelopement» (1938:54).3 Esta posición so­ bre la relación entre la interferencia lingüística y las lenguas en contacto es retomada por Weinreich en su estudio (cf. 1953:25). Igualmente, esta perspectiva evoca la posición mayo­ ritaria en los estudios sobre el español hispanoamericano en general (cf. Amado Alonso 1939; Malmberg 1959) y en situacio­ nes del español en contacto (cf. Lope Blanch 1986a; Silva­ Corvalán 1~94); influidos además por los principios teóricos de Malmberg (1959), luego extendidos por Lope Blanch (1986a), para el estudio fonético-fonológico de las interferencias lingüís­ ticas. Esta perspectiva considera que la interferencia lingüística no puede entrar en la lengua receptora como una característica lingüística nueva y diferente, ya que el cambio lingüístico está condicionado por las características internas del sistema recep­ tor. Es decir, la interferencia lingüística sería un fenómeno del habla y no de la lengua, en el sentido de Saussure (1921). La posición contraria, que ha tomado fuerza en los últimos años, sería la expuesta por aquellos estudiosos que consideran que las interferencias lingüísticas pueden tener un rol en el cambio lingüístico de la lengua receptora, ya que éstas respon­ den a la interrelación de las fuerzas internas de las dos lenguas en contacto (cf. Lenz 1935; Malkiel 1967; Escobar 1978; Coseriu 1978; Rosenblat 1962; Granda 1988a; Sala 1988; Rivarola 1990; Elizaincín 1992; Fontanella de Weinberg 1992a). Es decir, la discusión se centra en si el sistema lingüístico puede o no acep­ tar innovaciones que han entrado al habla como producto del contacto lingüístico; en términos de Coseriu (1978:68ss), si la innovación lingüística producida por el contacto se puede con­ vertir en adopción lingüística. La lengua sólo acepta elementos estructurales extraños cuando corres­ ponden con sus tendencias de desarrollo. 22 Factor lingüístico en el contacto de lenguas En la historia del estudio de las características lingüísticas propias del contacto del español con el quechua, generalmente la responsabilidad de la explicación de las interferencias lin­ güísticas ha recaído en el quechua. Nuestra aproximación al pro­ blema, que ha sido a partir del análisis de los datos lingüísticos que encontramos en el habla espontánea de hablantes bilin­ gües de quechua y español, muestra que la situación de contac­ to entre el español y el quechua ha contribuido a la apar!ción de ciertos usos lingüísticos que no son característicos de ninguna variedad histórica, diatópica o diastrática del español, pero tam­ poco son una réplica del sistema quechua. En ese sentido, el análisis de nuestros datos apoya la tesis de la interacción de los sistemas lingüísticos en contacto en la explicación de las caracte­ rísticas lingüísticas propias de las variedades de contacto. El segundo tema, como dijimos, se refiere a la variación que encontramos en el estudio de las lenguas en contacto con respecto a aquello que los estudiosos consideran que puede ser aceptado por el sistema receptor. Algunos consideran, siguien­ do la posición presentada por Schuchardt (1928: 195), que cual­ quier elemento lingüístico producto del contacto puede entrar en el sistema receptor (cf. Bailey 1977; Thomason y Kaufman 1988:9; Elizaincín 1992). Otros, en cambio, siguiendo a Meillet (1948:82), Sapir (1921:217) y Jakobson (1938:54), consideran que nada que no responda a las características internas del sis­ tema lingüístico puede entrar en él (cf. Weinreich 1953; Silva­ Corvalán 1993a, 4 1993b), como mencionamos anteriormente. La posición intermedia habla de la resistencia de algunos niveles de la lengua a aceptar innovaciones lingüísticas como resulta­ do del contacto; es decir, esta posición propone una jerarquía entre los diferentes niveles de la lengua con respecto a su grado Si bien Silva-Corvalán concluye que las lenguas son permeables en el nivel pragmático-discursivo, pero no así en el nivel sintáctico: «The syntactic system of grammars is remarkably impermeable to foreign influence» (1993a:38-9). [El sistema sintáctico de las gramáticas es notablemente im­ permeable a la influencia foránea]. 23 Contexto teórico de permeabilidad. El vocabulario tendría el mayor grado de permeabilidad (cf. Sapir 1921:193).5 Le siguen en orden des­ cendiente la fonética (cf. Sapir 1921:197; Thomasony Kaufman 1988:39), la sintaxis (cf. Thomason y Kaufman 1988:39), la fo­ nología y la morfología, especialmente la morfología flexional (cf. Meillet 1948:84).6 Sin embargo, esta jerarquía varía entre especialistas. Por ejemplo, Mithun (1984), en base a su estudio comparativo de lenguas nor-iroquesas (tuscarora, wyandot, seneca, cayuga, oneida y mohawk), encuentra que la sintaxis es menos penetrable que la morfología. Para Thomason y Kaufman (1988:6), en cambio, lo que entra en el sistema receptor depen­ de del tipo de contacto lingüístico, ya que inclusive la morfolo­ gía flexional y el vocabulario básico muestran que no siempre son suficientemente estables y pueden aceptar interferencias. Estos últimos autores distinguen dos tipos de situaciones de contacto de lenguas: borrowing proper («préstamo propiamente dicho») y substratum interference («interferencia de substra­ to») (1988:37). En el primero, el préstamo léxico ocurre mucho antes que la interferencia estructural. En el segundo, la interfe­ rencia estructural ocurre primero. Incluso, en este último caso, la interferencia empieza con sonidos y sintaxis y a veces también incluye la morfología antes de incorporar el léxico (1988:39). Thomason y Kaufman consideran que la propuesta original de Jakobson de que la lengua sólo acepta aquella innovaciones bi­ lingües que corresponden a su tendencia interna, sólo se puede atribuir a la situación de contacto por préstamo (1988:43). Sobre la base del análisis de los datos, nuestro estudio su­ giere que la aceptación de las innovaciones bilingües parece depender de si la característica lingüística tiene carga semánti­ ca o no, de allí nuestro interés en el nivel morfosintáctico espe- El vocabulario básico de una lengua, sin embargo, sería el área semánti­ ca menos dispuesta a aceptar préstamos de otras lenguas. 6 Esta consideración de la fonología y la morfología como los niveles más difíciles de aceptar características resultantes del contacto de lenguas es una tesis que viene desde los neogramáticos (cf. Meillet 1948:84). 24 Factor lingüístico en el contacto de lenguas cíficamente (cf. capítulos 4, 5 y 6). Desde esta perspectiva, dife­ renciamos en nuestro análisis descriptivo dos tipos de caracte­ rísticas morfosintácticas del español en contacto con el quechua: por un lado, aquellas relacionadas con la información grama­ tical de la lengua (capítulo 2) y, por otro, aquellas vinculadas con los aspectos esencialmente semánticos de la lengua (capí­ tulo 3). Nuestro análisis sugiere que las innovaciones bilingües que encontramos en el español en contacto con el quechua son pro­ ducidas por contacto lingüístico en el sentido de que las carac­ terísticas semánticas de ambas lenguas han interactuado de modo que se han incorporado distinciones nuevas a esta varie­ dad, lo que ha dado como resultado una reorganización o reinter­ pretación de los contrastes que subyacen al sistema del espa­ ñol. Este nuevo subsistema de contrastes se debe a extensiones semánticas, las cuales, a su vez, son el resultado de que el signi­ ficado gramatical tiende a generalizarse a través del tiempo, no debido a un debilitamiento del contenido semántico de la ex­ presión lingüística, sino, más bien, a un incremento en las fun­ ciones que ésta adquiere en oposición a las que tenía en la etapa anterior (Bybee y Pagliuca 1985:59ss). Es decir, encontramos en nuestros datos que las estructuras lingüísticas estudiadas mantienen, en la mayoría de los casos, algunas de las funciones que se encuentran en la variedad estándar, pero a su vez inclu­ yen funciones nuevas resultantes de esta extensión semántica debida a una reorganización o reinterpretación de los contras­ tes semánticos del subsistema del que provienen. Si bien estas funciones nuevas no se encuentran necesariamente en otras variedades del español monolingüe o en contacto, nuestros da­ tos muestran, además, que estas innovaciones bilingües con­ cuerdan con las tendencias universales que se han postulado en la evolución semántica de ciertas categorías gramaticales (e.g., la modalidad, el aspecto, el tiempo). Es decir, a la interac­ ción de las fuerzas internas de las lenguas en contacto se su­ man las tendencias universales de la evolución lingüística (cf. Bybee et al. 1994) como determinantes del producto lingüístico 25 Contexto teórico en la situación de contacto de lenguas (véase especialmente los capítulos 5 y 6). En la perspectiva lingüística debemos recordar que el es­ pañol y el quechua son lenguas que no comparten ni caracterís­ ticas genéticas ni tipológicas (Greenberg 1963). Mientras el español es una lengua romance perteneciente al phylum indo­ europeo, el quechua pertenece a la familia quechumara del phylum andino-ecuatorial (cf Voegelin y Voegelin 1978; Cerrón­ Palomino 1987, 1994). Tipológicamente, constituyen casos opues­ tos de estructura lingüística: mientras el español es una lengua que sigue primordialmente el orden Verbo-Objeto, el quechua es una lengua de orden Objeto-Verbo. Consecuentemente, de acuerdo con la clasificación de Greenberg (1963), el español posee características sintácticas propias de las lenguas Verbo­ Obj eto (e.g., los órdenes Nombre-Adjetivo, Poseído-Posesor, Preposición-Frase Nominal) y el quechua, aquellas propias de las lenguas Objeto-Verbo (e.g., los órdenes Adjetivo-Nombre, Posesor-Poseído, Frase Nominal-Posposición). Desde la pers­ pectiva morfológica, el español es una lengua fusional, mien­ tras el quechua es una lengua aglutinante (cf. Sapir 1921:120s). Además, siguiendo las distinciones sociolingüísticas entre lenguas al estilo de Stewart (1968) y Ferguson (1964), encontramos es­ pecialmente útil la diferenciación que hace Wolck (1976) entre lenguas escritas y lenguas básicamente orales. 7 De este modo, el español puede ser caracterizado como una lengua con una varie­ dad estandarizada y el quechua como una lengua en una etapa de pre-estandarización. Consideramos fundamental esta distin­ ción porque en lenguas básicamente orales, la marcación de funciones discursivas es más.importante que en lenguas estanda­ rizadas que cuentan con una variedad escrita (cf. Wolck 1987; Calvo 1995); como veremos más adelante, este aspecto tiene im­ pacto en el español en contacto con el quechua. Rivarola (1995a:40) utiliza una diferenciación semejante cuando habla de lenguas de cultura o lenguas literarias y lenguas ágrafas. 26 Factor social en el contacto de lenguas El contacto entre el español y el quechua, entonces, consti­ tuye una situación en la que se ponen en relación dos lenguas con la mayor distancia lingüística en los ámbitos genético, es­ tructural y sociolingüístico. El análisis de nuestros datos sugie­ re, sin embargo, que son los mecanismos discursivos de la len­ gua quechua los que resultan relevantes en la reinterpretación de los elementos gramaticales del español, e.g., del sistema verbal. Estos mecanismos discursivos, como veremos en los capítulos 4, 5 y 6, se relacionan con el tratamiento de la información por parte del hablante según que éste la considere nueva, conocida o relevante para el oyente; también tienen que ver con la eva­ luación que realiza el hablante de la validez de la información . que transmite (los llamados evidenciales), así como con la rela­ ción que establece el hablante entre sí mismo y el oyente. 8 1.2. Factor social en el contacto de lenguas El énfasis en el aspecto puramente lingüístico como factor de la aparición y la supervivencia de las interferencias lingüísticas en el sistema de la lengua receptora lleva a muchos estudiosos a dis­ minuir o no considerar (en algunas instancias), la relevancia y el rol del factor social en la situación de contacto de lenguas. Este aspecto, sin embargo, nos inquieta y, por lo tanto, queremos con­ tribuir a su discusión tocando dos temas. El primero se refiere a la posición que renuevan Thomason y Kaufman (1988), según la cual la supervivencia y el desarrollo de una interferencia lingüística en el sistema de la lengua receptora depende de la historia social de sus hablantes. En palabras de los autores: Mithun (1984:301) encuentra que estos mecanismos discursivos son igualmente los más importantes en el desarrollo histórico de las lenguas nor­ iroquesas, un grupo de lenguas básicamente orales. 27 Contexto teórico The key to our approach- and the single point on which we stand opposed to most structuralists (including generativists) who have studied these issues- is our conviction that the history of a language is a function of the history of its speakers, and not an independent phenomenon that can be thoroughly studied without ref eren ce to the social context in which it is embedded. We certainly do not deny the importance of purely linguistic factors such as pattern pressure and markedness considerations for a theory of language change, but the evidence from language contact shows that they are easily overridden when social factors push in another direction (1988:4). 9 Su análisis sugiere que es el contexto social, y no la estructura de las lenguas en contacto, el que finalmente determina la di­ rección y el grado de interferencia (1988: 19). Esta posición nos lleva a reflexionar sobre el segundo tema: los factores sociales que son relevantes en el contacto de lenguas y su rol en la his­ toria de las lenguas. A partir del libro de Weinreich, publicado originalmente en 1953, ha habido un interés por querer sistematizar y teorizar sobre las situaciones bilingües. Como mencionamos anterior­ mente, Thomason y Kaufman (1988) han propuesto que hay diferentes tipos de situaciones de contacto de lenguas que llevan a diferentes tipos de interferencia entre una lengua y la otra: el proceso de préstamo propiamente dicho y el de interferencia La clave para nuestra aproximación - y el único punto en el que nos oponemos a muchos estructuralistas (incluidos los generativistas) que han estudiado estos asuntos- es nuestra convicción de que la historia de una lengua se da en función de la historia de sus hablantes y de que no es un fenómeno independiente que puede ser estudiado a fondo sin hacer referen­ cia al contexto social en el que se halla inmerso. Ciertamente, no negamos la importancia que tienen factores puramente lingüísticos como la presión de patrones o las consideraciones de marcadez para una teoría del cambio lin­ güístico, pero la evidencia proveniente del contacto de lenguas muestra que dichos factores son fácilmente superados cuando hay factores socials que em­ pujan en otra dirección. 28 Factor social en el contacto de lenguas estructural o de substrato. En el proceso de préstamo, la incor­ poración se da en la lengua materna por sus mismos hablantes (1988:37); es el caso, por ejemplo, de hablantes nativos de espa­ ñol que utilizan términos de origen quechua. En la interferen­ cia de substrato, 10 la incorporación se da en la segunda lengua de los hablantes bilingües debido a su conocimiento limitado de la lengua meta (1988:38-9); es el caso de la interferencia gramatical en el español de quechuahablantes en el Perú. Al estudiar el proceso de interferencia estructural, como es nuestro caso, preocupa el rasgo efímero del proceso de ad­ quisición de una segunda lengua. Como proponen Thomason y Kaufman (1988), sin embargo, sólo es posible estudiar el proce­ so de interferencia estructural, en comunidades bilingües que utilizan una variedad de contacto relativamente estable. Como situación estable se entiende una comunidad bilingüe que com­ parte características sociales y lingüísticas, es decir, una comu­ nidad que constituye un grupo social dentro de la comunidad mayor, como es el caso de los hablantes de quechua y español en el Perú (cf. Escobar 1978; Escobar 1990; Golte 1995). La interferencia estructural, notan Thomason y Kaufman (1988: 37), requiere bilingüismo extendido, a diferencia del proceso de préstamo; es decir, para que aquélla se dé, la mayoría o un gran número de la población de la lengua A debe ser bilingüe en la lengua By, adicionalmente, por un período considerable. Si ana­ lizamos los datos censales de la población bilingüe quechua­ español desde 1940 y los comparamos con la población mono­ lingüe quechua, encontramos que efectivamente la población bilingüe ha ido creciendo con respecto a la población monolin­ güe. La población bilingüe de la comunidad quechuahablante constituía el 33% (1940), 48% (1961), 57% (1972), 60% (1981) y 60% (1989) en los censos respectivos (ver cuadro 1).11 10 Thomason y Kaufman utilizan el término substrato tanto para casos de substrato como de adstrato. 11 Llegamos a estos porcentajes utilizando el cuadro 2 de Escobar (1990), que incluye información de los censos hasta 1981. 29 Contexto teórico Cuadro 1: Porcentaje relativo de la población quechua-español y la población quechua monolingüe desde el censo de 1940 Quechua- español** 816 967 1293 322 1715004 2 979 347*** 3 602 006*** 33% 48% 57% 60% 60% Quechua monolingüe 1625156 1389 195 1311062 2 025 225*** 2 364 507*** 67% 52% 43% 40% 40% * Los datos para 1981 y 1989 son tomados de Pozzi-Escot (1984) y (1990) respectiva­ mente. ** Los datos de la población bilingüe para 1940, 1961 y 1972 son tomados de Escobar et al. (1975) . ***Estos números incluyen las poblaciones bilingües y monolingües de todas las len­ guas indígenas; sin embargo, los hablantes de quechua constituyen aproximadamente el 90% de los hablantes de una lengua amerindia en el Perú. El cuadro sugiere que la proyección de 1989 no incluye la tasa de crecimiento intercensal de la población bilingüe. Si a esto sumamos los casos omitidos por los censos, no queda duda de que el bilingüismo en la comunidad quechuahablante es un fe­ nómeno extendido.12 Encontramos en América que el caso del español en contac­ to con las lenguas amerindias da origen a los dos tipos de proce­ sos descritos por Thomason y Kaufman. Según de Granda (1995), la influencia léxica se encuentra en diferente grado en todas las variedades de español que están en contacto con lenguas amerindias, lo que no es el caso con la influencia gramatical. 12 No debe entenderse esta situación como que la población monolingüe quechua está en vías de desaparición. Es más, nuestra opinión al respecto es totalmente contraria. 30 Factor social en el contacto de lenguas El autor considera que encontramos influencia gramatical en sólo tres variedades de contacto de español: aquellas en contac­ to con el quechua, con el guaraní y con las lenguas mayas. De Granda explica este hecho desde una perspectiva histórico-so­ cial: atribuye a factores demográficos y socio-culturales la au­ sencia de influencia gramatical de las lenguas amerindias en el español de ciertas zonas en Hispanoamérica (1995:180). Los factores demográficos incluyen la temprana extinción o reduc­ ción de la población indígena de la zona. Los factores socio­ culturales incluyen la hostilidad de los habitantes de la región tanto a la integración a la sociedad hispana y cuanto a la susti­ tución de la lengua indígena por el español. 13 Por otro lado, de Granda atribuye la presencia de interfe­ rencias gramaticales a dos variables sociológicas: el tipo de so­ ciedad indígena afectada por la colonización española y el tipo de estructuración comunitaria que existía en la época colonial (1995:188). Los tipos de sociedad indígena son descritos por el autor como sigue: [. .. ]las de mínima complejidad, extensión territorial y densi­ dad poblacional, basadas económicamente en actividades de 13 Siguen ejemplos. En el caso de las Antillai;; Mayores, Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo, de Granda atribuye la falta de interferencia gramatical a la extinción temprana de la población aborigen de estas zonas (1995:181) . En el caso de las áreas costeras centro y sudamericanas, desde México hasta Chile, así como la zona meridional de Chile, la ausencia de este fenómeno se debe, según de Granda, a la restricción de la población aborigen que siguió a la con­ quista española ( 1995: 181-182). En los casos del área de poblamiento mapuche, de Chile meridional, del territorio pampeano del centro y sur del Río de la Plata, la zona del Chaco, la zona norteña del virreinato de México, la zona de población miskito y los valles calchaquíes del noroeste argentino, se debe a que eran zonas aisladas por ser consideradas hostiles por su oposición a integrarse a la sociedad hispánica (1995:183-184). En el caso de la costa peruana, el cen­ tro-norte de Chile, las zonas centrales y nororientales de la Gobernación de Nueva Granada, el centro y norte de México y Centroamérica, se debe a que en diferentes momentos de su historia entre finales del siglo XVI y el siglo XVIII se sustituyeron las lenguas aborígenes por el español (1995:185-186) . 31 Contexto teórico captación (cazadores-recolectores) o en una agricultura inci­ piente; las de mayor complejidad social (cacicazgos), exten­ sión geográfica y amplitud poblacional, dedicadas a la agricul­ tura de roza no excedentaria y, finalmente, las civilizaciones o altas culturas (en especial la incaica y la nahua), dotadas de una gran complejidad social y desarrollo cultural y con base económica en la agricultura intensiva, productora de elevados excedentes económicos. (1995: 188) Es en las sociedades que de Granda (1995) describe como civilizaciones o altas culturas en las que encontramos interfe­ rencia gramatical. Con respecto a la variedad de estructuración comunitaria existente en la época colonial, siguiendo a Van Bath (1979), de Granda (1995: 188) distingue entre áreas centrales, interme­ dias y periféricas (o marginales). Es en las sociedades de estruc­ turación comunitaria central en las que encontramos interfe­ rencia gramatical según de Granda. El autor presenta el caso del contacto del español y el quechua en este artículo como el ejemplo más relevante de una situación de contacto lingüístico entre el español y una lengua amerindia que genera interfe­ rencia gramatical (1995: 194), siendo los otros casos en relevan­ cia decreciente el del español en contacto con el guaraní en el Paraguay y el del español en contacto con las lenguas mayas en el Yucatán y Guatemala (1995:193). Además del factor socio-histórico expuesto por de Granda, queremos llamar la atención sobre otras variables sociales que resultan relevantes al distinguir una situacion de contacto que permite la aparición de interferencias lingüísticas. Según Tho­ mason y Kaufman (1988:65), si bien no se pueden hacer genera­ lizaciones sobre los factores sociales relevantes que afectan el desarrollo de las lenguas, es posible considerar ciertos factores como determinantes en el producto lingüístico en una situación de contacto. Para que el contacto entre dos lenguas deje eviden­ cia lingüística en las lenguas, es necesario como requisito pri­ mordial que exista una población bilingüe estable, como mencio­ namos anteriormente. Los factores sociales que afectan el tipo 32 Factor social en el contacto de lenguas de influencia que tendrá una lengua sobre la otra son, según Thomason y Kaufman (1988:67ss.), el tamaño de la población bilingüe, combinado con su rol dentro de la sociedad mayor, la longitud temporal del contacto y, especialmente, la intensidad del contacto entre las dos comunidades lingüísticas. Con respecto a la importancia del tamaño de la población bilingüe quechua y español en comparación con el resto de la población hispanohablante monolingüe en el Perú, encontramos que la población hispanohablante monolingüe en 1940 estaba constituida por 2'601,486 hablantes (49.76% de la población total), mientras que en la proyección para 1989, estimada en Pozzi-Escot (1990), la población hispanohablante monolingüe contaba con 15'824,987 hablantes (72.62% de la población to­ tal). Como se puede ver, esta población se ha incrementado en números absolutos en más del 600% desde el censo de 1940, mientras que la población total ha aumentado de 7'023,111, en el censo de 1940, a 22'639,443, para 1993 (Golte 1995), es decir, en 322% en números absolutos. En números relativos, la po­ blación hispanohablante, incluyendo monolingües y bilingües, ha aumentado de 65% en 1940 a 89% en el censo de 1981, e igualmente a 89% en la proyección para 1989 de Pozzi Escot. 14 Los censos lamentablemente no nos dan datos exactos con res­ pecto a la población bilingüe quechua-español, debido a los ti­ pos de preguntas y a la falta de fiabilidad en las respuestas de algunos bilingües por la discrimación lingüística de la que son objeto. Los estudiosos calculan, sin embargo, que la población bilingüe, representada por los diferentes tipos de bilingües, in­ cluye más del 50% de la población hispanoblante en el Perú, en un país donde casi el 90% habla español (cf. Alberto Escobar et al. 1975; Alberto Escobar 1978). Otro dato que necesitamos considerar es que la población quechuahablante representa el 90% de la población indígena en el Perú, que incluye a 85 lenguas indígenas (cf. Grimes 1988: 14 La falta de datos lingüísticos en el censo nos obliga a utilizar las proyec- ciones de Pozzi-Escot. 33 Contexto teórico 135). Adicionalmente, la comunidad bilingüe quechua-español pertenece en su gran mayoría a los estratos más desfavorecidos de la estructura socio-económica peruana (Alberto Escobar 1978:30, 132) y, desde la perspectiva lingüística, se encuentra en las etapas iniciales/intermedias del proceso de adquisición del español como segunda lengua. Por esta razón se habla del español de quechuahablantes como una variedad sociolectal, ya que los hablantes comparten características sociales y lingüís­ ticas (cf. Escobar 1989, 1990). En la zona andina hay igualmen­ te hablantes nativos de español que pueden tener también el quechua como lengua materna (cf, 'bilingües nativos', Escobar 1990). Los estudios lingüísticos no distinguen a estos hablantes, generalmente, pero no hay duda de que si bien ambos tipos de hablantes comparten ciertas características lingüísticas, hay otras que no comparten por ser características típicas del pro­ ceso de adquisición de una segunda lengua (Escobar 1992). Los datos numéricos, sin embargo, son insuficientes si no sumamos a ellos información sobre la longitud e intensidad del contacto. El largo contacto de casi cinco siglos entre el español y el quechua en el Perú no es suficiente para que haya consecuen­ cias lingüísticas, si no consideramos igualmente la gran difusión del bilingüismo en español en la población quechuahablante como mencionamos anteriormente. Como nos recuerda Weinreich (1953:1), el individuo bilingüe es el foco del contacto lingüístico, por lo tanto, el contacto largo y el bilingüismo extendido son requisitos primordiales para que haya interferencia estructural según Thomason y Kaufman (1988:67). Sin embargo, si el grado de proficiencia del español por parte de esta población bilingüe fuera alto, entonces el prerrequisito para la interferencia estruc­ tural no se daría (Thomason y Kaufman 1988:66), ya que la dife­ rencia entre la variedad de los bilingües y la de los monolingües no sería tan grande. En el caso peruano, como hemos menciona­ do anteriormente, el grado de proficiencia de los bilingües (en el nivel social, no individual) no es alto. Para que esta variedad de contacto pueda cumplir un rol en la evolución del español peruano es necesario, además, que 34 El español en contacto con el quechua en el Perú haya contacto íntimo en el ámbito social entre las dos poblacio­ nes, es decir, entre la población bilingüe y la población mono­ lingüe hispanohablante (Thomason y Kaufman 1988:72).15 En el caso peruano, si bien el español y el quechua han estado en contacto por casi cinco siglos y podemos encontrar evidencia lin­ güística de este contacto en ambas lenguas, esta evidencia tam­ bién nos indica que la intensidad del contacto entre los hablantes de las dos lenguas no ha sido el mismo a través de su historia. Nuestro análisis sugiere que en ningún momento en la historia del contacto entre el español y el quechua en el Perú, ha habido el grado de interacción que encontramos en el siglo XX, espe­ cialmente durante la segunda mitad, como pasamos a describir en la siguiente sección. 1.3. El español en contacto con el quechua en el Perú Guitarte en su estudio sobre la periodización del español americano propone dos épocas adaptando una idea de Unamuno: la época colonial y la independiente (1983:163; 1991:66).16 Los tres primeros períodos pertenecen a la época colonial e incluyen: el origen o formación del español americano, la lengua de la so­ ciedad colonial ya sólidamente establecida y, finalmente, el pasaje a la época independiente que incluye el período que comprende los finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Los dos últi­ mos períodos de Guitarte pertenecen a la época independiente, incluyen el período de transición que sería el resto del siglo XIX y, el segundo período, el siglo XX. Guitarte considera que es en el siglo XX cuando «ya se asumen plenamente las consecuencias lingüísticas de la independencia y se concierta el equilibrio, fru­ to de conquistas y renuncias, en que más o menos vivimos en la 15 Algunos estudios miden esta variable a partir del número de matrimo- nios mixtos entre hablantes nativos de las diferentes lenguas. 16 En su artículo de 1991, Guitarte habla de tres épocas: la colonial, el siglo XIX y el siglo XX. 35 Contexto teórico actualidad» (1983:168). Según Guitarte, después de la indepen­ dencia, «los diversos países de lengua española siguieron su rumbo por separado y la propia historia de cada uno empezó a acumu­ lar diferencias frente a los demás» (1983:177) debido «al aisla­ miento mutuo y el debilitamiento de la tradición lingüística» (1983:178). Igualmente, no es sino hasta el siglo XX cuando «el nú­ mero de hablantes de español se incrementa [ ... ] al igual que el desarrollo cultural hispanoamericano que ha producido una lite­ ratura que ha alcanzado reconocimiento mundial» (1983:181). La configuración del español hispanoamericano en sus variadas formas, entonces, se va constituyendo influida por fenómenos como «la industrialización, las grandes concentraciones urbanas, la cultura de masas y la acción de los órganos de moldeado de la personalidad, como los centros de educación y los modernos me­ dios de comunicación» (1983:181-2). Las observaciones de Guitarte tienen, sin duda, importan­ cia para el estudio del español peruano de este siglo. Una serie de fenómenos demográficos, socio-económicos y políticos han contribuido, sin lugar a dudas, a una mayor interacción entre las dos poblaciones lingüísticas en el Perú durante el siglo XX. Con respecto a los fenómenos demográficos, Contreras (1994:28) arguye que la explosión demográfica en el Perú no fue a partir de 1940, sino que ya se gestaba desde finales del siglo XIX. Con­ sidera que el incremento en la población peruana se debió tan­ to a factores medioambientales, como a la introducción de tec­ nología médica foránea, y a las acciones del estado en materia de población, todos por igual (1994:8). Esta explosión demográ­ fica contribuyó al empobrecimiento progresivo de la mayoría de la población rural y la llevó a la migración interna, especial­ mente de las zonas rurales a las zonas urbanas y, en particular, a Lima (en un 60%) (Cotler et al. 1984).17 Un segundo grupo 17 En 1993, Lima alberga a casi la tercera parte de la población nacional, mientras que en 1940 su población estaba compuesta por el 9.4 % de la pobla­ ción total. Estamos de acuerdo con la afirmación de Golte (1995:135) de que 36 El español ·en contacto con el quechua en el Perú migrante, aunque menor en tamaño, consistió de campesinos más favorecidos económicamente que migraron por «las limi­ taciones que las particularidades de la organización de la pro­ ducción en el campo andino impusieron a su deseo de conver­ tirse en burguesía» (Golte 1995:139). Esta migración cambió la configuración poblacional del país. Mientras que en 1940 el Perú era un país en el cual el 65% de la población vivía en zonas rurales (Censo de 1940), en 1993 el 70% de la población vive en zonas urbanas (cf. Golte 1995:136). La absorción de la pobla­ ción migrante por los centros urbanos era imposible debido a que las instituciones legales «habían sido creadas a través del tiempo para satisfacer las prerrogativas de ciertos grupos do­ minantes de las urbes y para aislar geográficamente a los cam­ pesinos en el ámbito rural» (de Soto 1986:12). La imposibilidad de la absorción convirtió a la migración andina en un proceso social en el que los migrantes utilizaban recursos andinos (e.g., las relaciones sociales estructuradas en el campo) para sobrevi­ vir en el ambiente urbano, creando nuevas formas de trabajo en la periferia de la ciudades, que serían independientes de la po­ blación que Golte llama criolla. Este fenómeno ocurrió especial­ mente a partir de los 60 (Golte 1995:142-3), dando origen a la llamada informalidad que incluye al 48% de la población econó­ micamente activa del país (de Soto .1986:13). De Soto define la informalidad de la siguiente manera: Para vivir, comerciar, manufacturar, transportar y hasta con­ sumir, los nuevos habitantes de la ciudad tuvieron que recurrir al expediente de hacerlo ilegalmente. Pero no a través de una ilegalidad con fines antisociales, como en el caso del narcotráfico, el robo o el secuestro, sino utilizando medios ilegales para sa­ tisfacer objetivos esencialmente legales, como construir una casa, prestar un servicio o desarrollar una industria. (1986: 12) el «crecimiento de Lima Metropolitana es, sin duda alguna, el hecho más impactante del medio siglo transcurrido que ha llevado, además, al surgi­ miento de una nueva cultura urbana». 37 Contexto teórico Desde la perspectiva social, a principios del siglo XX, en par­ ticular en la década de 1920, surgen en el Perú las tres corrientes culturales, sociales y políticas que van a marcar la historia de los sectores populares peruanos: el indigenismo, el aprismo de Haya de la Torre, y el socialismo de Mariátegui. Si bien el movimiento indigenista se inició ya a mediados del siglo XIX, en la década de 1920, se convierte en el movimiento intelectual más predomi­ nante de la escena cultural peruana (Deustua 1995). A partir de la gran crisis social, política y económica de 1930, debida a la caída del presidente Leguía y considerada como la peor crisis que había vivido el Perú en el sig~o XX, hasta la crisis de finales de 1980 (cf. Deustua 1995), el indigenismo se convierte en el Perú en un movimiento intelectual y cultural, si bien no político, que busca la identidad nacional, la identidad étnica y la integración nacional a partir de una reestructuración social (Deustua 1995).18 Según Deustua, un nuevo ciclo histórico surge a partir de 1930 en el Perú, en el cual «la cultura y la identidad de la cultura son indesligables del proceso global, social, político y económico» ( 1995: 7) y al que él llama, la formación fundacional del Perú moderno (1995:11). La transformación de la sociedad peruana en el siglo XX, entonces, ha ocurrido desde 1930, pero más in­ tensamente desde mediados de los años 50 hasta comienzos de los sesenta, a través de los movimientos guerrilleros en las zo­ nas rurales, y desde 1968 hasta mediados de los setenta, con las reformas sociales del gobierno socialista de Velasco (e.g., la re­ forma agraria). Estos fenómenos sociales han producido cambios dramáti­ cos en la sociedad peruana y, como nos dice Cotler (1994:175), «han erosionado las bases sociales e institucionales de la domi­ nación patrimonial de filiación colonial. Esto [ha contribuido] a que las tradicionales jerarquías sociales y sus connotaciones 18 El aprismo se convierte en un grupo político, al igual que el socialismo de Mariátegui, que sienta las bases para el partido comunista peruano (cf. Deustua 1995). 38 El español en contacto con el quechua en el Perú étnicas, raciales y regionales fueran cuestionadas políticamen­ te». Sin embargo, es en los últimos años, cuando encontramos que el narcotráfico y, especialmente desde 1980, la inflación acelerada y las acciones de violencia de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), han lleva­ do a la crisis social, económica y, fundamentalmente, política de finales de los años 80 (cf. Cotler 1995). Esta crisis es la que permitió el surgimiento y la entrada de un outsider al escena­ rio político peruano, como presidente en 1990 (Cotler 1994).19 Esta crisis, desde la perspectiva socio-económica, ha mar­ cado el término de lajerarquización étnica que definía a la so­ ciedad peruana desde la época colonial (Golte 1995:144s.), i.e., por un lado, la población criolla y, por el otro, la población campesi­ na andina. Esta situación ha hecho posible, por tanto, la crea­ ción de un nuevo orden social en el que la poblaCión campesina andina tiene un rol predominante (Golte 1995). Los cambios socio-económico-políticos, que se están produciendo en el país a partir de 1990 a raíz del llamado fujimorismo (cf. Cotler 1994:200ss.), están más de acuerdo con este nuevo orden social y han permitido la inserción de la población campesina andina en el mercado nacional, dejando de lado lajerarquización étnica (Golte 1995: 145). Golte sostiene que el gobierno actual «es fun­ cional al modelo de sociedad que ha surgido en la 'informali­ dad' en cuanto ha procedido a una liberalización interna y ha sentado las bases para una reinserción en el sistema financiero y de mercado mundial» (1995: 145). Resulta muy significativa la repercusión de la integración económica en la sociedad na­ cional que ha experimentado la población andina, la cual se ha convertido en una subsociedad urbana de origen andino (Soberón 1995: 169). Según Golte: 19 Los outsiders son definidos por Cotler (1994:171) como «actores ajenos y contrarios a la 'clase política' y representantes de los valores antipolíticos, quienes se desembarazan rápidamente de los compromisos que contraen». 39 Contexto teórico [. .. ] la sociedad peruana visiblemente se está integrando en un modelo que deja de lado la jerarquización étnica que ha signado los siglos anteriores. Su regulador es el mercado. Al­ rededor de éste la población se está rearticulando. La pobla­ ción campesina andina transformada por la integración tiene en esta tarea un lugar preponderante, no sólo por su magni­ tud numérica, sino porque sus tradiciones de larga duración tienen una serie de características que parecen ser ventajosas en la construcción del capitalismo. (1995:145) Con respecto a la estructuración social, sostiene lo siguiente: Si bien la mayoría de la población peruana está enraizada en una tradición cultural andina, cabe anotar que el pasado andino por lo menos desde hace más de tres mil años se caracteriza por profundas desigualdades. Si en un pasado más cercano había en algunos segmentos una relativa homogeneidad, ésta era la igualdad de los súbditos frente al señor. Si bien los desa­ rrollos sociales de las últimas décadas, han combatido la des­ igualdad estamental ante la ley, es visible que la superación de la desigualdad étnica no ha significado una homogeneización económica ni cultural, sino únicamente que el lugar que una persona puede alcanzar en la sociedad no está predetermina­ do por la etnicidad que se le adscribe o las características cul­ turales de sus antepasados. En otras palabras, ha significado mayores posibilidades de movilidad social. (Golte 1995:146) La movilidad social es además posible gracias a las circunstan­ cias económicas más favorables del país (Cotler 1994:222). Esta ahora posible movilidad social es la que nos interesa especialmente por las consecuencias lingüísticas que puede te­ ner en la formación del español peruano en el siglo XXI. Sugeri­ mos, entonces, que ambos tipos de movilidad, la geográfica y la social, a finales del siglo XX en el Perú, están contribuyendo a la mayor interacción entre la población bilingüe y la población monolingüe que es necesaria para que la variedad de contacto del español pueda tener un rol en la evolución del español peruano. 40 El español en contacto con el quechua en el Perú Sabemos que durante la colonia, la población bilingüe te­ nía contacto limitado con poblaciones hispanas monolingües en la región andina, ya que la población quechuahablante se concentraba mayormente en la zonas rurales andinas. Si bien la política lingüística de la época era la de una rápida hispani­ zación idiomática, el proceso de castellanización, sobre todo en la zona andina, fue lento «por la resistencia lingüística de con­ tingentes indígenas» que incluso llevó a los levantamientos in­ dígenas de fines del siglo XVIII, motivados por las medidas gu­ bernamentales represivas derivadas de la inquietud lingüística (cf. Rivarola 1995a: 14 7). El proceso de homogeneización lin­ güística se dificultó, entonces, según Rivarola: [ ... ] por la configuración geográfica del territorio, por la des­ proporción demográfica entre españoles e indígenas, por las barreras para el contacto interétnico, por la precariedad de los medios de enseñanza (básicamente colegios para familias principales y rudimentos en el contexto de la catequesis para los indios del común) y por factores psicosociales vinculados a la conmoción que significó en la población andina la irrupción europea. (1995a: 148) La excepción fue la costa, que sufrió una rápida hispaniza­ ción debido a que era la puerta de entrada para las enfermeda­ des y los migrantes españoles. Rivarola nota que la «población indígena parece haber sido diezmada por epidemias, y, en todo caso, la sobreviviente y restante emigró o se bilingüizó pron­ tamente» (1995a:148). Esto no significó, sin embargo, que no existiera durante la colonia una variedad de contacto de espa­ ñol. Como lo muestran los estudios sobre textos escritos por bilingües de Rivarola (1990) y Cerrón-Palomino (1990, 1992), durante «los siglos XVI y XVII existía una realidad lingüística americana caracterizada por algunas variedades corrompidas a causa del contacto lingüístico» (Rivarola 1995b:46). A esta variedad la llama Cerrón-Palomino hablar motoso, la cual tam- 41 Contexto teórico bién existe hoy como variedad rural andina (1990, 1992).20 Sin embargo, no hay duda de que la influencia del quechua en el español durante la época colonial fue predominantemente de orden léxico (Rivarola 1995a:l54). En lo que respecta a la época independiente, Wagner (1920, citado en Zimmermann 1995:10) nota que a principios del siglo XX, «la influencia de las lenguas indígenas en el español de América [ ... ] no es extraordinariamente grande». La población quechuahablante en el Perú empieza a incrementar su contac­ to con la población hispanohablante, aunque mayormente con poblaciones populares en sus áre~s de residencia en las zonas marginales de las urbes, a partir de los años cuarenta, como mencionamos anteriormente. En 1936, Benvenutto publica El lenguaje peruano que des­ cribe características propias del español del Perú. En los años 70, Alberto Escobar (1978) nos presenta las características lingüísticas que distinguen a las tres variedades que caracteri­ zan del español peruano: el español tipo 1, el español andino o tipo 2, y el interlecto . El español tipo 1 se utiliza en la costa norte y central, así como en la región amazónica. El español andino o tipo 2 se utiliza en toda la región andina y en la costa sur. El interlecto es definido por Escobar de la siguiente manera: Nuestra visión del castellano del Perú concibe[. .. ] la existen­ cia de un dialecto social o sociolecto que consiste en una interlingua que denominaremos interlecto (Wolfram 1969). Este viene a ser el español hablado como segunda lengua por personas cuya materna es una de las dos lenguas amerindias de mayor difusión en el país, o sea el quechua y el aymara, y se encuentran en proceso de apropiación del castellano. (1978:30) [. .. ] [el interlecto] viene a ser algo así como la primera y más amplia capa horizontal de la dialectología del castellano del 20 Los términos corrompidas y motoso hacen referencia a las característi­ cas del español como segunda lengua desde la perspectiva del español estándar. 42 El español en contacto con el quechua en el Perú Perú, y corresponde a su segmento humano ubicado en los estratos económicos más deprimidos por la estructura social. (1978:32) Los estudios en el área sobre el español en contacto con el quechua empiezan a ebullir aunque, lamentablemente, estos estudios no siempre diferencian a los hablantes de las varieda­ des distinguidas por Alberto Escobar, especialmente a los del es­ pañol andino y el interlecto (cf. Escobar 1992). La razón, como lo hemos afirmado en otro lugar (1992), es que ambas variedades incluyen a hablantes de español y quechua: en el caso del espa­ ñol andino, a hablantes maternos de español y quechua (1990) y en el del interlecto, a quechuahablantes que emplean el español como segunda lengua. A partir de los años setenta, especialmente luego de la oficialización del quechua en 1973, empieza una co­ rriente lingüístico-educativa que propone al gobierno la ense­ ñanza del español como segunda lengua a todos aquellos niños que no tengan el español como lengua materna (cf. Zúñiga et al. 1987; Jung y López 1988; López et al. 1989; Cisneros 1992). La política lingüístico-educativa del país no se ha visto afectada, si bien la constitución de 1992 mencionaba solamente el español como la lengua oficial del Perú y la de 1993 menciona el caste­ llano y las lenguas aborígenes (donde predominen) como los idiomas oficiales del país. En 1996, encontramos hablantes bilingües dispersos sobre todo el territorio peruano, aunque especialmente en zonas urba­ nas, y en todos los estratos sociales, aunque con mayor represen­ tación en el grupo medio y, especialmente, el popular. Adicional­ mente, hoy encontramos un alto número de bilingües que están retornando a sus lugares de origen, a raíz del control de los actos de violencia en las zonas andinas iniciado a finales de 1992 con la captura de Abimael Guzmán y otros dirigentes importantes de Sendero Luminoso así como del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Esta situación nos sugiere que a consecuencia de los fenómenos socio-económico-políticos, la variedad de español en contacto se expande y, últimamente, comienza un período de 43 Contexto teórico refuerzo ya que muchos hablantes bilingües y también monolin­ gües en español están regresando a diversas regiones rurales de la zona andina. Es nuestra intención enfatizar en este trabajo, entonces, que la intensidad del contacto social entre la población bilingüe y la población monolingüe de español en el Perú en la segunda mitad de este siglo es la que permite proponer que el contacto entre el quechua y el español está en proceso de dejar huella que perfila­ rá el español peruano del siglo XXI de una manera más distinti­ va. Con esto queremos también hacer hincapié en el hecho de que si bienlas características lingt;tísticas resultantes de una si­ tuación de contacto de lenguas son importantes, sólo el contexto social podrá darnos cuenta de si estas características tendrán repercusión en el desarrollo de la variedad lingüística de los hablantes monolingües de la zona (cf. Thomason y Kaufman 1988). Después de todo, el cambio lingüístico es un fenómeno social que refleja el cambio de la situación social (cf Aitchison 1991:75). El desarrollo del español peruano está, entonces, en función del contacto social entre los quechuahablantes bilingües y los hispanohablantes monolingües, el cual está, a su vez, en función de los cambios socio-económicos que se están producien­ do en nuestro país. La preocupación de los estudiosos de la historia del espa­ ñol de América por la predicción que hiciera Cuervo (1901:62) parece cumplirse especialmente en el caso peruano: «Con el aislamiento en que por lamentable necesidad vivimos los pue­ blos americanos, irán creciendo cada día las diferencias ya exis­ tentes», diferencias que, según Cuervo, pueden provenir de las características del habla popular (como rasgos propios del sis­ tema de la lengua) o de la interferencia lingüística. Termina Cuervo su discutido artículo sobre el español de América afir­ mando lo siguiente: 44 Tendremos pues con la falta de comunicación y de norma reguladora un caso parecido al que se ofrece en comarcas se­ paradas por ríos caudalosos ó montañas escarpadas, y El español en contacto con el quechua en el Perú naturalísimo será que se multipliquen y arraiguen las dife­ rencias dialécticas; en qué dirección, con qué caractéres espe­ ciales en cada región, si predominando unas veces el lenguaje . popular, si mezclándose otras con el extranjero, si alterándose · la sintaxis más que la pronunciación ó que la forma de los vocablos, ó todo simultáneamente, solo el tiempo puede decir­ lo. (1901:62) Si bien Cuervo llama la atención sobre el hecho de que en la época colonial el español de América tenía a España como centro regula­ dor, mientras en la época moderna existen muchos centros regu­ ladores y con poco contacto entre ellos (Guitarte 1995:57), Guitarte nota que Cuervo había propuesto el cultivo de la lengua literaria o escrita como el nuevo regulador de la lengua española, así como la educación universal, la prensa, la radio, el cine, etc. (1995:58-60). Ante el temor a la pérdida de la unidad de la lengua en América, que preocupa tanto a los hispanistas, Guitarte nos recuerda, igual­ mente, que la «lengua se puede conservar fundamentalmente uniforme, con variaciones nacionales que no alcanzan categoría de idiomas diferentes, siempre que se mantenga el sentido de per­ tenencia a la misma cultura» (Guitarte 1991:82); porque después de todo, la «lengua está íntimamente unida a la sociedad y la cul­ tura y su cambiar, relacionado en forma muy compleja con estas entidades, no se debe a la voluntad» (1995:60). Es decir, la lengua es un fenómeno social como nos recordaba Saussure. 45 Capítulo 2 Procesos morf osintácticos 1 A partir del libro pionero de Benvenutto (1936) y, sobre todo, desde las primeras discusiones sociolingüísticas de los se­ senta, los estudios sobre el español en la zona andina se han multiplicado. La perspectiva lingüística en estos estudios ha sido describir y analizar las características del español que eran pro­ ducto del contacto con el quechua o, en todo caso, que eran percibidas como tal por los diferentes estudiosos. Paralelamente, durante los últimos decenios, se han realizado estudios simila­ res en otros contextos en los cuales el español también está en contacto con otras lenguas. En América, tenemos hoy en día datos sobre el contacto del español con el quechua --desde Ar­ gentina hasta Colombia-, con el guaraní, con lenguas mayas, con el náhuatl, con el inglés, etc. En España, tenemos datos sobre el contacto del español con el vasco, con el catalán, etc. Si bien la disponibilidad y la profundidad de los estudios varía, esta riqueza de información nos permite hoy hacer compara­ ciones más fiables entre las diferentes características de estas diferentes variedades de español en contacto. Esta comparación no es sólo posible sino además necesaria en vista de los descu­ brimientos hechos en el área de lenguas en contacto, de la ad­ quisición de lenguas, de los universales semánticos, de la lin­ güística histórica, etc., que nos dan evidencia de la repetición de ciertos procesos lingüísticos, los cuales usamos como base en los capítulos 2 y 3. Es en este contexto que deseamos clasificar las caracterís­ ticas lingüísticas que se han discutido en la literatura sobre el español en contacto con el quechua en el Perú, en conjunto con características adicionales que hemos encontrado en nuestros datos. Aquellos datos nuestros que incluimos en este capítulo y Procesos morfosintácticos I en el capítulo 3 provienen de aproximadamente 30 horas de grabaciones con 45 adultos bilingües que provienen de diferen­ tes zonas rurales y urbanas de la región andina. Algunas de las grabaciones fueron hechas en Lima y otras fueron hechas en su región natal. Las características lingüísticas del español en contacto con el quechua pueden ser descritas diferenciando ocho procesos lingüísticos diferentes, a saber, el orden de palabras, la concor­ dancia, la elipsis, la regularización, la reduplicación, la redun­ dancia semántica, la formación de palabras y la acomodación semántica. 1 Los primeros cuatro _procesos -el orden de pala­ bras, la concordancia, la elipsis y la regularización- constitu­ yen procesos que tocan las características básicamente grama­ ticales o formales del sistema lingüístico. Los cuatro restantes -la reduplicación, la redundancia semántica, la formación de palabras y la acomodación semántica- constituyen procesos que tocan las características básicamente funcionales o semán­ ticas del sistema lingüístico. En este capítulo discutiremos aque­ llas características lingüísticas que corresponden a los proce­ sos predominantemente gramaticales y en el capítulo 3, las que corresponden a los funcionales. 2.1. Orden de constituyentes Las variaciones en el orden de palabras se manifiestan en esta variedad de español tanto dentro de la oración como den­ tro de la frase nominal. Estos procesos lingüísticos fueron propuestos originalmente para el es­ tudio del español en contacto con el quechua en la conferencia internacional sobre lengua, política lingüística y educación en los Andes que tuvo lugar en la Universidad de Delaware, Estados Unidos, en 1991. 48 . Orden de constituyentes 2.1.1. Oración Con respecto al orden de constituyentes dentro de la ora­ ción, se ha atribuido a la influencia del quechua la tendencia a encontrar el verbo en el español de bilingües al final de la ora­ ción (cf. Cerrón-Palomino 1972:155, 1990; Lozano 1975; Men­ doza y Minaya 1975; Minaya et al. 1975; Minaya 1976, 1977, 1978; Alberto Escobar 1977b, 1978a; Miranda 1977, 1978; Soto 1978; Cusihuamán 1979; Minaya y Luján 1982; Lapesa 1986: 555; Luján 1987; Benavente 1988; Torres Orihuela 1988; Carranza 1993). Objeto-Verbo (la) unas cuantas palabras entiendo ( 1 b) diferentes camales vendo Lapesa (1986:276-277, 407) menciona que en el tiempo de Juan II y de los Reyes Católicos, pero también en obras posterio­ res de autores de gusto más latinizan te, sobre todo en el siglo XVI, se encuentran ejemplos del verbo situado al final de la frase como consecuencia de que el orden del latín es Sujeto-Objeto-Verbo. Este orden no es el predominante, sin embargo, ya que como nos dice Lapesa, a partir del Mío Cid el orden en el que el objeto precede al verbo se va haciendo menos frecuente (1986: 217). El análisis para el caso del español en contacto con el quechua es semejante en el sentido de que, después de todo, el quechua es una lengua que tiene el orden canónico Objeto-Verbo y como tal tiene las características sintácticas de las lenguas de este tipo (Greenberg 1963). No sólo el objeto (2a), las frases preposicionales (2b) y el adverbio (2c) aparecen antes del verbo, sino que dentro de la frase nominal, el adjetivo (2d) y la frase genitiva (2e) apare­ cen igualmente antes del núcleo nominal. (2a) porque poca preparación tiene (2b) de Puno es difícil para comprender el quechua de Puno (2c) solamente traen una talega 49 Procesos mor[osintácticos I (2d) hay ciertas personas que hablan limpio limpio quechua (2e) de mi padre su padre En consecuencia, otros análisis sugieren que lo qtie ocurre no es un movimiento del verbo al final de la oración sino, más bien, que se trata de un movimiento de diferentes constituyen­ tes a la posición preverbal (cf Escobar 1980, 1988,1990; Luján et al. 1981; López y Jung 1989). Los ejemplos de (1) ilustrarían el movimiento del objeto a la posición preverbal. Si bien el orden del quechua contribuye a este movimiento otras motivaciones que explican el nuevo orden son el recurso de focalización y otros recursos pragmático-discursivos que analizaremos en la sección 4.1 (Escobar 1988, 1990; López y Jung 1989; Ocampo y Klee 1995). Sin embargo, otra explicación que se encuentra en la lite­ ratura sobre la posición preverbal es que estas estructuras son representativas de una etapa en el proceso de adquisición de la estructura Verbo-Objeto del español por los quechuahablantes, quienes dominan una lengua con el orden Objeto-Verbo (cf. Luján et al. 1981). Estos autores justifican su análisis con una estrategia paralela en la frase nominal, el movimiento pre-no­ minal del adjetivo y la frase genitiva que vemos en la sección 2.1.2. La propuesta de que es el verbo el que es movido al final de la oración se debilita, entonces, ante ejemplos adicionales que encontramos en nuestros datos, en los cuales si bien el objeto precede al verbo, otros complementos pueden aparecer después del verbo (3a, b). (3a) al alcalde entrante necesitamos nos ayude (3b) la quechua ya no hablan legalmente como deben ha­ blar No queda duda, entonces, de que si bien el orden canónico del español moderno es Sujeto-Verbo-Objeto, es la flexibilidad sintáctica del español la que permite la preferencia del orden 50 Orden de constituyentes preverbal en las variedades bilingües del español apoyadas por el orden canónico del quechua. La evidencia adicional que parece apoyar esta interpreta­ ción --que no es el verbo el que es movido al final de la oración, sino más bien es el objeto el que es movido a la posición prever­ bal- viene del análisis de otros constituyentes que son movidos también a la posición preverbal. Estos constituyentes pueden ser adverbiales (4a, b, e), preposicionales (5a, b, e) o incluso ora­ ciones subordinadas que tienen función de complemento (6a, b). Adverbio-Verbo (4a) Temporal: mañana a Huancayo voy ir (Cerrón Pa­ lomino 1972) (4b) Espacial: allá cuando van al colegio ... van de to­ dos sitios (4c) Otros: solamente traen una talega Frase Preposicional -X- Verbo (5a) Temporal: de la 5 de la mañana hasta las 11 ha hecho trabajar (5b) Espacial: por Avenida Brasil trabajaba jardín así chiquitos (Se) Otras: para aprender más hablar castellano la costa tiene que ser pues Oración Subordinada-Verbo (6a) en lo que estaba jugando se le escapó la pelota (Cusi­ huamán 1979) (6b) de lo que faltaste se molestó (Cerrón Palomino 1990) Otra estructura que se ha descrito como debida a la in­ fluencia del quechua es la posición preverbal de la frase prepo­ sicional o el adjetivo predicativo cuando el verbo es ser o estar, i.e., un verbo copulativo (Minaya 1978). 51 Procesos morfosintácticos I (7 a) en la sierra es lo que se habla más legal (7b) demasiado dificil era para mí El análisis del movimiento del verbo a la posición final de la oración no permite ver que diferentes elementos sintácticos pue­ den ser desplazados a la posición preverbal. Hemos notado que cualquier elemento de la oración, e.g., objeto directo (frase nomi­ nal), frase adverbial, frase preposicional u oración subordinada, puede ser movido a la posición preverbal. Nuestro análisis, que presentamos en detalle en la sección 4.1 (analizamos el objeto en específico), encuentra que el desplazamiento de elementos sintácticos a la posición preverbal. cumple una función pragmá­ tica: mediante el movimiento de un constituyente, el hablante busca llamar la atención del oyente acerca de dicho elemento. Esta estrategia, como veremos, es bien conocida en el área de la adquisición de una segunda lengua y en variedades orales ( cf. Givón 1984, 1988). El quechua que, como vimos es una lengua Objeto-Verbo y, por lo tanto, tiende a poner en posición preverbal el elemento oracional que se focaliza, contribuye, entonces, a preservar esta estructura en el español en contacto con el quechua con fines pragmático-discursivos (cf. Kim 1988). En la literatura sobre el español en contacto con el quechua en el Perú (cf. Cusihuamán 1979), encontramos igualmente alu­ sión a que el sujeto tiende a aparecer en posición final de la ora­ ción en el discurso de hablantes bilingües quechua-español (8). X-Verbo-X-Sujeto (8a) y había buscado ratón el zorro (Cusihuamán 1979) (8b) no nos colabora pe (pues) los mistis (Cusihuamán 1979) Este fenómeno parece ser semejante al visto en los ejemplos an­ teriores. En estos casos, sin embargo, se sitúa en posición prever­ bal la frase verbal por lo que el sujeto aparece al final de la ora­ ción. González (1990) propone, en un estudio que considera da­ tos de quechuahablantes del Cuzco que hablan el español como 52 Orden de constituyentes segunda lengua, que la posición preverbal del sujeto cumple la función de resaltar la importancia del sujeto en el discurso. Es decir semejante a la función que proponemos para los elemen­ tos del predicado arriba y que describimos en la sección 4.1. La posición posverbal del sujeto, sugiere González, sería, entonces, la posición no marcada, es decir, la que no cumple una función pragmática específica. En nuestros datos tenemos inclusive ejemplos del movimiento del sujeto de una oración subordina­ da a la posición preverbal del verbo principal quedando lejos de su verbo (9a, b). (9a) al alcalde entrante necesitamos nos ayude (9b) para aprender más hablar castellano la costa tiene que ser pues Por lo tanto, por un lado, no llama entonces la atención que el sujeto tienda a aparecer al final de la oración. Por el otro, el análisis del sujeto entra también dentro del análisis del movi­ miento preverbal de diferentes constituyentes del enunciado por estrategias pragmáticas. Es decir, la intención en el español en contacto con el quechua es la de poner en posición preverbal a aquel elemento que se